La mayor de las virtudes cristianas (1 Corintios 13:8-13)




“El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; más cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; más cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente; más entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor”.
1 Corintios 13:8-13

INTRODUCCIÓN


                 Llegamos al final del capítulo 13, de esta sorprendente carta del amor en el Nuevo Testamento. Ya Pablo nos ha explicado el concepto del verdadero amor, no un amor que es producto de una pasión o interés por lo que otros han hecho por nosotros, no se compara a la estima que surgen entre los amigos o al afecto que se desarrolla entre la familia, va más allá de eso está basado en la voluntad, es sacrificado y entregado, no busca su propio bien sino el del prójimo, ya vimos también como el cristianismo introdujo la palabra al uso del vocablo griego para definir este tipo de amor que caracteriza al cristianismo y en la última oportunidad vimos las características del amor cristiano y ahora el apóstol termina exaltando al amor como la más grande de todas las virtudes cristianas.

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La mayor de las virtudes cristianas 

EL AMOR JAMÁS DEJARÁ DE SER


“El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará”.
1 Corintios 13:8

              El cristianismo posee muchas virtudes como la humildad, la fe, la esperanza, la bondad, la fidelidad, la integridad, la templanza, la paz, la paciencia; y también se manifiesta a través de muchos dones y promesas gloriosas, pero ente todas ellas el amor es la mayor de las virtudes porque jamás dejará de ser. Pablo nos dice que un día las profecías acabaran, y posiblemente se refiere a la manifestación del don de profecía que el apóstol explica en el capítulo 12, y según vimos este tiene como finalidad exhortar, consolar y edificar: “Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación”, (1 Corintios 14:3). Este don de profecía es una manifestación por medio del cual Dios habla a su pueblo inspirando a través del Espíritu Santo a aquel creyente que posee este don para animar, consolar y edificar, no en el sentido de una nueva revelación que traiga algo extra de lo que la Biblia dice, porque ya el Canon fue cerrado y se advierten las duras consecuencias para los que quiten o agreguen algo a las Sagradas Escrituras en Deuteronomio 4:2 y Apocalipsis 22:19. Lo cierto es que un día este don cesara pero el amor trascenderá más allá en la eternidad en nuestra relación con nuestro Dios. También dice que el don de lenguas que es una manifestación sobrenatural mediante la cual aquel que lo posee habla con Dios en lengua extraña y se edifica así mismo llegará a su fin: “Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios… El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica”, (1 Corintios 14:2,4). Aún toda ciencia y conocimiento llegara a su fin, pero el amor prevalecerá en la eternidad. Por esto el amor es la mayor de las virtudes cristianas porque trascenderá más allá de la eternidad y se manifestará a través del amor entre Dios y su pueblo.

EL AMOR DE DIOS NOS PERFECCIONARÁ


“Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; más cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; más cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente; más entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido”.
1 Corintios 13:9-12

                 El amor es la mayor de las virtudes cristianas porque gracias a él seremos perfeccionados delante de Dios. Hoy por hoy somos perfeccionados en el amor de Dios y este es un proceso que culminara cuando lleguemos a su presencia: “Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo. En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”, (1 Juan 4:16-18). En el evangelio, todo es por amor, fue por su amor que fuimos creados, fue por su amor que Cristo murió por los pecadores, fue por su amor que recibimos todas sus promesas, es por su amor que su misericordia se extiende cada día a nuestra vida y por tanto, es el amor de Dios que nos perfecciona día a día hasta llegar a la meta final y podamos verle cara a cara. Sin embargo, hoy en día nos falta llegar a la estatura del varón perfecto y aunque Dios nos ha dado sabiduría y nos ha revelado su palabra, no todas las cosas pueden sernos fácil de comprender, aún existen muchos misterios que no logramos comprender al 100%, aun en la Biblia existen pasajes difíciles de comprender y los teólogos no se ponen de acuerdo en cuanto a su mejor interpretación. Por ello Pablo nos dice que en parte conocemos y en parte profetizamos, pero cuando estemos delante del Señor y seamos perfeccionados en el amor de Cristo conoceremos tal y como debe de ser: Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; más cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.  Pablo ilustra esta verdad bíblica con dos símiles. El primero compara esta verdad con un niño el cual por su corta edad no logra comprender las cosas de adulto, pero conforme crece y madura ve las cosas de la vida con otra perspectiva: Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; más cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. En segundo lugar, compara esta verdad con verse en un espejo. En el antiguo tiempo los espejos no reflejaban una imagen tan clara como los que hoy tenemos, al contrario eran generalmente hechos de materiales metálicos bien pulidos que reflejaban una imagen un poca oscura y deformada de aquellos que se miraban en ellos, pero Pablo sabía que un día vería las cosas claramente, no como por un espejo: Ahora vemos por espejo, oscuramente; más entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.

EL AMOR EL MAYOR DE LAS VIRTUDES CRISTIANAS

“Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor”.
1 Corintios 13:13

                Como ya lo hemos dicha antes, el cristianismo abraza grandes virtudes como la fe, la esperanza y el amor, pero la mayor de todas es el amor porque gracias a él cada creyente es perfeccionado delante de Dios en aquel propósito para el cual nos ha llamado. Todo en el cristianismo es por amor, y por amor un día estaremos delante de su presencia y seremos perfeccionados para pasar una eternidad de gloria junto a Él: Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor. Sin duda alguna no hay otra virtud tan grande como el amor ya que de ella se desprenden las demás y como lo dice Salomón nada puede extinguirlo y su precio es incalculable: “Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, de cierto lo menospreciarían”, (Cantares 8:7).



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