sábado, 30 de enero de 2021

La preocupación de Jesús en la cruz (Juan 19:25-27)

 

“Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena. Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa”.

Juan 19:25-27

INTRODUCCIÓN

               Hemos llegado a otro de los pasajes exclusivos de Juan en cuanto al detalle que se nos da. Pareciera que no hay mucho que decir en cuanto a estos tres versículos, pero lo cierto es que encierran una riqueza de conocimiento bíblico que nos edifica espiritualmente, así como todo pasaje de las Sagradas Escrituras. La misión de Cristo estaba por consumarse en la cruz del Calvario, su vida había sido dada en rescate de muchos que harían suya esta bendita esperanza, pero antes de entregar su espíritu y consumar su plan, Él ve la aflicción y dolor de su madre, María, y a pasar que se encuentra en sus últimos momentos de vida, se asegura de consolarla y dejarla en manos de personas que cuidarían de ella, mostrándonos así, su gran amor, aun en los momentos más difíciles que tuvo que atravesar.


las-mujeres-en-la-cruz
La preocupación de Jesús en la cruz

LAS MUJERES A LOS PIES DE LA CRUZ

“Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena”.

Juan 19:25

                  La escena de la cruz nos muestra que junto a la cruz donde había sido crucificado Jesús, se encontraban María, la madre de Jesús, así como tres mujeres más: Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena. En primer lugar, aparece María, la madre de Jesús. Es curioso ver como los evangelistas se refieren a ella como la madre de Jesús y no por su nombre propio, María. María recibió el anuncio del nacimiento sobrenatural de Jesús siendo aun joven, antes de casarse con José: “El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo… Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros. Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer”, (Mateo 1:18, 21-24). Si nos damos cuenta, Mateo recalca la profecía de Isaías que hablaba acerca del nacimiento de Jesús de una virgen: “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel”, (Isaías 7:14). Ahora bien, la palabra griega de donde se traduce virgen en el evangelio según Mateo es parzénos (παρθένος), y hace referencia a una doncella que nunca ha tenido relaciones sexuales, pero en Isaías, la palabra hebrea de donde se traduce virgen es alma (עַלְמָה), la cual se refiere a una doncella virgen, pero también a una doncella entre los 12 a los 17 años de edad. Por tanto, si lo vemos así, María tenía aproximadamente 17 años cuando por obra del Espíritu Santo quedo embarazada, si Jesús nació a sus 17 años y si fue crucificado a los 33 años, entonces María tendría aproximadamente 50 años de edad cuando vio a su Hijo siendo crucificado. No cabe duda que su amor hacia su Hijo la había llevado a aquel duro lugar, donde presencio la muerte de Él. Luego, aparecen junto a María, la madre de Jesús otras tres mujeres, una es la hermana de María, madre de Jesús, María mujer de Cleofás y María Magdalena. Por Marcos, podríamos deducir que el nombre de la hermana de María, madre de Jesús, era Salomé: “También había algunas mujeres mirando de lejos, entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé, quienes, cuando él estaba en Galilea, le seguían y le servían; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén”, (Marcos 15:40-41). Y considerando el testimonio de Mateo, Salomé no solo era la hermana de María, la madre de Jesús, sino también la esposa de Zebedeo y por ende la madre de Jacobo y Juan, los discípulos del Señor: “Entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo”, (Mateo 27:56). Luego, tenemos a María, la mujer de Cleofás, y de acuerdo a Mateo 27:56 era la madre de Jacobo el mejor y José, y algunos identifican su esposo como uno de los dos discípulos de camino a Emaús que aparece en Lucas: “Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días?”, (Lucas 24:18). Finalmente, aparece María Magdalena, de la cual los evangelios dan testimonio que Jesús había echado fuera siete demonios: “Y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios”, (Lucas 8:2). Estas fueron las cuatro mujeres que estaban a los pies de la cruz y durante su ministerio estas estuvieron presentes apoyándolo y sirviéndole hasta el momento de su muerte lo cual nos habla de la gran fidelidad de estas a su Señor. En los tiempos de Jesús, las mujeres eran vistas con cierto desprecio y a las discípulas generalmente no se les daba mayor importancia, sin embargo, nuestro Señor debió haberles dado gran relevancia en su ministerio y de hecho, la Escritura nos dice que no solo estas eran las que le servían, sino habían otras: “Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él, y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes”, (Lucas 8:1-3). Así que estas mujeres que le habían servido a Jesús durante su ministerio mostraron su fidelidad aun en el momento de su muerte ya que, de acuerdo a Juan, estas se acercaron a la cruz y lloraban la muerte de su Maestro, sin temer las represarías de los romanos o los enemigos de Jesús.

 

LA PREOCUPACIÓN DE JESÚS EN LA CRUZ

“Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa”.

Juan 19:26-27

                Jesús estaba a punto de consumar la misión por la cual había venido a este mundo, morir por nuestros pecados, sin embargo, antes de hacerlo, expresa su preocupación por aquella mujer que fue la madre de su humanidad y sabiendo que ésta estaba desconsolada y abatida por la terrible escena que presenciaba, decide encargar a uno de sus discípulos para que estuviese con ella para que la consolara y cuidara: Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa. Lo más seguro es que María era una viuda para este entonces ya que su marido José no tiene participación en los evangelios durante el ministerio de Jesús y aunque tenía otros hijos, pero ninguno de ellos había creído todavía en Jesús como Mesías, por ello decide encargarle al que llama aquí el discípulo a quien Él amaba que la recibiera como si se tratara de su propia madre. En cuanto a la identidad del discípulo amado la mayoría de estudiosos opinan que se refiere a Juan el apóstol, el autor de este evangelio, sin embargo, cuando se refiere a sí mismo, no lo hace con su propio nombre, sino bajo el calificativo de “el discípulo a quien Él amaba” (Juan 13:23; 19:26; 21:7). Hay otros que no están de acuerdo con esta suposición y dan una menos probable identificando al discípulo a quien Jesús amaba con Juan Marcos, el autor del evangelio según Marcos e hijo de María, una mujer cristiana donde la iglesia llego a reunirse: “Y habiendo considerado esto, llegó a casa de María la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos, donde muchos estaban reunidos orando”, (Hechos 12:12). Sin embargo, esta teoría es muy poco probable. En este pasaje se dejan ver algunas enseñanzas importantes para nuestra vida cristiana. Lo primero, es el cuidado que Dios tiene de las personas más vulnerable de la sociedad. María era una mujer viuda y generalmente junto con los huérfanos eran considerados como la parte de la población de mayor necesidad, sin embargo, desde el Antiguo Testamento Dios se ha identificado con los más débiles y vulnerables de la sociedad haciéndose llamar Dios de huérfanos y viudas, defensor de los desamparados: “Padre de huérfanos y defensor de viudas. Es Dios en su santa morada. Dios hace habitar en familia a los desamparados; saca a los cautivos a prosperidad”, (Salmo 68:5-8). Jesús, preocupado por la situación de María, se la encarga a su discípulo amado, Juan, el cual, teniendo el conocimiento del reino de Dios en su corazón, estaba apto para tal tarea. En segundo lugar, la iglesia debe tomar un rol activo en el cuidado y ayuda de las personas oprimidas y desposeídas, especialmente a la familia de la fe: “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe”, (Gálatas 6:10). La vida cristiana no solo se trata de vivir en santidad y adorar a Dios los fines de semana en un templo, debe también enfocarse en apoyar y ayudar a las personas de gran necesidad dentro de su sociedad, obviamente, esto comienza por compartirles el mensaje de amor del evangelio, pero también se espera la ayuda material a los tales, a esto Santiago lo llama la religión pura y sin mancha delante de Dios: “La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo”, (Santiago 1:27). Mas adelante Santiago dice que de nada sirve afirmar tener fe si realmente no somos movidos en misericordia a ayudar a aquellos que lo necesitan: “Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?”, (Santiago 2:15-16). Aquel día, Juan acepto la tarea que Jesús le ponía, no como una carga, sino como consecuencia de un corazón misericordioso que sabe consolar a los necesitados y angustiados. Finalmente, podemos ver la importancia de mantener la unidad de la familia. Juan tenía que comenzar a ver a María como su madre y viceversa, y esto nos habla de la importancia que la familia tiene en el reino de Dios. La familia es la base de toda la sociedad, es el núcleo central donde los hijos se crían para ser buenos ciudadanos, pero hoy en día se vive una crisis en la familia. Como cristianos, debemos cuidar la unidad de nuestra familia, apoyándose mutuamente, especialmente en momento de dificultades, tanto así, que Pablo dice que aquel que no provee para los suyos ha negado la fe: “Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo”, (1 Timoteo 5:8). Lo cierto es que aquel día, Jesús, estando colgado de la cruz, en sus últimos momentos de vida, se preocupo por María y no queriendo dejarla sola y desconsolada, le encomendó a uno de sus discípulos que cuidara de ella.

 

domingo, 24 de enero de 2021

La descendencia de Sem (Génesis 11:10-26)

 

“Estas son las generaciones de Sem: Sem, de edad de cien años, engendró a Arfaxad, dos años después del diluvio. Y vivió Sem, después que engendró a Arfaxad, quinientos años, y engendró hijos e hijas. Arfaxad vivió treinta y cinco años, y engendró a Sala. Y vivió Arfaxad, después que engendró a Sala, cuatrocientos tres años, y engendró hijos e hijas. Sala vivió treinta años, y engendró a Heber. Y vivió Sala, después que engendró a Heber, cuatrocientos tres años, y engendró hijos e hijas. Heber vivió treinta y cuatro años, y engendró a Peleg. Y vivió Heber, después que engendró a Peleg, cuatrocientos treinta años, y engendró hijos e hijas. Peleg vivió treinta años, y engendró a Reu. Y vivió Peleg, después que engendró a Reu, doscientos nueve años, y engendró hijos e hijas. Reu vivió treinta y dos años, y engendró a Serug. Y vivió Reu, después que engendró a Serug, doscientos siete años, y engendró hijos e hijas. Serug vivió treinta años, y engendró a Nacor. Y vivió Serug, después que engendró a Nacor, doscientos años, y engendró hijos e hijas. Nacor vivió veintinueve años, y engendró a Taré. Y vivió Nacor, después que engendró a Taré, ciento diecinueve años, y engendró hijos e hijas. Taré vivió setenta años, y engendró a Abram, a Nacor y a Harán”. 

Génesis 11:10-26

INTRODUCCIÓN

             En el capítulo 11 encontramos otra de las genealogías importantes en este libro, la genealogía que presenta la descendencia de Sem. Sem fue uno de los tres hijos de Noé, ya anteriormente vimos a través de las genealogías de sus tres hijos como las naciones surgieron y en el relato de la torre de Babel vimos como Nimrod se levanto como el primer gobernador poderoso de la humanidad el cual edifico muchas ciudades. Ahora, el libro de Génesis va a tender a enfocarse en la historia del personaje del cual surgiría la nación de Israel, pero para eso, presentara primero la descendencia de aquel hijo de Noé del cual provienen sus orígenes.


LA DESCENDENCIA DE SET

“Estas son las generaciones de Sem: Sem, de edad de cien años, engendró a Arfaxad, dos años después del diluvio. Y vivió Sem, después que engendró a Arfaxad, quinientos años, y engendró hijos e hijas. Arfaxad vivió treinta y cinco años, y engendró a Sala. Y vivió Arfaxad, después que engendró a Sala, cuatrocientos tres años, y engendró hijos e hijas. Sala vivió treinta años, y engendró a Heber. Y vivió Sala, después que engendró a Heber, cuatrocientos tres años, y engendró hijos e hijas. Heber vivió treinta y cuatro años, y engendró a Peleg. Y vivió Heber, después que engendró a Peleg, cuatrocientos treinta años, y engendró hijos e hijas. Peleg vivió treinta años, y engendró a Reu. Y vivió Peleg, después que engendró a Reu, doscientos nueve años, y engendró hijos e hijas. Reu vivió treinta y dos años, y engendró a Serug. Y vivió Reu, después que engendró a Serug, doscientos siete años, y engendró hijos e hijas. Serug vivió treinta años, y engendró a Nacor. Y vivió Serug, después que engendró a Nacor, doscientos años, y engendró hijos e hijas. Nacor vivió veintinueve años, y engendró a Taré. Y vivió Nacor, después que engendró a Taré, ciento diecinueve años, y engendró hijos e hijas”.

Génesis 11:10-25

descendientes-Noé
Sem, Jafet y Cam, descendiente de Noé   

                 En los capítulos 10 y 11 se ha presentado la genealogía de los tres hijos de Noé, Sem, Jafet y Cam, de donde provino toda la humanidad, además el autor de este libro ha mostrado cómo la humanidad se multiplico en tribus y naciones, así como hombres como Nimrod que llegaron a ser los primeros gobernantes de aquellas tierras. Ahora, la historia de la humanidad comienza a direccionarse a una descendencia en específico, descendencia de donde provendría Abraham, el padre de la nación de Israel, así como el Mesías. No olvidemos que el plan de salvación de Dios sigue vigente y así, de Set, el tercer hijo de Adán, llegamos a Sem, uno de los hijos de Noé, para luego llegar a Taré, quien engendro a Abraham. El autor de Génesis nos presenta la línea de dependencia de Sem a Taré, el padre de Abram: Sem… engendró a Arfaxad… Arfaxad… engendró a Sala… Sala …  engendró a Heber… Heber … engendró a Peleg… Peleg … engendró a Reu…  Reu … engendró a Serug…  Serug … engendró a Nacor… Nacor … engendró a Taré. Como la descendencia de los hijos de Adán por la línea de Set del capítulo 5, esta genealogía a parte de presentar al antepasado y su descendiente, presenta los años que vivieron. Esto muestra como la vida después del diluvio disminuyó considerablemente, esto debido a que las condiciones climáticas del planeta tierra cambiaron, así como la dieta del ser humano, ya que después del diluvio se le permitió comer carne y ya no fue 100% vegetariana. De la descendencia de Adán, podemos ver que la mayoría de ellos vivió al menos 900 años, luego, después del diluvio la cosa cambio. Noé que nació antes del diluvio vive 950 años, y Set, su hijo que también nació antes del diluvio vive 600 años, luego, el hijo de Sem, Arfaxad, vive 438 años, luego, Sela, hijo de Arfaxad, vive 403 años, luego el descendiente de este, Heber, vive 464 años, luego su descendiente, Peleg, quien vivió 239 años, luego, Reu, vivió 239 años, luego, Serug, vivió 230 años, luego tenemos a Nacor, quien llego a vivir 148 años. En general, podemos ver como los años de vida del ser humano después del diluvio comenzó a disminuir hasta llegar a nuestros tiempos donde la misma Biblia declara que la vida del hombre es de 70 años y en los más robustos de 80: “Los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan, y volamos”, (Salmo 90:10). Otro detalle interesante de esta genealogía que presenta a la descendencia humana después del diluvio es la edad en la que procrean hijos. Si la comparamos con la del capítulo 5 donde se presenta la descendencia de Adán por la línea de Set, los hijos se concebían entre los arriba de los 100 años de edad, a excepción de Mahalaleel y Enoc que los concibieron a los 65 años, Cainán a los 70 años y Enós a los 90 años. Sin embargo, los hijos de la descendencia después del diluvio, desde Arfaxad engendraron entre los 29 a los 35 años de edad. Además, podemos ver que aparte de sus primogénitos, Génesis enfatiza que luego estos tuvieron hijos e hijas, cumpliendo así el mandato de Dios de multiplicarse y llenar la tierra.

                Génesis nos dice que Sem tenía 100 años cuando engendro a Arfaxad y que Arfaxad nació en el segundo año después del diluvio, si esto es así, podemos determinar cuántos años transcurrieron desde que el diluvio finalizo y Noé se asentó hasta el llamamiento que Abram recibe a sus 75 años de edad. En total, transcurrieron aproximadamente 367 años, desde el inicio de la humanidad después el diluvio hasta el llamamiento de Abram.

 

Tabla
Tabla de conteo de años desde el inicio de la humanidad después del diluvio hasta el llamamiento de Abram

Por tanto, tenemos desde el inicio de la humanidad hasta el llamamiento de Abram 367 años de historia en la humanidad. Ahora bien, ¿serian cuatro siglos suficientes para poblar toda la tierra al punto de fundar grandes ciudades y naciones? Para contestar esta pregunta, algunos expertos han considerado que entre Arfaxad y el llamamiento de Abram, bien pudieron existir al menos 11 generaciones, 9 de Arfaxad a Taré, desde Taré al llamamiento de Abram a sus 75 años de edad. Si este es así, suponen que cada matrimonio pudo haber procreado 10 hijos, 5 varones y 5 hembras, de tal forma que la generación 11 contaría con 1,451,880 parejas, o 2,903,760 personas. Ahora bien, esto es considerando solo la dependencia de Sem, pero que hay de las descendencias de Jafet y Cam, que paralelo a estos se multiplicaron. Si hacemos una multiplicación sencilla por 3, tendríamos que los habitantes podrían llegar a 8,711,280. Aun así, parece una población muy poca para entender que estas formaron ciudades y naciones y que son las que Abraham encontró durante su peregrinación, considerando que países pequeños como El Salvador tiene una población aproximada de 6.421 millones y China, una nación superpoblada llega a 1.393 miles de millones. Sin embargo, no debemos considerar el tamaño de una población de una ciudad de este tiempo con el tamaño de la población de las ciudades actuales. Para esta época, muchas ciudades o naciones eran pequeñas ya que la humanidad iniciaba, a lo mejor eran parecidas a las colonias u urbanizaciones que hoy conocemos y no como la población de los países o estados de hoy. Además, posiblemente, estas generaciones tuvieron más de 10 hijos y algunos creen que la explosión demográfica se dio específicamente en los tiempos de Peleg el cual nació a los 101 años después del diluvio. Esto se cree así por el significado etimológico de su nombre. En hebreo, Peleg se traduce del nombre Péleg (פֶּלֶג), y su significado sugiere “división”, ya que en su tiempo se repartió toda la tierra posiblemente porque ocurrió la confusión de las lenguas en Babel: “Y a Heber nacieron dos hijos: el nombre del uno fue Peleg, porque en sus días fue repartida la tierra; y el nombre de su hermano, Joctán”, (Génesis 10:25). Además de esto, recordemos que en tiempos de Nimrod se construyeron grandes ciudades: “Y Cus engendró a Nimrod, quien llegó a ser el primer poderoso en la tierra. Este fue vigoroso cazador delante de Jehová; por lo cual se dice: Así como Nimrod, vigoroso cazador delante de Jehová. Y fue el comienzo de su reino Babel, Erec, Acad y Calne, en la tierra de Sinar. De esta tierra salió para Asiria, y edificó Nínive, Rehobot, Cala, y Resén entre Nínive y Cala, la cual es ciudad grande”, (Génesis 10:8-12). De esta forma, la tierra fue poblada después del diluvio, cada familia dio paso a tribus, las tribus a aldeas y estas a naciones, de tal forma que cuando Abram recibió su llamamiento a sus 75 años, está ya estaba poblada con sus respectivas ciudades.


LA DESCENDENCIA DE TARÉ

“Taré vivió setenta años, y engendró a Abram, a Nacor y a Harán”.

Génesis 11:26

                  Al llegar a Nacor, Génesis nos dice que este engendro a Taré y este a tres hijos: “Taré vivió setenta años, y engendró a Abram, a Nacor y a Harán. En la Nueva Versión Internacional de la Biblia, este versículo traduce los nombres de Taré como Téraj, ya que en hebreo así se pronuncia: “Cuando Téraj tenía setenta años, ya habían nacido sus hijos Abram, Najor y Jarán”, (Génesis 11:26, NVI). Si nos damos cuenta, la traducción de los nombres de algunos personajes en la NVI es diferente, pero esto es así, porque dicha traducción es dinámica y los traduce, así como se pronuncian en hebreo. Como sea, la genealogía finalmente ha llegado a Taré, el cual fue el padre de Abram, el cual recibiría el llamamiento de Dios para ser padre de una gran nación de donde vendría el Salvador del mundo y es el preludio para entrar a la genealogía de Taré que daría paso al relato del origen de la nación de Israel que va desde el capítulo 12 del libro de Génesis y abarca el resto de los libros del Antiguo Testamento, para dar paso al Nuevo Testamento que presenta la primera venida del Cristo, el surgimiento de la Iglesia y la consumación del plan eterno en el libro de Apocalipsis. Así, casi llegamos al origen de la historia de Israel.

 

La suerte fue echada (Juan 19:23-24)

 

“Cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestidos, e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo. Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será. Esto fue para que se cumpliese la Escritura, que dice: Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes. Y así lo hicieron los soldados”.

Juan 19:23-24

 

INTRODUCCIÓN

             La escena en la cruz continua, Jesús está crucificado y de acuerdo a los evangelios sinópticos muchas personas se burlaban de él, mientras que otros hacían lamentación. Por los siguientes versículos, entendemos que Juan, el discípulo amado, estaba allí a la par de María, la madre de Jesús (Juan 19:25-27), y desde allí contempla todo lo que está pasando, de tal forma que las escenas que se narran aquí quedaron grabadas en su mente, tanto así que narra es su evangelio esta escena presentada en los versículos que van del 23 al 24 donde unos insensibles y sádicos soldados romanos echan suerte sobre la túnica del Señor, mientras éste moría en la cruz. No obstante, Juan vio en todo esto, un cumplimiento de las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento.


echaron-suerte
echaron suerte sobre sus vestidos


LA SUERTE FUE ECHADA SOBRE SU TÚNICA 

“Cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestidos, e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo. Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será…”

Juan 19:23-24

               De acuerdo a la costumbre romana, eran cuatro los soldados que acompañaban al condenado a muerte hasta el lugar de su ejecución, donde le crucificaban, de tal forma que les era permitido al final de la ejecución repartirse las ropas del crucificado, por ello dice Juan: Cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestidos, e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo. De acuerdo a Juan, los soldados tomaron sus vestidos, esta palabra proviene del griego jimátion (ἱμάτιον), la cual literalmente hace referencia a cualquier prenda de vestir y no necesariamente a alguna en específico, de allí que para los judíos existían 5 prendas de vestir básicas para un hombre: calzado, turbante, cinto, túnica y manto exterior. Si esto es así, significa que se dividieron cuatro de ellas entre los cuatros, es decir, uno se llevo el calzado, el otro el turbante, el otro el cinto y el otro el manto exterior, quedando la túnica para ser echada a la suerte para saber quién se la llevaría. El problema con esto es que es difícil creer para algunos teólogos que Jesús pudiera llevar todavía su turbante porque se le había puesto una corona de espinas, además que cuando su azotado, los soldados debieron haberlo desnudado para tal castigo, y a lo mejor ya no llevaría su cinto, sino a lo sumo, su túnica que era su ropa interior y a lo sumo, su calzado. Sin embargo, otros opinan que, si bien es cierto, Jesús fue desnudado antes de ser azotado, también pudo volver a ser vestido después del cruel castigo, para no presentarlo totalmente desnudo ante Pilato, no obstante, hoy se nos hace difícil determinar con exactitud cuales son las cuatro prendas que los soldados romanos se repartieron entre sí, pero lo que si dice la Escritura es que los soldados echaron suerte sobre la quinta prenda de vestir de Jesús que era su túnica: Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será. La palabra griega que se traduce como túnica es jitón (χιτών), la cual hace referencia a la ropa interior que un judío usaba, este era una túnica blanca que se extendía desde los hombros hasta las rodillas o en ocasiones hasta los tobillos. Era la primera prenda que vestían y luego, encima de ella vestían su manto exterior que amarraban a la cintura con el cinto. Es interesante ver que esta túnica era una sola pieza tejida a mano y no el resultado de la unión de varias piezas. Generalmente, las túnicas del sumo sacerdote se tejían en una sola pieza lo cual es un simbolismo de Jesucristo como nuestro gran Sumo Sacerdote: “Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación”, (Hebreos 9:11). Ahora bien, el hecho de que la túnica haya sido una pieza de un solo tejido sorprende ya que para elaborarla una o varias mujeres tardarían varios días en elaborarlos. Hay una tradición que dice que antes de partir a su ministerio, cuando Jesús tenia 30 años de edad, María, su madre, se la tejió, y ahora veía como aquella túnica que ella con tanto amor le había elaborada era sorteada entre los soldados romanos que le habían crucificado a su hijo. Otros opinan que las mujeres que le acompañaban en su ministerio fueron las que se la elaboraron: “Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él, y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes”, (Lucas 8:1-3). Como haya sido, aquel manto pareció una gran pieza a los soldados romanos que no quisieron partirlo en cuatro partes, así que decidieron echar suerte en él para ver quién se lo llevaría.

                En cuanto al simbolismo de este manto, se han sugerido muchas interpretaciones alegóricas a lo largo del tiempo. Por ejemplo, ya vimos cómo algunos ven en el manto de una solo pieza de tejido, el simbolismo de Jesús como Sumo Sacerdote, ya que Josefo, el historiador judío, daba testimonio que así se elaboraban en aquel entonces las túnicas del sumo sacerdote. Otros ven el simbolismo de la unidad de los discípulos que se tuvo después de su muerte, mientras otros como Cipriano de Cartago vio la unidad de la iglesia en el manto que fue tejido de manera continua y sin ninguna añadidura. Para Orígenes, uno de los padres de la iglesia primitiva, el manto hecho de una sola pieza representaba la unidad y complementariedad de la enseñanza bíblica y así otros han afirmado teorías similares.

 

EL CUMPLIMIENTO DE UNA PROFECÍA MESIÁNICA

“Esto fue para que se cumpliese la Escritura, que dice: Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes. Y así lo hicieron los soldados”.

Juan 19:24

              Ahora bien, en medio de esta escena cruel, de unos soldados romanos insensibles que echaban suertes sobre la túnica de una persona agonizante en la cruz, se da el cumplimiento de una de las grandes profecías que hablaban acerca del Mesías: Esto fue para que se cumpliese la Escritura, que dice: Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes. Y así lo hicieron los soldados. Es increíble ver cómo Dios cumplía las profecías del Mesías en la vida de su Hijo Jesús y aun en medio de esta terrible escena, estas se cumplieron, aun en los detalles más pequeños como el echar suerte sobre la túnica de Jesús. Esta profecía aparece en uno de los Salmos: “Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes”, (Salmo 22:18). Juan que observo esta escena debió recordar esta parte de las Escritura por lo que quedo grabada en su mente y al escribir su evangelio no duda en registrarlo. El comentarista bíblico del Nuevo Testamente, William Barcley, mira en esta escena donde los soldados echan suerte sobre la túnica de Jesús, como otra suerte era echada en el manto del destino de la humanidad, es decir, Cristo había apostado su vida a favor de los pecadores y las suertes se habían echado, solo que todo fue a favor de nuestro Señor, ya que Él era el ganador definitivo en este plan de redención que traería vida eterna al pecador que se arrepintiera. De esta forma cada detalle de esta cruel escena era el cumplimiento exacto de las profecías del Antiguo Testamento y con ello nuestro Señor consumaría su gran victoria sobre la muerte y el imperio de Satanás.

 

sábado, 23 de enero de 2021

Jesús es crucificado (Juan 19:17-22)

 

“Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota; y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio. Escribió también Pilato un título, que puso sobre la cruz, el cual decía: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS. Y muchos de los judíos leyeron este título; porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad, y el título estaba escrito en hebreo, en griego y en latín. Dijeron a Pilato los principales sacerdotes de los judíos: No escribas: Rey de los judíos; sino, que él dijo: Soy Rey de los judíos. Respondió Pilato: Lo que he escrito, he escrito”.

Juan 19:17-22

INTRODUCCIÓN

             La sentencia en contra de Jesús a sido decretada por Poncio Pilato, el gobernador de Judea que Roma había establecido, esta sentencia lo condenaba a muerte por crucifixión. Debido a las falsas acusaciones de parte de los lideres religiosos de los judíos, Jesús enfrento un juicio injusto donde fue condenado, no sin antes experimentar el sufrimiento provocado por los azotes de los romanos, las burlas, golpes y laceraciones en su cabeza producidas por la corona de espinas que los soldados romanos le hicieron. Ahora estudiaremos este pasaje de las Escrituras que nos narra el martirio que nuestro Señor Jesucristo sufrió camino al monte de la Calavera donde fue crucificado para así cumplir la misión por la cual había venido a esta tierra.

crucifixión
Cristo es crucificado



CARGO SU PROPIA CRUZ

“Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota; y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio”.

Juan 19:17-18

           Después de haber sido juzgado y sentenciado a muerte Jesús cargó su cruz: Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota. La Nueva Versión Internacional de la Biblia traduce este versículo de la siguiente manera: “Jesús salió cargando su propia cruz hacia el lugar de la Calavera (que en arameo se llama Gólgota)”, (Juan 19:17, NVI). Las palabras “cargando su propia cruz” nos hablan de cómo Jesús acepto llevar sobre sí no solo el castigo por nuestros pecados, sino también, cumplir la misión que solamente Él podía cumplir. No había nadie más que pudiera llevar esa cruz, ningún hombre de esta tierra era capaz de hacerlo ya que solamente Jesucristo era el sacrificio acepto por Dios para perdón de nuestros pecados, por ello el profeta Isaías dijo tocante al Mesías: “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; más Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”, (Isaías 53:5-6). Aquel día Jesús acepto cargar esa cruz ya que al hacerlo estaba llevando sobre sí todas nuestras rebeliones y ofreciéndose como el sacrificio perfecto que borraría todos nuestros pecados y esto era así porque Él era el Cordero Perfecto de Dios: “El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”, (Juan 1:29). Ahora bien, Jesús fue llevado a un lugar llamado de la Calavera, que en hebreo se llamaba Gólgota. La palabra griega de donde se traduce Calavera es kraníon (κρανίον) y literalmente significa Calavera o Cráneo. En cuanto a la razón por la cual se le llamaba a este lugar Calavera se han sugerido algunas teorías. Algunos como Jerónimo, el autor de la Vulgata Latina, han sugerido que su nombre se debía a que en este lugar existían calaveras arrojadas en todo el monte las cuales eran resultados de las muchas personas que había sido crucificado y sus cuerpos habían sido destrozados por las fieras carroñeras dejando sus huesos arrojados por todo aquel lugar. De acuerdo con la historia, la crucifixión fue utilizada por primera vez por los persas, luego los cartaginenses la imitaron, para ser retomada por los romanos. después de la crucifixión, el condenado permanecía colgado en la cruz hasta que moría de sed, hambre o por las con lesiones recibidas, luego, después de esto, su cuerpo era víctima de los animales carroñeros. Ahora bien, si bien es cierto que este monte se encontraba a las afueras de Jerusalén, es poco probable que los judíos permitieran que un lugar tan inmundo como este estuviera a las cerca de su ciudad, por lo que debieron exigir que los cadáveres fuesen enterrados para evitar tal escena. Otra opinión mas improbable es que el nombre de ese lugar se debía a que la calavera de Adán se encontraba enterada allí. No obstante, la teoría mas aceptada es aquella que dice que el nombre Monte de la Calavera se debe a la forma que dicho monte tiene, una enorme peña rocosa sin maleza o vegetación que parece una calavera, y de allí su nombre.

                En cuanto a la ubicación del Monte de la Calavera es difícil hoy en día decir con certeza donde se encontraba. Si sabemos que dicho monte debió estar ubicado fuera de la ciudad de Jerusalén: “Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta”, (Hebreos 13:12). Este monte debió estar fuera de la cuidad de Jerusalén, pero era visible a lo lejos de la misma: “También había algunas mujeres mirando de lejos, entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé”, (Marcos 15:40). En la actualidad se han sugerido dos lugares para la ubicación del Monte de la Calavera, la primera se encuentra donde se ha edificado la iglesia del Santo Sepulcro que está situada en el sitio que antiguamente ocupaba un templo dedicado a Venus, que fue retirado por el emperador Constantino porque pensaba que estaba construido sobre el lugar sagrado. De acuerdo a los estudios arqueológicos se ha comprobado que dicho lugar se encontraba a las afueras de la Jerusalén. La otra posible ubicación del monte de la Calavera es donde se ha se cree que cree que esta ubicado la tumba de Jesús, la tumba del Jardín, la cual esta alrededor de una formación rocosa que se asemeja a una calavera. Sin embargo, hoy por hoy, no hay forma de determinar con precisión la ubicación geográfica de dicho lugar.

 

JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS

“Escribió también Pilato un título, que puso sobre la cruz, el cual decía: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS. Y muchos de los judíos leyeron este título; porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad, y el título estaba escrito en hebreo, en griego y en latín. Dijeron a Pilato los principales sacerdotes de los judíos: No escribas: Rey de los judíos; sino, que él dijo: Soy Rey de los judíos. Respondió Pilato: Lo que he escrito, he escrito”.

Juan 19:19-22

         La costumbre en las crucifixiones era colocar en un madero el nombre del crimen por el cual se crucificaba a la persona, en este caso, Pilato coloca el título: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS. En este caso, el titulo hablaba de la razón por la cual Jesús fue crucificado y ya que las acusaciones de los judíos eran que Él se autoproclamaba rey de los judíos, Pilato decidió declararlo de esta manera, de tal forma que dicho titulo especificaba la procedencia del Jesús, es decir, Nazaret, y el supuesto crimen bajo el cual había sido sentenciado a muerte. Ahora bien, durante la crucifixión, los condenados cargaban el madero en el cual iban a ser crucificados mientras hacían una gran procesión a lo largo de las principales calles de la ciudad, esta forma, la mayor cantidad de personas observaban la terrible escena, esto con doble propósito. En primer lugar, la larga y sangrienta procesión tenía como propósito mostrar al condenado a muerte y el cartel que anunciaba el crimen por el cual había sido sentenciado a muerte. Algunos opinan que esto de mostrar el crimen servía también para que si alguien había sido acusado injustamente y durante la procesión salía una persona que testificaba que el condenado era inocente, la sentencia de muerte se cancelaba y volvía a llevarse al pretorio para volver a ser evaluado a la luz de la nueva evidencia. En segundo lugar, la sangrienta procesión tenía como propósito intimidar a la gente para que se abstuvieran de cometer crímenes en el futuro. Aquel día Juan nos dice que muchos fueron los judíos que leyeron dicho título: Y muchos de los judíos leyeron este título; porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad, y el título estaba escrito en hebreo, en griego y en latín. El titulo estaba escrito en tres de las grandes lenguas de aquel mundo, la lengua hebrea que hablaba a los judíos, la lengua griega, que hablaba no solo a los griegos sino a todo gentil ya que dicho idioma era el universal, y en latín, que hablaba a los romanos. Esto nos habla un poco de la universalidad que el evangelio iba llegar a tener y de cómo el mensaje de Jesús llegaría a toda lengua y nación. Los líderes religiosos de los judíos se molestaron en gran manera por este titulo que Pilato había puesto y querían que lo cambiase, pero Pilato se reusó en hacerlo: Dijeron a Pilato los principales sacerdotes de los judíos: No escribas: Rey de los judíos; sino, que él dijo: Soy Rey de los judíos. Respondió Pilato: Lo que he escrito, he escrito.

En cuanto a la procesión de Jesús llevando su propia cruz, los evangelios no dan mayores detalles. Juan nos dice aquí que mucha gente vio el titulo y por ende a Jesús cargando su cruz, los evangelios sinópticos nos dicen que un hombre llamado Simón de Cirene le ayudo a cargar su cruz, posiblemente porque Jesús fue incapaz de cargarla durante todo el recorrido debido al terrible martirio que había sufrido y Lucas añade a esto la lamentación que las mujeres hacían por Él: “Y llevándole, tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús. Y le seguía gran multitud del pueblo, y de mujeres que lloraban y hacían lamentación por él”, (Lucas 23:26-27). Y de acuerdo a los evangelios, nuestro Señor fue crucificado entre dos malhechores: “Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda”, (Lucas 23:33). De esta forma, Jesús fue llevada al Calvario, o Monte de la Calavera o Gólgota, donde fue crucificado, sin embargo, todo esto era necesario que ocurrirá para que a través de su sacrificio pudiésemos alcanzar vida eterna, tal y como lo dijo Jesús: “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”, (Juan 3:14-15). Así como en aquel tiempo Dios le ordenó a Moisés que levantara una serpiente de bronce en el desierto para que cuando un israelita que había sido mordido por una serpiente venenosa la viese, recibiese la salvación de su vida, de igual forma, hoy, todo aquel que vuelve a ver la cruz, es decir, pone su esperanza en el sacrificio de Cristo, es salvo de todos sus pecados. Así aquel día, Jesús murió para que nosotros pudiésemos vivir para vida eterna.


domingo, 17 de enero de 2021

Sinopsis de Éxodo (Parte I)


“Estos son los nombres de los hijos de Israel que entraron en Egipto con Jacob; cada uno entró con su familia”.

Éxodo 1:1

INTRODUCCIÓN

            Éxodo es el segundo libro que aparece en la Biblia, el segundo libro del Pentateuco y el nexo perfecto que une el libro de Génesis con el resto de libros de la ley de Moisés, Levítico, Números y Deuteronomio. En el libro de Génesis vimos como la familia de Jacob entró en Egipto y habito en la tierra de Gosén siendo José el gobernador de la tierra. El libro finaliza con la muerte de Jacob y José, luego en Éxodo se continua el relato presentando los hechos que le precedieron. El segundo libro de Moisés es llamado por los judíos elé shemot (אֵלֶּה שֵׁם), o simplemente, Shemot, que literalmente significa, “Estos son los nombres”, ya que así comienza el primer versículo de este libro: “Estos son los nombres de los hijos de Israel que entraron en Egipto con Jacob; cada uno entró con su familia”, (Éxodo 1:1). Luego, debido a la Septuaginta, la traducción del hebreo al griego del Antiguo Testamento, se le llamó Éxodo, ya que se tradujo de la palabra griega éxodos (ἔξοδος) que se usó en Éxodo 19:1 la cual significa “Salida”. De esta forma, el libro de Éxodo es el segundo libro del Pentateuco que narra la historia de Israel, desde la muerte de José hasta la construcción del Tabernáculo en el desierto. Este libro considera la continuación de la historia de Israel en tierra de Gosén, en Egipto, su esclavitud, el llamamiento de Moisés para liberar al pueblo de Dios, las 10 plagas de Egipto, la institución de la pascua, su salida de Egipto, su llegada al monte Sinaí, el decálogo y la construcción del tabernáculo. En total, este libro comprende dos años en la vida de Israel, desde su salida de Egipto y su estadía en el monte Sinaí donde recibe la ley de Dios.


Éxodo
Sinopsis del Libro de Éxodo

AUTOR Y FECHA EN LA CUAL OCURRIÓ EL EXODO

                 En cuanto a l autoría del libro, tradicionalmente se le atribuye a Moisés, sin embargo, cuando estudiamos el pentateuco consideramos la teoría documentaria que afirma cosa diferente. El libro de Éxodo comienza aproximadamente 400 años después que la familia de Jacob se asienta en Gosén, sin embargo, aun hoy se vuelve difícil determinar la fecha en la cual se dio el éxodo de Israel, pero en medio de varias propuestas hay dos posturas dominantes, pero aun así se vuelve difícil determinar cuál es la fecha más acertada de la salida de Israel de Egipto. Consideremos ambas posturas.

            La fecha temprana de la salida de Israel de Egipto.

La primera postura, la fecha temprana, fecha la salida de Israel de Egipto alrededor de 1445 a.C. La fecha temprana basa su afirmación en dos pasajes de la Escrituras que ayudan a establecer el acontecimiento en el tiempo, estos son 1 Reyes 6:1 y Jueces 11:26. De acuerdo a 1 Reyes 6:1, Salomón comenzó la construcción del templo 480 años después de la salida de Egipto, luego Jueces 11:26 presenta una afirmación de Jefté, un juez de Israel, que dice que para ese momento Israel ya tenía 300 años de haber ocupado ciudades en la región de Moab que estaban en disputas. Si la fecha temprana es correcta, Tutmosis III, el gran conquistador y constructor, fue el faraón que esclavizó a Israel y Amenhotep II fue el faraón del Éxodo. Hay evidencias que Tutmosis IV fue el sucesor de Amenhotep II no fue el hijo primogénito de éste, lo cual validaría el relato de Éxodo que afirma que su primogénito murió en la décima plaga. Además de esto, las cartas de Amarna descubiertas por la arqueología registran cómo los vasallos de Egipto en Canaán relataban a los faraones Amenhotep III y Amenhotep IV en el siglo XIV cómo la tierra de Canaán estaba siendo conquistada por los “habiru”, y según la arqueología, y habiru fue un término con el cual los egipcios llamaron a los esclavos lo cual concordaría con la conquista de Canaán al mando de Josué. Sin embargo, no está comprobado el hecho de que a los hebreos se les haya llamado habiru.


Tiempo-Éxodo
Esquema cronológico del Éxodo

            La fecha tardía de la salida de Israel de Egipto.

La segunda postura en cuanto a la fecha de la salida de Israel de Egipto es la fecha tardía, la cual sitúa el éxodo alrededor del año 1290 a.C., esta se apoya en los descubrimientos arqueológicos y Éxodo 1:11 que declara que los israelitas esclavos edificaron las ciudades de Pitón y Ramesés, donde Ramesés fue una ciudad que recibió su nombre del faraón Ramsés II. Ramsés I reinó en Egipto en el año 1310 a.C. y estableció la dinastía decimonovena, luego, su hijo, Seti I (1308–1290 a.C.) le siguió en el trono, siendo este el faraón que esclavizó a Israel y a su muerte reinó Ramsés II (1290–1224 a.C.) quien fue el faraón del éxodo. Muchos se apoyan es esta fecha para determinar la salida de Israel de Egipto aun presenta problemas al querer armonizar las fechas con los pasajes de 1 Reyes 6:1 y Jueces 11:26.


CONTENIDO Y TEMÁTICA

                 Teológicamente, podemos decir que el tema principal en el mensaje del libro de Éxodo es la liberación. El libro de Éxodo muestra cómo Dios libera a su pueblo de la esclavitud en Egipto para cumplir las promesas dadas a Abraham de hacerlos heredar la tierra de Canaán: “Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias, y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo”, (Éxodo 3:7-8). Los manuscritos del Éxodo están generalmente bien conservados y poseen pocas dificultades de interpretación. Se han hallado más de treinta fragmentos del libro de Éxodo en las cuevas de Qumrán (Los rollos del Mar Muerto) que datan de una época inmediatamente anterior a la vida del Señor Jesucristo. El protagonista del libro de Éxodo es Moisés, el cual fue elegido por Dios para liberar a un pueblo que era esclavo en Egipto y convertirlo en una gran nación. Todo esto demuestra como la fe de los creyentes tiene validez a lo largo del tiempo, porque a pesar de que habían pasado más de 400 años de esclavitud, Dios se acordó de las promesas hechas a Abraham, el cual creyó que el Señor cumpliría su palabra: “Aconteció que después de muchos días murió el rey de Egipto, y los hijos de Israel gemían a causa de la servidumbre, y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre. Y oyó Dios el gemido de ellos, y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob. Y miró Dios a los hijos de Israel, y los reconoció Dios”, (Éxodo 2:23.25). de esta forma, el libro de Éxodo relata el inicio del cumplimiento de la promesa dada a Abraham de convertirlo en padre de una gran nación, lo cual se cumple aun siendo Israel un pueblo esclavo y sin mayores virtudes.


SINOPSIS DE ÉXODO

I.                    El Periodo de la Esclavitud en Egipto.

a.        Israel es oprimido por Egipto (Éxodo 1).

b.       Sucesos en los primeros 40 años de Moisés.

                                                               i.      Su nacimiento y adopción como hijo de la hija de faraón (Éxodo 2:1-10).

                                                             ii.      Intento de Moisés de ayudar a los hebreos (Éxodo 2:11-14).

                                                           iii.      Huida de Moisés a Madián y su nueva vida como pastor (Éxodo 2:15-21).

II.                  El periodo de la Liberación.

a.        El llamamiento de Moisés (Éxodo 3:1-10).

b.       La comisión de Moisés, excusas y respaldo divino (Éxodo 3.11-22; 4).

c.        Su primer encuentro con faraón y las represarías de este al pueblo (Éxodo 5).

d.       Instrucciones de Dios hacia Moisés y Aaron, la vara se convierte en serpiente y los magos imitan el milagro (Éxodo 6-7:1-13).

e.        Las 10 plagas sobre Egipto (Éxodo 7:14-25; 8-11; 12:29-36).

f.        La pascua (Éxodo 12:1-28).

III.                El periodo de la salida de Egipto al monte Sinaí.

a.        La salida de Egipto (Éxodo 12.37-43; 13:1-16).

b.       El paso del Mar Rojo (Éxodo 13:17-22; 14-15:1-21).

c.        Las pruebas y experiencias en el camino a Sinaí

                                                               i.      Experiencias en Mara y Elim (Éxodo 15:22-27).

                                                             ii.      El maná y las codornices (Éxodo 16).

                                                           iii.      El agua en la roca (Éxodo 17:1-7).

                                                           iv.      El ataque de los Amalecitas y su posterior derrota (Éxodo 17:8-16).

                                                             v.      El consejo de Jetro a Moisés (Éxodo 18).

IV.                El periodo de Israel en el Sinaí.

a.        La llegada al Sinaí (Éxodo 19).

b.       Los diez mandamientos (Éxodo 20).

c.        Proclamación de otras leyes (Éxodo 21-24).

d.       Instrucciones para construir el Tabernáculo (Éxodo 25-27).

e.        Vestiduras sacerdotales (Éxodo 28).

f.        La adoración del becerro de oro (Éxodo 32).

g.       Preparación y construcción del Tabernáculo (Éxodo 35-40).


EL PERIODO DE LA ESCLAVITUD DE ISRAEL EN EGIPTO

                   Después del Génesis, vemos que la familia de Jacob se ubicó en tierra de Gosén, en Egipto, luego al iniciar el libro de Éxodo, el autor nos muestra lo que había ocurrido tiempo después de la muerte de Jacob y sus hijos: “Y murió José, y todos sus hermanos, y toda aquella generación. Y los hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron, y fueron aumentados y fortalecidos en extremo, y se llenó de ellos la tierra. Entretanto, se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no conocía a José; y dijo a su pueblo: He aquí, el pueblo de los hijos de Israel es mayor y más fuerte que nosotros. Ahora, pues, seamos sabios para con él, para que no se multiplique, y acontezca que, viniendo guerra, él también se una a nuestros enemigos y pelee contra nosotros, y se vaya de la tierra. Entonces pusieron sobre ellos comisarios de tributos que los molestasen con sus cargas; y edificaron para Faraón las ciudades de almacenaje, Pitón y Ramesés”, (Éxodo 1:1-11). El capítulo 1 de este libro nos enseña que ocurren dos cosas relevantes que determinaron el futuro de Israel como nación. En primer lugar, los hijos de Israel se multiplicaron en gran manera después de la muerte de Jacob y sus hijos, mostrándonos como la bendición de Dios estaba sobre ellos, tanto así que se aumentaron en gran número y se fortalecieron en extremo. En segundo lugar, vemos que se levantó otro faraón que no conoció a José y todo el bien que le hizo a Egipto, el cual temió el crecimiento de Israel como nación y decidió esclavizarlo. Aquí surge una interrogante que ha inquietado a los estudiosos del Éxodo y que algunos consideran que invalida la validez del libro por no encajar con los datos históricos del antiguo Egipto que hasta hoy se tienen: ¿Cómo es que este faraón no conoció a José si éste llego a ser un hombre prominente en su tiempo que trajo salvación a la nación? ¿Por qué no existen evidencias arqueológicas en jeroglíficos que validen el hecho histórico de José como gobernador de Egipto y de Israel como pueblo esclavo? Bueno, la misma historia nos puede ayudar a responder estas preguntas. De acuerdo a los descubrimientos, tenemos el hecho de otra civilización que gobernó por un tiempo el territorio de Egipto desde el siglo XVIII hasta el año 1570 a.C. Para este periodo una civilización extranjera cuya procedencia aun no es del todo claro emigro a Egipto y poco a poco las incursiones militares de estos termino expulsando a los egipcios de su tierra, esta civilización es conocida en la historia como los hicsos. Por tanto, fueron los hicsos aquellos que estaban gobernando la tierra de Egipto en el tiempo en cual José fue gobernador, luego con el tiempo, los egipcios volvieron a echar fuera a los hicsos y recuperando el control total de su tierra, estos borraron de las esfinges y paredes, toda escritura jeroglífica que daba testimonio de los hicsos como gobernadores de Egipto, ya que fueron muy odiados por ellos y no cabe duda que en este proceso toda evidencia histórica de lo que José hizo en Egipto debió desaparecer. De ser así, el faraón del capítulo 1 de Éxodo no conoció la historia de José, porque ocurrió en el tiempo que los hicsos gobernaban Egipto y fue así que este decidió esclavizar a los israelitas. En este capítulo podemos resaltar lo siguiente:


1.       El hecho de que aun cuando Israel era oprimido por los egipcios, Dios los multiplicaba aún más (Éxodo 1:12-14).

2.       Al ver faraón la multiplicación de la nación, faraón ordeno a las parteras Sifra y Fúa que mataran a aquellos que nacieran varones, pero a las niñas les conservaran la vida. Sin embargo, estas no obedecieron y por ello Dios las bendijo (Éxodo 1:15-21).

3.       En su intento de frenar el crecimiento de los hebreos, faraón mando a echar al rio a todos los niños (Éxodo 1:22).

 

MOISÉS, SU NACIMIENTO, LLAMAMIENTO Y LIBERTADOR DE ISRAEL

                Moisés, junto con Abraham y David, es considerado como uno de los tres personajes más influyentes y grandes en la historia del pueblo de Israel. Para Israel, Moisés es considerado como un gran legislador, libertador, dirigente, mediador, profeta y gran hombre de Dios, hoy por hoy, es reconocido por sus obras, tanto para el pueblo judío como por el pueblo cristiano, autor no solo del Pentateuco, sino también del libro de Job, según algunos opinan. Vivió 120 años, los cuales se dividen en tres ciclos de 40 años, los primeros 40 años los vive como el hijo de la hija de faraón, en la corte de faraón, los otros 40 años de su vida los vive en Madián, apacentando las ovejas de su suegro Jetro, donde recibe el llamamiento de Dios para liberar a su pueblo Israel de la esclavitud en Egipto, luego, sus últimos 40 años los vive en el éxodo, es decir, desde la salida de Israel de Egipto hasta poco antes de que Israel entre en la tierra prometida.


            Los primeros 40 años de Moisés en la corte de faraón.

Moisés paso sus 40 primeros años en la corte de faraón. De acuerdo al libro de Éxodo, la orden de faraón de echar a todos los niños varones recién nacidos al rio ocurrió durante su nacimiento, sin embargo, su madre al verlo hermoso trató de ocultarlo 3 meses, pero no se le fue posible seguir haciéndolo, por lo que decidió colocarlo en una sesta y dejarlo en el rio: “Un varón de la familia de Leví fue y tomó por mujer a una hija de Leví, la que concibió, y dio a luz un hijo; y viéndole que era hermoso, le tuvo escondido tres meses. Pero no pudiendo ocultarle más tiempo, tomó una arquilla de juncos y la calafateó con asfalto y brea, y colocó en ella al niño y lo puso en un carrizal a la orilla del río. Y una hermana suya se puso a lo lejos, para ver lo que le acontecería. Y la hija de Faraón descendió a lavarse al río, y paseándose sus doncellas por la ribera del río, vio ella la arquilla en el carrizal, y envió una criada suya a que la tomase. Y cuando la abrió, vio al niño; y he aquí que el niño lloraba. Y teniendo compasión de él, dijo: De los niños de los hebreos es éste”, (Éxodo 2:1-6). Según esto vemos como la hija de faraón sintió compasión del niño y así decidió criarlo como si se tratara de su propio hijo. En cuanto a los primeros 40 años de Moisés en la corte de faraón podemos decir lo siguiente:

 1.       Sus padres eran de la tribu de Leví (Éxodo 2:1), y su padre se llamó Amram y su madre Jocabed: “Y Amram tomó por mujer a Jocabed su tía, la cual dio a luz a Aarón y a Moisés. Y los años de la vida de Amram fueron ciento treinta y siete años”, (Éxodo 6:20).

2.       Sus hermanos fueron Aaron (Éxodo 4:14) y María (Éxodo 15:20).

3.       Desde su nacimiento fue un niño hermoso lo cual reflejó de alguna manera lo especial que llegaría a ser (Éxodo 2:2) y esto provocó que su madre lo ocultara 3 meses: “En aquel mismo tiempo nació Moisés, y fue agradable a Dios; y fue criado tres meses en casa de su padre”, (Hechos 7:20).

4.       Para huir de sus perseguidores, lo ocultaron entre las cañas en una arquilla: “Pero no pudiendo ocultarle más tiempo, tomó una arquilla de juncos y la calafateó con asfalto y brea, y colocó en ella al niño y lo puso en un carrizal a la orilla del río”, (Éxodo 2:3).

5.       Fue adoptado por la hija del faraón (Éxodo 2:4-10).

6.       La hija de faraón le puso por nombre Moisés: “Y cuando el niño creció, ella lo trajo a la hija de Faraón, la cual lo prohijó, y le puso por nombre Moisés, diciendo: Porque de las aguas lo saqué”, (Éxodo 2:10). Su nombre en hebreo es Moshé (משֶׁה), sin embargo, se cree que este nombre tiene orígenes en el idioma de los egipcios, y de acuerdo al texto de Éxodo 2:10 significa “sacado de las aguas”.

7.       Como hijo de la hija de faraón, Moisés fue bien educado en la corte de faraón: “Y fue enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios; y era poderoso en sus palabras y obras”, (Hechos 7:22). Como hijo de la hija de faraón recibió una buena educación, tanto en la ciencia, medicina e idioma de los egipcios, así como debió aprender el arte de la guerra entre otras disciplinas.

8.       A pesar de su crianza como egipcio, se sintió identificado con los israelitas lo que sugiere que con el tiempo llego a descubrir su procedencia: “Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado”, (Hebreos 11:24-25).

9.       Por su afinidad hacia los hebreos, mató a un egipcio que maltrataba a un esclavo: “En aquellos días sucedió que crecido ya Moisés, salió a sus hermanos, y los vio en sus duras tareas, y observó a un egipcio que golpeaba a uno de los hebreos, sus hermanos. Entonces miró a todas partes, y viendo que no parecía nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena”, (Éxodo 2.11-12).

10.    A pesar de este intento por acercarse a los israelitas, estos le rechazaron y el asunto de su homicidio se supo, lo cual lo obligo a huir: “Cuando hubo cumplido la edad de cuarenta años, le vino al corazón el visitar a sus hermanos, los hijos de Israel. Y al ver a uno que era maltratado, lo defendió, e hiriendo al egipcio, vengó al oprimido. Pero él pensaba que sus hermanos comprendían que Dios les daría libertad por mano suya; más ellos no lo habían entendido así. Y al día siguiente, se presentó a unos de ellos que reñían, y los ponía en paz, diciendo: Varones, hermanos sois, ¿por qué os maltratáis el uno al otro? Entonces el que maltrataba a su prójimo le rechazó, diciendo: ¿Quién te ha puesto por gobernante y juez sobre nosotros? ¿Quieres tú matarme, como mataste ayer al egipcio? Al oír esta palabra, Moisés huyó, y vivió como extranjero en tierra de Madián, donde engendró dos hijos”, (Hechos 7:23-29).

11.    Moisés, al ser rechazado por los israelitas, huyo a Madián, esto ocurrió a sus 40 años: “Al día siguiente salió y vio a dos hebreos que reñían; entonces dijo al que maltrataba al otro: ¿Por qué golpeas a tu prójimo? Y él respondió: ¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y juez sobre nosotros? ¿Piensas matarme como mataste al egipcio? Entonces Moisés tuvo miedo, y dijo: Ciertamente esto ha sido descubierto. Oyendo Faraón acerca de este hecho, procuró matar a Moisés; pero Moisés huyó de delante de Faraón, y habitó en la tierra de Madián”, (Éxodo 2:13-15).

 

            Los 40 años de Moisés en Madián.

Hasta este momento, Moisés tenía 40 años y había vivido en la corte real de los egipcios. A lo mejor su gran educación en la corte de los egipcios (Hechos 7:22) le había hecho creer que era la persona que Dios había escogido para liberar a sus hermanos hebreos de la esclavitud y por eso su carácter impulsivo y violento lo llevó a matar con sus propias manos a un egipcio que maltrataba a un hebreo, sin embargo, su orgullo y confianza se vieron destruidas al darse cuenta que los hebreos lo rechazaron y que faraón se dio cuenta del asunto, lo cual lo obligo a huir en total humillación (Hechos 7:23-29). Por tanto, éste huyo a Egipto y llegó a Madián, donde habito y se caso con la hija de Jetro o Reuel, como también se le llama en algunas ocasiones: “Y estando sentado junto al pozo, siete hijas que tenía el sacerdote de Madián vinieron a sacar agua para llenar las pilas y dar de beber a las ovejas de su padre. Mas los pastores vinieron y las echaron de allí; entonces Moisés se levantó y las defendió, y dio de beber a sus ovejas. Y volviendo ellas a Reuel su padre, él les dijo: ¿Por qué habéis venido hoy tan pronto? Ellas respondieron: Un varón egipcio nos defendió de mano de los pastores, y también nos sacó el agua, y dio de beber a las ovejas. Y dijo a sus hijas: ¿Dónde está? ¿Por qué habéis dejado a ese hombre? Llamadle para que coma. Y Moisés convino en morar con aquel varón; y él dio su hija Séfora por mujer a Moisés. Y ella le dio a luz un hijo; y él le puso por nombre Gersón, porque dijo: Forastero soy en tierra ajena”, (Éxodo 2:16-22). Durante este tiempo que duro 40 años el Señor continuó con la formación de su siervo, ya había pasado 40 años en Egipto estudiando la ciencia, arte y lenguas de los egipcios, ahora Dios lo moldearía en el desierto con el fin de completar su entrenamiento. Pero, ¿en qué le ayudaron estos 40 años en el desierto a Moisés? En primer lugar, como pastor de ovejas aprendió la lección de la humildad y paciencia ya que llegaría el tiempo que como hace un pastor con sus ovejas, debería pastorear al pueblo hebreo, un pueblo terco, indefenso y inexperto en los peligros del desierto. En segundo lugar, conoció los peligros del desierto, lo cual lo ayudaría durante su travesía con Israel por este. Finalmente, aprendería a depender de Dios, en medio del silencioso desierto, aprendería a escuchar la voz del Señor. De esta forma, Moisés pasó 40 años de su vida en el desierto y a sus 80 años recibe el llamamiento de Dios para liberar a su pueblo.

 

            Los 40 años de Moisés como libertador de Israel.

A sus 80 años de vida, Moisés recibe el llamamiento de Dios para convertirse en el libertador de Israel: “Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es”, (Éxodo 3:1-5). En cuanto a la revelación que Moisés recibió de Dios podemos considerar:

 1.       Dios se le manifestó a través de una zarza que no se consumía: “Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía… Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí”, (Éxodo 3:2,4).

2.       Dios le deja claro a Moisés que es un ser santo y aun la tierra que pisaba lo era por causa de manifestación de su presencia en ese lugar: “Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es”, (Éxodo 3:5).

3.       El Señor se revela con el mismo Dios que pactó con Abraham y su descendencia: “Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios”, (Éxodo 3:6).

4.       Dios revela que la aflicción de su pueblo no le es ajena y que no ha olvidado su pacto con Abraham: “Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias, y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo. El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen”, (Éxodo 3:7-9).

5.       Dios llama a Moisés para ser el libertador de Israel: “Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel”, (Éxodo 3:10).

Sin embargo, ante el llamamiento que Moisés recibe, este busca la forma de evadirlo por considerarse no ser la persona adecuada para la misión que Dios le estaba dando. Increíblemente, este era un Moisés diferente, hace 40 años atrás cuando estaba en la corte de faraón creía ser la persona mas competente para liderar el pueblo a su libertad; pero ahora, después de 40 años de formación en el desierto, su carácter había sido moldeado por Dios y era un hombre totalmente diferente. Por ello, Moisés expresa cuatro excusas para no obedecer el llamamiento de Dios, pero el Señor le promete su ayuda, lo cual nos enseña que cuando somos llamados por Él, seremos respaldados. Veamos estas cuatro escusas y las respuestas de Dios a ello:

 

1.       Moisés le dice a Dios que él no es la persona adecuada para la misión por sus limitaciones personales: “Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?”, (Éxodo 3:11). Dios le promete su presencia divina que le respaldaría en todo lo que haría: “Y él respondió: Ve, porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte”, (Éxodo 3:12).

2.       Moisés le dice a Dios que no conoce su nombre y cómo presentaría a un Dios desconocido: “Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?”, (Éxodo 3:13). Sin embargo, el Señor le da autoridad divina a través de:

a.        Revelarle su nombre para que lo de a conocer a su pueblo: “Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros. Además, dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos”, (Éxodo 3:14-15).

b.       Le da autoridad delante de los lideres de su pueblo: “Ve, y reúne a los ancianos de Israel, y diles: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me apareció diciendo: En verdad os he visitado, y he visto lo que se os hace en Egipto”, (Éxodo 3:16).

c.        Le da autoridad para liberar al pueblo de la esclavitud y cumplir así la promesa de Dios a Abraham de darle a su descendencia la tierra prometida: “Y he dicho: Yo os sacaré de la aflicción de Egipto a la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo, a una tierra que fluye leche y miel”, (Éxodo 3:17).

d.       Le dio autoridad para ser su representante delante de faraón: “Y oirán tu voz; e irás tú, y los ancianos de Israel, al rey de Egipto, y le diréis: Jehová el Dios de los hebreos nos ha encontrado; por tanto, nosotros iremos ahora camino de tres días por el desierto, para que ofrezcamos sacrificios a Jehová nuestro Dios”, (Éxodo 3:18).

e.        Le dio autoridad para hacer grandes obras milagrosas en su nombre: “Mas yo sé que el rey de Egipto no os dejará ir sino por mano fuerte. Pero yo extenderé mi mano, y heriré a Egipto con todas mis maravillas que haré en él, y entonces os dejará ir”, (Éxodo 3:19-20).

3.       Moisés le dice a Dios que los israelitas no lo escucharan y teme la incredulidad de ellos: “Entonces Moisés respondió diciendo: He aquí que ellos no me creerán, ni oirán mi voz; porque dirán: No te ha aparecido Jehová”, (Éxodo 4:1). Sin embargo, Dios refuta la excusa de Moisés dándole dones espirituales que le permitían hacer obras milagrosas que respaldarían sus palabras: “Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara. Él le dijo: Echala en tierra. Y él la echó en tierra, y se hizo una culebra; y Moisés huía de ella. Entonces dijo Jehová a Moisés: Extiende tu mano, y tómala por la cola. Y él extendió su mano, y la tomó, y se volvió vara en su mano. Por esto creerán que se te ha aparecido Jehová, el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob. Le dijo además Jehová: Mete ahora tu mano en tu seno. Y él metió la mano en su seno; y cuando la sacó, he aquí que su mano estaba leprosa como la nieve. Y dijo: Vuelve a meter tu mano en tu seno. Y él volvió a meter su mano en su seno; y al sacarla de nuevo del seno, he aquí que se había vuelto como la otra carne. Si aconteciere que no te creyeren ni obedecieren a la voz de la primera señal, creerán a la voz de la postrera. Y si aún no creyeren a estas dos señales, ni oyeren tu voz, tomarás de las aguas del río y las derramarás en tierra; y se cambiarán aquellas aguas que tomarás del río y se harán sangre en la tierra”, (Éxodo 4:2-9).

4.       Moisés se excusa de no ser el hombre para la misión porque era tartamudo y no iba lograr expresarse con elocuencia: “Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua”, (Éxodo 4:10). Muchos creen que la razón por la cual Moisés daba esta excusa no era tanto porque era tartamudo, ya que en el libro de los Hechos de los Apóstoles se nos dice que fue un hombre educado en la corte de faraón y poderoso en palabras (Hechos 7:22). Mas bien, el problema era que no conocía bien el idioma de los hebreos, ya que desde niño se le enseño el egipcio y por tanto se le volvería difícil comunicarse con ellos. A esto Dios respondió que Él le daba el habla al mudo y le puso a Aarón como su interprete: “Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová? Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar. Y él dijo: ¡Ay, Señor! envía, te ruego, por medio del que debes enviar. Entonces Jehová se enojó contra Moisés, y dijo: ¿No conozco yo a tu hermano Aarón, levita, y que él habla bien? Y he aquí que él saldrá a recibirte, y al verte se alegrará en su corazón. Tú hablarás a él, y pondrás en su boca las palabras, y yo estaré con tu boca y con la suya, y os enseñaré lo que hayáis de hacer. Y él hablará por ti al pueblo; él te será a ti en lugar de boca, y tú serás para él en lugar de Dios”, (Éxodo 4:11-16).

De esta forma, Moisés sin más excusas se dirigió nuevamente a Egipto para ser el instrumento que Dios habría que usar para liberarlo. Así Moisés llego a Egipto y con la ayuda del Señor, Israel fue liberado y así lo condujo al Monte Sinaí, donde recibió los diez mandamientos y otras leyes que se encuentran registradas en Levito, allí en el Monte Sinaí pasaron dos años, pero luego, al partir rumbo a la tierra prometida ocurre la rebelión en Cades Barnea, donde el Señor los condena a vagar por el desierto, allí vagan 38 años y justo antes de entrar a la tierra prometida, Moisés muera a la edad de 120 años. Podríamos resumir este periodo de 40 años de Moisés de la siguiente manera:

 1.       Moisés es llamado por Dios (Éxodo 3).

2.       Moisés regresa a Egipto (Éxodo 4:20).

3.       El anuncio de la liberación (Éxodo 4:29-31).

4.       La oposición de Faraón (Éxodo 5:2).

5.       El trabajo del pueblo es aumentado (Éxodo 5:7-8).

6.       Las Diez plagas.

a.        El agua se convierte en sangre (Éxodo 7:14-25).

b.       La plaga de ranas (Éxodo 8:1-15).

c.        La plaga de piojos (Éxodo 8:16-19).

d.       La plaga de moscas (Éxodo 8:20-32).

e.        La plaga en el ganado (Éxodo 9:1-7).

f.        La plaga de úlceras (Éxodo 9:8-12).

g.       La plaga del granizo (Éxodo 9:13-25).

h.       La plaga de langostas (Éxodo 10:1-20).

i.         La plaga de las tinieblas (Éxodo 10:21-29).

j.         Israel celebra la pascua y la plaga de la muerte de los primogénitos es enviada (Éxodo 12:14-29).

       7.       El éxodo inicia, los egipcios los persiguen, el mar rojo se divide, Israel pasa al otra lado y los egipcios mueren ahogados (Éxodo 12:27-15:19).

       8.       Las experiencias de Mara y Elim (Éxodo 15:23-27).

       9.       El Maná es enviado (Éxodo 16:14-15).

      10.    El agua de la peña (Éxodo 17:1-7).

      11.    La derrota de los amalecitas (Éxodo 17:8-13).

      12.    El consejo de Jetro (Éxodo 18:13-23).

      13.    Israel se establece dos años en el monte Sinaí.

a.        La llegada al monte Sinaí (Éxodo 19:1-2).

b.       Moisés sube al monte por primera vez para reunirse con Dios (Éxodo 19:3-20).

c.        Los diez mandamientos (Éxodo 20:1-17).

d.       Moisés sube por segunda vez al monte Sinaí y permanece 40 días (Éxodo 24:18).

e.        El becerro de oro y el castigo por la rebelión (Éxodo 32:1-28).

f.        Moisés vuelve a subir al monte Sinaí por tercera vez, intercede por el pueblo, desarrolla una comunión intima con Dios y recibe otras tablas de la ley (Éxodo 32:30-32, 33-34:1-10).

g.       Moisés permanece 40 días en el monte Sinaí por segunda vez (Éxodo 34:27-28).

h.       Se erige el tabernáculo (Éxodo 40:1-38).

       14.    Del Sinaí a Cades Barnea.

a.        La columna de nube (Números 10:11-12).

b.       Israel se queja ante Dios y son castigados con fuego (Números 11:1-3).

c.        Israel se vuelve a quejar y desea la comida egipcia (Números 11:4-6).

d.       Moisés se desanima al oír las quejas del pueblo (Números 11:10-15).

e.        70 ancianos son establecidos para ayudar a Moisés (Números 11:16-17).

f.        Dios envía codornices al pueblo que se queja por solo comer maná (Números 11:31-35).

g.       Las quejas de Aarón y María en contra de Moisés, el Señor castiga a María volviéndola leprosa, Moisés intercede por ella (Números 12).

       15.    Israel se estable en Cades Barnea, envían a los 12 espías de los cuales 10 de ellos informan de manera negativa al pueblo diciendo que la tierra que Dios les había prometido estaba llena de gigantes y que todos morirían en ella (Números 13:26-33; 14:1-10).

        16.    La ira de Dios se desata sobre los rebeldes, Moisés intercede nuevamente por el pueblo, pero Dios condena a esa generación a morir vagando por el desierto y no les permite entrar en la tierra prometida (Números 14:11-45).

        17.    Israel vaga 40 años errantes en el desierto.

a.        Dios condena a Israel a andar errante en el desierto (Números 14:33).

b.       Apedrean a un hombre que quebranta el sábado (Números 15:32-36).

c.        La rebelión de Datán, Coré y Abiaram (Números 16:1-40).

d.       El pueblo murmura en contra de Moisés y Aaron, la ira de Dios se desata a través de una terrible mortandad y Aarón intercede por ellos (Números 26:42-50).

e.        María, hermana de Moisés muere (Números 20:1).

f.        El pueblo se queja de sed y Moisés golpea dos veces la peña, pecando contra Dios (Números 20:2-13).

g.       Edom se reúsa a que Israel pase por su territorio (Números 20:14-22).

h.       Aarón muere (Números 20:23-29).

i.         Las serpientes venenosas y la serpiente de bronce (Números 21:5-9).

j.         Balaam, el profeta que se vendió por precio (Números 22-24).

         18.    Palabras de despedida y bendición de Moisés (Deuteronomio 32-33).

         19.    Moisés sube al monte Nebo y contemplando la tierra prometida (Deuteronomio 34:1-4).

         20.    Moisés muere a sus 120 años y es sepultado en Moab, en el valle que está frente a Bet Peor (Deuteronomio 34:5-7).

         21.    Israel llora y hace luto por la muerte de Moisés por 30 días (Deuteronomio 34:8).

         22.    Moisés vuelve a aparecer en la transfiguración de Cristo (Mateo 17:3).