martes, 25 de diciembre de 2018

Jesús, ¿un prófugo de la ley? (Juan 11:54-57)



“Por tanto, Jesús ya no andaba abiertamente entre los judíos, sino que se alejó de allí a la región contigua al desierto, a una ciudad llamada Efraín; y se quedó allí con sus discípulos. Y estaba cerca la pascua de los judíos; y muchos subieron de aquella región a Jerusalén antes de la pascua, para purificarse. Y buscaban a Jesús, y estando ellos en el templo, se preguntaban unos a otros: ¿Qué os parece? ¿No vendrá a la fiesta? Y los principales sacerdotes y los fariseos habían dado orden de que si alguno supiese dónde estaba, lo manifestase, para que le prendiesen”.
Juan 11:54-57

INTRODUCCIÓN


              Una vez más hemos llegado al final de otro de los capítulos de este maravilloso evangelio y ya vimos como después de haber realizado la última de las siete señales que en este evangelio se presentan, la resurrección de Lázaro, los enemigos de Jesús han determinado en consejo matarlo. Esto provocara que ellos giren una orden de captura, razón por la cual nuestro Señor vuelve a apartarse a un lugar seguro. Este mundo de pecado siempre ha sido injusto con los hombres buenos al perseguirlos como delincuentes, así le paso a nuestro Señor Jesucristo, sin embargo, Él sabía que su causa era más que justa y que su muerte traería la victoria total.

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Jesús es perseguido por los fariseos y saduceos

JESÚS, ¿UN PRÓFUGO DE LA LEY?


“Por tanto, Jesús ya no andaba abiertamente entre los judíos, sino que se alejó de allí a la región contigua al desierto, a una ciudad llamada Efraín; y se quedó allí con sus discípulos”.
Juan 11:54

                A lo largo de su ministerio Jesús trajo alivio y esperanza a muchas personas, su vida estaba enfocada en predicar el evangelio en las aldeas, en enseñar en las sinagogas y hacer milagros, sus obras eran totalmente buenas y era más que un buen hombre, más que un gran hombre de Dios, era el Hijo de Dios, el Mesías, el Cristo; pero lamentablemente este mundo no le conoció y al chocar con sus ideales malignos decidieron perseguirlo como si se tratara de un criminal. Es increíble considerar la injusticia de este mundo que persigue a los justos. A lo largo de la historia uno puede ver como los cristianos han sido perseguidos por causa de su fe. Por ejemplo, los judíos persiguieron a los cristianos con el fin de exterminarlos, así lo vemos en el libro de los Hechos de os Apóstoles, también el imperio romano persiguió a los cristianos sometiéndolos a la más terrible barbarie por alrededor de tres siglos, todo por su fe. La iglesia católica persiguió a los cristianos y miles de ellos murieron en la santa inquisición. Por ello Jesús hablo a sus discípulos que no se sorprendieran cuando fueran perseguidos y tratados como delincuentes: “Y guardaos de los hombres, porque os entregarán a los concilios, y en sus sinagogas os azotarán; y aun ante gobernadores y reyes seréis llevados por causa de mí, para testimonio a ellos y a los gentiles. Más cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar. Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros”, (Mateo 10:17-20). Las injusticias de la vida son muy dura, pero aquellos que sufren por causa del evangelio tienen un gran galardón, por ello en otra ocasión Jesús dijo: “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia,  porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros”, (Mateo 5:10-12).

              Jesús era muy sabio, no era ni un cobarde, pero sabía cuándo retirarse y apartarse a un lugar seguro para que su vida no terminara imprudentemente antes de completar la misión que tenía por delante, como en otras ocasiones los evangelios lo dicen, sabía que su hora no había llegado, pero cuando llegara la enfrentaría con todo valor: Por tanto, Jesús ya no andaba abiertamente entre los judíos, sino que se alejó de allí a la región contigua al desierto, a una ciudad llamada Efraín; y se quedó allí con sus discípulos. Aquel día, Jesús se apartó a un pueblo llamado Efraín que estaba cerca de Belén, en una zona montañosa al Norte de Jerusalén.

LA ÚLTIMA PASCUA DE JESÚS


“Y estaba cerca la pascua de los judíos…”.
Juan 11:55

                El versículo 55 de este capítulo nos lleva a la última pascua que nuestro Señor Jesús viviría, por lo que el resto de capítulos se dedicaran a relatarnos los eventos de la última semana que Jesús pasó antes de morir en la cruz del Calvario. Si recordamos la primera pascua se nos narra en el capítulo 2: “Estaba cerca la pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén”, (Juan 2:13), por tanto, del capítulo 1 al 4, Juan nos narra eventos del primer año de ministerio de Jesús. La segunda pascua ocurre en el capítulo 5: “Después de estas cosas había una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén”, (Juan 5:1), la mayoría de comentaristas opinan que esa fiesta de los judíos era un pascua ya que muchos judíos se habían presentado a ella, por lo que todos los eventos narrado en el capítulo 5 corresponden al segundo año de ministerio, y solo esos fueron registrados por Juan. La tercera pascua ocurre en el capítulo 6: “Y estaba cerca la pascua, la fiesta de los judíos”, (Juan 6:4), aquí ocurre la multiplicación de los panes y los peces y alimenta a 5,000 hombres, y todos los eventos narrados del capítulo 6 hasta la entrada triunfal en Juan 12:12, corresponden al tercer año de ministerio de Jesús, y en Juan 11:55 nos anuncia la última pascua que Jesús vivirá ya que entrara a su última semana: “Y estaba cerca la pascua de los judíos…” Por tanto, desde Juan 12:12 (la entrada triunfal) hasta Juan 19 nos narra los eventos de la última semana de Jesús, la semana de la ultima pascua. De allí de los capítulos 20 al 21se nos narra los eventos de su resurrección y las apariciones a sus discípulos. Es interesante ver como este evangelio se enfoca en la vida de Jesús, vemos como dedica solo 4 capítulos al primer año de ministerio de Jesús, un capitulo al segundo año, 7 capítulos con unos versículos más al tercer año, 8 capítulos a la última semana, y 2 capítulos a la resurrección de Cristo y su apariciones a sus discípulos. Su énfasis está más en el último año de ministerio que en los inicios del mismo, muy diferente al enfoque de los sinópticos.

              Si consideramos los sinópticos, veremos que Mateo y Lucas dedican sus primeros dos capítulos en hablar del nacimiento de Jesús (Mateo 1-2; Lucas 1-2); Marcos no lo menciona. El primer año de ministerio de Jesús se presenta en capítulo y medio en Mateo (3-4:12) y Lucas (3-4:27), y medio capítulo en Marcos (1:1-15). El segundo año de ministerio de Jesús se presenta en casi 10 capítulos en Mateo (4:13-13:53), casi 5 capítulos en Marco (1:16-5:24), alrededor de 4 capítulos en Lucas (4:28-8:56; y algunos versículos de los capítulos 11, 12 y 13). El tercer año de ministerio de Jesús se presenta alrededor de 8 capítulos en Mateo (13:54-20:34), como 5 capítulos en Marcos (6:1-10:52) y alrededor de 11 en Lucas (9:1-19:27). La última semana de Jesús está narrada en aproximadamente 7 capítulos en Mateo (21:1-27:66), casi 5 capítulos en Marcos (11:1-15:47) y Lucas (19:29-23:53). La resurrección de Jesús, su aparición a los discípulos y ascensión al cielo está narrada en un capitulo en Mateo (28), Marcos (16) y Lucas (24). La verdad es que cada evangelio esta ordenado teológicamente y no en forma cronológica, de tal forma que cada uno relata los acontecimientos no en el orden que ocurrieron sino de acuerdo al propósito teológico que cada uno tiene en cuanto a la verdad que quieren enseñar respecto a la persona de Jesús. Por ejemplo, Mateo tiene como propósito mostrarnos a Jesús como El Rey Mesías, Marcos nos muestra a Jesús como el Siervo de Dios, Lucas se enfoca en presentar a Jesús como Hombre perfecto y Juan como Dios.

              Al final, la pascua se acercaba y el momento de Cristo de morir en la cruz del Calvario se acercaba.

LA ÚLTIMA PASCUA DE JESÚS


“Y estaba cerca la pascua de los judíos; y muchos subieron de aquella región a Jerusalén antes de la pascua, para purificarse. Y buscaban a Jesús, y estando ellos en el templo, se preguntaban unos a otros: ¿Qué os parece? ¿No vendrá a la fiesta? Y los principales sacerdotes y los fariseos habían dado orden de que si alguno supiese dónde estaba, lo manifestase, para que le prendiesen”.
Juan 11:55-57

              La pascua era una de las fiesta más populares en Israel la cual provocaba que muchos judíos subieran a Jerusalén para participar, y una buena parte de ellos venían de naciones extranjeras y por eso antes de la fecha establecida subían a purificarse para estar ceremonialmente limpios para participar de la fiesta: Y estaba cerca la pascua de los judíos; y muchos subieron de aquella región a Jerusalén antes de la pascua, para purificarse. Muchos de los enemigos de Jesús lo buscaban en el templo  y preguntaban a otros con el fin de que les dieran información en cuanto a su paradero; sin embargo, Jesús aun no había subido a la fiesta: Y buscaban a Jesús, y estando ellos en el templo, se preguntaban unos a otros: ¿Qué os parece? ¿No vendrá a la fiesta? Y los principales sacerdotes y los fariseos habían dado orden de que si alguno supiese dónde estaba, lo manifestase, para que le prendiesen. El ministerio de Jesús estaba ya casi en sus últimos días y él lo sabía muy bien, sería un momento de gran prueba que enfrentaría con gran valentía y determinación, al final el fruto de su sacrificio traería la victoria final.





El nacimiento mas extraordinario del mundo (Isaías 9:6)



“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”.
Isaías 9:6


INTRODUCCIÓN


Cada fin de año en muchos países del mundo se celebra la navidad en honor al nacimiento de Jesús; aunque realmente esta festividad tiene un trasfondo pagano, no es la fecha en la que realmente nació nuestro Señor, el personaje principal no es Jesús sin Santa Claus  y su propósito es más comercial dando paso a despilfarro de dinero y noches de fornicación y borracheras , sin embargo, esto nos hace pensar como el nacimiento de Jesús causo tanto impacto en la vida de las personas que incluso la misma historia se dividió en Antes de Cristo y después de Cristo, y hoy gracias a su nacimiento y obra nosotros que hemos creído somos salvo por la fe. No cabe duda que el hecho de que Jesús haya nacido impacto tanto el mundo que incluso el profeta Isaías al momento de anunciar su futuro nacimiento lo denomina con una serie de títulos que describen su grandeza: Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Sus títulos anuncian el nacimiento de un ser completamente extraordinario y de hecho, este es el nacimiento más extraordinario que jamás allá ocurrido y en esta ocasión consideraremos al menos tres razones del por qué decimos esto.

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El nacimiento más extraordinario del mundo


                        I.         ES EXTRAORDINARIO PORQUE FUE ANUNCIADO DESDE INICIOS DE LA MISMA CREACIÓN HUMANA.


“Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”.
Génesis 3:15

El nacimiento de Jesús es extraordinario porque fue anunciado desde los mismos inicios de la creación del hombre. La primera referencia al nacimiento de Jesús lo encontramos en Génesis 3:15 donde vemos la caída del hombre y la entrada del pecado. El hombre había fallado al ceder a la tentación de Satanás; sin embargo, Dios le ofrece una esperanza de redención a través de un hijo que nacería de la mujer que le aplastaría la cabeza al diablo y Él le heriría en el calcañar: Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. También vemos la profecía del nacimiento de Jesús en los tiempos de los patriarcas, cuando a Abraham se le prometió que en su simiente serian venditas todas las naciones, y esta simiente es Cristo: “En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz”, (Génesis 22:18). También a David se le prometió que se le daría un descendiente que se sentaría para siempre en su trono, y este descendiente es Cristo: “Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino… Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente”, (2 Samuel 7:12,16). Y de igual forma el profeta Isaías profetizo que este niño nacería de una mujer virgen: “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel”, (Isaías 7:14), y esta virgen es María. Todas estas profecías anunciaron el nacimiento de Jesús desde hace mucho tiempo atrás y hoy son una realidad, por eso decimos que su nacimiento es el más extraordinario de todos los tiempos.

                      II.         ES EXTRAORDINARIO PORQUE EL NIÑO FUE CONCEBIDO SOBRENATURALMENTE.


“Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios”.
Lucas 1:34-35

En segundo lugar, el nacimiento de Jesús es extraordinario porque no nació como producto de una relación sexual entre un hombre y una mujer, sino fue concebido por el Espíritu Santo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. Jesús no podía llevar la semilla de un hombre en su ser ya que eso lo haría pecador al heredar la naturaleza adánica como todos nosotros, por ello Dios a través del Espíritu Santo opero de manera sobrenatural para que la virgen María quedara embarazada y así Dios se encarnó en la persona de Jesús.

                    III.         ES EXTRAORDINARIO PORQUE ESE NIÑO LLAMADO JESÚS VINO A SALVARNOS DE NUESTROS PECADOS.


“El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.
Mateo 1:18-21

En tercer lugar, el nacimiento de Jesús es extraordinario porque ese niño seria el salvador del mundo, tal y como el ángel Gabriel se lo declaro a María: El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. El nacimiento de Jesús era necesario porque todos estábamos muertos en nuestros delitos y pecados, íbamos rumbo al infierno, totalmente incapaces de salvaros, pero en su momento Cristo vino a la tierra para morir por nuestros pecados para que todo aquel que cree en Él tenga vida eterna: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”, (Juan 3:16).

CONCLUSIÓN.


A lo largo de la historia han nacido millones de personas y entre ellas algunas han impactado la historia del mundo; pero ninguna de ellas ha sido tan extraordinaria como el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo. Nosotros decimos que el nacimiento de Jesús es extraordinario por al menos tres razones increíbles:

1.     El nacimiento de Jesús es extraordinario porque fue anunciado desde inicios de la misma creación humana,  (Génesis 3:15; Génesis 22:18; 2 Samuel 7:12,16; Isaías 7:14).
2.     El nacimiento de Jesús  es extraordinario porque el niño fue concebido sobrenaturalmente, (Lucas 1:34-35).
3.     El nacimiento de Jesús es extraordinario porque ese niño llamado Jesús vino a salvarnos de nuestros pecados, (Mateo 1:18-21).

La resurrección de Lázaro ha sido hecha (Juan 11:45-53)



“Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él. Pero algunos de ellos fueron a los fariseos y les dijeron lo que Jesús había hecho. Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el concilio, y dijeron: ¿Qué haremos? Porque este hombre hace muchas señales. Si le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación. Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada;  ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca. Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación; y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos. Así que, desde aquel día acordaron matarle”.
Juan 11:45-53

INTRODUCCIÓN


             En los siguientes versículos se nos muestran las reacciones que se provocaron en las personas que presenciaron el milagro de la resurrección de Lázaro. Lázaro había sido resucita y no cabe duda que semejante señal confirmo la autoridad divina de la persona de Jesús, trajo gran alegría a la vida de sus dos hermanas, Marta y María, causo gran asombro, pero también traería oposición debido a la envidia de aquellos que estaban en desacuerdo con el ministerio de nuestro Señor Jesucristo. Ahora veremos cómo esta señal provoco diferentes reacciones en las vidas de aquellas personas que había presenciado la resurrección de Lázaro.

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La resurrección de Lázaro ha sido hecha


LA SEÑAL AYUDO A QUE MUCHOS CREYERAN EN JESÚS

“Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él”.
Juan 11:45

           Lázaro había resucitado después de cuatro días de muerto, y esto por supuesto era un milagro sorprendente que confirmaba que Jesús tenia autoridad sobre la muerte, un atributo que es exclusivo de Dios. Por ello muchos de los judíos que estaban allí creyeron en El: Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él. Uno de los efectos de los milagros es ayudar a las personas a creer en Jesucristo al considerar su poder y autoridad como Hijo de Dios. Cuando nosotros experimentamos de parte de Cristo algún tipo de milagro, llámese una sanidad divina, o la concepción de un niño en una madre estéril, o la liberación de cualquier situación difícil, generalmente nuestra fe crece y nuestra confianza en Él se afirma mucho más, al final, los milagros a favor nuestros son una respuesta de nuestra fe y confianza en Cristo, y ahora Marta y María estaban felices celebrando que su hermano había resucitado de entre los muertos y muchos judíos habían creído.

LA SEÑAL PROVOCO QUE OTROS CONSULTARAN A LOS FARISEOS


“Pero algunos de ellos fueron a los fariseos y les dijeron lo que Jesús había hecho”.
Juan 11:46

           Mientras que muchos habían creído, otros prefirieron buscar a los fariseos, los representantes de su tradicional religión. Uno esperaría que todos creyeran en Jesús, especialmente después de haber presenciado semejante milagro que confirmaba contundentemente quien era Él y a oídos de todos oró al Padre y el Padre le respondió mostrándoles a todos que realmente tenía su respaldo: “Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado”, (Juan 11:41-42). No obstante, en lugar de creer a las palabras de Jesús y confirmar su fe a través de tal gloriosa señal, estos no quisieron dejar sus costumbres religiosas y mejor corrieron a sus líderes para contarles todo lo que el Señor había hecho: Pero algunos de ellos fueron a los fariseos y les dijeron lo que Jesús había hecho. Muchas personas son así, en lugar de creer en el evangelio y creer en la obra restauradora de Cristo que es a través de la fe, esto prefieren ir a sus líderes religiosos que les enseñan a vivir por las obras de su secta o sus tradiciones religiosas que no les ayudan en nada, al contrario, los conducen al infierno.

LA SEÑAL PROVOCO QUE LOS LIDERES RELIGIOSOS DECIDIERAN MATAR A JESÚS


“Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el concilio, y dijeron: ¿Qué haremos? Porque este hombre hace muchas señales. Si le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación. Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada; ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca. Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación; y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos. Así que, desde aquel día acordaron matarle”.
Juan 11:47-53

             Finalmente, vemos como la señal de la resurrección de Lázaro trajo oposición al ministerio de Jesús a tal punto que decidieron que tenían que matarlo. Cuando los fariseos recibieron la noticia de la resurrección de Lázaro decidieron reunirse con los principales sacerdotes en el concilio con el propósito de definir qué harían: Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el concilio, y dijeron: ¿Qué haremos? Porque este hombre hace muchas señales. Si le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación. Su preocupación era que Jesús hiciera tantos discípulos ya que sus señales lo respaldaban, estos hombres no estaban preocupados por saber si Jesús era o no el verdadero Mesías, sino en mantener su estatus y nivel de comodidad actual, ya que como religiosos y miembros del Sanedrín gozaban de ciertos privilegios que los romanos les habían concedido. Los romanos no eran tan exigentes en cuestiones de religión, ellos permitían que las naciones conquistadas siguieran con sus cultos y tradiciones religiosas, pero exigían el orden, de tal forma que cuando estas naciones sometidas se rebelaban las aplastaban sin ninguna consideración. Estos fariseos temían que Jesús ganara tantos adeptos que los romanos se inquietaran y decidieran destruir la nación, llegando así a su fin sus privilegios. Debido a esta preocupación los fariseos se reunieron de emergencia con los principales miembros de concilio o el Sanedrín y a parte de estos allí estaban los principales sacerdotes que eran los saduceos. En este entonces las dos sectas de mayor importancia eran los fariseos y saduceos; los primeros, los fariseos, eran la secta mayoritaria, secta rigurosa que afirmaba vivir de acuerdo a la ley y los profetas.  Los saduceos eran una secta minoritaria que en su mayoría provenían de la aristocracia, no creían en todas las Escrituras del Antiguo Testamento como los fariseos, sino solo en los cinco libros de la ley, no creían en ángeles ni en la resurrección, muy contrario a los fariseos, y soñaban con el día en que Dios estableciera su reino teocrático donde ellos esperaban gobernar. Sin embargo, estos últimos eran personas déspotas que no se interesaban por los pobres y veía con desprecio a los demás. Algunos han comentado que hablar con estos saduceos era desagradable ya que no eran tan corteses al momento de decir las cosas, y de hecho esto se ve en la respuestas que le dio uno de ellos, el cual para este momento era el sumo sacerdote, Caifás: Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada… Con las palabras “Vosotros no sabéis nada”, prácticamente les estaba diciendo a todos los fariseos ignorantes, de hecho la Versión Castillian NT de la Biblia traduce este versículo de la siguiente manera: “Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote de aquel año, dijo: ¡Sois unos ignorantes!”, (Juan 11:49, CAS), y la versión de la Biblia en Lenguaje Sencillo dice: “Pero Caifás, que ese año era el jefe de los sacerdotes, les dijo: —Ustedes sí que son tontos”, (Juan 11:49, BLS). Como vemos, Caifás no fue en nada cortes ni diplomático, y de hecho los saduceos no acostumbraban serlo, eran hombres arrogantes que veían de menos a los demás. Ahora bien, estos hombres perversos no estaban interesados en descubrir si Jesús era o no el Mesías, tampoco les importaba hacer voluntad de Dios, solo querían mantener su estatus quo, su vida cómoda y segura, y por ello estaban dispuestos a matar a Jesús: … ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca. La Nueva Versión de la Biblia traduce este versículo: “No entienden que les conviene más que muera un solo hombre por el pueblo, y no que perezca toda la nación”, (Juan 11:50, NVI). Estos hombres trataban de justificar su pecado de homicidio con pensar que era mejor matar a Jesús y no que toda la nación muriese, no obstante, Jesús no estaba allí para levantar una rebelión ni para establecer un reino político-militar en Israel, sino para traer la liberación de los pecados de la nación, su reino no era de esta tierra y de hecho no lo reconocieron cuando el llego a Jerusalén: “Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella, diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán, y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación”, (Lucas 19:41-44). Aquí Jesús lloró sobre Jerusalén porque ellos no fueron capaces de reconocer el día de su visitación porque estaba encubierto a sus ojos, ellos no fueron capaces de reconocer a Jesús como su Mesías y que triste que no lo hicieron porque a lo mejor la historia de la nación judía hubiese sido otra; pero lo rechazaron y aquí estos hombres perversos están planeando matarlo, sin saber que llegaría el día donde su tan preciosa ciudad y aun el templo serian destruido por los romanos en el año 70 d.C., por eso Jesús lloró al saber lo que les esperaba: Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán, y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación. Caifás aquel día conspiro para matar al Hijo de Dios sin saber que de alguna manera este impío que era el sumo sacerdote de la nación estaba profetizando: Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación; y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos. Es increíble ver como Dios uso este hombre para profetizar algo glorioso que iba a pasar, la muerte de Jesús que salvaría a la nación de Israel, y no solo a ellos, sino a todo aquel que crea en Él y así llamar a tanto como fuera posible, su iglesia la cual se dispersaría por todo el mundo. No es la primera vez que uno ve a un impío profetizando, uno puede recordar al codicioso Balaam, que aunque quería maldecir a Israel por dinero, Dios no se lo permitió y termino profetizando a favor de él: “Y él tomó su parábola, y dijo: De Aram me trajo Balac, rey de Moab, de los montes del oriente; ven, maldíceme a Jacob, y ven, execra a Israel. ¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldijo? ¿Y por qué he de execrar al que Jehová no ha execrado?  Porque de la cumbre de las peñas lo veré, y desde los collados lo miraré; he aquí un pueblo que habitará confiado, y no será contado entre las naciones. ¿Quién contará el polvo de Jacob, o el número de la cuarta parte de Israel? Muera yo la muerte de los rectos, y mi postrimería sea como la suya”, (Números 23:7-10).


              En resumen, podemos ver como este tan glorioso milagro, la resurrección de Lázaro, causo diferentes reacciones en las personas, Marta y María vieron la recompensa de su fe y con alegría celebraron la resurrección de su hermano Lázaro, muchos judíos creyeron en Jesús gracias a ese milagro y a lo mejor ganaron la vida eterna, otros no quisieron permitir que la señal les mostrara que Jesús era el Mesías e influenciados por sus prejuicios religiosos corrieron a sus antiguos maestros religiosos, los fariseos, otros, como estos fariseos y saduceos, al ser incapaces de negar las señales decidieron convertirse en instrumentos de Satanás al planear su muerte, y así todo esto finalmente desencadenaría aquello por lo cual nuestro Señor Jesús había venido a la tierra, a morir por nuestros pecados.


La voz que resucita a los muertos (Juan 11:38-44)



“Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir”.
Juan 11:38-44

INTRODUCCIÓN


             Llegamos al clímax de toda la historia, la resurrección de Lázaro. Después de 37 versículos llegamos al momento donde nuestro Señor Jesucristo realizara la séptima señal la cual quizás es de las más impresionantes y contundentes ya que con ella nuestro Señor demostrara la autoridad que tiene sobre la misma muerte. Si recordamos un poco, la primera en esterarse que Jesús había llegado a Betania fue Marta la cual fue a su encuentro y de alguna manera le reclama por no haber estado allí para sanar a su hermano, sin embargo, ella expresa su fe en la resurrección de los muertos y Jesús declara aquí su quinto gran “Yo Soy” al decir: “Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”, (Juan 11:25). Luego Marta informó en secreto a María pero ésta al enterarse que el Maestro había llegado corrió hacia Él y los judíos la siguieron y fue allí donde María lloró a los pies de Jesús y nuestro Señor al ver su dolor y los lamentos de otros judíos se conmovió tanto que también lloró. Ahora lo veremos dirigiéndose al sepulcro de su amigo Lázaro donde realizara un gran milagro.

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La voz que resucita a los muertos

JESÚS SE DIRIGE AL SEPULCRO DE LÁZARO


“Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima”.
Juan 11:38

D
espués de todo esto vemos a nuestro Señor profundamente conmovido dirigiéndose al sepulcro de Lázaro: Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Una vez más Juan nos muestra la parte humana de nuestro Señor y Dios Jesucristo, un Dios que se duele de nuestro dolor e incluso llora con nosotros. Para los griegos esto era algo completamente impensable ya que en sus mitologías vemos como sus dioses son seres egoístas incapaces de sentir dolor por la raza humana, pero aquí tenían al mismo Hijo de Dios que lloraba con los que amaba. Si nuestro Dios llora por nuestro dolor podemos estar seguros que también procederá a ayudarnos y así se deja ver en este texto donde en su profundo dolor va al sepulcro con el fin de obrar a favor de aquellos que estaba en gran tristeza. El sepulcro de Lázaro era una cueva a la cual le habían puesto una gran piedra encima: Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Las tumbas en los tiempos de Jesús eran cuevas donde se solían meter los cadáveres y eran selladas con una gran piedra en forma de disco con el fin de proteger el cuerpo de animales, el mal tiempo o ladrones, el muerto era envuelto en lienzos y toallas, y dentro de la cueva solían colocarse hiervas aromáticas con el propósito de que el mal olor proveniente de la descomposición del cuerpo fuera atenuado, luego después de un año la familia del muerto regresaba para recoger los huesos del cuerpo y colocarlos en una caja que ponían en un nicho de la cueva.

JESÚS PIDE QUE QUITEN LA PIEDRA


“Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto…”.
Juan 11:39-41

               Conmovido por la triste escena nuestro Señor decide ir a la tumba de Lázaro con el propósito de resucitarlo, ahora bien, Marta y María no imaginaban lo que estaba a punto de pasar. Cuando finalmente llego al lugar pidió que le quitaran la piedra que cubría la tumba; pero Marta le advirtió que no era tan buena idea porque el muerto ya tenía cuatro días y hedía: Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Marta no deseaba que la piedra se quitara, pero esta era la que impedía que nuestro Señor realizara el milagro, por ello le dijo: Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Solo basta creer para ver la gloria de Dios, sin embargo, a veces no la vemos porque la incredulidad no nos lo permite ya que existen ciertas piedras espirituales que tenemos que remover para poder ver la gloria de Dios. Muchas personas a veces no logran recibir de parte de Dios porque sus creencias o prejuicios les impiden, no obstante, nosotros debemos apartar la piedra de la incredulidad y permitir que Cristo obre en nuestra vida. Ante la exhortación de Jesús Marta accedió a quitar la piedra: Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto.

LA VOZ QUE RESUCITA A LOS MUERTOS

“Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir”.
Juan 11:42-44


                  Cuando hubieron quitado la piedra Jesús alzó sus ojos y levanto una plegaria a su padre a oídos de todos los judíos que estaban allí: Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. Jesús oraba en voz alta agradeciendo al Padre que lo había oído, no porque durara que el Padre lo escuchara, sino para que la multitud que lo rodeara creyera en Él al ver el respaldo que tenia de Dios, y habiendo terminado estas palabras clamo a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera!. Uno puede imaginarse los sentimientos y admiraciones que experimentaron las personas que estaban allí, haber oído aquella poderosa voz que ordenaba a un muerto hacer lo imposible, a lo mejor los escalofríos se apoderaron de muchos, los corazones de otros debieron acelerar su ritmo y la expectativa creció en demasía. Aquella voz ordeno a un muerto a levantarse y esta debió haber resonado más allá de la muerte trayendo a Lázaro a la vida: Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir. Que gloriosa señal, aquel día el llanto y dolor se convirtió en un tan solo momento en asombro y alegría al ver como aquel que había muerto hoy está vivo escapando así de la muerte y reafirmando la autoridad de Jesús como el Hijo de Dios. Uno puede ver como esta señal como la mayor evidencia de la autoridad de Jesús ya que si bien es cierto, es maravilloso e increíble la autoridad de Jesús sobre los elementos de la tierra, sobre las enfermedades y demonios, pero el hecho que tenga autoridad sobre la muerte provoca un mayor asombro que trae esperanzas en aquellos que creemos en Él, porque sabemos que estamos seguros en sus manos y ni siquiera la muerte nos podrá arrebatar se sus manos. Si uno revisa los evangelios se da cuenta que existieron otras ocasiones donde Jesús resucito a los muertos. Por ejemplo, la hija de Jairo había muerto recientemente y fue Jesús quien la resucitó: “Y tomando la mano de la niña, le dijo: Talita cumi; que traducido es: Niña, a ti te digo, levántate. Y luego la niña se levantó y andaba, pues tenía doce años. Y se espantaron grandemente”, (Marcos 5:41-42), vemos aquí como todos aquellos que estaban allí se espantaron al ver semejante portento. En otra ocasión resucito al hijo de la viuda de Naín, este muerto tenía poco tiempo de a ver muerto ya que lo judíos acostumbraban enterrar rápido a sus muertos y no los velaban: “Aconteció después, que él iba a la ciudad que se llama Naín, e iban con él muchos de sus discípulos, y una gran multitud. Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad. Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores. Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate. Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre. Y todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y: Dios ha visitado a su pueblo”, (Lucas 7:1-16). Podemos ver aquí como la gente tuvo gran miedo y glorificaron a Dios diciendo como se había levantado un gran profeta en medio de ellos. También el día que fue crucificado al expirar y morir la tierra tembló y hubo muchas señales y entre ellas algunos muertos  resucitaron: “Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu. Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron; y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos”, (Mateo 27:50-53). Y en este evangelio hemos vista la resurrección de Lázaro el cual tenía ya cuatro días de muerto. Así como Lázaro escucho su nombre estando más allá de la muerte llegara un día cuando todos los muertos oirán su voz y saldrán, unos para vida eterna y otros para condenación: “No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; más los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación”, (Juan 5:28-29). Que hermoso es saber que un día estando en nuestro sepulcro oiremos la voz de nuestro Señor llamándonos a resucitar, no para condenación eterna, sino para vida eterna, así lo vio el apóstol Pablo cuando el Espíritu Santo le revelo el rapto de la iglesia, donde los muertos en Cristo resucitaran, y luego, los que aun estemos vivos seremos transformados y arrebatados al cielo para encontrarnos con nuestro Señor en las nubes: “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras”, (1 Tesalonicenses 4:13-18). Con estas palabras debemos consolarnos, ya que si morimos pasamos a la presencia de Dios, pero un día oiremos su voz y vendremos a resurrección de vida y el resto de cristianos que todavía estén en vida serán arrebatados para estar delante de su presencia por toda la eternidad.



jueves, 20 de diciembre de 2018

La oración sacerdotal (Números 6:22-27)



“Jehová habló a Moisés, diciendo: Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles: Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz. Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré”.
Números 6:22-27

INTRODUCCIÓN


Algún día hemos considerado la gran bondad de Dios. Este planeta y en general todos los detalles de su creación son una muestra de ellos. Vasta considerar como la flora es beneficiada por las diferentes estaciones del año. El invierno viene para que las hojas de los arboles no se marchiten y puedan producir su fruto a tiempo, los arboles liberan el tan necesitado oxígeno para que todo ser viviente pueda respirar, el sol con sus rayos producen la famosa fotosíntesis y gracias a esta las plantes se llenan de oxígeno, la capa de ozono no permite que los rayos ultraviolenta del sol penetren para quemar todo a su alrededor, algunos animales son alimentados por los frutos y verdes pastos, los ríos y lagos riegan la tierra proveyendo el agua que extiende la vida y en general, cada aspecto de la naturaleza que ayuda a una mejor existencia en este planeta muestra la gran benevolencia de nuestro Dios el cual bendice tanto a justos como injustos: “… que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos”, (Mateo 5:45). Si así de grande es su benevolencia sobre toda la creación, cuan mayor es su deseo de bendecir a su pueblo.

oracion-sacerdotal
La oración sacerdotal

 

                        I.         EL DESEO DE DIOS DE BENDECIR A SU PUEBLO.


En este texto Dios le dice a Aarón y sus sacerdotes su deseo de bendecir a su pueblo: Jehová habló a Moisés, diciendo: Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles. Dios deseaba bendecir a su pueblo y de hecho los había sacado de Egipto con el propósito de hacerlos su pueblo dándoles grandes promesas: “Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas”, (Deuteronomio 28:13), y en este mismo capítulo de Deuteronomio encontramos una serie de bendiciones que Dios estaba dispuesto a dar a los israelitas si estos eran obedientes a su palabra: “Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios. Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo. Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas. Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar. Bendito serás en tu entrar, y bendito en tu salir”, (Deuteronomio 28:1-5). Ahora bien, Dios ministraba a su pueblo a través de los sacerdotes y a estos les había encomendado una oración que tenía como propósito transmitir el mejor deseo de Dios hacia ellos.

                      II.         LA BENDICIÓN SACERDOTAL.


La oración sacerdotal era una plegaria que los sacerdotes dirigían hacia el pueblo con el propósito de bendecir a su pueblo. Esta oración no es una clase de fórmula mágica o hechizo de prosperidad que cualquier persona recibía, sino más bien expresaba la buena voluntad del Señor hacia su pueblo que le amaba. Veamos qué clase de bendición era esta.

1.     La bendición de protección.


“Jehová te bendiga, y te guarde…”

El primer deseo de Dios hacia su pueblo es de bendición y protección. ¡Oh que gran promesa es esta al considerar que nosotros, unos seres tan indefensos y débiles somos protegidos por el Todopoderoso! Alguna vez hemos considerado nuestra vulnerabilidad, que somos propensos a recibir algún tipo de daño ya sea físico o emocional, a ser víctimas de un accidente súbito, ha sufrir a manos de hombres perversos o incluso ser doblegados por una enfermedad, pero que bueno es saber que Dios quiere realmente guardarnos de todo esto. Por ello el salmista David exclamaba con voz de júbilo:

“Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis temores. Los que miraron a él fueron alumbrados, y sus rostros no fueron avergonzados. Este pobre clamó, y le oyó Jehová, y lo libró de todas sus angustias. El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende. Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él. Temed a Jehová, vosotros sus santos, pues nada falta a los que le temen”.
Salmo 34:4-9

            Muchos quizás confían en sus casas fortificadas o a lo mejor se sienten protegidos porque portan armas de fuego o tienen guardaespaldas, pero nosotros, los que confiamos en el Señor sabemos que tenemos al Todopoderoso que nos guarda, y por ellos somos personas bendecidas.

2.     La bendición de ganar su favor y misericordia.


“Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia…”

La oración sacerdotal pedía que el rostro de Dios resplandeciera sobre su pueblo y que tuviera misericordia de ellos. Realmente es una verdadera bendición que el Señor en su infinita misericordia se digne en mirarnos y que su gloria resplandezca en nuestra vida, especialmente porque somos pecadores y no merecemos su favor. Por ello la oración pedía misericordia, para que el Señor no viera nuestros pecados y fuese propicio a nosotros perdonando nuestra iniquidad y favoreciendo así nuestra vida. Cuando Dios es propicio a nosotros y su rostro resplandece en nosotros somos bendecidos porque favorece nuestra vida: “Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; más sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria”, (Isaías 60:1-2). ¡Oh cuán gloriosa bendición! Aunque este mundo sea cubierto de penuria y tinieblas que hermoso es saber que la gloria del Señor resplandecerá sobre nosotros y que hemos sido perdonados de todos nuestros pecados por su infinita misericordia.

3.     La bendición de vivir en paz.


“Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz”.

            Finalmente, la oración sacerdotal expresaba el deseo de Dios de traer paz sobre su pueblo. La paz es la ausencia de conflictos en la vida del hombre, es la total tranquilidad y seguridad de una vida plena, y esta solamente es posible a través de Dios. El deseo de nuestro Señor es que vivamos en paz, pero esto no es posible por causa del pecado. Aquel día cuando Jesus nació uno de los ángeles que se les apareció a los pastores cantaba: “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!”, (Lucas 2:14), y es gracias a Cristo que hoy podemos experimentar la verdadera paz: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”, (Juan 14:27). Y esta paz esta fundamentada en la victoria de Cristo sobre la muerte: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”, (Juan 16:33). Por tanto, somos verdaderamente bendecidos por tener esta paz.

                    III.         LOS CRISTIANOS SOMOS BENDECIDOS EN CRISTO JESÚS.


Hoy en día ya no existen sacerdotes según el orden a Aarón, sino Jesús se ha convertido en nuestro Sumo Sacerdote, el cual no solo perdona nuestro pecados dándonos la salvación de nuestra alma, sino nos ha bendecido enormemente dándonos el don de la vida eterna y grandes promesas celestiales: “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero”, (1 Pedro 1:3-5).

CONCLUSIÓN.


El deseo de Dios es bendecirnos y la oración sacerdotal es un buen ejemplo de ello y en estas se presentan al menos tres tipos de bendiciones que son:

1.     La bendición de protección.
2.     La bendición de ganar su favor y misericordia.
3.     La bendición de vivir en paz.