INTRODUCCIÓN
Cuando hablamos
del periodo antediluviano nos referimos al periodo de la
historia humana antes de la gran inundación o del diluvio. Por tanto, este
periodo de la historia corresponde desde la creación misma de los cielos y la
tierra, la creación de Adán, el surgimiento de los primeros habitantes en esta
tierra hasta el diluvio universal. Respecto a este periodo, muy poca
información se posee, de hecho J. B. Tidwell, en su
libro Geografía Bíblica, nos dice que hay solo dos fuentes de información
para conocer este periodo: “Los datos relativos
al período antediluviano son sumamente escasos y se limitan a dos puntos: (a)
Génesis (capítulo 4) relata que algunos hombres empezaron a especializarse en
ciertas ocupaciones y oficios, particularmente en la ganadería, la herrería y
la manufactura de instrumentos musicales de viento y de cuerda. (b) El señor
Leonardo Wooley, en sus excavaciones llevadas a cabo en los años 1929 y 1933 en
Ur naamu, descubrió numerosos restos de la época antediluviana, incluyendo
sellos de marfil, cerámica y estatuas, los cuales no se distinguen en sus
rasgos esenciales de los productos de la época que sucedió inmediatamente al
diluvio”. Por tanto, vamos a enfocarnos en conocer los antecedentes
históricos, culturales, geográficos y arqueológicos de esta era.
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Jabal, descendiente de Caín
Formella 04, Jabal, Andrea Pisano, 1334-1336 De I, Sailko, CC BY 2.5,
https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2492386 |
EL ORIGEN DE LA VIDA DEL HOMBRE EN EL MEDIO ORIENTE
La Biblia
afirma que los cielos y la tierra, y todo lo que hoy existe, incluyendo al
hombre, fueron creados por Dios: “Fueron, pues,
acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en
el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que
hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de
toda la obra que había hecho en la creación”, (Génesis 2:1-3).
Contrario a la posición evolucionista o las eras geológicas, los cristianos
creemos en la teología de la creación, de allí que J. Randall Prince diga en su
libro Biblical Archeology: “El relato de la
creación en el libro del Génesis ocupa un lugar central en la Biblia y se
registra como una cuestión de protohistoria”. Es protohistoria, porque
el relato de la creación del mundo en Génesis es el verdadero relato con
respecto a otros relatos similares de culturas antiguas que existieron en el
Medio Oriente y que guardan cierta semejanza con el relato bíblico. Ahora, es
un hecho unánime de la arqueología y geografía que la vida comenzó en el
Medio Oriente, en la península del Sinaí, de acuerdo a Genesis 2
podemos entender como era la vida al principio de todo, habitaron antes de la
caída del hombre en el huerto del Edén, que era un paraíso tropical; pero por
causa del pecado este fue expulsado y comenzó a multiplicarse y habitar toda la
tierra. La humanidad al principio provino de dos descendencias, la de
Caín y la de Set. La primera, la descendencia de Caín: “Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra
de Nod, al oriente de Edén. Y conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a
luz a Enoc; y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de
su hijo, Enoc”, (Génesis 4:16-17).
Luego, si seguimos leyendo los versículos que le preceden a esta porción
bíblica, el hombre se organizó en sociedades y vemos como estos se dedicaron a
la ganadería y agricultura, tal y como Caín y Abel lo hicieron al principio: “… Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra”,
(Génesis 4:2), también habitaron en tiendas y criaron ganados, lo
cual sugiere que fueron nómadas: “Y Ada dio a luz a
Jabal, el cual fue padre de los que habitan en tiendas y crían ganados”,
(Genesis 4:20), e incluso diseñaron y construyeron instrumentos de música y
fueron artesanos del bronce y el hierro: “Y el
nombre de su hermano fue Jubal, el cual fue padre de todos los que tocan arpa y
flauta. Y Zila también dio a luz a Tubal-caín, artífice de toda obra de bronce
y de hierro; y la hermana de Tubal-caín fue Naama”, (Génesis
4:21-22). La segunda descendencia fue la de Set, la cual fue una descendencia
que invocó el nombre de Dios y a diferencia de la descendencia de Caín, fueron
hombres justos que agradaron a Dios: “Y a Set
también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós. Entonces los hombres
comenzaron a invocar el nombre de Jehová”, (Génesis 4:26).
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La creación de Adán, la más famosa de las imágenes de la bóveda |
En cuanto a la dieta que tenía el hombre antediluviano era totalmente
vegetariano. Desde el huerto del Edén Dios estableció que el hombre podía
alimentarse de todo fruto de los árboles del huerto, a excepción del fruto del
árbol del bien y el mal: “Tomó, pues, Jehová Dios al
hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Y
mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer;
más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de
él comieres, ciertamente morirás”, (Génesis 2.15-17). Esta dieta
continúo hasta después del diluvio, donde Dios permite al hombre comer carne de
animales: “Todo lo que se mueve y vive, os será para
mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo.
Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis”, (Génesis
9:3-4).
La ubicación del Huerto del Edén.
“Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente… Y salía de Edén un río
para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos. El nombre del uno
era Pisón; éste es el que rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro; y el
oro de aquella tierra es bueno; hay allí también bedelio y ónice. El nombre del
segundo río es Gihón; éste es el que rodea toda la tierra de Cus. Y el nombre
del tercer río es Hidekel; éste es el que va al oriente de Asiria. Y el cuarto
río es el Éufrates”.
Génesis 2:8, 10-14
Como ya lo dijimos, la vida comenzó en el Medio Oriente, en la llanura del
Sinaí y de esto la Biblia lo confirma en su relato encontrado en Génesis 2. El
huerto del Edén era regado por un rio que posteriormente se dividía en cuatro
ramas. los cuatro ríos eran: Pisón, que se dice, rodeó toda la tierra de Havila
(Arabia); el río Gihón, que habría rodeado toda la tierra de Cus (Etiopía); el
río Hiddekel (río Tigris); que iría al oriente de Asiria; y el río Éufrates.
Hoy en día ubicar los primeros dos ríos, Pisón e Hidekel, resulta bastante
difícil, sin embargo, se han sugerido algunas opiniones al respecto. Por
ejemplo, James Hoffmeir nos dice algo al respecto en su libro, Arqueología de
la Biblia: “La arqueología no puede resolver
esta cuestión, aunque en Génesis 2,10-14 sí se ofrece una localización
específica para el jardín al mencionar los ríos Tigris y Éufrates. El nombre
castellano «Tígrís» es, de hecho, la vocalización griega del antiguo nombre
sumerio id-dikaltu, que significa río Dikaltu. Los hebreos conservaron el
nombre sumerio transformado en Hiddekel. Éufrates es una versión del nombre
acadio del río, purattu. Se trata de ríos reales, cuyos nombres ya aparecían en
antiguos textos cuneiformes y han sobrevivido hasta hoy. Se sabe poco de los
otros dos ríos mencionados, el Pisón y el Guijón (Génesis 2, 10-13). Se cree
que el primero atravesaba la tierra de Javilá, término hebreo para referirse al
norte de Arabia. La idea de que un río atravesara los desiertos de Arabia y se
encontrara en algún momento con el río Tigris o Éufrates resultaba difícil de
creer. Sin embargo, estas dudas se disiparon en 1994, cuando se advirtieron los
restos de un río de estas características en las imágenes de radar tomadas por
satélite durante la misión de la nave espacial Endeavour… Para algunos
estudiosos, se trata del río Pisón mencionado en Génesis 2. Los estudios
medioambientales realizados en la región sugieren que este río probablemente se
secó en algún momento entre el 3500 y el 2000 a.C., tras un período árido. Esta
nueva prueba sugiere que la Biblia conserva datos históricos anteriores a la
época de Moisés, ya que a mediados del segundo milenio a.C., este río llevaba
siendo un desierto más de 1000 años”. Lo cierto es que en el pasado
esta área geográfica estuvo lleno de vegetación ya que era regada por un rio
que se dividía en cuatro ramas, por otro lado, era una tierra rica en metales
preciosos como el oro, bedelio y ónice. Hoy en día esta región está llena de
desiertos y su forma original cambio en gran manera después del diluvio
universal.
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Posible ubicación del Huerto del Edén |
Gigantes en la tierra.
En el libro de Génesis se nos habla
de una tercera generación que fue consecuencia de la mezcla de los
descendientes de Set y Caín: “Aconteció que cuando
comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les
nacieron hijas, que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran
hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas. Y dijo Jehová: No
contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es
carne; más serán sus días ciento veinte años. Había gigantes en la tierra en
aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas
de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde
la antigüedad fueron varones de renombre”, (Génesis 6:1-4). Al respecto
de quiénes eran estos gigantes se han sugerido algunas cosas. Lo primero es que
algunos los han considerado verdaderos gigantes, es decir, se
ha tomado literalmente la interpretación del texto y se ha dicho que eran
hombres de tamaño gigantesco. En la Biblia podemos encontrar muchos
ejemplos de gigantes, aparte del relato que tenemos en Génesis 6. Por ejemplo,
los 12 espías que Moisés envió a inspeccionar la tierra prometido vieron
gigantes: “También vimos allí gigantes, hijos de
Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como
langostas; y así les parecíamos a ellos”, (Números 13:33). De allí
podemos ver la aparición de gigantes en el relato del Antiguo Testamento a
través de la conquista de Canaán y los tiempos de la monarquía del rey David (Josué
15:14, Deuteronomio 2:20-21; 3:11, 1 Samuel 17:4-7, 2 Samuel 21:16, 18-22).
Además de la Biblia, las mitologías antiguas están llenas de gigantes, tal y
como las culturas antiguas de los caldeos, los nórdicos, los egipcios, los
griegos, los chinos entre otros. Estas mitologías que hablan acerca de gigantes
sugieren para algunos la posibilidad de que estos realmente existieron.
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Las historias de gigantes han estado presentes en muchas culturas
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Otra posición en cuanto a quiénes eran estos gigantes es considerando
el significado etimológico de donde se traduce la palabra gigante. La
palabra gigante se traduce del hebreo nefelín (נְפִיל),
la cual afirman que significa “los caídos” en su idioma original
y de allí que algunos consideren que estos personajes llegaron a ser personas
malvadas que desagradaron a Dios. Cuando la palabra nefelín se tradujo al
griego en la Septuaginta (traducción entre el siglo III-II a.C.), los rabinos
que hicieron esta tarea usaron la palabra griega gigantes (γίγαντες), la cual literalmente es entendible
en nuestro idioma y era muy utilizada en los relatos mitológicos de la cultura
helenística de aquel entonces. Luego, a esta interpretación le agregaron una
tradición de origen hebrea que aseguraba que estos nefelín o seres caídos, que
eran gigantes, provenían del resultado de la relación sexual entre ángeles y
mujeres. Una fuente que confirma esta manera de interpretar el pasaje que
encontramos en Génesis 6 es el famoso libro de Enoc. De acuerdo al libro de
Enoc, un libro apócrifo, los nefelín fueron hombres de gran estatura y el resultado
del cruce de ángeles y mujeres (ya que consideran que el termino hijos de Dios
se les atribuye a ángeles) y que causaron muchos daños y abusos a la humanidad
de su tiempo: “Todos y sus jefes tomaron para sí
mujeres y cada uno escogió entre todas y comenzaron a entrar en ellas y a
contaminarse con ellas, a enseñarles la brujería, la magia y el corte de raíces
y a enseñarles sobre las plantas. Quedaron embarazadas de ellos y parieron
gigantes de unos tres mil codos de altura que nacieron sobre la tierra y
conforme a su niñez crecieron; y devoraban el trabajo de todos los hijos de los
hombres hasta que los humanos ya no lograban abastecerles. Entonces, los
gigantes se volvieron contra los humanos para matarlos y devorarlos”,
(1 Enoc 7:1-4). En el estudio del libro de Génesis ya consideramos nuestra
posición en cuanto a esta teoría, ya que el libro de Enoc no es un libro que
pudiésemos considerar una fuente fiable por no ser un libro inspirado por Dios
y esta teoría contradice el hecho de que Jesús enseñó que los ángeles no pueden
casarse o darse en casamiento como los hombres y, por tanto, son asexuales y no
pueden tener hijos: “Entonces respondiendo Jesús,
les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios. Porque en la
resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los
ángeles de Dios en el cielo”, (Mateo 22:29-30).
Intentando encontrar una explicación a la existencia de gigantes se han
combinado dos posibles realidades que existían en este tiempo bíblico. La
primera es comprender que el tamaño promedio de los israelitas de esta época
bíblica no era mayor a 1.60 metros. Al respecto, G. Ernest Wright nos
comenta al respecto en su libro, Arqueología Bíblica: “Este periodo puede estudiarse actualmente en las
cavernas de Palestina mejor que en ningún otro sitio. Ha aparecido gran número
de esqueletos pertenecientes a un tipo humano esbelto, de cabeza alargada, cuyos
individuos medían entre 1.50 y 1.60 metros de estatura, muy semejantes a los
más antiguos pueblos históricos conocidos de Egipto, Siria y Palestina. Quizá
pertenecían al grupo del que descendían los semitas”. Esto
probablemente se debía al tipo de dieta que los israelitas llevaban, sin
embargo, la dieta de los pueblos cananeos era de esperarse que fuese mejor por
el tipo de tierra y recursos alimenticios que poseían. Si esto era así,
posiblemente los cananeos poseían una altura mucho mayor que los israelitas. Además
de esto, también se ha sugerido la posibilidad de hombres que sufrían de
gigantismo, una enfermedad que hace que las personas crezcan en una
altura mayor a lo normal. En su libro, Biblical
Archeology, J. Randall Prince, dice que la polidactilia (enfermedad
que se caracteriza por tener 6 dedos) se asocia en ocasiones con el gigantismo
y los descubrimientos arqueológicos que se han realizado han encontrado
esqueletos con personas con 6 dedos: “La
condición del polidactilismo no era infrecuente en el antiguo Cercano Oriente y
en otras culturas. Es una anomalía genética hereditaria, especialmente en
comunidades estrechamente cruzadas, y los genetistas informan que aparece en
asociación con la anomalía del gigantismo y puede transmitirse como un rasgo
hereditario. La antigua creencia era que el polidactilismo era característico
de gigantes o personas con fuerza extra… El registro arqueológico proporciona
numerosos ejemplos de polidactilismo. En un templo neolítico (sexto milenio antes
de Cristo) en Jericó y en el sitio de 'Ain Ghazal en Jordania, se encontraron
estatuas de terracota que tenían seis dedos. Dos ejemplos de polidactilismo del
siglo XIII a. C. aparecen en sarcófagos de arcilla en estilo cuasi egipcio
encontrados en Deir el-Balaḥ. Uno en el Museo de Israel retrata a un hombre con
seis dedos en su mano izquierda, mientras que otro excavado por Trude Dothan es
indistinto en los detalles, pero estaba destinado a ser polidactiloso. También
hay un retrato fragmentario de un egipcio de la XIII dinastía (1783-1640 a. C.)
descubierto cerca de Akko que muestra seis dedos en su mano derecha”.
Ahora, tratando de relacionar todo lo que se ha dicho, recordemos que en los
tiempos del rey David se mencionan gigantes de 6 dedos: “Y volvió a haber guerra en Gat, donde había un hombre de
grande estatura, el cual tenía seis dedos en pies y manos, veinticuatro por
todos; y era descendiente de los gigantes”, (1 Crónicas 20:6). No
sería difícil pensar que estos gigantes de seis dedos eran personas que sufrían
de las enfermedades con gigantismo y la polidactilia, hoy en día han existido
personas con estas condiciones que se han destacado en la lucha libre o el
básquet ball y algunos de sus nombres figuran en el libro de los Guinness
récords. Así que imaginémonos a estos hombres que hoy por hoy han llegado
a medir más de 2 metros, con su armadura y casto puntiagudo que los pareciera
verse como gigantes de casi 3 metros, esto considerando que el dato
arqueológico de los israelitas de este tiempo ha mostrado que estos no median más de 1.60 metros.
Otra razón que ha llevado a concluir que estos hombres fueron realmente
gigantes es la falta de explicación convincente que existe en cuanto al
método que los antiguos utilizaron para construir las grandes edificaciones que
se han descubierto, para algunas personas, fue gracias a los gigantes que estas
obras arquitectónicas se construyeron. Baalbek es un sitio arqueológico
en el Líbano que se considera uno de los más antiguos que se tiene y se ha llegado
a creer que fue edificado por los descendientes de Caín y de esto, J. B.
Tidwell, en su libro Geografía Bíblica nos comenta: “El
nombre es de Baal (Sol) y Bak (pueblo) y significa pueblo del sol, o pueblo de
Baal… La historia no nos da luz en cuanto a su origen, pero es conocida como
una de las ciudades más viejas (si no la más vieja) del mundo. La tradición
dice que fue fundada por los descendientes de Caín antes del diluvio, en el año
133 después de la creación, y que Adán y Eva y los patriarcas vivieron en el
territorio alrededor de Baalbek. Otros sugieren que fue fundada por Nimrod,
quien vivió poco después del diluvio… Aunque hay otras atracciones allí, el
interés principal del lugar está en las ruinas del templo de Baalbek, que son
las más colosales del mundo… El mundo ha quedado maravillado no solamente por
el tamaño del templo, sino por la habilidad mostrada en su construcción, así
como por los materiales gigantescos usados. Algunas columnas antiguas como de
27 metros de altura y 6 de circunferencia, todavía quedan en pie… A casi 7
metros de altura hay piedras de casi 20 metros de largo por más de 4 de ancho y
de espesor. Estas se supone que pesan 1, 000 a 1, 200 toneladas cada una, pero
la ingeniería civil moderna no ha podido construir un aparato o mecanismo que
pueda levantar una décima parte del peso de estas piedras gigantescas. ¿Cómo
fueron transportadas de la cantera y puestas en estas paredes?, probablemente
nunca se sabrá… En los tiempos primitivos habla la creencia de que, desde Caín,
habla habido una raza de gigantes que hicieron este trabajo, lo cual es
imposible para nosotros. Ellos no creían que seres humanos podrían tener tanta
perfección y destreza para construir un edificio tan excelente con tan enormes
bloques de piedra, de modo que lo atribuían a un demonio o a una raza que
vino por casamientos de ángeles y hombres”.
Ahora, tratando de seguir con este pensamiento, es lógico que aquellos
israelitas que vieron por primera vez aquellas grandes edificaciones creyesen
que habían sido construidas y habitadas por gigantes. G. Ernest Wright nos
comenta al respecto en su libro, Arqueología Bíblica: “En cuanto a la existencia de gigantes, hemos de decir
que en el Próximo Oriente no ha aparecido prueba alguna de que hubiesen
existido allí gentes de una estatura fuera de lo normal, aunque conocemos las
razones que dieron origen a semejante tradición. Los espías de Israel se
lamentaron de que las ciudades del país eran grandes y que sus muros se alzaban
hasta el cielo (Deuteronomio 1:28; Números 13,28). Hoy sabemos que no
exageraban. Era lógico que hablasen de gigantes después de haber vivido la
sencilla existencia de los nómadas en el desierto del Sinaí-Madián y
encontrarse de pronto ante las ciudades cananeas «alzadas sobre sus
montículos». Porque aquellas ciudades poseían murallas cuyo espesor llegaba a
veces a los 4.50 metros y aún más y se alzaban a una altura de 15 metros.
Muchas veces estaban construidas de bloques enormes. No es de extrañar que
aquellos hombres se sintieran como saltamontes”.
Todas estas son explicaciones que se han tratado de dar a los gigantes que
aparecen en Génesis 6, pero, ¿qué evidencia arqueológica existe de que
los gigantes existieron? Bueno, G. Ernest Wright dice que no hay
evidencia arqueología: “Desgraciadamente,
la arqueología no ha hallado prueba alguna de la existencia de aquellas gentes,
salvo, quizá, una excepción. Se trata de los hijos de Anac. En Egipto ha
aparecido gran número de fragmentos de cerámica fechables dos siglos después
del año 2000.a. C, en que habían sido consignados los nombres de los enemigos
de la corona. Su lista se escribía sobre unos recipientes de arcilla que luego
eran rotos en pedazos. La práctica obedecía a razones mágicas. Del mismo modo
que se rompían los recipientes, también los rebeldes, según se creía, iban a
ser destrozados. Entre aquellos rebeldes se menciona una tribu palestina cuyo
nombre coincide prácticamente con Anac y que debía de comprender al menos tres
clanes, ya que se nombran tres jefes. No es seguro, sin embargo, que haya
alguna relación entre estos anaquitas y los de la Biblia, pero se trata del
único descubrimiento que guarda cierta relación con los nombres de los
aborígenes conservados por los israelitas”.
Habiendo considerado todo esto, una cuarta interpretación que algunos le
dan al término gigante es considerándolo desde la perspectiva del
significado del título que el autor del libro de Génesis les da a dichos
gigantes al referirse a ellos como hombres de renombre: “Había gigantes en la tierra en aquellos días, y … Estos
fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre”,
(Génesis 6:4). El título que se les da, hombres de renombre, proviene del
hebreo shem (שֵׁם), que
sugiere a alguien que ama la fama y ser reconocido como ilustre, por lo
que el título de gigante no necesariamente puede considerarse como persona de
gran estatura, sino como alguien que es más grande en estatus y jerarquía en
medio de su sociedad. G. Ernest Wright,
estudioso del Antiguo Testamento y famoso por sus trabajos de arqueología,
comparte la opinión de que estos hombres que se traducen como gigantes en
nuestras Biblias, eran realmente hombres de estatura normal, pero de gran
importancia de su sociedad, él nos comenta en su libro, Arqueología Bíblica: “Es evidente que aquellos hombres tan alejados de
nosotros no alcanzaban una talla gigantesca. Pero puede afirmarse con toda
certeza que llegaron a un alto nivel intelectual. Nos hemos acostumbrado a
considerar «primitiva» a toda la humanidad anterior a los atenienses, y esta
idea no concuerda con los hechos. Si por «primitivo» queremos significar la
incapacidad para volar en avión o para comprender que la tierra gira en torno
al sol, entonces estará justificado el empleo del término. Pero si por
«primitivo» entendemos la incapacidad para leer y escribir, para pensar en
abstracto, para edificar ciudades y «maravillas» arquitectónicas, para lograr
una profunda visión religiosa y moral, para desarrollar un arte y una
literatura geniales y para sentir el orgullo de haber conquistado tales cimas
intelectuales con el propio esfuerzo, apenas tendríamos justificación alguna
para aplicar ese término a partir del cuarto milenio antes de Cristo”.
DESCUBRIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS DE LAS GENERACIONES ANTEDILUVIANA
Como
mencionamos al principio, muy poca información se tiene acerca de esta
generación que vivió antes de que ocurriera el diluvio universal, de estas, las
mayores referencias las tenemos en la Biblia, sin embargo, hoy en día también
se han realizado descubrimientos arqueológicos que han confirmado la existencia
de esta civilización antediluviana. Al respecto de esto, Laura Saa nos comenta
un poco en su libro, Geografía Bíblica: “El
valle del río Éufrates es el lugar donde vivieron los primeros habitantes de la
Tierra y desde donde comienza la historia bíblica. Actualmente, lo cubren
numerosos túmulos, ruinas de ciudades antiguas que fueron amontonándose
alrededor del tiempo. Algunos de estos túmulos son de 30 m o más de altura y contienen restos de 20 o más ciudades, cada uno con un estrato
bien definido. Es en estos túmulos que se hallaron descubrimientos que nos
permiten comparar las similitudes entre los pueblos antiguos y el contenido
bíblico”. Quizás el mayor aportador de descubrimientos arqueológicos
de civilizaciones antediluviana es Leonard Woolley, un arqueólogo
británico que entre los años de 1922 y 1934 realizó diferentes excavaciones
en Ur Naamu donde uno de sus mayores descubrimientos fue un cementerio real
fechado como el más antiguo encontrado en aquel entonces que databa del año
2700 a. C. En el fondo de una fosa se halló, entre numerosas armas de
bronce, un espectacular puñal de oro con empuñadura de lapislázuli; junto a él
apareció además un saquito de oro que contenía un juego de instrumentos de
tocador, todos ellos también de oro. Además de esto se encontró una tumba en
una cámara sepulcral donde yacían los restos de una mujer cuya inscripción
tallada en un sello cilíndrico afirmaba que era la reina Pu-abum. Además de
todo esto, se encontraron evidencias geológicas que evidenciaban una gran
inundación que había arrasado toda la cuenca de Mesopotamia, lo cual dirigió la
atención al relato bíblico del diluvio universal.
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Ruinas de la ciudad de Ur con el Zigurat de Ur-Nammu al
fondo a las afueras de Nasiriyah, sur de Irak.
De M.Lubinski de Iraq,USA. - Flickr, CC BY-SA 2.0,
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