domingo, 24 de noviembre de 2019

Los problemas del alcoholismo (Proverbios 23:29-35)



“¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos? Para los que se detienen mucho en el vino, para los que van buscando la mistura. No mires al vino cuando rojea, cuando resplandece su color en la copa. se entra suavemente; más al fin como serpiente morderá, y como áspid dará dolor. Tus ojos mirarán cosas extrañas, y tu corazón hablará perversidades. Serás como el que yace en medio del mar, o como el que está en la punta de un mastelero. Y dirás: Me hirieron, mas no me dolió; me azotaron, mas no lo sentí; cuando despertare, aún lo volveré a buscar”.
Proverbios 23:29-35

INTRODUCCIÓN


            El consumo de bebidas alcohólicas a penetrado profundamente en nuestra sociedad, a tal punto que estas no faltan en las fiestas y celebraciones que se realizan, el problema con esto es la adicción que provocan y en muchos casos arrastran a aquellos que lo consumen a terribles borracheras. Muchas personas han arruinado sus vidas por el consumo de bebidas alcohólicas y hoy en día se ha dicho que el alcoholismo es una enfermedad. No obstante, la Biblia enseña que esto no es una enfermedad sino un pecado que no solo destruye la vida del hombre, sino lo condena al infierno. Veamos a la luz de la palabra de Dios que es lo que se nos enseña de este pecado.


Belsasar-borrachera
Belsasar comete terrible sacrilegio en medio de una borrachera

                   I.                        LAS BORRACHERAS HAN SIDO MOTIVO DE MUCHOS DOLORES PARA EL HOMBRE.


En la Biblia se nos presentan la historia de personas que por sus borracheras enfrentaron muchos problemas. Por ejemplo, tenemos el caso de Noé, un hombre justo que por no tener cuidado su borrachera lo llevo a la vergüenza entre sus hijos: “Después comenzó Noé a labrar la tierra, y plantó una viña; y bebió del vino, y se embriagó, y estaba descubierto en medio de su tienda. Y Cam, padre de Canaán, vio la desnudez de su padre, y lo dijo a sus dos hermanos que estaban afuera. Entonces Sem y Jafet tomaron la ropa, y la pusieron sobre sus propios hombros, y andando hacia atrás, cubrieron la desnudez de su padre, teniendo vueltos sus rostros, y así no vieron la desnudez de su padre”, (Génesis 9:20-23). También, Belsasar, en medio de su borrachera cometió un gran sacrilegio en contra de Dios que le costó la vida: “El rey Belsasar hizo un gran banquete a mil de sus príncipes, y en presencia de los mil bebía vino. Belsasar, con el gusto del vino, mandó que trajesen los vasos de oro y de plata que Nabucodonosor su padre había traído del templo de Jerusalén, para que bebiesen en ellos el rey y sus grandes, sus mujeres y sus concubinas. Entonces fueron traídos los vasos de oro que habían traído del templo de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y bebieron en ellos el rey y sus príncipes, sus mujeres y sus concubinas. Bebieron vino, y alabaron a los dioses de oro y de plata, de bronce, de hierro, de madera y de piedra. En aquella misma hora aparecieron los dedos de una mano de hombre, que escribía delante del candelero sobre lo encalado de la pared del palacio real, y el rey veía la mano que escribía. Entonces el rey palideció, y sus pensamientos lo turbaron, y se debilitaron sus lomos, y sus rodillas daban la una contra la otra”, (Daniel 5:1-6). También, fue en medio de la borrachera que los hijos de Siquem maldijeron a Abimelec y esto los llevo a una batalla donde todos murieron: “Y Gaal hijo de Ebed vino con sus hermanos y se pasaron a Siquem, y los de Siquem pusieron en él su confianza. Y saliendo al campo, vendimiaron sus viñedos, y pisaron la uva e hicieron fiesta; y entrando en el templo de sus dioses, comieron y bebieron, y maldijeron a Abimelec”, (Jueces 9:26-27). De esta forma podemos ver como las borracheras llevan al hombre a la vergüenza y padecimiento de muchos dolores.

                II.                        LOS EFECTOS DEL ALCOHOLISMO.


Basta leer los versículos del libro de Proverbios para darnos cuenta de lo terrible que es caer en este pecado de las borracheras, de hecho, se les advierte a los tales los males que le esperan: ¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos? Para los que se detienen mucho en el vino, para los que van buscando la mistura. El alcoholismo trae muchos ayes a la vida de los hombres, provoca rencillas con las personas, quejas de aquellos que soportan sus borracheras, heridas de balde, producto de la perdida de conciencia, amoratado de los ojos después de una noche de excesos y así es la vida de aquellos que caen en este pecado. La Biblia advierte que este pecado seduce a sus víctimas, ya que es algo que les parece atractivo a primera vista y que entra suavemente, pero al final se sufren sus efectos: No mires al vino cuando rojea, cuando resplandece su color en la copa. se entra suavemente; más al fin como serpiente morderá, y como áspid dará dolor. Una vez el vino se apodera de las personas, estas pierden el control de sí mismos y son controladas por los efectos del alcoholismo realizando muchas veces cosas que van en contra de su propia dignidad: Tus ojos mirarán cosas extrañas, y tu corazón hablará perversidades. Serás como el que yace en medio del mar, o como el que está en la punta de un mastelero. Y dirás: Me hirieron, mas no me dolió; me azotaron, mas no lo sentí; cuando despertare, aún lo volveré a buscar. De esta forma este pecado destruye la vida de los hombres, y no solo eso, sino los conduce a la condenación eterna: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios”, (1 Corintios 6:9-10).

             III.                        LA SOLUCIÓN PARA ROMPER EL ALCOHOLISMO.


El alcoholismo es un pecado que ata poderosamente a aquellos que lo practican, de tal forma que muchas personas buscan liberarse de él, pero como todo pecado, están esclavizados y son incapaces de liberarse por voluntad y fuerza propia: “Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado”, (Juan 8:38). Sin embargo, Cristo tiene el poder para liberarnos de cualquier pecado si nosotros estamos dispuestos a rendirnos a Él: “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”, (Juan 8:36). Para poder vencer este terrible pecado es importante entregarnos completamente a Cristo, permitir que nos limpie con su sangre preciosa y llenar nuestra vida de su palabra y vivir enteramente para Él, dejando atrás toda inmundicia y perseverando en las cosas santas: “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud”, (Gálatas 5:1).

CONCLUSIÓN.


El alcoholismo es un pecado que esclaviza terriblemente a los hombres y destruye su vida hasta llevarlos a la condenación eterna, muchas personas han sido llevadas a la vergüenza y ruina de sus vidas, tal y como le paso a Noé el cual al emborracharse quedó totalmente desnudo y sus hijos lo vieron, o Belsasar que en medio de su borrachera cometió un terrible sacrilegio con las copas del Templo y esto le costo la vida, o los hijos de Siquem que en medio de su borrachera maldijeron a Abimelec y esto los llevo a una batalla con él donde todos murieron. Y así, el alcoholismo destruye hoy muchas vidas, pero solamente Cristo puede romper esas cadenas de esclavitud y liberarlo de este terrible yugo.



El tiempo oportuno para nuestras vidas (Eclesiastés 3:1-8)



“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz”.
Eclesiastés 3:1-8

INTRODUCCIÓN


Se ha dicho popularmente que la Biblia dice: “Para todo hay tiempo”; sin embargo, la Biblia no dice así, lo que si dice la Biblia en el libro de Eclesiastés es que “Todo tiene su tiempo”. Ahora bien, en el hebreo la para que aquí se traduce como tiempo es zemás (זְמָן), y significa no solo tiempo, sino, ocasión, estación o momento oportuno, de allí que la NVI traduce este primer versículo como: “Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo”, (Eclesiastés 3:1). Esto nos hace pensar en que en la vida todo tiene un momento oportuno, es decir, un momento adecuado para experimentar o vivir cada detalle de nuestras existencias.

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El tiempo oportuno para nuestras vidas


                   I.                        TODO TIENE UN MOMENTO OPORTUNO PARA EXPERIMENTAR CADA DETALLE DE LA VIDA.


“Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz”.
Eclesiastés 3:1-8

Salomón nos explica que todo tienen su momento oportuno para ocurrir. Hay un momento oportuno para nacer, y otro para morir, un tiempo para sembrar y otro para cosechar, hay un momento para sufrir y otro para disfrutar, tiempo para ser soltero y tiempo para casarse, y aun para las cosas más triviales de la vida hay un momento oportuno. Todo eso es así porque realmente Dios lo ha determinado, en su infinita y soberana voluntad definió el día que naceríamos, así como el día que moriríamos, y en este sentido Dios tiene un plan definido para cada uno de nosotros y lo mejor que podemos hacer es sujetarnos a su voluntad.

                II.                        EL SER HUMANO QUIERE EXPERIMENTAR MUCHAS COSAS ANTES QUE SEA EL MOMENTO OPORTUNO.


Como ya lo decimos, Dios tiene un plan para especial para cada uno de nosotros, la clave para ser feliz y tener una vida de verdadera complacencia es encontrarnos en esa voluntad; lamentablemente el ser humano no desea esperar el momento oportuno para que las cosas en su vida ocurran en el tiempo de Dios, sino se adelantan y apresuran para que ocurran. Cuantas personas por andar apresurándose y no esperar el momento oportuno inician relaciones o proyectos en sus vidas que no les convienen y fracasan totalmente en la vida, porque jamás consideran incluir a Dios en sus decisiones y permitir que sus vidas sean direccionadas por Él. El apóstol Pablo le decía a los atenienses que era por la voluntad de Dios que existíamos y había definido el tiempo de nuestra existencia en esta tierra y aun los limites de nuestra habitación, y todo esto es así por el Señor desea que el ser humano le busque: “Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros”, (Hechos 17:26-27). Si nos damos cuenta Dios ha definido el orden de los tiempos del ser humano y en este sentido, todo tiene su tiempo en la vida, y si sabemos esperar en Dios, aquellas cosas que tanto que tanto necesitamos vendrán en el momento de Dios, pero si hay algo que es importante experimentar en la vida es conocer a Dios y tener una relación personal con Dios.

             III.                        EL MEJOR MOMENTO OPORTUNO PARA CONOCER A DIOS ES HOY MISMO.


Todo tiene su tiempo en la vida, y lo mejor es saber esperar el tiempo de Dios para que todo ocurra en el momento oportuno que Él ha decidido; pero si hay algo que no puede esperar mucho tiempo es tener un encuentro personal con Dios a través de su Hijo Jesucristo. Por ello la Biblia nos exhorta a aceptar su invitación cuando la recibamos y no endurecer nuestro corazón: “Entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación. ¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés? ¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad”, (Hebreos 3:15-19). Aquí se nos habla de aquellos que escucharon su llamamiento a ser su pueblo para entrar en el momento cuando les daría la tierra prometida, pero lamentablemente no supieron aprovechar la oportunidad, sino fueron incrédulos y quedaron excluido de la tierra prometida. También tenemos el caso de los judíos de Jerusalén de los días de Jesús, cuando él hizo su entrada triunfal, profetizada por Miqueas, pero lamentablemente ellos no supieron identificar el tiempo oportuno de su visitación y no recibieron a Jesús como su Mesías y Rey: “Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella, diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán, y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación”, (Lucas 19:41-44). De esta forma los habitantes de Jerusalén perdieron su momento de recibir a su Rey Mesías y entrar a su reino tan ansiado. Así hoy hay personas que pierden su mejor momento al rechaza a Cristo como el Señor de sus vidas, y buscan la forma de triunfar en la vida por medio de sus propias fuerzas o recursos, pero lo cierto es que si no recibimos a Cristo y permitimos que sea Él quien controle nuestras vidas, estas serán un total fracaso y lo peor de todo es que nuestra alma se condenará.

CONCLUSIÓN.


En la vida todo tiene su momento, y esto es así porque Dios lo ha determinado y lo mejor es esperar el momento oportuno para recibir aquellas cosas que el Señor a determinado para nuestro bien, pero muchas veces queremos adelantarnos en obtener o experimentar cosas en nuestra vida y por ello fracasamos. Lo mejor es encontrarnos en su voluntad y permitir que todo ocurra en el momento oportuno de Dios, pero hay un momento oportuno para conocer a Dios y recibir a su Hijo como Salvador, es hoy mismo, ya que de eso depende el resto de nuestra vida y eternidad.





sábado, 16 de noviembre de 2019

La Parábola de los obreros malvados de la viña (Mateo 21:33-46)



“Oíd otra parábola: Hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña, la cercó de vallado, cavó en ella un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos. Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores, para que recibiesen sus frutos. Mas los labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, a otro mataron, y a otro apedrearon. Envió de nuevo otros siervos, más que los primeros; e hicieron con ellos de la misma manera. Finalmente les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo. Mas los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y apoderémonos de su heredad. Y tomándole, le echaron fuera de la viña, y le mataron. Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores? Le dijeron: A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo. Jesús les dijo: Nunca leísteis en las Escrituras: ¿La piedra que desecharon los edificadores, ha venido a ser cabeza del ángulo? ¿El Señor ha hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos? Por tanto, os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él. Y el que cayere sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará. Y oyendo sus parábolas los principales sacerdotes y los fariseos, entendieron que hablaba de ellos. Pero al buscar cómo echarle mano, temían al pueblo, porque éste le tenía por profeta”.
Mateo 21:33-46

 INTRODUCCIÓN


              El capítulo 21 del evangelio según Mateo termina con la parábola de los obreros malvados de la viña. No olvidemos que esta parábola forma parte de otras dos más que tienen como propósito ilustrar la actitud rebelde de los líderes religiosos de la nación de Israel que no obedecieron a Jesús y las respectivas consecuencias de eso. Ya anteriormente consideramos la primera de ellas, que era la parábola de los dos hijos, ahora estudiaremos la segunda, que es la parábola de los obreros malvados de la viña, y en el siguiente capítulo Mateo nos presentara la última, la parábola del banquete de bodas.

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La Parábola de los obreros malvados de la viña

LA VIÑA DEL SEÑOR


“Oíd otra parábola: Hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña, la cercó de vallado, cavó en ella un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos”.
Mateo 21:33

              Aquí encontramos otra maravillosa parábola, la parábola de los obreros malvados de la viña: Oíd otra parábola: Hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña, la cercó de vallado, cavó en ella un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos. Aquí encontramos como había un hombre que rea padre de familia el cual plantó una viña y cuido de ella hasta prepararla para dar mucho fruto y habiéndola cercado y edificado una torre, la arrendo a uno labradores los cuales tenían que cuidarla y trabajarla, y luego, se fue lejos. Es obvio que el padre de familia es Dios, la viña es la nación de Israel, su pueblo y los labradores son los líderes religiosos. Los viñedos eran muy famosos en Israel, de hecho, la misma historia bíblica narra como uno de los frutos que los 12 espías llevaron como muestra que era una buena tierra eran unos enormes racimos de uvas: “Y llegaron hasta el arroyo de Escol, y de allí cortaron un sarmiento con un racimo de uvas, el cual trajeron dos en un palo, y de las granadas y de los higos”, (Números 13:23). De hecho, algunos opinan que la palabra Escol, que es el nombre del arroyo donde los israelitas cortaron los racimos de uvas y que en hebreo es la palabra Eshkol (אֶשְׁכּיל), significa racimo de uvas. A lo mejor cuando Jesús relato esta parábola tenía en mente el pasaje de Isaías donde Dios hace lamentación por su nación: “Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado una viña en una ladera fértil. La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella una torre, y hecho también en ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres. Ahora, pues, vecinos de Jerusalén y varones de Judá, juzgad ahora entre mí y mi viña. ¿Qué más se podía hacer a mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que diese uvas, ha dado uvas silvestres? Os mostraré, pues, ahora lo que haré yo a mi viña: Le quitaré su vallado, y será consumida; aportillaré su cerca, y será hollada. Haré que quede desierta; no será podada ni cavada, y crecerán el cardo y los espinos; y aun a las nubes mandaré que no derramen lluvia sobre ella. Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta deliciosa suya. Esperaba juicio, y he aquí vileza; justicia, y he aquí clamor”, (Isaías 5:1-7). Al considerar ambos pasajes podemos aprender mucho, y queda claro que el padre de familia de la parábola de Mateo, así como el amado del cántico de Isaías es Dios, y en ambos casos, la viña es Israel o los líderes religiosos de esta que le han dado la espalda. En ambos casos se nos dice que el dueño de la viña, que es Dios, trabajo para prepararla. Para preparar adecuadamente la viña era necesario trabajarla antes. Tenía que prepararse el terreno sacando toda la mala hierba y despedregando la mismo, luego se cercaba para evitar el ingreso de animales que pudiesen comer los frutos o ladrones que pudiesen entrar a robar. También solía hacerse una torre la cual servía para que los viñadores vigilaran todo el terreno, y aparte de todo esto, se elaboraba el lagar, que no era más el lugar donde se prensaban las uvas y generalmente, se pisaban con los pies para sacarles todo el jugo. Estas viñas eran arrendadas a otras personas las cuales tenían que trabajar para el dueño de la misma, estos trabajaban arduamente para producir el preciado fruto y sus demás productos que venían de este, y esto es lo que ocurre en esta parábola: … y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos.

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Torre de una viña

                Está claro cuál era el deseo del padre de familia al arrendarles la vid e irse lejos, el reclamar un día sus frutos; pero lamentablemente no fue así e Isaías lo expresa en su cántico: Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado una viña en una ladera fértil. La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella una torre, y hecho también en ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres. Israel era esta viña hermosa que el Señor había preparado para su pueblo, era una tierra donde fluía leche y mil, y ellos heredaron grandes promesas de su parte, pero lamentablemente Israel fallo, y por eso su tierra fue destruida por los gentiles y ellos deportados a Babilonia hasta que cumplieron 70 años de cautiverio y muchos regresaron a Jerusalén. Ahora, años más tarde estos volvieron a fallar al rechazar al Mesías tan esperado, y de esto habla en esta parábola.

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Lagar en una viña

LOS LABRADORES MALVADOS


“Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores, para que recibiesen sus frutos. Mas los labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, a otro mataron, y a otro apedrearon. Envió de nuevo otros siervos, más que los primeros; e hicieron con ellos de la misma manera. Finalmente les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo. Mas los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y apoderémonos de su heredad. Y tomándole, le echaron fuera de la viña, y le mataron”.
Mateo 21:34-39

               Esta parte de la parábola nos describe muy bien la historia de Dios con su pueblo Israel. Al no encontrar frutos, el Señor envió a sus siervos los profetas los cuales los amonestaron por sus pecados, pero estos no escucharon y en lugar de recibir el mensaje de ellos, a unos golpearon, a otros apedrearon y a otros mataron; sin embargo, Dios aun le dio una oportunidad más al enviar a su propio Hijo Jesucristo a esta tierra, pero lamentablemente, también a Él lo rechazaron, y no solo eso, sino que lo mataron: Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores, para que recibiesen sus frutos. Mas los labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, a otro mataron, y a otro apedrearon. Envió de nuevo otros siervos, más que los primeros; e hicieron con ellos de la misma manera. Finalmente les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo. Mas los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y apoderémonos de su heredad. Y tomándole, le echaron fuera de la viña, y le mataron. Dios es misericordioso y paciente, por ello, envió a sus siervos los profetas los cuales amonestaron a los israelitas al arrepentimiento. Podemos ver como desde tiempos del profeta Elías el Señor amonestaba a su pueblo y los invitaba a dejar de claudicar entre dos pensamientos: “Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra”, (1 Reyes 18:21). Luego, vemos cómo antes de la deportación hubo profetas que les hablaron, profetas como Isaías, Oseas, Amós, Joel y Miqueas; luego durante la deportación Dios levanto profetas como Daniel y Ezequiel por medio de los cuales habló; y mas tarde, en el tiempo después de la deportación, cuando finalmente regresaron a Jerusalén, Dios les continuo hablando por medio de Hageo, Zacarias y Malaquías, y después de Malaquías, pasaron alrededor de 400 años donde no se volvió a escuchar un profeta de Dios, hasta que apareció en el desierto Juan el Bautista: “En el año decimoquinto del imperio de Tiberio César, siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de Iturea y de la provincia de Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinia, y siendo sumos sacerdotes Anás y Caifás, vino palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto”, (Lucas 3:1-3). Así Juan el Bautista vino anunciando la primera venida del Mesías, pero muchos malvados no lo escucharon y termino siendo ejecutado por Herodes Antípas, luego, vino el mismo Mesías a ellos, pero tampoco le creyeron, y al final, terminaran entregándolo en manos de gentiles los cuales lo crucificaran. De esta forma, estos hombres nunca dieron frutos y por ello el Señor los juzgara por sus pecados.

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Los labradores malvados de la viña   

EL FINAL DE LOS LABRADORES MALVADOS


“Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores? Le dijeron: A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo”.
Mateo 21:40-41

              Estos hombres despreciaron a Dios, no le dieron el fruto que esperaba, sino que le rechazaron a Él y a sus profetas, y no solo eso, sino mataron a su Hijo amado, por eso, el castigo les espera a todos aquellos malvados, que habiendo recibido de Dios grandes dones no le honraron, sino se entregaron a la concupiscencia de su naturaleza pecaminosa: Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores? Le dijeron: A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo. De esta forma, esta parábola representa perfectamente la relación de Dios con su pueblo, de cómo Dios los amo, pero estos le rechazaron y por ello perecieron en sus pecados.

LA VIÑA ES QUITADA A ESTOS MALVADOS Y DADA A AQUELLOS QUE SON DIGNOS


“Jesús les dijo: Nunca leísteis en las Escrituras: ¿La piedra que desecharon los edificadores, ha venido a ser cabeza del ángulo? ¿El Señor ha hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos? Por tanto, os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él. Y el que cayere sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará. Y oyendo sus parábolas los principales sacerdotes y los fariseos, entendieron que hablaba de ellos. Pero al buscar cómo echarle mano, temían al pueblo, porque éste le tenía por profeta”.
Mateo 21:42-46

             Debido a todo esto, Jesús viene y refuerza esta parábola con el cumplimiento profético de cómo el Mesías había de ser rechazado por su pueblo: “Jesús les dijo: Nunca leísteis en las Escrituras: ¿La piedra que desecharon los edificadores, ha venido a ser cabeza del ángulo? ¿El Señor ha hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos? Aquí encontramos el cumplimiento de dos profecías mesiánicas, la primera está en un Salmo: “La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo. De parte de Jehová es esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos”, (Salmo 118:22-23). Y la otra la encontramos en Isaías: “Por tanto, Jehová el Señor dice así: He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure”, (Isaías 28:16). Esta piedra aprobada es Jesús, y los edificadores que son los lideres religiosos de la nación lo han rechazado, sin embargo, esta piedra reprobada ha venido a convertirse en la cabeza del ángulo de la casa de Dios, el fundamento de todo el edificio, por ello aquellos que la rechazaron serán destruida por ello: Por tanto, os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él. Así que esta viña les es quitada a estos lideres religiosos que lo rechazaron y se les da a otros que puedan dar los frutos que el Señor espera. De esta forma, Jesús es razón de perdición para aquellos que lo rechazan; pero para aquellos que creen en Él es motivo de salvación: Y el que cayere sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará. Vemos en estos versículos una enorme diferencia entre caer sobre la roca o que esta caiga sobre uno. Aquellos que se humillan delante de Cristo heredan la vida eterna y pasan a formar parte de su pueblo, estos son los que caen humillados sobre la roca; pero aquellos altivos que lo rechazan son arrancados de la buena tierra y echados a las tinieblas, y así la roca los aplasta totalmente. De esto, Pablo habla un poco en su carta a los Romanos, donde él hace ver como algunos de la nación de Israel fueron arrancados del troco principal y dio paso para que los gentiles heredaran todas estas promesas de vida eterna: “Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo, no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado. Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará. Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado. Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar. Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?”, (Romanos 11:17-24). De esta forma, por la dureza del corazón de algunos judíos, estos fueron arrancados del olivo natural, y aquellos gentiles que creyeron, siendo ellos mismos ramas de olivo silvestre, fueron injertadas en el olivo natural.

                Dios espera encontrar fruto en nuestras vidas, el nos ha dado grandes promesas y dones, pero debemos producir para Él el fruto deseado, pero eso solo se logra sin Cristo en el corazón, ya que Él es la vid donde los pámpanos o ramas, tenemos que ser injertados: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”, (Juan 15:5). Sin Cristo no podremos dar fruto y si un día morimos en nuestros pecados, iremos a la condenación por causa de ellos, pero quiera Dios que cuando pasemos a su presencia encuentre en nosotros frutos agradables.




sábado, 2 de noviembre de 2019

Sometámonos a la Soberanía de Dios (Isaías 46:9-10)




“Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero”.
Isaías 46:9-10

INTRODUCCIÓN


La Confesión de fe de Westminster dice: “Dios desde la eternidad, por el sabio y santo consejo de su voluntad, ordeno libre e inalterablemente todo lo que sucede”. La soberanía de Dios es uno de sus atributos y se refiere a la suprema autoridad que Dios tiene en toda su creación para hacer su voluntad. En este sentido podemos entender que nada de lo que haya pasado, o este pasando o vaya a pasar en el universo esta fuera de los designios de su soberana voluntad, Él tiene el control absoluto sobre la naturaleza, el universo en general, y sobre los asuntos de los hombres. Por tanto, el es la mayor autoridad en todo el universo y lo mejor que podemos hacer es someternos a su soberanía.

soberanía-de-Dios
La Soberanía de Dios


        I.                        NO EXISTE NADIE QUE ESTE SOBRE LA SOBERANÍA DE DIOS.


Dios es soberanos en sus designios y nada pasa en este mundo sin que sea su voluntad, por eso en Isaías dice: Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero. Por ello todos deberíamos vivir conscientes de esta realidad, ya que todo lo que somos y tenemos es porque así lo ha permitido, pero tristemente a veces encontramos personas que viven según los designios de sus propios pensamientos, creen que son exitosos porque su propio brazo los sostiene, confían en sus capacidades y habilidades, pero no saben que si Dios lo desea hoy mismo podría poner fin a todos sus planes. Quizás el mejor ejemplo de esto es Nabucodonosor, quien fue humillado por Dios para que reconociera su soberanía:

“Al cabo de doce meses, paseando en el palacio real de Babilonia, habló el rey y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad? Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando vino una voz del cielo: A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti; y de entre los hombres te arrojarán, y con las bestias del campo será tu habitación, y como a los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien él quiere. En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como plumas de águila, y sus uñas como las de las aves”.
Daniel 4:29-33

Sin embargo, al final de 7 años la razón le fue devuelta y reconoció la soberanilla de Dios: “Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades. Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces? En el mismo tiempo mi razón me fue devuelta, y la majestad de mi reino, mi dignidad y mi grandeza volvieron a mí, y mis gobernadores y mis consejeros me buscaron; y fui restablecido en mi reino, y mayor grandeza me fue añadida. Ahora yo Nabucodonosor alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdaderas, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con soberbia”, (Daniel 4:34-37). Nosotros no debemos olvidar que Dios es soberano y que debemos sujetarnos a Él, pero ¿por qué deberíamos hacerlo? Veamos rápido algunas razones por las cuales someternos a su soberanía.

     II.                        ¿POR QUÉ DEBERÍAMOS SOMETERNOS A SU SOBERANÍA?


Revisemos a la luz de la palabra de Dios, la Biblia, algunas razones por las cuales nosotros debemos someternos a la soberanía de Dios, y no vivir de acuerdo con nuestra propia voluntad o los designios de nuestro corazón.


1.       Porque Dios siempre cumple sus promesas y nadie que se somete a Él será defraudado.


“Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?”.
Números 23:19

Definitivamente esta es una buena razón por la cual someternos a su soberanía, ya que es un Dios que cumple todas sus promesas y jamás nos fallara. Hoy en día, muchas personas pueden hacernos promesas, pero muchos a lo mejor no las cumplirán, de hecho, vivimos en un mundo lleno de mentiras y falsas promesas, pero hay alguien en quien si podemos confiar, Él es nuestro Dios Todopoderoso, porque por ser la mayor autoridad en el universo, no hay nada ni nadie que pueda evitar que cumpla aquellas cosas que nos ha prometido, lo único que necesitamos es cree, someternos a su señorío y no desmayar jamás, porque si hay algo que nos ha prometido, ciertamente a su tiempo se cumplirá.

2.       Porque Dios jamás se inclinará a hacer el mal y nadie que se somete a su soberanía sufrirá injusticias.


“Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte”.
Santiago 1:13-15

Aquí tenemos otra razón mas para someternos a su soberanía. Santiago nos dice una verdad bíblica importante y es que Dios no puede tentar a nadie a hacer lo malo, sino que es el ser humano que influenciado por su naturaleza pecaminosa que es impulsado a hacer lo malo. Por tal motivo, es imposible que Dios provoque algún mal a un ser humano, y si esto es así, significa que sujetarse a Dios es sujetarse a un ser bondadoso que solo buscara nuestro propio bien ya que de Él proviene todo lo bueno: “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”, (Santiago 1:17). Hoy en día las personas les sirven a amos terribles, algunos le sirven al pecado, o a este mundo de vanidades, o incluso al diablo; pero todos son amos malos que destruyen la vida de sus servidores. En la ley levítica hay una hermosa referencia a servirle a un buen amo. De acuerdo con la ley, después de 6 años de servicio, el esclavo quedaba libre en el séptimo año, este podía ser despachado con plena libertad y con provisiones; pero se daba el caso donde el amo era tan bueno y tenia el esclavo una vida de muchos beneficios con él, es decir, casa, seguridad, alimento seguro, la mitad de su jornal era suyo y en algunos casos, hasta esposa se les había concedido, por ello, algunos al tener la oportunidad de quedar libres de su servidumbre, decidían quedarse voluntariamente como esclavos, ya que con sus amos les iba demasiado bien: “Si se vendiere a ti tu hermano hebreo o hebrea, y te hubiere servido seis años, al séptimo le despedirás libre. Y cuando lo despidieres libre, no le enviarás con las manos vacías. Le abastecerás liberalmente de tus ovejas, de tu era y de tu lagar; le darás de aquello en que Jehová te hubiere bendecido. Y te acordarás de que fuiste siervo en la tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios te rescató; por tanto, yo te mando esto hoy. Si él te dijere: No te dejaré; porque te ama a ti y a tu casa, y porque le va bien contigo; entonces tomarás una lesna, y horadarás su oreja contra la puerta, y será tu siervo para siempre; así también harás a tu criada. No te parezca duro cuando le enviares libre, pues por la mitad del costo de un jornalero te sirvió seis años; y Jehová tu Dios te bendecirá en todo cuanto hicieres”, (Deuteronomio 15:12-18). De manera similar pasa con nosotros, los que hemos conocido a Dios, nos complace saber que ya no nos pertenecemos a nosotros mismos, sino que hoy somos siervos del Señor, sometidos a su soberanía porque el es un Amo bueno que jamás nos dañara. Esta es una buena razón por la cual someternos a su soberanía.

3.       Porque el que se somete a su soberanía, arrepintiéndose de sus pecados, nadie lo arrebatará de sus manos y tendrá vida eterna.


“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano”.
Juan 10:28

Finalmente, aquellos que nos entregamos a su soberanía, renunciando a nuestros pecados y haciendo a Jesús el Señor de nuestra vida, pasamos de muerte a vida, heredamos la vida eterna y podemos estar seguros de que nada ni nadie nos arrebatara de su mano: Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Por todo eso, Pablo estaba seguro de que no había nada ni nadie que lo pudiera apartar del amor de Dios, porque realmente no hay nadie que puede ir en contra de su soberana voluntad, y si Él decide salvar a alguien, ¿quién podrá evitarlo?: “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”, (Romanos 8:38-39).

            CONCLUSIÓN.


En la actualidad el hombre desea gobernar su propia vida, tomar sus decisiones sin que nadie le diga nada, pero, lo cierto es que Dios es soberano en sus decisiones y nada de lo que pasa en esta tierra esta fuera de su voluntad. Si nosotros somos nuestros propios dueños de nuestra vida, esta perecerá y se condenará en el infierno, pero si nos sometemos al señorío de Jesús y vivimos de acuerdo con su voluntad, nuestra vida será diferente ya que:

1.       Dios siempre cumple sus promesas y nadie que se somete a Él será defraudado.
2.       Dios jamás se inclinará a hacer el mal y nadie que se somete a su soberanía sufrirá injusticias.
3.       El que se somete a su soberanía, arrepintiéndose de sus pecados, nadie lo arrebatará de sus manos y tendrá vida eterna.