domingo, 29 de agosto de 2021

La celebración de la pascua (Mateo 26:17-25 )

 

“El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, vinieron los discípulos a Jesús, diciéndole: ¿Dónde quieres que preparemos para que comas la pascua? Y él dijo: Id a la ciudad a cierto hombre, y decidle: El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa celebraré la pascua con mis discípulos. Y los discípulos hicieron como Jesús les mandó, y prepararon la pascua. Cuando llegó la noche, se sentó a la mesa con los doce. Y mientras comían, dijo: De cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar. Y entristecidos en gran manera, comenzó cada uno de ellos a decirle: ¿Soy yo, Señor? Entonces él respondiendo, dijo: El que mete la mano conmigo en el plato, ése me va a entregar. A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido. Entonces respondiendo Judas, el que le entregaba, dijo: ¿Soy yo, Maestro? Le dijo: Tú lo has dicho”.

Mateo 26:17-25 

INTRODUCCIÓN

              Los siguientes versículos de este evangelio nos presentan la preparación para la celebración de la cena pascual. La pascua y la fiesta de los panes sin levadura eran fiestas ceremoniales muy importante para los judíos y su celebración estaba íntimamente relacionada la una de la otra. El momento de la muerte del Señor Jesucristo se acercaba cada vez más, el motivo por el cual había venido a esta tierra se cumpliría en un par de días, y ahora estaba a punto de celebrar su ultima pascua y para eso decide enviar a sus discípulos a buscar a Jerusalén un lugar adecuado para ello. Al mismo tiempo, no olvidemos que Judas había aceptado el soborno de los principales sacerdotes y ancianos de Jerusalén para entregarles a su Maestro, todo esto ocurría para que se cumpliesen las Escrituras.


pascua-Jesús
La última pascua del Señor


LA ÚLTIMA PASCUA DEL SEÑOR

“El primer día de la fiesta de los panes sin levadura…”

Mateo 26:17

              Aquí vemos una de las principales fiestas que los judíos celebraban, la pascua, la cual era una celebración que la ley de Moisés ordenaba que se celebrara de manera perpetua en recuerdo a su liberación de la esclavitud de Egipto: “Guardarás el mes de Abib, y harás pascua a Jehová tu Dios; porque en el mes de Abib te sacó Jehová tu Dios de Egipto, de noche. Y sacrificarás la pascua a Jehová tu Dios, de las ovejas y de las vacas, en el lugar que Jehová escogiere para que habite allí su nombre. No comerás con ella pan con levadura; siete días comerás con ella pan sin levadura, pan de aflicción, porque aprisa saliste de tierra de Egipto; para que todos los días de tu vida te acuerdes del día en que saliste de la tierra de Egipto”, (Deuteronomio 16:1-3). Esta fiesta era una de las más importantes para los judíos ya recordaban su salida de Egipto que representaba el fin de la esclavitud de toda la nación además que el sacrificio del cordero pascual y los panes sin levadura les recordaba su salida urgente de Egipto. También la sangre de los corderos sirvió para pintar los dinteles de las puertas y ventanas para que el ángel de la muerte pasara de largo y no matase a los primogénitos de Israel: “Y Moisés convocó a todos los ancianos de Israel, y les dijo: Sacad y tomaos corderos por vuestras familias, y sacrificad la pascua. Y tomad un manojo de hisopo, y mojadlo en la sangre que estará en un lebrillo, y untad el dintel y los dos postes con la sangre que estará en el lebrillo; y ninguno de vosotros salga de las puertas de su casa hasta la mañana. Porque Jehová pasará hiriendo a los egipcios; y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará Jehová aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en vuestras casas para herir”, (Éxodo 12:21-23). Por este motivo que el ángel exterminador pasaría por alto aquellas casas donde encontraba la sangre en el dintel y postes se le llamo pascua, ya que la palabra pascua se traduce del hebreo Pésakj (פֶּסַח), y literalmente significa pasar por alto. Unida a la celebración de la pascua estaba la fiesta de los panes sin levadura y la preparación de estas fiestas consistía en los siguientes elementos:

 1.       El sacrificio del cordero pascual: “Hablad a toda la congregación de Israel, diciendo: En el diez de este mes tómese cada uno un cordero según las familias de los padres, un cordero por familia. Mas si la familia fuere tan pequeña que no baste para comer el cordero, entonces él y su vecino inmediato a su casa tomarán uno según el número de las personas; conforme al comer de cada hombre, haréis la cuenta sobre el cordero. El animal será sin defecto, macho de un año; lo tomaréis de las ovejas o de las cabras”, (Éxodo 12:3-5).

2.       Comían panes sin levadura, hiervas amargas y la carne asada al fuego: “Y aquella noche comerán la carne asada al fuego, y panes sin levadura; con hierbas amargas lo comerán”, (Éxodo 12:8).

3.       Después de la pascua, seguía por siete días más, la fiesta de los panes sin levadura donde no comían nada leudado: “Por siete días no se hallará levadura en vuestras casas; porque cualquiera que comiere leudado, así extranjero como natural del país, será cortado de la congregación de Israel”, (Éxodo 12:19).

4.       Durante esta fiesta, los padres debían transmitir a sus hijos la tradición de forma oral: “Y cuando entréis en la tierra que Jehová os dará, como prometió, guardaréis este rito. Y cuando os dijeren vuestros hijos: ¿Qué es este rito vuestro?, vosotros responderéis: Es la víctima de la pascua de Jehová, el cual pasó por encima de las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras casas. Entonces el pueblo se inclinó y adoró”, (Éxodo 12:25-27).

5.       Conforme el tiempo paso, se acostumbro cantar salmos durante la celebración de la pascua: “Y cuando hubieron cantado el himno”, (Mateo 26:30).

6.       En tiempos de Jesús, se acostumbra beber 4 copas de vino a lo largo de la celebración las cuales recordaban las promesas de Dios cuando los liberó de Egipto: “Por tanto, dirás a los hijos de Israel: Yo soy JEHOVÁ; y yo os sacaré de debajo de las tareas pesadas de Egipto, y os libraré de su servidumbre, y os redimiré con brazo extendido, y con juicios grandes”, (Éxodo 6:6). A parte de estas 4 copas que eran bebidas, se colocaba una quinta copa que no era bebida, sino se colocaba en una esquina de la mesa a la espera de que la beba Elías cuando llegue.

Para este tiempo Jerusalén se llenaba de muchas personas, no solo de judíos que vivían en los alrededores de la ciudad, sino también por aquellos judíos que vivían en el extranjero, pero para esta época peregrinaban a Jerusalén solo para participar de la celebración de la pascua. Por lo que vemos, para Jesús esta celebración también era muy importante y especialmente porque era la última que iba a celebrar con sus discípulos antes de morir: “Cuando era la hora, se sentó a la mesa, y con él los apóstoles. Y les dijo: ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca! Porque os digo que no la comeré más, hasta que se cumpla en el reino de Dios”, (Lucas 22:14-16).


LOS DISCÍPULOS BUSCAN LUGAR PARA CELEBRAR LA PASCUA

“El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, vinieron los discípulos a Jesús, diciéndole: ¿Dónde quieres que preparemos para que comas la pascua? Y él dijo: Id a la ciudad a cierto hombre, y decidle: El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa celebraré la pascua con mis discípulos. Y los discípulos hicieron como Jesús les mandó, y prepararon la pascua”.

Mateo 26:17-19

              Debido a que la pascua estaba cerca los discípulos tenían que ir a preparar un lugar para celebrarla con su Maestro: El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, vinieron los discípulos a Jesús, diciéndole: ¿Dónde quieres que preparemos para que comas la pascua? Y él dijo: Id a la ciudad a cierto hombre, y decidle: El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa celebraré la pascua con mis discípulos. Y los discípulos hicieron como Jesús les mandó, y prepararon la pascua Jesús les encomienda a sus discípulos que fueran a la ciudad, a la casa de un hombre en específico, para preparar allí la pascua, y Lucas nos da más detalles en cuanto a esto: “Llegó el día de los panes sin levadura, en el cual era necesario sacrificar el cordero de la pascua. Y Jesús envió a Pedro y a Juan, diciendo: Id, preparadnos la pascua para que la comamos. Ellos le dijeron: ¿Dónde quieres que la preparemos? Él les dijo: He aquí, al entrar en la ciudad os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle hasta la casa donde entrare, y decid al padre de familia de esa casa: El Maestro te dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos? Entonces él os mostrará un gran aposento alto ya dispuesto; preparad allí. Fueron, pues, y hallaron como les había dicho; y prepararon la pascua”, (Lucas 22:7-13). Según Lucas, fueron Pedro y Juan los discípulos que envió a buscar el aposento para que lo preparaban para la celebración de la pascua, y aparte de esto, Lucas nos da más detalles en cuanto a la forma de cómo encontrarían el lugar adecuado para celebrar la pascua, y es que Jesús les dice: He aquí, al entrar en la ciudad os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle hasta la casa donde entrare, y decid al padre de familia de esa casa: El Maestro te dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos? Entonces él os mostrará un gran aposento alto ya dispuesto; preparad allí. En esta época era costumbre exclusiva de las mujeres acarrear agua en cantaros, pero curiosamente el Señor les dijo a sus discípulos que buscaran a un hombre con un cántaro y a este lo siguieran, lo cual era muy extraño de ver, porque como ya lo mencionamos, esta tarea era realizada exclusivamente por las mujeres. Sin embargo, lo encontraron, lo siguieron y le preguntaron dónde estaba el aposento donde el Señor celebraría la pascua, y este les mostro el lugar. Aquí surge la pregunta: ¿Cómo este hombre conocía donde Jesús celebraría la pascua? ¿Será que Jesús había hablado con él anticipadamente y ya tenían un trato? ¿O se le hizo saber por revelación divina que Jesús utilizaría su aposento para comer la pascua? ¿Era este hombre un amigo de Jesús y por eso accedió a la petición de los discípulos? La verdad es que la Biblia no dice nada al respecto, sin embargo, vemos cómo el Señor esperaba tomar la cena pascual.

 

¿SERÉ YO EL TRAIDOR?

“Cuando llegó la noche, se sentó a la mesa con los doce. Y mientras comían, dijo: De cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar. Y entristecidos en gran manera, comenzó cada uno de ellos a decirle: ¿Soy yo, Señor? Entonces él respondiendo, dijo: El que mete la mano conmigo en el plato, ése me va a entregar. A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido. Entonces respondiendo Judas, el que le entregaba, dijo: ¿Soy yo, Maestro? Le dijo: Tú lo has dicho”.

Mateo 26:20-25

               Mateo nos dice que, al anochecer, Jesús se sentó a la mesa con sus doce discípulos: Cuando llegó la noche, se sentó a la mesa con los doce. Realmente, la costumbre de los judíos de este entonces consistía en recostarse alrededor de una mesa con patas muy pequeñas de tal forma que la persona quedaba reclinada con el brazo izquierdo y con el brazo derecho se servía la comida. Por tanto, la imagen que tenemos en occidente de sentarse en una silla tradicional enfrente de una mesa no corresponde a lo que realmente acostumbraban en el tiempo de Jesús, de hecho, las palabras: “se sentó a la mesa”, es una sola palabra griega que es anakeímai (ἀνακεῖμαι), que literalmente significa reclinarse y no sentarse alrededor de una mesa. Estando todos sentados con Jesús, comenzó a anunciar que la conspiración para matarlo que tanto había anunciado vendría de la traición de uno de ellos: De cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar. Y entristecidos en gran manera, comenzó cada uno de ellos a decirle: ¿Soy yo, Señor? Esta es la primera vez Jesús les dice a sus 12 discípulos que uno de ellos lo entregaría y esta noticia causo mucha tristeza en el corazón de ellos ya que no concebían como uno de ellos podía traicionar a su Maestro y por eso le preguntaban ¿Soy yo, Señor? Ante esta pregunta Jesús les responde: El que mete la mano conmigo en el plato, ése me va a entregar. Obviamente esto de participar de una ceremonia sagrada como era la cena de la pascua con un corazón que maquinaba traiciones era un terrible pecado, a parte de la actitud hipócrita de fingirse una persona confiable y espiritual. Jesús les dijo a sus discípulos que aquel que metiera con Él la mano en el plato, ese sería el traidor. El plato contenía la salsa amarga de pasas, manzana, higos mezclados con vinagre y otras especias lo cual se comía antes del cordero pascual. Ahora bien, en un evangelio apócrifo conocido como el evangelio de Judas se presenta a Judas como una persona que solo siguió las indicaciones de Jesús de entregarlo a los ancianos y principales sacerdotes del Sanedrín de tal forma que aquí Judas no se presenta como un traidor, tal y como lo presentan los 4 evangelios canónicos, sino como el discípulo de mayor confianza que solo siguió fielmente las indicaciones de Jesús. No obstante, esta afirmación queda anulada con las palabras de Jesús que dan a entender que realmente Judas estaba planeando una traición que era considerada un gran pecado que incluso estaba anunciado en las profecías del Antiguo Testamento: A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido. En uno de los Salmos se hace referencia a la traición que el Mesías recibiría de uno de los que confiaba plenamente: “Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, alzó contra mí el calcañar”, (Salmo 41:9). Tal traición no era aprobada por Jesús y tan terrible era a los ojos de Dios que lo mejor era nunca haber nacido que cometer semejante aberración que lo condenaría en el infierno.

             Al ver que todos los discípulos se preguntaban si acaso ellos sería el traidor, Judas de manera hipócrita también le hizo la misma pregunta a Jesús: Entonces respondiendo Judas, el que le entregaba, dijo: ¿Soy yo, Maestro? Le dijo: Tú lo has dicho. En el evangelio según Juan se nos muestra cómo Pedro le pidió a Juan que era el discípulo que más amaba que le preguntara quién era el traidor “Entonces los discípulos se miraban unos a otros, dudando de quién hablaba. Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado al lado de Jesús. A éste, pues, hizo señas Simón Pedro, para que preguntase quién era aquel de quien hablaba. El entonces, recostado cerca del pecho de Jesús, le dijo: Señor, ¿quién es? Respondió Jesús: A quien yo diere el pan mojado, aquél es. Y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote hijo de Simón. Y después del bocado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo más pronto. Pero ninguno de los que estaban a la mesa entendió por qué le dijo esto. Porque algunos pensaban, puesto que Judas tenía la bolsa, que Jesús le decía: Compra lo que necesitamos para la fiesta; o que diese algo a los pobres.”, (Juan 13:22-29). Como vemos, Judas era un verdadero traidor a tal punto que Satanás entro en su corazón para influenciarlo a realizar la más vil de todas las traiciones que se han cometido a lo largo de la historia y por eso Judas al ser confrontado por nuestro Señor Jesús decide salir de la cena para consumar su pecado; a pesar de esto, los demás discípulos no entendieron que Judas era el traidor, sino que pensaban que tenia que ir a comprar algo para la fiesta o los podres ya que él era el tesorero, puesto que se le daba al más confiable del grupo. A parte de todo esto, también Lucas nos enseña que por si fuera poco la situación que Jesús vivía, los discípulos tuvieron otra disputa por saber quién era el mayor de todos ellos: “Entonces ellos comenzaron a discutir entre sí, quién de ellos sería el que había de hacer esto. Hubo también entre ellos una disputa sobre quién de ellos sería el mayor. Pero él les dijo: Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores; mas no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve. Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve. Pero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas. Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel”, (Lucas 22:23-30). Es increíble ver la gran presión que nuestro Señor vivió y tuvo que sobrellevar, ya que por un lado estaba su gran anhelo de compartir su ultima cena pascual con sus discípulos, pero, por otro lado, tenia que confrontar al traidor que estaba sentado en la misma mesa con quien comía del mismo planto y, por otro lado, soportaba y corregía la actitud equivocada de sus discípulos de querer ser los primeros en los puestos de liderazgo que creían que Jesús les daría. Al final, así fue la ultima cena pascual del Señor, sin embargo, esto no impidió que la celebrara en comunión con su Padre y sus discípulos, mientras que Judas se fue a consumar su traición. Como cristianos debemos cuidar nuestro corazón para que el pecado no entre en nosotros y terminemos participando de lo sagrado, fingiendo ser espirituales, cuando realmente Satanás ha entrado en el corazón y nuestra mente esta maquinando las mas viles acciones.


domingo, 22 de agosto de 2021

La Traición de Judas (Mateo 26:14-16 )


“Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes, y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata. Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle”.

Mateo 26:14-16 

INTRODUCCIÓN

              Llegamos a uno de los episodios relatados en este evangelio según Mateo relacionados con la muerte de nuestro Señor Jesucristo en la cruz del Calvario el cual es la traición de uno de los doce discípulos, Judas Iscariote. De alguna manera estos versículos se complementan con los primeros que aparecen en este evangelio y donde los líderes religiosos planean la forma de cómo matar a Jesús, y ahora con esto, Judas Iscariote se los facilita. Aquí se nos muestran una de los más viles pecados que una persona puede cometer, y es la traición. La traición consiste en defraudar la confianza de una persona de una forma que no se lo imaginaba, de allí que este pecado lleva a los que la practican a adquirir una actitud vil e hipócrita. Por otro lado, esta historia contrasta enormemente con la anteriormente relatada, ya que, por un lado, vimos como una mujer ofreció un perfume de más de 300 denarios a Jesús en los versículos anteriores; sin embargo, aquí vemos a un hombre mezquino que, en lugar de ofrecer una ofrenda de amor a su Señor, decide venderlo por 30 piezas de plata. Este evento es relatado en los tres evangelios sinópticos y en ellos vemos cómo Judas Iscariote busco a los principales religiosos para entregar por dinero a su Maestro.

 

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La traición de Judas

UNO DE LOS 12 TRAICIONA A JESÚS

“Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes, y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré?” …

Mateo 26:14-15

             Aquí vemos a uno de los doce discípulos que acompañaban a nuestro Señor Jesús a lo largo de su ministerio. Judas Iscariote es conocido entre los doce por su traición y su nombre aparece por primera vez cuando Jesús elige a sus doce que llamó apóstoles: “…Judas Iscariote, el que también le entregó”, (Mateo 10:4). Luego, lo volvemos a ver en estos versículos donde decide traicionar a su Maestro: Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes. Durante todo este periodo Judas había pasado al lado de Jesús, como uno de los 12 de su confianza, había sido instruido en la palabra junto a los demás y presenciado de primera mano todos los milagros que el Señor había realizado, sin embargo, ahora, después de tanto tiempo lo vemos traicionándolo. La pregunta sería, ¿por qué Judas tomó la decisión de traicionar a su Maestro? Lo cierto es que los evangelios no nos dicen la razón por la cual Judas llego a esta decisión, sin embargo, a lo largo de la historia se han planteado algunas sugerencias al respecto que podemos considerar.

En primer lugar, algunos creen que lo que llevo a Judas a traicionar a su Maestro fue su ambición por el dinero. Los que apoyan esta posición creen que Judas estaba molesto con Jesús porque los había reprendido por el hecho de que ellos habían criticado a la mujer que lo ungió en Betania: “Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote hijo de Simón, el que le había de entregar: ¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres? Pero dijo esto, no porque se cuidara de los pobres, sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella”, (Juan 12:4-6). De acuerdo a Juan, Judas era un ladrón y en estos versículos queda claro su pecado de ambición por las riquezas. Considerando esto, después de haber perdido la oportunidad de haberse robado parte de lo que valía el perfume que aquella mujer derramo sobre Jesús para ungirlo, Judas decidió ir a los ancianos y sacerdotes para negociar con ellos el entregárselo por un precio convenido: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Así que, en este sentido, Judas entregó a Jesús por causa de su ambición al dinero.

                La segunda teoría del por qué Judas traiciono a Jesús es que, Judas estaba decepcionado de su Maestro ya que este esperaba que como el Mesías los guiara a una guerra civil en contra de Roma para liberarlos de su yugo y al ver que no seria así, decidió traicionarlo. En los tiempos de Jesús existía un grupo terrorista que se conocía con el nombre de los zelotes, de hecho, uno de sus discípulos había pertenecido a este grupo: “… Simón llamado Zelote”, (Lucas 6:15). Los zelotes eran un grupo nacionalista muy violento que espera terminar con la opresión romana por medio de la espada y eran conocidos como sicarios que asesinaban con dagas a sus víctimas. Algunos creen que Judas perteneció a este grupo y que cuando se unió a Jesús creía que su misión era restaurar el reino de Israel por medio de la fuerza, pero al pasar el tiempo y escuchar que el mensaje de Jesús era el amor y el perdón, se desilusiono traicionándolo.

La tercera hipótesis en cuanto a por qué Judas traicionó a Jesús es una especie de mezcla entre la primera y la segunda teoría presentada. Algunos opinan que ciertamente Judas era una persona ambiciosa de ganar dinero y que vio la posibilidad de hacerlo vendiendo a su Maestro, pero también, entendió que a menos que Jesús se viera sometido a una prueba difícil donde los romanos amenazaran su vida, este se defendería y así desencadenaría el movimiento subversivo en contra de Roma, así que decidió tomar ventaja de esto y ganar doblemente. Por un lado, creía que ganaría algo de dinero vendiéndolo, pero quizás estaba seguro que su Maestro se defendería de sus captores iniciando la lucha en contra de la nación extranjera que los oprimía. De hecho, a lo mejor, no era el único que creía que esto de defenderse de sus enemigos por medio de las espadas iba a ocurrir, porque los discípulos estaban armados con espadas con las cuales se esperaban defender cuando llegaron los captores de Jesús: “Viendo los que estaban con él lo que había de acontecer, le dijeron: Señor, ¿heriremos a espada?”, (Lucas 22:49). Si este era el pensamiento de Judas y realmente creía que lo que Jesús necesitaba para liderar en armas a los judíos era estar envuelto en una situación donde su vida se viera amenazada por los romanos, y con esto creía que lo iba a logar; pero realmente se equivocaba.

 

EL PRECIO DE UN ESCLAVO

“… y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata”.

Mateo 26:15

             La ambición de Judas no deja de pasar de apercibido, especialmente porque al final llega ofreciéndoles el entregarles a su Maestro a cambio de dinero y al final estos acuerdan el precio de la traición: y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata. Las palabras piezas de plata se traduce de una sola palabra griega, argúrion (ἀργύριον), y realmente hacen referencia a un un objeto de plata, de allí que se traduce como piezas de plata o monedas de plata. La verdad es que el precio por el cual vendió Judas a Jesús fue bastante bajo, de hecho, para los judíos, ese era el precio de un esclavo: “Si el buey acorneare a un siervo o a una sierva, pagará su dueño treinta siclos de plata, y el buey será apedreado”, (Éxodo 21:32). Por otro lado, las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento anunciaban la traición de Judas por treinta piezas de plata: “Y les dije: Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo. Y pesaron por mi salario treinta piezas de plata. Y me dijo Jehová: Échalo al tesoro; ¡hermoso precio con que me han apreciado! Y tomé las treinta piezas de plata, y las eché en la casa de Jehová al tesoro”, (Zacarías 11:12-13).

 

BUSCANDO LA MEJOR OCASIÓN PARA CONSUMAR LA TRAICIÓN

“Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle”.

Mateo 26:16

            Después de todo esto, Judas buscaba la mejor oportunidad para consumar su traición: Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle. Aunque hoy en día el nombre de Judas suena a desconfianza, pero es muy probable que en este tiempo no fuera así, sino que Judas llego a ser uno de los doce de mayor confianza en el grupo, esto considerando el hecho de que había sido designado como el tesorero oficial del grupo, una posición que solo se les daba a personas de alta confianza (Juan 12:4-6). Las peores traiciones vienen de personas que realmente han demostrado ser confiables, pero esa falsa confianza que construyen es su plataforma para planear y ejecutar su traición cuando menos se espere, y así hacia Judas, esperaba el mejor momento para entregar a Jesús. Lo cierto es que el vender a Jesús por el precio de un esclavo era una actitud muy vil y traicionera; pero por otro lado todo esto era necesario para que se cumplieran las profecías mesiánicas y así nuestro Señor Jesús pudiese ir a consumar su misión en la cruz lo cual nos enseña que aun cuando pasan las peores cosas la voluntad de Dios siempre se cumplirá a favor de sus escogidos.

 

sábado, 21 de agosto de 2021

Jesús es Ungido (Mateo 26:6-13)

 

“Y estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, vino a él una mujer, con un vaso de alabastro de perfume de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa. Al ver esto, los discípulos se enojaron, diciendo: ¿Para qué este desperdicio? Porque esto podía haberse vendido a gran precio, y haberse dado a los pobres. Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué molestáis a esta mujer? pues ha hecho conmigo una buena obra. Porque siempre tendréis pobres con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis. Porque al derramar este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la sepultura. De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella”.

Mateo 26:6-13 

INTRODUCCIÓN

                     Estos versículos del evangelio según Mateo le dan continuidad a los acontecimientos que apuntan a la pasión de Cristo, es decir, los eventos relacionados con su captura, martirio y muerte en la cruz del Calvario, lo cual a su vez darán paso a su resurrección y victoria final. Ahora Jesús se encuentra en Betania, en casa de un tal Simón el leproso el cual lo ha invitado a comer y aquí ocurre un evento que ha quedado registrado en los evangelios de Mateo y Marcos para recuerdo de lo que una mujer hizo para el Señor. En el evangelio según Juan ya se considero un estudio parecido, de hecho, hay algunos que dicen que se trata del mismo evento ya que cuenta con muchas cosas similares, sin embargo, no dudamos que aun hay mas verdades espirituales que podemos aprender con la ayuda del Espíritu Santo.


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Jesús es ungido


LA MUJER QUE OFRECIÓ UNA GRAN OFRENDA AL SEÑOR

“Y estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, vino a él una mujer, con un vaso de alabastro de perfume de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa”.

Mateo 26:6-7

                 Mateo nos dice que Jesús estaba en Betania y allí paso a casa de un hombre llamado Simón el leproso. Durante el tiempo que Jesús visitaba Jerusalén, nuestro Señor acostumbraba a pasar la noche en Betania, una aldea cercana a Jerusalén, para que, al amanecer, se dirigía a Jerusalén y al anochecer regresaba a Betania: “Y dejándolos, salió fuera de la ciudad, a Betania, y posó allí. Por la mañana, volviendo a la ciudad…”, (Mateo 21:17-18). Muchos creen que el lugar donde Jesús se quedaba a dormir cuando iba a Betania era la casa de Marta, María y Lázaro, los cuales eran personas que lo amaban profundamente y donde enseñaba en ocasiones grandes verdades espirituales (Lucas 10:38-42). No obstante, en este momento se encuentra en casa de Simón el leproso. Este acontecimiento es muy parecido al que ocurre en el evangelio según Juan: “Seis días antes de la pascua, vino Jesús a Betania, donde estaba Lázaro, el que había estado muerto, y a quien había resucitado de los muertos. Y le hicieron allí una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la mesa con él. Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume. Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote hijo de Simón, el que le había de entregar: ¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres? Pero dijo esto, no porque se cuidará de los pobres, sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella. Entonces Jesús dijo: Déjala; para el día de mi sepultura ha guardado esto. Porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros, más a mí no siempre me tendréis”, (Juan 12:1-8). Si comparamos este relato que está en el evangelio Según Juan y lo comparamos con el de Mateo y Marcos, encontraremos tres diferencias principales. La primera es que Juan nos dice que Jesús estaba en Betania en una casa donde estaba Lázaro y Marta su hermana le servía lo que nos sugiere que posible mente estaba comiendo en la casa de ellos, pero Mateo y Marcos dice que estaba en Betania en casa de Simón el leproso. La segunda diferencia que podemos notar entre estas historias es que Mateo ya ha recalcado que faltaban dos días para que la pascua se celebrara (Mateo 26:2), mientras que en Juan se dice que faltaban 6 días para que la pascua se celebrara (Juan 12:1). Finalmente, en Mateo y Marcos no se menciona el nombre de la mujer, mientras que en Juan se nos dice que es María, la hermana de Marta y Lázaro. Algunos opinan que estas historias son dos eventos diferentes que ocurrieron casi por la misma época, al final del ministerio de Jesús, pero con el tiempo la tradición oral llegó a combinar los detalles de cada una entrelazándolas, y por eso hoy tenemos historias casi perecidas que parecieran que fueran las mismas.

                Ahora bien, independientemente de que se traten de historias diferentes o que sean la mismas, nos enseñan preciosas verdades espirituales que queremos estudiar y en este sentido podemos ver cómo una mujer le ofreció a Jesús la más grande ofrenda que ella pudo ofrecerle: Y estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, vino a él una mujer, con un vaso de alabastro de perfume de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa. Podemos notar que esta mujer cuyo nombre no se menciona aquí derramó sobre la cabeza de Jesús un vaso de alabastro de perfume de gran precio, y estas palabras, de gran precio, se traducen de una solo palabra griega que es barútimos (βαρύτιμος), la cual sugiere un producto altamente valioso y extremadamente de gran precio. Marcos nos dice el precio aproximado de este perfume: “Porque podía haberse vendido por más de trescientos denarios…”, (Marcos 14:5). Más de trecientos denarios representa el salario de casi un año de trabajo, considerando que el denario era el salario por un jornal de un día de trabajo. Por tanto, su precio equivalía a los ahorros de casi una vida de una personal normal y esta fue la ofrenda que aquella mujer le dio a Jesús como muestra de su eterno agradecimiento. Desde el Antiguo Testamento, las ofrendas han sido una muestra de agradecimiento a Dios y estas eran sacrificios de amor que se desprendían de un corazón agradecido. En el Antiguo Testamento la mayoría de las ofrendas fueron relacionadas con sacrificios, de hecho, una de las palabras hebreas que se traduce como ofrenda es minkjá (מִנְחָה), la cual nos habla de un sacrificio de un animal, de aquí, que la ofrenda se relaciona con el hecho de ofrecer un sacrificio agradable a Dios. Alla en el 2 Samuel, el rey David nos enseñan como deberían ser las ofrendas que traemos a Dios: “Y Arauna dijo a David: Tome y ofrezca mi señor el rey lo que bien le pareciere; he aquí bueyes para el holocausto, y los trillos y los yugos de los bueyes para leña. Todo esto, oh rey, Arauna lo da al rey. Luego dijo Arauna al rey: Jehová tu Dios te sea propicio. Y el rey dijo a Arauna: No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada. Entonces David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata”, (2 Samuel 24:22-24). En estos versículos podemos encontrar estas palabras memorables que definitivamente nos tocan el corazón y demuestran el gran amor que estos hombres le tuvieron a Dios: porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada. Definitivamente esta es una manera muy especial de pensar, el ofrecerle a Dios lo mas preciado y costoso que tenemos, y esta mujer de la historia de Mateo así lo hizo, ofreció algo carísimo, equivalente a un año de trabajo, algo de gran valor y que requería sacrificio el desprenderse de él.


LA MURMURACIÓN DE LOS DISCÍPULOS

“Al ver esto, los discípulos se enojaron, diciendo: ¿Para qué este desperdicio? Porque esto podía haberse vendido a gran precio, y haberse dado a los pobres”.

Mateo 26:8-9

                    Como siempre la crítica surgió ante el acto de adoración y ofrenda que esta mujer hizo: Al ver esto, los discípulos se enojaron, diciendo: ¿Para qué este desperdicio? Porque esto podía haberse vendido a gran precio, y haberse dado a los pobres. A lo mejor muchas personas pudieron ver este acto como un desperdicio de recurso, algo de tan grande precio que pudo haberse vendido y dado a los pobres, sin embargo, lo mas seguro es que estas palabras venían de personas que escondían sus intensiones piadosas para sacar provecho de las cosas espirituales, de hecho, el pasaje similar que hay en Juan nos dice que el discípulo que dijo este fue Judas y lo dijo, no porque le importaban los pobres, sino porque era un ladrón que se robaba las ofrendas: “Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote hijo de Simón, el que le había de entregar: ¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres? Pero dijo esto, no porque se cuidara de los pobres, sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella”, (Juan 12:4-6). Hoy en día muchas personas son como Judas, criticando las ofrendas generosas que pueden ir dirigidas a las iglesias con el fin de engrandecer mas el reino de Dios, pero al final lo hacen, no porque quieran que realmente se les ayude a los pobres, aunque ellos mismos no están dispuestos a hacerlo, sino porque tienen un corazón egoísta y en ocasiones ambiciosos de ganancias deshonestas.


EL TESTIMONIO PERPETUO DE ESTA MUJER

“Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué molestáis a esta mujer? pues ha hecho conmigo una buena obra. Porque siempre tendréis pobres con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis. Porque al derramar este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la sepultura. De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella”.

Mateo 26:10-13

            Al escuchar la recriminación que los discípulos hacían en contra de aquella mujer, nuestro Señor Jesucristo la defendió y avalo su acción haciendo tres afirmaciones al respecto. Primeramente, asegura que su ofrenda no era un desperdicio, aun considerando que con ella se pudo haber ayudado a los pobres: Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué molestáis a esta mujer? pues ha hecho conmigo una buena obra. Porque siempre tendréis pobres con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis. En la Biblia encontramos que Dios nos exhorta a ayudar a los pobres: “A Jehová presta el que da al pobre, y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar”, (Proverbios 19:17). De hecho, la ayuda a los pobres era una de las principales prioridades de la iglesia primitiva: “Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo cual también procuré con diligencia hacer”, (Gálatas 2:10). Sin embargo, a través de estas palabras, nuestro Señor también nos dice que, así como hay que ayudar a los pobres, es bien visto por Dios las ofrendas que se entregan con el fin de ayudar a la iglesia y engrandecer el reino de Dios. Por ello, debemos recordar que no debemos olvidarnos de nuestras ofrendas dirigidas a la obra de Dios, pero de igual forma, debemos ayudar a los pobres siendo generosos al compartir las cosas que hemos recibido de parte de Él. En segundo lugar, el Señor avala la acción de esta mujer, afirmando que fue oportuna ya que preparaba su cuerpo para completar la misión por la cual había venido a esta tierra: Porque al derramar este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la sepultura. De alguna manera, esta acción de ungirlo con perfume todo su cuerpo, anunciaba lo que le iba a pasar a nuestro Señor Jesús, así que esta mujer se encontraba en la voluntad del Padre. Finalmente, Jesús avala su acción diciendo que esta acción, lejos de ser un error, iba a ser recordada por generaciones a través de la proclamación de este evangelio: De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella. En este sentido, hoy hemos recordado esta maravillosa historia de esta mujer que Mateo no menciona por nombre, pero que sus acciones de amor hacia Jesús quedaron registradas para eterna memoria de todos, y de igual manera, todo lo que nosotros hacemos para el Señor no es en vano, sino Dios sabrá recompensar a cada uno, según sus obras.



viernes, 6 de agosto de 2021

La conspiración contra Jesús (Mateo 26:1-5 )

 

“Cuando hubo acabado Jesús todas estas palabras, dijo a sus discípulos: Sabéis que dentro de dos días se celebra la pascua, y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado. Entonces los principales sacerdotes, los escribas, y los ancianos del pueblo se reunieron en el patio del sumo sacerdote llamado Caifás, y tuvieron consejo para prender con engaño a Jesús, y matarle. Pero decían: No durante la fiesta, para que no se haga alboroto en el pueblo”.

Mateo 26:1-5 

INTRODUCCIÓN

             Con el capítulo 26, el apóstol Mateo abre una nueva sección que nos introducirá a lo que muchos llaman la pasión de Cristo, la cual es el relato de los eventos relacionados con su captura, martirio y muerte en la cruz del Calvario. Ya los discursos públicos habían cesado, ya no habría más milagros, ni contiendas con los fariseos, simplemente, nuestro Señor se dispondría a prepararse para el momento por el cual había venido a este mundo. Mateo inicia este capítulo poniendo un contraste entre los planes de los enemigos de Jesús para matarlo y los planes divinos para que el Hijo de Dios muera en la cruz, obviamente, los planes de los hombres estaban destinados a fracasar; mientras que los planes divinos prevalecerían.


complot-contra-Jesús
El Complot contra Jesús


LA MISIÓN ESTABA CASI COMPLETA

“Cuando hubo acabado Jesús todas estas palabras …”

Mateo 26:1

                  Mateo inicia este nuevo capítulo con estas palabras: “Cuando hubo acabado Jesús todas estas palabras… Con esto el evangelio hace un cierre oficial de los acontecimientos que venía ocurriendo y abre la puerta para que se desencadenen los últimos eventos que concluirían con la misión de nuestro Señor Jesucristo. A partir de aquí, nuestro Señor ya no dará más discurso o enseñanzas públicas, ni siquiera volverá a hacer señales o milagros ya que el tiempo para realizar esto había concluido. Hasta este momento Jesús se ha enfocado en llevar paso a paso el plan que con su Padre celestial habían predeterminado desde antes de la fundación del mundo, desde su nacimiento, los acontecimientos fueron un fiel cumplimiento de las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento, supo esperar hasta que cumplió los 30 años para iniciar su ministerio, durante un tiempo de su ministerio vivió meses donde su popularidad creció hasta que su fama se difundió por toda Galilea, Judea y fuera de sus fronteras, sus enseñanzas eran tales que la gente se maravillaba de la forma de cómo les predicaba, porque enseñaba con autoridad y no como los fariseos, luego, sus milagros fueron señales contundentes de su divinidad y carácter mesiánico, y todo esto provoco que muchas personas lo siguieran. Sin embargo, su popularidad no duro para siempre, con el tiempo, aquellas personas que lo seguían porque solventaba sus necesidades se vieron molestas ante la confrontación que recibían por la palabra de Dios, sus corazones no arrepentidos los alejaron de Él, también sus enemigos crecieron y buscaron la forma de desacreditar su ministerio, a través de tenderle trampas haciéndole preguntas maliciosas que lo podían comprometer, sin embargo, Jesús los humillo con respuestas que demostraron una vez mas su superioridad. Finalmente, nuestro Señor Jesús los confronto con palabras duras que reflejaban su carácter impío e hipócrita, esto desagrado en gran manera a sus enemigos, y antes de terminar con este momento, le enseño a sus discípulos lo que vendría en el futuro y las señales antes de su segunda venida, terminando con parábolas que nos enseñan aun mas del tema de su segunda venida y el juicio de las naciones.

                Ahora, todo esto habían acontecido, según algunos, en el lapso de 3 años, pero eso había finalizado y Jesús se disponía para prepararse para cumplir los últimos acontecimientos de su vida: su martirio y muerte. Así que cuando hubo acabado de decir todas aquellas cosas que enseño en el monte de los Olivos, nuestros Señor se preparo que continuar con el plan divino que había sido determinado desde antes de la fundación del mundo.

 

EL PLAN DIVINO ESTABA POR SER CONSUMADO

“… dijo a sus discípulos: Sabéis que dentro de dos días se celebra la pascua, y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado”.

Mateo 26:1-2

                Nuestro Señor Jesús les confirmó a sus discípulos cuales iban a ser los últimos acontecimientos relacionados con su misión en esta tierra: Sabéis que dentro de dos días se celebra la pascua, y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado. Ciertamente todo esto acontecería tal y como Dios lo había previsto, no había nada ni nadie que pudiera cambiarlo. Jesús afirma que dentro de 2 días se celebraría la pascua, que era una de las principales festividades donde los judíos conmemoraban su salida de Egipto y que reunía a muchos de ellos en Jerusalén, de hecho, no solo los que habitaban en la tierra de Israel acudían a celebrar la pascua, sino muchos otros que para esta época peregrinaban de las naciones en donde se encontraban esparcidos a Jerusalén, todo para participar de la fiesta de la pascua. Esto hacia que para esta época la ciudad de Jerusalén reuniera a miles y miles de personas. Para este momento, según Mateo, faltaban 2 días para que se celebrara la pascua, y si Jesús fue capturado el jueves en la noche y muerto el día viernes, significa que para este momento Jesús se encontraba en el día miércoles de su ultima semana de ministerio. De acuerdo a la voluntad de Dios, Jesús, como el Cordero perfecto, tenia que ser entregado para ser sacrificado por nuestros pecados, por eso Jesús les dijo a sus discípulos que el Hijo del Hombre seria entregado para ser crucificado. Aunque la noticia debió haber sido dura para ellos, todo esto estaba considerado en su plan divino, porque, ciertamente moriría crucificado, pero también estaba predestinado a resucitar al tercer día para dar vida eterna a todo aquel que en Él crea, y esto nadie lo podía evitar.

 

EL COMPLOT PARA MATAR A JESÚS

“Entonces los principales sacerdotes, los escribas, y los ancianos del pueblo se reunieron en el patio del sumo sacerdote llamado Caifás, y tuvieron consejo para prender con engaño a Jesús, y matarle”.

Mateo 26:3-4

           En estos versículos vemos el complot que los lideres religiosos de los judíos planearon en contra de Jesús. Definitivamente la fricción entre Jesús y estos hombres había llegado a su limite a tal punto que decidieron que lo mejor era matarlo y así terminar con su ministerio: “Entonces los principales sacerdotes, los escribas, y los ancianos del pueblo se reunieron en el patio del sumo sacerdote llamado Caifás, y tuvieron consejo para prender con engaño a Jesús, y matarle. Estos acontecimientos están narrados también en los otros dos evangelios sinópticos, en Marcos 14:1-2 y Lucas 22:1-2. Los sinópticos nos muestran cómo los principales religiosos se reunieron y Mateo nos especifica que fue en el patio del sumo sacerdote llamado Caifás. Caifás era saduceo y era el yerno de Anás, el sumo sacerdote anterior al él, este, contrario a la tradición aarónica, era puesto por los romanos y su durabilidad en el puesto dependía de que tanto ayudaba a los romanos a mantener la paz y estabilidad del pueblo. Cualquiera que no conociera a estos hombres pudo pensar que una reunión como esta atraía a hombres piadosos que trataban temas relacionados con la obra de Dios; pero la verdad que estos hombres no tenían mas que apariencia piadosa, ya que sus corazones estaban llenos de sentimientos impíos y homicidio, tanto que confabularon en contra del ungido de Dios. Entre estos estaban los principales sacerdotes, lo cual es una referencia a los saduceos, una secta contraria a la de los fariseos, pero sus diferencias habían quedado atrás con tal de terminar con el ministerio de nuestro Señor Jesús. Luego, menciona a los escribas, entre los cuales debió haber fariseos, la cual era la secta mayoritaria de su tiempo. Finalmente, menciona a los ancianos del pueblo, los cuales representaban a los principales lideres de Jerusalén. Todos estos acudieron a una convocatoria para planear cómo prender a Jesús con engaños y matarlo, sin embargo, aún no sabían cómo lo lograrían, pero Judas Iscariote, uno de los 12 discípulos del Señor se los facilitaría: “Estaba cerca la fiesta de los panes sin levadura, que se llama la pascua. Y los principales sacerdotes y los escribas buscaban cómo matarle; porque temían al pueblo. Y entró Satanás en Judas, por sobrenombre Iscariote, el cual era uno del número de los doce”, (Lucas 22:1-3).

 

EL PLAN DIVINO PREVALECE ANTE EL HUMANO

“Pero decían: No durante la fiesta, para que no se haga alboroto en el pueblo”.

Mateo 26:5

               A lo mejor podemos pensar que ambos eventos, la comunicación de Jesús a sus discípulos de su muerte a manos de sus enemigos dentro de dos días (Mateo 26:1-2) y el complot de sus enemigos para matarlo (Mateo 26:3-4) ocurrieron simultáneamente. En ambas discusiones había un elemento en común, que Jesús debía morir, sin embargo, había algo que discrepaba y era el tiempo de su muerte: Pero decían: No durante la fiesta, para que no se haga alboroto en el pueblo. Estos hombres perversos decían que su muerte no ocurriría durante la fiesta, ya que temían por los alborotos que Roma castigaba duramente; pero la verdad es que Dios ya había establecido de antemano lo que iba a ocurrir y esto nos enseña cómo los planes de Dios prevalecen contra los humanos. El final de la carrera ministerial de nuestro Señor Jesús estaba por terminar, pero era el final en esta tierra, porque una nueva etapa vendría ya que con su muerte conquistaría el imperio de la muerte, estos hombres creían que con su muerte todo acabaría, pero estaban equivocados, porque apenas era el preámbulo para una nueva era de salvación que trascendería a lo largo de las edades. 


martes, 3 de agosto de 2021

El juicio de las naciones (Mateo 25:31-46)

 

“Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna”.

Mateo 25:31-46 

INTRODUCCIÓN

                 Al llegar al final del capítulo 25 del evangelio según Mateo, el apóstol cierra presentándonos una parábola más que nos habla del juicio del Mesías sobre las naciones. Esta parábola es conocida como la parábola de las ovejas y los cabritos y nos presenta una perspectiva profética que nos habla no solo del juicio de las naciones, sino nos anuncia el juicio que el mismo Mesías traerá sobre todos los hombres. Además, nos muestra no solo el castigo eterno que les espera a los malvados, sino también, nos enseña el reconocimiento que nuestro Señor hará al valorar las obras de justicias que sus elegidos realizaron.


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La parábola de las ovejas y las cabritos


EL REGRESO DEL SEÑOR EN GLORIA

“Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda”.

Mateo 25:31-33

                 En estos versículos se resalta la segunda venida de Cristo con gloria a esta tierra: Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria. Aquí se utiliza uno de los títulos judíos que hacen referencia al Mesías, el Hijo del Hombre, título que aparece en el libro del profeta Daniel: “Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido”, (Daniel 7:13-14). Esta profecía es una referencia directa al reino que el Anciano de días, es decir, el Padre celestial, le entregará a su Hijo, y este reino será dado con domino y gloria. Podemos ver algunas similitudes entre Daniel 7:13-14 y esta parábola. En primer lugar, la venida del Señor es en toda gloria, en Daniel se nos dice que el Mesías viene en las nubes del cielo y en esta parábola de Mateo 25 viene en gloria siendo acompañado por ángeles. En segundo lugar, de acuerdo a Daniel, el Señor vendrá a establecer dominio, gloria y reino, mientras que Mateo dice que vendrá a establecer su trono en gloria. En tercer lugar, Daniel dice que su reino se establecerá para que todas las naciones y lenguas le sirvan, mientras que Mateo dice que delante de Él, todas las naciones serán reunidas. De esta forma, podemos ver como cuando el Señor regrese, su venida será en toda gloria, sus ángeles lo acompañaran y establecerá su trono. Ahora bien, ¿En dónde establecerá Cristo su trono? De acuerdo a lo que podemos aprender de la Biblia, en primer lugar, su trono estará establecido en esta tierra, en donde establecerá su reino de mil años: “Y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo tomo a los hijos de Israel de entre las naciones a las cuales fueron, y los recogeré de todas partes, y los traeré a su tierra; y los haré una nación en la tierra, en los montes de Israel, y un rey será a todos ellos por rey; y nunca más serán dos naciones, ni nunca más serán divididos en dos reinos. Ni se contaminarán ya más con sus ídolos, con sus abominaciones y con todas sus rebeliones; y los salvaré de todas sus rebeliones con las cuales pecaron, y los limpiaré; y me serán por pueblo, y yo a ellos por Dios. Mi siervo David será rey sobre ellos, y todos ellos tendrán un solo pastor; y andarán en mis preceptos, y mis estatutos guardarán, y los pondrán por obra. Habitarán en la tierra que di a mi siervo Jacob, en la cual habitaron vuestros padres; en ella habitarán ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre; y mi siervo David será príncipe de ellos para siempre. Y haré con ellos pacto de paz, pacto perpetuo será con ellos; y los estableceré y los multiplicaré, y pondré mi santuario entre ellos para siempre. Estará en medio de ellos mi tabernáculo, y seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo”, (Ezequiel 37:21-27). Aquí hay una referencia directa al reino del Mesías. Dios promete unificar a su pueblo, es obvio que esto se logrará en su segunda venida, allí, Israel será unificado, ya no se tratará del reino del Norte ni del reino del Sur, sino una sola nación, una nación que ya no estará contaminada por los ídolos, ni por sus rebeliones, habitaran en la tierra que se le dio a su antepasado Jacob en completa paz y su siervo David reinará para siempre sobre ellos, lo cual hace referencia al Mesías, a Jesús, quien es el descendiente directo del rey David. De acuerdo al libro de Apocalipsis, este reino se establecerá por mil años en esta tierra: “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años”, (Apocalipsis 20:4).

                 Ahora bien, nuestro Señor no solo vendrá a establecer su trono de justicia a esta tierra, sino también, traerá el juicio sobre todas las naciones: y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Aquí el Señor usa una figura literaria que contrasta en gran manera la naturaleza de los justos y los injustos. A los injustos les llama cabritos, un animal cuya naturaleza es muy diferente a la oveja, que es el justo, y con esto muestra la diferencia clara que el Señor realizara un día y cómo la naturaleza pura o impura se revelara ya sea para honra o deshonra. Por estos versículos podemos entender que aquel día el Señor hará diferencia entre el justo y el injusto, entre el santo y el impío, entre la oveja y el cabrito, lo cual nos recuerda un poco aquella promesa que se encuentra en Malaquías: “Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve. Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve”, (Malaquías 3:17:18). Hoy en día, quizás muy poco valor le da el mundo a los principios del evangelio y a aquellos que por ellos viven, muchos pueden preguntarse si vale la pena hacerlo, pero la verdad es que llegara el día donde se hará la diferencia y aquellos que hicieron justicia serán honrados por ello; mientras que aquellos que no lo hicieron, lamentaran su decisión.

 

LOS JUSTOS SON RECOMPENSADOS POR SUS OBRAS

“Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”.

Mateo 25:34-40

                  En estos versículos vemos el tema de la recompensa de los justos por todas las obras que realizaron en vida. No debemos confundirnos y creer que la salvación es por obra, ya que es un regalo que se alcanza por fe y gracia de Dios, sin embargo, esto no significa que como cristianos no estamos ha hacer buenas obras y aquí se nos enseñan que estas serán recompensadas el día que pasemos a la presencia del Señor. Podemos ver cómo el Señor llama a los justos: Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. A estos Jesús les llama benditos de su Padre y los invita a heredar el reino celestial que ha sido preparado desde antes de la fundación del mundo, lo cual nos sugiere que la salvación es un aspecto decidido por Dios en la eternidad, desde antes que este mundo fuese creado. A estos elegidos les elogia las buenas obras que realizaron: Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Vemos aquí el carácter misericordioso y bondadoso de los justos, los cuales fueron movidos a realizar obras a favor de los desposeídos, obras que nacían de un corazón restaurado, sin embargo, queda claro que estas obras eran desinteresadas porque nunca las iniciaron creyendo que recibirían algún tipo de recompensa o que incluso se lo estaban haciendo al mismo Jesús: Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. Estos versículos nos recuerdan al famoso Martín de Tour, el cual fue un militar romano asignado en Francia y mientras este marchaba en su caballo vio a un mendigo desnudo que suplicaba por limosna y este siendo movido a misericordia corto la mitad de su capa y se la dio a este mendigo para que tuviera al menos algo con que cubrirse del frio, aquella noche, Martín tuvo un sueño donde este mendigo se le apareció y resulto que era Jesucristo. Así que aquel día entendió que había ayudado a Jesucristo y a partir de este momento Martín de Tour se volvió en un fiel servidor del Señor. De igual forma, nosotros debemos esforzarnos por ayudar a los necesitados, de hecho, Santiago lo veía como parte de nuestra vida cristiana: “La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo”, (Santiago 1:27). La vida cristiana no solo se trata de expresar una fe que no actúa, sino al contrario, la verdadera fe consiste en dar frutos los cuales, según Santiago son: vivir en santidad mostrando un buen testimonio y ayudando a los necesitados. Por ello, el apóstol Santiago decía que la fe sin obras es muerta: “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras”, (Santiago 2:14-18). La salvación esta fundamentada en la fe sin obras, la fe en Cristo Jesús y que su sacrificio es suficiente para salvarnos, sin embargo, el resultado de esta fe debe evidenciarse a través de las obras, obras que deben estar en armonía con un corazón restaurado.

 

LOS INJUSTOS SON JUZGADOS POR SUS MALAS OBRAS

 “Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis”.

Mateo 25:41-45

                  Los siguientes versículos nos muestran cómo los injustos serán juzgados por sus malas obras: Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. Aunque los injustos intentaran justificarse diciéndole que nunca lo vieron en esta tierra, el Señor les recalcara que el hacer misericordia a los necesitados de este mundo era equivalente de hacérselo a Él. Hoy en día, el hombre ha endurecido su corazón en contra de su prójimo, solamente Cristo puede transformar su corazón, pero lamentablemente muchos rechazan el evangelio de salvación. El problema con esto es que llegara el día donde serán puestos aparte, como estos a quienes se les aparto a la izquierda, y se les recriminara por su falta de compasión y endurecieron sus corazones para no hacerles el bien. En el libro del Apocalipsis, el apóstol Juan nos habla de este juicio, donde los impíos serán juzgados por sus malas obras: “Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda”, (Apocalipsis 20:11-14). Llegará el día donde los hombres serán juzgados por sus obras y esto es una realidad que la Biblia anuncia, solamente aquellos que laven sus pecados en la sangre de Cristo podrán escapar de este juicio.

 

VIDA ETERNA Y CONDENACIÓN

“E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna”.

Mateo 25:46

             Con este versículo se cierra lo que podemos llamar el sermón profético que inició allá en el capítulo 24 y donde el Señor explico todo lo referente a la destrucción del templo en Jerusalén y las señales antes de su segunda venida y la gran tribulación. Concluyo este tema haciendo referencia a tres parábolas que hablan de su segunda venida y la necesidad de estar siempre listos velando porque nadie sabe el día y la hora de su segundo regreso. Finalmente, en estos versículos ha dejado claro que su segundo regreso será para juzgar a las naciones, las cuales hoy en día le rechazan, pero el día de su segundo regreso establecerá su reino con poder y gloria, haciendo diferencia entre el justo y el injusto, y en su juicio, los malvados serán condenador por sus pecados, mientras que los justos serán recompensados según sus obras: E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna. Hoy en día, el hombre puede cambiar su destino de condenación si tan solo obedece al mensaje del evangelio y se convierte a Cristo, la fe en Él lo transformara y le ayudara a vivir como luz en medio de estas tinieblas y todas sus obras le serán recompensadas aquel día cuando finalmente se presente delante de su presencia.