domingo, 28 de agosto de 2016

Los beneficios de humillarse ante Dios (Isaías 38:1-8)


“En aquellos días Ezequías enfermó de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás. Entonces volvió Ezequías su rostro a la pared, e hizo oración a Jehová,  y dijo: Oh Jehová, te ruego que te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro. Entonces vino palabra de Jehová a Isaías, diciendo: Ve y dí a Ezequías: Jehová Dios de David tu padre dice así: He oído tu oración, y visto tus lágrimas; he aquí que yo añado a tus días quince años.  Y te libraré a ti y a esta ciudad, de mano del rey de Asiria; y a esta ciudad ampararé. Y esto te será señal de parte de Jehová, que Jehová hará esto que ha dicho: He aquí yo haré volver la sombra por los grados que ha descendido con el sol, en el reloj de Acaz, diez grados atrás. Y volvió el sol diez grados atrás, por los cuales había ya descendido”.
Isaías 38:1-8

INTRODUCCIÓN


            Ezequías un rey temeroso de Dios enfrenta una difícil situación, una enfermedad que lo arrastra a su muerte. Esta historia bíblica nos muestra que como seres humanos estamos expuestos a enfrentarnos a calamidades que amenazan con destruirnos, pero al mismo tiempo nos da un gran destello de esperanza al mostrarnos los beneficios de humillarnos delante de Dios.

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Ezequías se humilla ante Dios

I.                   NUESTRA EXTREMA VULNERABILIDAD EN ESTE MUNDO DE PECADO.


“En aquellos días Ezequías enfermó de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás”.
Para esta época el rey de Judá, Ezequías, había adquirido una enfermedad y se encontraba muy grave en cama, por lo que Dios envió a Isaías con un mensaje muy desbastador diciéndole que ordenara su casa porque de su lecho no se levantaría, sino que ciertamente moriría. Uno puede imaginarse lo terrible y devastador que es que alguien le dé un tipo de noticia como esta, sin embargo, si lo pensamos bien, todos desde que nacemos tenemos una condena de muerte sobre nosotros, cuántos años tendremos de vida, no lo sabemos, pero lo cierto es que todos deberíamos considerar seriamente que un día, lejano o a lo mejor cercano,  nos enfrentaremos a la muerte.  La Biblia nos enseña que por causa del pecado todos los seres humanos estamos condenados a muerte: “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”, (Romanos 5:12).  También es cierto que por causa del pecado en esta vida estamos expuestos a sufrir un sinfín de calamidades, pero que bueno es saber los beneficios que obtenemos al humillarnos ante Dios.

II.                LOS BENEFICIOS DE HUMILLARSE ANTE DIOS.


“Entonces volvió Ezequías su rostro a la pared, e hizo oración a Jehová,  y dijo: Oh Jehová, te ruego que te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro”.
Qué triste es saber que muchas personas se encuentran en situaciones sumamente difíciles, agobiadas y cansadas de llevar sus cargas, desilusionadas al ver como su vida no mejora, algunas clamando a dioses que no están vivos, otros poniendo su confianza en las cosas efímeras de este mundo, pero sin recibir respuesta.  Al mismo tiempo podemos sentirnos felices los cristianos de tener un Dios real a quien podemos acudir como lo hizo Ezequías aquel día y de aquí que podemos ver al menos cuatro beneficios de humillarnos ante Dios.

1.      Dios Escucha nuestro clamor.


“Entonces vino palabra de Jehová a Isaías, diciendo: Ve y dí a Ezequías: Jehová Dios de David tu padre dice así: He oído tu oración, y visto tus lágrimas…”

            El primero de todos los beneficios que tenemos con Dios es la seguridad de que nos escucha. Muchas personas sienten un gran alivio de sus penas con solo contárselas a alguien de confianza, y cuanto más saber que ese que nos escucha es el Dios de misericordia. La misma Biblia nos enseña que Dios escucha nuestro clamor en cualquier momento del día: “Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos”, (Salmo 34:15).

2.      Dios nos da vida y nos salva de cualquier situación difícil.


“… he aquí que yo añado a tus días quince años”.

            Como consecuencia que nos escucha, también Dios nos responde dándonos no solo vida eterna, sino salvándonos de cualquier problema que tengamos. Aquí a Ezequías le prometió que sanaría de su enfermedad y le dio 15 años más de vida. Cuantos de nosotros hemos gozado de este don, muchos quizás ya estuviéramos muertos y condenados de no ser por su infinita misericordia.

3.      Dios nos promete su protección divina.


"Y te libraré a ti y a esta ciudad, de mano del rey de Asiria; y a esta ciudad ampararé"

            Otro beneficio de humillarnos ante Dios es la protección divina que nos ofrece. Aquí le promete al rey Ezequías que no solo lo sanaría, sino que también protegería su vida y reino del malvado rey de Asiria. De la misma forma, Dios puede protegernos a nosotros, solo tenemos que clamar y Él responderá: “Oye, oh Dios, mi clamor; a mi oración atiende. Desde el cabo de la tierra clamaré a ti, cuando mi corazón desmayare. Llévame a la roca que es más alta que yo, porque tú has sido mi refugio, y torre fuerte delante del enemigo. Yo habitaré en tu tabernáculo para siempre; estaré seguro bajo la cubierta de tus alas”, (Salmo 64:1-4).

4.      Dios hace manifiesto a todos lo que hace en nosotros.


“Y esto te será señal de parte de Jehová, que Jehová hará esto que ha dicho: He aquí yo haré volver la sombra por los grados que ha descendido con el sol, en el reloj de Acaz, diez grados atrás. Y volvió el sol diez grados atrás, por los cuales había ya descendido”.

            Finalmente, otro beneficio que tenemos de humillarnos ante Dios es el testimonio de la obra que hace en nuestras vidas. Dios le prometió a Ezequías que haría una señal como prueba que realmente ocurriría lo que le había prometido, y así ocurrió a tal punto que no solo los sirvientes de Ezequías presenciaron la sanidad divina del rey, sino hasta el rey de Babilonia: “En aquel tiempo Merodac-baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y presentes a Ezequías; porque supo que había estado enfermo, y que había convalecido”, (Isaías 39:1).

CONCLUSIÓN.


            Por tanto, cuando nos humillamos ante Dios podemos estar seguros que obtendremos los siguientes favores divinos.

1.      Escuchara nuestro clamor.
2.      Responderá y nos salvara no solo de la condenación eterna sino también de nuestros problemas.
3.      Nos brindara su protección divina.
4.      Nuestra vida será un testimonio de las grandezas de Dios.


Los ayes de los pecadores (Isaías 3:11)



“¡Ay del impío! Mal le irá, porque según las obras de sus manos le será pagado”.
Isaías 3:11

INTRODUCCIÓN


            Si hay un versículo en la Biblia que le advierte al pecador las consecuencias de su pecado es Isaías 3:11. A través de la exclamación de ¡AY!, Isaías les anuncia a los hombres que solo hay dolor para los pecadores.  En el libro del profeta Isaías encontramos varios ayes que se anuncian para los pecadores los cuales nos enseñan que una vida de pecado solo traer dolor, sufrimiento, frustración y destrucción, conduciéndonos a una eternidad de total sufrimiento en las llamas del infierno. Veamos algunos de los ayes que aquí nos presenta el profeta.

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Los ayes de los pecadores

I.                   ¡AY DE LOS CODICIOSOS!


“¡Ay de los que juntan casa a casa, y añaden heredad a heredad hasta ocuparlo todo! ¿Habitaréis vosotros solos en medio de la tierra?”
Isaías 5:8

                El primer de los ayes que encontramos en Isaías es el de los codiciosos. La codicia es un pecado completamente aborrecible delante de Dios a tal punto que el décimo mandamiento lo prohíbe: “No codiciarás  la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo”, (Éxodo 20:17).  Este pecado se apodera completamente del corazón de la persona a tal punto que provoca en él un deseo insaciable de riqueza que lo mete en un afán que lo desvía de Dios provocando incluso que la palabra del Señor se ahogue tal y como lo explico el Señor en la parábola del sembrador: “El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa”, (Mateo 13:22).  Este pecado destruye poco a poco a su víctima por eso Pablo nos advierte que el amor al dinero extravía a las personas y les hace pasar por muchos dolores: “porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”, (1 Timoteo 6:10). Finalmente este sentimiento de codicia lleva a los hombres a convertirse en opresores de los pobres condenando así su alma y trayendo en el futuro el juicio divino tal y como lo dice Santiago: “¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros. He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos. Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza”, (Santiago 5:1-5). De esta forma este pecado es un verdadero ¡ay! 

II.                ¡AY DE LOS AMANTES DEL VINO! 


“¡Ay de los que se levantan de mañana para seguir la embriaguez; que se están hasta la noche, hasta que el vino los enciende! Y en sus banquetes hay arpas, vihuelas, tamboriles, flautas y vino, y no miran la obra de Jehová, ni consideran la obra de sus manos”.
Isaías 5:11-12

Otro de los ayes de los cuales habla Isaías es el que viene para los amantes del vino y alcohol, y en general cualquier vicio de drogas. En nuestra sociedad el embriagarse en fiestas para divertirse se ha vuelto muy popular sin saber que este es un pecado que no solo los condena al infierno, sino también golpea terriblemente a aquellos que lo consumen: “¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos? Para los que se detienen mucho en el vino, Para los que van buscando la mistura.  No mires al vino cuando rojea,   Cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente; Mas al fin como serpiente morderá, Y como áspid dará dolor. Tus ojos mirarán cosas extrañas, Y tu corazón hablará perversidades.   Serás como el que yace en medio del mar,  O como el que está en la punta de un mastelero. Y dirás: Me hirieron, mas no me dolió; Me azotaron, mas no lo sentí; Cuando despertare, aún lo volveré a buscar”, (Proverbios 23:29-35). Definitivamente este pecado provoca un gran ¡ay! destruyendo su vida y arrastrándolo al infierno.

III.             ¡AY DE LOS QUE SE BURLAN DE LA PREDICACIÓN DEL EVANGELIO!


“¡Ay de los que traen la iniquidad con cuerdas de vanidad, y el pecado como con coyundas de carreta, los cuales dicen: Venga ya, apresúrese su obra, y veamos; acérquese, y venga el consejo del Santo de Israel, para que lo sepamos!”.
Isaías 5:18-19

            El siguiente ¡ay! es para aquellos que se burlan de la predicación de la palabra de Dios. En tiempos de Isaías habían algunos de que burlaban del mensaje que el profeta predicaba diciendo con ironía: Venga ya, apresúrese su obra, y veamos; acérquese, y venga el consejo del Santo de Israel, para que lo sepamos. Estos simples era pecadores de con mentiras y vanidad atraen hacia  sí mismos la maldad burlándose de cosas que no entienden. El apóstol Pedro nos advierte que en los postreros tiempos vendrían hombres burladores que se mofarían de la venida del Señor: “sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación”, (2 Pedro 3:3-4).  Sin embargo, el mismo Pedro explica que el Señor no retarda su venida sino es paciente para que nadie se pierda y les da tiempo que se arrepientan: “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”, (2 Pedro 3:9). Lamentablemente este tipo de personas no entienden las Escrituras torciéndolas para su propia perdición: “Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición”, (2 Pedro 3:15-16). Lo cierto es que estas personas se burlas de cosas sagradas y su actitud irreverente y blasfema les provocara un gran ¡ay!

IV.              ¡AY DE LOS QUE LLAMAN A LO BUENO MALO Y A LO MALO BUENO!


“¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!”
Isaías 5:20

            En cuarto lugar, el siguiente ay es para aquellos que a lo bueno lo llaman malo y a lo malo le llaman bueno. Cuantas personas se han atrevido hoy en día a llamar malo al mensaje de evangelio titulando de religiosidad, fanatismo, el opio de las naciones, etc. Terriblemente llaman bueno a las cosas que este mundo ofrece sin saber que esto los conduce al mismo infierno donde su lamentar será eterno: “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”, (Santiago 4:4).

V.                 ¡AY DE LOS PRUDENTES EN SU PROPIA OPINIÓN!


“¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos!”.
Isaías 5:21

Finalmente, el ay es para aquellos que aun escuchando estas advertencias las toman a la ligera, dando sus propias explicaciones y justificándose en su propia sabiduría, sin saber que su propio engaño los conducirá a una eternidad de ayes en el infierno. La Biblia nos exhorta a no apoyarnos en nuestra propia prudencia porque solo así encontraremos el bien para nuestra vida: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová, y apártate del mal; porque será medicina a tu cuerpo, y refrigerio para tus huesos”, (Proverbios 3:5-8).

CONCLUSIÓN.


            En general, los ayes serán para todos los que decidan perseverar en el pecado, el cual les traerá en esta vida grades dolores y penalidades, y en la eternidad, un sinfín de ayes en el infierno.




Diferencias entre la obra del mundo y la de Cristo en el hombre (Lucas 10:30-35)



“Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia;  y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él.  Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese”.
Lucas 10:30-35

INTRODUCCIÓN


            En su sentido original la parábola nos enseña la importancia de hacer misericordia a nuestro semejante sin considerar racismos o cualquier discriminación. Sin embargo, podemos alegorizar un poco su significado primario y encontrar una analogía entre la obra destructiva que el mundo hace en el hombre versus la obra redentora de Cristo. Apliquemos esta técnica al espiritualizar el pasaje sin llegar a abusos extremos.

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La parábola del buen samaritano

I.                   LA OBRA DEL MUNDO EN EL HOMBRE.


“Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto”.
La primera analogía que vemos en esta parábola es la obra que este mundo produce en los seres humanos. Si espiritualizamos el pasaje sin abusar de el vemos como un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, es decir, descendía de la vida que Dios ofrece en el evangelio a la vida que el mundo ofrece, y esa palabra “descender” es precisa al explicar el proceso del hombre en el mundo. Aquel hombre descendió por un camino que en los tiempos de Jesús era famoso por los asaltos que allí se daban, aun así abuso de su confianza poniendo su vida en peligro, y efectivamente así paso, unos ladrones lo despojaron de todo, hiriéndolo y dejándolo medio muerto. Así es Satanás y ente mundo, despoja, hiere y destruye. Por ejemplo, el pecado del adulterio, las borracheras y drogadicción, la vida de crimen, la hechicería, la idolatría, y todos los pecados destruyen la vida de los hombres dejándolos medio muertos hasta acabar con ellos en el infierno.

II.                LA FALSEDAD DE LA RELIGIÓN.


“Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo”.

            La parábola nos muestra que estando en esta grave condición descendió por aquel lugar un levita, pero en lugar de ayudarlo solo lo vio y pasó de largo. Luego por ahí pasó un sacerdote, el cual al verlo solo se acercó por curiosidad y luego pasó de largo. Uno podría ver en estos dos religiosos, el levita y el sacerdote, la hipocresía religiosa que cuando ve al hombre hundido en el pecado y totalmente destruido no lo ayuda. Así es este mundo, nos tiende una carnada, con promesas falsas y deleites temporales nos invita a descender a sus fauces, pero cuando caemos en ellas nos destruye y no se interesa en levantarnos de nuestra calamidad. Así este mundo destruye completamente nuestras vidas.

III.             LA OBRA RESTAURADORA DE CRISTO EN EL HOMBRE.


“Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia;  y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él”.

Sin embargo, la parábola tiene un giro inesperado al ser un samaritano el cual es movido a misericordia a favor del moribundo. Esto era inconcebible en la cultura judía ya que los samaritanos no se llevaban con judíos por su impureza racial, ya que descendía de una mezcla entre judío y gentil, pero aquí vemos a alguien en quien nunca se pensaría que prestaría auxilio a un judío. Posiblemente muchos de nosotros nunca esperamos recibir la ayuda para salir de este mundo de nuestro Señor Jesucristo, jamás pensamos que Él se convertiría en nuestro Salvador y redimiría nuestras almas. Cuando el hombre se encuentra arruinado por el pecado tiene esperanza de ser redimido de esta terrible situación. La Biblia habla del poder que Dios tiene para restaurar al ser humano, aun cuando este se encuentre en las peores situaciones: “El levanta del polvo al pobre, y del muladar exalta al menesteroso, para hacerle sentarse con príncipes y heredar un sitio de honor”, (1 Samuel 2:8). En esto radica la gran obra redentora de Cristo.

IV.              EL CUIDADO DEL ESPÍRITU SANTO.


“Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese”.

            Después que el samaritano vendo sus heridas lo llevo a un mesón donde cuido de Él, y después de dos día le pago al mesonero el equivalente a dos días de cuidado diciéndoles que si pasaban más de esos día lo siguiera cuidando ya que él regresaría y le pagaría lo que gastare de más. Esta parte de la parábola tiene gran analogía con lo que Jesús hace después de sanarnos espiritualmente y darnos la vida eterna, nos confía a la iglesia y cuidado del Espíritu Santo.  La iglesia actualmente está al cuidado del Espíritu Santo, el cual cuida de esta mientras Cristo regresa por ella: “Esto no os lo dije al principio, porque yo estaba con vosotros. Pero ahora voy al que me envió; y ninguno de vosotros me pregunta: ¿A dónde vas? Antes, porque os he dicho estas cosas, tristeza ha llenado vuestro corazón. Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré”,  (Juan 16:4-7). Así la obra redentora de Cristo queda al cuidado del Espíritu Santo hasta el día que nos llame a su santa presencia.

            CONCLUSIÓN.


            Al espiritualizar un poco esta parábola podemos encontrar en ella un gran contraste entre la obra del mundo y la de Cristo en el hombre. El mundo destruye al hombre, pero Cristo restaura su vida encargando su vida al cuidado del Espíritu Santo.



El poder transformador del evangelio (Hechos 19:23-27)



“Hubo por aquel tiempo un disturbio no pequeño acerca del Camino.  Porque un platero llamado Demetrio, que hacía de plata templecillos de Diana, daba no poca ganancia a los artífices;  a los cuales, reunidos con los obreros del mismo oficio, dijo: Varones, sabéis que de este oficio obtenemos nuestra riqueza;  pero veis y oís que este Pablo, no solamente en Éfeso, sino en casi toda Asia, ha apartado a muchas gentes con persuasión, diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos. Y no solamente hay peligro de que este nuestro negocio venga a desacreditarse, sino también que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada, y comience a ser destruida la majestad de aquella a quien venera toda Asia, y el mundo entero”.
Hechos 19:23-27

INTRODUCCIÓN


            Actualmente vivimos en un mundo de mucha maldad, lleno de violencia, muerte y pobreza, un mundo donde el hombre buscar superar traumas y heridas a través de la ciencia, la medicina, la psicología; un mundo donde muchos luchan por escapar de sus adicciones a través de grupos de ayuda y otros que buscan la seguridad de sus vidas en las armas o sistemas de seguridad. Este mundo ha engañado a miles de personas atrapándolos en las garras de las falsas religiones donde los hombre creyendo que agradan a Dios van rumbo al infierno. Todo esto y mucho más es obra de Satanás, pero la buena noticia es que el mensaje del evangelio tiene poder para sacar al hombre de esta vida de ignorancia y sufrimiento, trastornando completamente el sistema mundano del diablo. En estos versículos uno puede ver como el mensaje predicado por Pablo termino con las supersticiones idolátricas de los efesios.

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Disturbio provocado en Éfeso por los vendedores de templecillos

I.                   EL IMPACTO QUE EL EVANGELIO TIENE EN LAS CULTURAS PAGANAS.


Estos versículos nos muestran el impacto que el evangelio tiene sobre las culturas paganas. Por años Éfeso llego a considerarse la capital de Asia menor, y el culto a la diosa Diana era un fuerte costumbre a tal punto que allí existía un enorme templo, considerado como una de las siete maravillas del mundo. Esta influencia idolátrica había provocado una gran afluencia de personas de diferentes partes del mundo visitaban el templo y sus sacerdotisas paganas, también los mercaderes se enriquecían con la venta de templecillos de Diana y en general, muchas personas vivían condenadas en estas tradiciones religiosas que las conducían al infierno.

Sin embargo,  un día llego Pablo y pronto el mensaje del evangelio hizo el impacto poderoso en toda la ciudad lo cual se deja ver en las palabra de Demetrio: pero veis y oís que este Pablo, no solamente en Éfeso, sino en casi toda Asia, ha apartado a muchas gentes con persuasión, diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos. Y no solamente hay peligro de que este nuestro negocio venga a desacreditarse, sino también que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada, y comience a ser destruida la majestad de aquella a quien venera toda Asia, y el mundo entero. Esto es lo que verdaderamente el evangelio hace en las personas, les abre sus ojos, los saca de su ignorancia, lo libera de supersticiones religiosas, las acerca al verdadero Dios y trastorna el reino de las tinieblas, así como trastorno el negocio de los vendedores de templecillos de planta y los alejo de la idolatría de esa diosa pagana.

            La misma Biblia nos habla del poder transformador que el evangelio tiene para derribar cualquier fortaleza maligna del diablo y llevar cautivo los pensamientos a la obediencia a Cristo: “porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”, (2 Corintios 10:4-5).

II.                OTRAS CULTURAS Y NACIONES CAMBIADAS POR EL EVANGELIO.


            Si revisamos la historia nos podemos dar cuenta que el evangelio ha tenido un impacto tremendo en muchas sociedades salvándolas de las consecuencias de su pecado. Por ejemplo, en el año 1500 la sociedad vivía hundida en un mundo de superstición, gobernada por las tradiciones de la iglesia católica y los deseos del papa, pero cuando Martin Lutero decidió publicar sus 95 tesis el impacto fue tan grande que no solo Alemania, sino otras naciones se revelaron en contra los designios caprichosos de la iglesia católica y su papa.

            Podemos recordar el gran avivamiento que vino a Inglaterra y que salvo a la nación de entrar en una crisis, ya que por aquella época hombres como John Wesley trajeron un despertad en la palabra que transformo el corazón perverso de los hombres de aquella nación, también tenemos la contribución de Roberts Raikers que reunía a los niños en casas para enseñarles a leer la palabra de Dios y a George Müller quien rescato a los huérfanos de las calles evitando así que estos se convirtieran en delincuentes. De esta forma el evangelio por medio de estos hombres y otros más cambio la historia de Inglaterra.

            Finalmente, podemos mencionar la obra evangelizadora de William Carey el cual transformo por medio de los principios de la Escritura muchas tradiciones paganas como la quema de viudas viva al lado de su esposo difunto o el ofrecimiento de niños al río Ganges como ofrenda de fertilidad. Después de 40 años tradujo la Biblia y partes de ellas a 44 idiomas y dialectos, fundo muchos colegios y una universidad en la India transformando esta sociedad por medio del evangelio.

III.             LA EXHORTACIÓN DE DIOS A PROCLAMAR SU PALABRA.


Por tanto, el llamado es para cada uno de nosotros a predicar este glorioso mensaje el cual es capaz de transformar el corazón de los seres humanos y frenar la maldad de este mundo que se manifiesta en violencia, fraudes, muertes, extorsiones, hogares destruidos por la infidelidad conyugal, abortos, delincuencias, etc. Para Dios esta labor es sumamente importante que aun desde el Antiguo Testamento les encomendara tal tarea:

“Harás congregar al pueblo, varones y mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren en tus ciudades, para que oigan y aprendan, y teman a Jehová vuestro Dios, y cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley”.
Deuteronomio 31:12

De igual manera la iglesia del Señor tiene esta misma encomienda:

“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;  enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”.
Mateo 28:19-20

CONCLUSIÓN.



El diablo conoce el poder que tiene la palabra de Dios para transformar el corazón de los hombres y por ello se opondrá a dicha tarea, sin embargo, como Pablo nosotros somos responsables de trastornar el mundo de las tinieblas anunciando este glorioso mensaje a aquellos que viven en las tinieblas.

¿Cómo afirmarse en el evangelio? (Lucas 22:54-62)


“Y prendiéndole, le llevaron, y le condujeron a casa del sumo sacerdote. Y Pedro le seguía de lejos.  Y habiendo ellos encendido fuego en medio del patio, se sentaron alrededor; y Pedro se sentó también entre ellos.  Pero una criada, al verle sentado al fuego, se fijó en él, y dijo: También éste estaba con él. Pero él lo negó, diciendo: Mujer, no lo conozco.  Un poco después, viéndole otro, dijo: Tú también eres de ellos. Y Pedro dijo: Hombre, no lo soy.  Como una hora después, otro afirmaba, diciendo: Verdaderamente también éste estaba con él, porque es galileo.  Y Pedro dijo: Hombre, no sé lo que dices. Y en seguida, mientras él todavía hablaba, el gallo cantó. Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor, que le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces.   Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente”.
Lucas 22:54-62

INTRODUCCIÓN


            Una de las razones por las cuales las personas no aceptan la invitación del evangelio es por el temor de fallarle. Hay personas que dicen que aceptar el evangelio es un gran compromiso y piensan que no están listos ya que las tentaciones son muy fuertes, otros han aceptado pero se descuidaran tropezando y cayendo de la gracia de la cual ya no se han levantado. No obstante, esta historia nos muestra como afirmarnos en el evangelio desde el momento que nos convertimos a Dios. Cuando Pedro fue llevado por primera vez a Jesús le prometió que lo convertiría en un hombre de firmes convicciones, en una roca que es lo que significa su nombre: “Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús. Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo). Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro)”, (Juan 1:40-42). Sin embargo, si vemos los evangelios podemos encontrar a un hombre inestable el cual se presenta como un hombre pescador, sin estudios, impulsivo como cuando salto de la barca sin pensarlo cuando Jesús caminaba sobre las aguas, a veces falto de fe como cuando comenzó a hundirse en las aguas cuando vio las grandes olas que se acercaban, violento como cuando le arranco la oreja con una espada a Malco el sirviente del sumo sacerdote, por momentos tenia destellos de revelación divina como cuando declaro que Jesús era el Cristo, el Hijo del Dios altísimo, le costaba entender la voluntad de Dios como cuando intentó convencer a Jesús que no fuera a morir a Jerusalén y por ocasiones cobarde a tal punto que negó a nuestro Señor Jesucristo 3 veces; pero después de este incidente la vida de Pedro cambiaría para siempre convirtiéndose en un hombre de fuertes convicciones en el evangelio y líder de la iglesia cristiana, por tanto, veamos que tenemos que hacer para afirmarnos en el evangelio.

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Pedro niega a Jesús

I.                   CAUSAS DE LA CAÍDA DE PEDRO.


“Y prendiéndole, le llevaron, y le condujeron a casa del sumo sacerdote. Y Pedro le seguía de lejos”.

El principio de la caída de Pedro comienza cuando Jesús es capturado y llevado preso a la casa del sumo sacerdote. Anteriormente Pedro había jurado que nunca se apartaría de Jesús y que incluso a la cárcel o muerte iría por Él: “Él le dijo: Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte. Y él le dijo: Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces”, (Lucas 22:33-34). Jesús le advirtió que lo negaría pero nunca lo tomo en cuenta, es más, la noche en la cual Jesús fue apresado ni siquiera velo con Él en oración para pedirle a Dios que lo ayudara a resistir el momento de dificultad que venía: “Vino luego y los halló durmiendo; y dijo a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad es tá dispuesto, pero la carne es débil”, (Marcos 14:37-38). Por tanto podemos encontrar dos razones por las cuales Pedro cayó, la primera no presto atención a la palabra de Dios en boca de Jesús cuando le advirtió del peligro que corría de negarlo, y segundo, siguió de lejos a Jesús, a escondidas quiso mantenerse siendo aún su discípulo. Cuántas personas comenten el mismo error de Pedro, siguiendo a Jesús de lejos, sin mayor compromiso, no saben escuchar el consejo de la palabra de Dios y por tanto sus acciones los llevan a su caída.

II.                EL PECADO DE PEDRO: NEGAR A JESÚS.


“Y habiendo ellos encendido fuego en medio del patio, se sentaron alrededor; y Pedro se sentó también entre ellos.  Pero una criada, al verle sentado al fuego, se fijó en él, y dijo: También éste estaba con él. Pero él lo negó, diciendo: Mujer, no lo conozco.  Un poco después, viéndole otro, dijo: Tú también eres de ellos. Y Pedro dijo: Hombre, no lo soy.  Como una hora después, otro afirmaba, diciendo: Verdaderamente también éste estaba con él, porque es galileo.  Y Pedro dijo: Hombre, no sé lo que dices. Y en seguida, mientras él todavía hablaba, el gallo cantó”.

Si no consideramos el consejo de Dios para nuestra vida, nuestras acciones nos pueden conducir a cometer los peores pecados. Pedro cometió el error de tomar a la ligera el consejo de Jesús y aquella noche decisiva se durmió en lugar de pasar la noche orando para que su fe no le fallara, y cuando el momento paso lo negó tres veces sin darse cuenta de lo terrible de su error. Muchos podemos cometer el error de criticar la actitud de Pedro, pero lo cierto es que todos podemos hallarnos en la misma situación. Muchas personas no consideran en serio el mensaje de la palabra de Dios, creen que pueden seguir a Jesús en sus propios términos, pero cuando el pecado llega a su vida por no tener un compromiso serio con Él caen en sus redes y así niegan con sus acciones a Aquel que les puede dar vida eterna.

III.             LA CONFRONTACIÓN POR EL PECADO DE PEDRO.


“Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor, que le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces”.
Inmediatamente después de negarlo el gallo canto y Jesús lo volvió a ver para recordarle la advertencia que ya le había hecho y que él no tomo en serio y así Pedro fue confrontado por su pecado. Muchas veces podemos encontrarnos en la misma situación de Pedro, confrontados con Dios por causa de nuestros pecados, y como él podemos sentirnos miserables como se sintió Pedro aquel día. Entonces, la pregunta es ¿qué debemos hacer cuando por medio de la palabra de Dios comprendamos nuestra miserable situación? Pedro nos enseña lo que debemos hacer.

IV.              LA RESTAURACIÓN DE PEDRO.


“Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente”.

            Cuando Pedro se dio cuenta de su error, la Biblia dice que salió de allí y lloró amargamente. Esto nos habla de lo profundo de su arrepentimiento. Si queremos dejar de vivir negando a Jesús debemos arrepentirnos de nuestros pecados, es decir, reconocer nuestro pecado, nuestra falta delante de Dios y pedirle perdón a Jesús por ello, y por eso Juan nos dice la importancia de confesarlos para que Dios los perdone: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros”, (1 Juan 1:9-10). Después de este día, Pedro fue restaurado completamente y su compromiso fue firme con Jesús, a partir de allí obedeció completamente su palabra y no se confió en su propia prudencia, así también nosotros debemos asegurarnos de aprender de nuestros errores, considerar bien el mensaje del evangelio y afirmar nuestra fe en Cristo ya que solo así alcanzaremos la vida eterna. Pedro se afirmó, se volvió obediente a la palabra de Dios, se volvió un hombre de oración y lleno del Espíritu Santo, a tal punto que se convirtió en un hombre completamente diferente:

“Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús”.
Hechos 4:13

CONCLUSIÓN.



            Esta historia nos enseña grandes principios espirituales para afirmarnos en el evangelio donde lo principal es asegurarnos de haber experimentado un verdadero arrepentimiento y aferrarse a los consejos de la palabra de Dios.


¿Cómo enfrentar las dificultades? (Éxodo 17:8-13)


“Entonces vino Amalec y peleó contra Israel en Refidim. Y dijo Moisés a Josué: Escógenos varones, y sal a pelear contra Amalec; mañana yo estaré sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi mano. E hizo Josué como le dijo Moisés, peleando contra Amalec; y Moisés y Aarón y Hur subieron a la cumbre del collado.  Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; más cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec. Y las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol. Y Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a filo de espada”.
Éxodo 17:8-13

INTRODUCCIÓN


            Camino a la tierra prometida Israel encontró un enemigo que se opuso a ellos en medio del desierto y su nombre era Amalec. Es interesante como esta historia de las Sagradas Escritura hace un buen símil con nuestra vida cristiana. Como hijos de Dios en nuestro caminar cristiano enfrentaremos muchos obstáculos y dificultados que querrán alejarnos del propósito de Dios, pero aquí podemos aprender unos principios importantes para vencer en medio de estas situaciones.


Moises-ora
Aarón y Hur ayudan a Moisés durante la oración

I.                   LA REALIDAD DE NUESTROS ENEMIGOS.


“Entonces vino Amalec y peleó contra Israel en Refidim”.

En este versículo vemos como antes de introducirse en la tierra prometida Israel tuvo que defenderse de su primer enemigo, Amalec. Como hijos de Dios debemos estar conscientes que tenemos muchos enemigos que vendrán a pelear con nosotros.  Por ejemplo, vemos en Éxodo 1 como faraón sometió a Israel a esclavitud para impedir su crecimiento como nación, también vemos en el libro de Jueces, 1 Reyes y 2 Reyes como el pueblo de Dios fueron atacados por diferentes naciones a lo largo de su historia como nación hasta terminar en su deportación final. Después de la deportación, cuando los judíos regresaron a su nación, vemos en los libros de Esdras, Nehemías y Zacarías  las constantes oposiciones que tuvieron al intentar reconstruir su nación. Y bueno, basta ver los evangelios para presenciar las constantes luchas que nuestro Señor Jesús tuvo, y posteriormente vemos en Hechos de los Apóstoles a la iglesia del Señor perseguida. De igual forma cada uno de nosotros se verá en diferentes dificultades, enfermedades y luchas que vendrán del reino de las tinieblas y por ello Pablo exhorta a los cristianos a estar firmes en contra de sus asechanzas: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes”, (Efesios 6:12-13).  Como Amalec se opuso a Israel en su camino a la tierra prometida, así Satanás y sus demonios se opondrán a que nosotros cumplamos el propósito de Dios para nuestras vidas y lleguemos al cielo. Pero, ¿qué actitud debemos tomar ante nuestros enemigos?

II.                NUESTRA ACTITUD ANTE LA AMENAZA: ORACIÓN Y ACCIÓN.


“Y dijo Moisés a Josué: Escógenos varones, y sal a pelear contra Amalec; mañana yo estaré sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi mano. E hizo Josué como le dijo Moisés, peleando contra Amalec; y Moisés y Aarón y Hur subieron a la cumbre del collado”.

            Esta historia nos enseña que ante la amenaza Moisés y el pueblo de Israel se prepararon para resistir al enemigo. Aquí vemos una combinación de dos cosas, la parte de la preparación humana basada en las habilidades guerreras de Josué, y la búsqueda de Moisés del auxilio divino a través de la oración.  Si bien es cierto, nuestra primera opción debe ser buscar a Dios en oración para pedir su auxilio, al mismo tiempo debemos combinar nuestras plegarias con la acción, sabiendo que Él nos dará la sabiduría, la fortaleza, habilidades y recursos necesarios para salir de nuestros problemas. Esto lo vemos claramente en la Biblia. Por ejemplo, en Nehemías vemos como este hombre oraba constantemente por la protección divina y el avance de la reconstrucción del templo y simultáneamente trabajaba en la obra. Vemos en el libro de Hechos a los apóstoles concentrados en la oración, pidiendo el favor divino para que sus enemigos no prevalecieran contra ellos y perseverando en el trabajo de la predicación. Aunque sabemos que hay casos extremos donde solo la oración nos queda, pero en muchos casos como estos y otros ejemplos más la palabra nos muestran que no solo debemos orar, sino que actuar simultáneamente.

III.             LA IMPORTANCIA DEL APOYO DE TODA LA IGLESIA PARA VENCER LA ADVERSIDAD.


“Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; más cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec. Y las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol. Y Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a filo de espada”.

Otro principio importante que podemos aprender en esta historia en cuanto a cómo enfrentar nuestras batallas es el apoyo que como cuerpo en Cristo nos demos. En esta historia vemos que mientras Josué e Israel peleaban, Moisés oraba en la cumbre de un collado y así prevalecía Israel sobre sus enemigos, pero cuando Moisés se cansaba y bajaba sus manos, Amalec prevalecía contra Israel, y por eso Aarón y Hur decidieron ayudar a Moisés sosteniéndole los brazos para que mantuviera las manos arriba. Esto nos muestra la necesidad que tenemos de otros cristianos durante nuestras luchas espirituales. La misma Biblia nos dice que debemos aprender a sobrellevar las cargas de otros: “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo”, (Gálatas 6:2), y a través de la metáfora de la necesidad que todos los miembros del cuerpo tienen el uno del otro nos muestra la necesidad que los creyentes tenemos de ayudarnos y complementarnos en la vida cristiana: “Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría”, (Romanos 12:4-7). De esta forma, apoyándonos los unos a los otros, las pruebas pueden ser superadas más fácilmente.

CONCLUSIÓN.


En la vida cristiana tendremos que enfrentar al reino de Satanás y a este mundo, pero que bueno es saber que la Biblia nos enseña la que debemos hacer ante nuestros enemigos: 

1. Ante las dificultades debemos orar y actuar simultáneamente.

2. Como un cuerpo en Cristo, todos debemos apoyarnos con nuestro tiempo, habilidades y recursos para que las pruebas se superen con menos dificultad.