“Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos”.
Éxodo 25:8
INTRODUCCIÓN
Terminaremos la sinopsis del libro de Éxodo con los detalles referentes a la construcción del Tabernáculo de reunión y los utensilios del mismo. Hasta el momento hemos hecho un breve recorrido a través de este maravilloso libro del Antiguo Testamento, hemos considerado sus antecedentes generales, así como la vida de Moisés y sus años en la corte de faraón, en Madián como pastor de ovejas y como el libertador de Israel. También hicimos una sinopsis del recorrido de Israel, desde que llego salió de Egipto y llego al Sinaí, hasta su travesía por el desierto durante 40 años, de lo cual, lo ultimo está narrado en el libro de Números. Además, se han estudiado las 10 plagas de Egipto, la pascua y el decálogo, ahora, finalizaremos el resumen de este libro estudiando otro de los temas importantes que se encuentran comprendidos a partir del capítulo 25, el Tabernáculo de reunión y sus utensilios.
El Tabernáculo de Reunión |
DIOS ORDENA LA CONSTRUCCIÓN DEL TABERNÁCULO
“Y harán un santuario para mí, y habitaré en
medio de ellos. Conforme a todo lo que yo te muestre, el diseño del
tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios, así lo haréis”.
Éxodo 25:8-9
A lo largo de la
historia primitiva las naciones acostumbraban a edificar monumentos y templos
dedicados a sus dioses, sin embargo, los israelitas no tenían nada semejante,
hasta este momento: Y harán un santuario para mí, y
habitaré en medio de ellos. Conforme a todo lo que yo te muestre, el diseño del
tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios, así lo haréis.
Aquí Dios les da instrucciones especificas a los israelitas para construir un
lugar donde ellos podrían reunirse para adorar a Dios el cual sería llamado
tabernáculo, aparte de los utensilios y las vestiduras de los sacerdotes que
servirían en él. La construcción del tabernáculo y utensilios se fundamentó en:
1. Instrucciones especificas dadas directamente de Dios y no la imaginación de un hombre: “Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos. Conforme a todo lo que yo te muestre, el diseño del tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios, así lo haréis”, (Éxodo 25:8-9).
2. El Espíritu Santo doto de sabiduría y talento a Bezaleel y Aholiab para que hiciesen todo conforme las instrucciones del Señor: “Y dijo Moisés a los hijos de Israel: Mirad, Jehová ha nombrado a Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá; y lo ha llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría, en inteligencia, en ciencia y en todo arte, para proyectar diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce, y en la talla de piedras de engaste, y en obra de madera, para trabajar en toda labor ingeniosa. Y ha puesto en su corazón el que pueda enseñar, así él como Aholiab hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan; y los ha llenado de sabiduría de corazón, para que hagan toda obra de arte y de invención, y de bordado en azul, en púrpura, en carmesí, en lino fino y en telar, para que hagan toda labor, e inventen todo diseño”, (Éxodo 35:30-35).
3. Fueron convocados a la construcción otros artesanos para apoyar a Bezaleel y Aholiab: “Todo sabio de corazón de entre vosotros vendrá y hará todas las cosas que Jehová ha mandado”, (Éxodo 35:10).
4. Las mujeres colaboraron en tejer las cortinas: “Además todas las mujeres sabias de corazón hilaban con sus manos, y traían lo que habían hilado: azul, púrpura, carmesí o lino fino. Y todas las mujeres cuyo corazón las impulsó en sabiduría hilaron pelo de cabra”, (Éxodo 35:25-26).
5. Todo israelita trajo sus ofrendas con las cueles elaboraron el tabernáculo y utensilios: “Y vino todo varón a quien su corazón estimuló, y todo aquel a quien su espíritu le dio voluntad, con ofrenda a Jehová para la obra del tabernáculo de reunión y para toda su obra, y para las sagradas vestiduras. Vinieron así hombres como mujeres, todos los voluntarios de corazón, y trajeron cadenas y zarcillos, anillos y brazaletes y toda clase de joyas de oro; y todos presentaban ofrenda de oro a Jehová”, (Éxodo 35.21-22).
EL TABERNÁCULO DE REUNIÓN
“Esto será el holocausto continuo por
vuestras generaciones, a la puerta del tabernáculo de reunión, delante de
Jehová, en el cual me reuniré con vosotros, para hablaros allí. Allí me reuniré con los hijos de Israel; y el
lugar será santificado con mi gloria. Y
santificaré el tabernáculo de reunión y el altar; santificaré asimismo a Aarón
y a sus hijos, para que sean mis sacerdotes. Y habitaré entre los hijos de
Israel, y seré su Dios. Y conocerán que yo soy Jehová su Dios, que los saqué de
la tierra de Egipto, para habitar en medio de ellos. Yo Jehová su Dios”.
Éxodo 29:42-46
La construcción del tabernáculo fue inspirada a Moisés
por Dios, de tal forma que las instrucciones precisas de su construcción le
fueron dadas a Moisés en el monte Sinaí y están descritas desde el capítulo 25
al 27: “Mira y hazlos conforme al modelo que te ha
sido mostrado en el monte”, (Éxodo 25:40). La palabra tabernáculo
se traduce de la palabra hebrea ojél (איהֶל),
que literalmente significa tienda de campaña y realmente era eso, una
tienda de campaña que fungía como santuario portátil para adorar a Dios durante
su vida nómada. Era el tabernáculo de reunión donde los israelitas
tendrían que congregarse para adorar a Dios: Esto
será el holocausto continuo por vuestras generaciones, a la puerta del
tabernáculo de reunión, delante de Jehová, en el cual me reuniré con vosotros,
para hablaros allí. Allí me reuniré con
los hijos de Israel; y el lugar será santificado con mi gloria. Y santificaré
el tabernáculo de reunión y el altar; santificaré asimismo a Aarón y a sus
hijos, para que sean mis sacerdotes. Y habitaré entre los hijos de Israel, y
seré su Dios. Y conocerán que yo soy
Jehová su Dios, que los saqué de la tierra de Egipto, para habitar en medio de
ellos. Yo Jehová su Dios. El tabernáculo de reunión estaba construido
de una serie de tablas de acacia cubiertas con oro, colocadas de pie en bases
de plata y firmemente fijadas juntas por barras cubiertas de oro de la misma
madera. Este tabernáculo media 15 pies de ancho, 15 pies de alto y 45 pies de
largo. El tabernáculo estaba dividido en dos partes, el lugar santo y el lugar
santísimo, y todo el tabernáculo estaba rodeado del atrio. Consideremos cada
una de estas partes.
Divisiones del tabernáculo |
El Atrio.
La
palabra atrio se traduce del hebreo kjatsér (חָצֵר), el cual literalmente
significa lugar cerrado o patio, y eso era el atrio un patio exterior
donde se encontraban el altar de broce y el lavacro, el cual media 150 pies de
largo, 75 pies de ancho y 7.5 pies de alto: “Haz
un atrio para el santuario. El lado sur debe medir cuarenta y cinco metros de
largo, y tener cortinas de lino fino, veinte postes y veinte bases de bronce.
Los postes deben contar con empalmes y ganchos de plata. También el lado norte
debe medir cuarenta y cinco metros de largo y tener cortinas, veinte postes y
veinte bases de bronce. Los postes deben también contar con empalmes y ganchos
de plata… El atrio medirá cuarenta y cinco metros de largo por veintidós metros
y medio de ancho, con cortinas de lino fino de dos metros con treinta
centímetros de alto, y con bases de bronce. Todas las estacas y los demás
utensilios para el servicio del santuario serán de bronce, incluyendo las
estacas del atrio”, (Éxodo 27:9-11, 18-19, NVI). El atrio estaba
cercado por cortinas de lino finamente tejido, veinte postes y veinte bases de
bronce en los dos lados más largos posicionados hacia el norte y el sur. La
entrada debía estar al este, a la salida del sol: “A
todo lo ancho del lado occidental del atrio, que debe medir veintidós metros y
medio, habrá cortinas, diez postes y diez bases. El lado oriental del atrio,
que da hacia la salida del sol, también deberá medir veintidós metros y medio.
Habrá cortinas de siete metros de largo, y tres postes y tres bases a un lado
de la entrada, lo mismo que del otro lado”, (Éxodo 27:12-15, NVI).
Esta entrada tenía una cortina la cual estaba hecha de púrpura, carmesí,
escarlata y lino fino, recamada artísticamente y sostenían por cuatro postes y
cuatro bases: “A la entrada del atrio habrá una
cortina de nueve metros de largo, de púrpura, carmesí, escarlata y lino fino,
recamada artísticamente, y además cuatro postes y cuatro bases”,
(Éxodo 27:16, NVI).
Dentro
del atrio se encontraban los siguientes utensilios: El altar de bronce y el
lavacro.
1. El altar de bronce.
“Haz un altar de madera de acacia, cuadrado,
de dos metros con treinta centímetros por lado, y de un metro con treinta
centímetros de alto. Ponle un cuerno en cada una de sus cuatro esquinas, de
manera que los cuernos y el altar formen una sola pieza, y recubre de bronce el
altar. Haz de bronce todos sus utensilios, es decir, sus portacenizas, sus
tenazas, sus aspersorios, sus tridentes y sus braseros. Hazle también un
enrejado de bronce, con un anillo del mismo metal en cada una de sus cuatro
esquinas. El anillo irá bajo el reborde del altar, de modo que quede a media
altura del mismo. Prepara para el altar varas de madera de acacia, y recúbrelas
de bronce. Las varas deberán pasar por los anillos, de modo que sobresalgan en
los dos extremos del altar para que este pueda ser transportado. El altar lo
harás hueco y de tablas, exactamente como el que se te mostró en el monte.”.
Éxodo
27:1-8 (NVI)
El altar de bronce |
Frente
a la entrada del atrio se encontraba el altar de bronce, donde cualquier
israelita podía entrar y ofrecer en él un sacrificio a Dios. La palabra altar
se traduce de la palabra hebrea misbéakj (מִזְבֵּחַ),
la cual literalmente significa, lugar de sacrificios. Este
altar era de madera, cubierto con bronce, y era de 7.5 pies cuadrados y 4.5
pies de altura, en sus esquinas tenía cuernos salientes conocidos como los
cuernos del altar y un fuego ardía de continuo sobre el altar el cual era
atendido por los sacerdotes y tenía cuatro anillos por los que pasaban las
varas con que se portaba en el desierto. Relacionados al altar de
bronce existían otros utensilios que eran los portacenizas, sus tenazas,
aspersorios, tridentes y braceros. El hecho de que justo a la entrada del atrio
se encontrase el altar de bronce donde los israelitas ofrecían sus sacrificios
como ofrendas por causa de sus pecados nos recuerda la necesidad que el hombre
tiene de acercarse a Dios a través del sacrificio del Cordero de Dios,
Jesucristo: “Porque si la sangre de los toros y de
los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos,
santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo,
el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará
vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?”,
(Hebreos 9:13-14).
2. El lavacro.
“También hizo la fuente de bronce y su base
de bronce, de los espejos de las mujeres que velaban a la puerta del
tabernáculo de reunión”.
Éxodo
38:8
El
lavacro, se traduce de la palabra hebrea kiór (כִּיּויר),
y hace referencia a algo redondo como un plato profundo, y en
palabras sencillas este era una gran fuente de agua hecha de bronce, la
cual estaba en el atrio, entre el altar de bronce y la entrada al lugar santo,
y allí, los sacerdotes se lavaban antes de entrar a ministrar al tabernáculo:
“Habló más Jehová a Moisés, diciendo: Harás también
una fuente de bronce, con su base de bronce, para lavar; y la colocarás entre
el tabernáculo de reunión y el altar, y pondrás en ella agua. Y de ella se
lavarán Aarón y sus hijos las manos y los pies. Cuando entren en el tabernáculo
de reunión, se lavarán con agua, para que no mueran; y cuando se acerquen al
altar para ministrar, para quemar la ofrenda encendida para Jehová, se lavarán
las manos y los pies, para que no mueran. Y lo tendrán por estatuto perpetuo él
y su descendencia por sus generaciones”, (Éxodo 30:18-21). De alguna
manera, esta acción que los sacerdotes realizaban antes de entrar en el
tabernáculo de lavarse las manos y los pies es un símbolo de la necesidad que
el hombre tiene de ser limpio de su pecado. Hoy en día, los cristianos hemos
sido lavados de nuestros pecados por la sangre de Cristo, pero a diario
necesitamos estar purificándonos de los pecados que pudiésemos cometer, por
ello debemos limpiarnos a través de su palabra: “Ya
vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado”, (Juan
15:3).
El Lugar Santo.
“Cuelga de los ganchos la cortina, la cual separará
el Lugar Santo…”
Éxodo 26:33 (NVI)
El
tabernáculo de reunión estaba en medio del atrio y estaba constituido de dos
partes, el lugar santo y el lugar santísimo: “Porque
el tabernáculo estaba dispuesto así: en la primera parte, llamada el Lugar
Santo, estaban el candelabro, la mesa y los panes de la proposición. Tras el
segundo velo estaba la parte del tabernáculo llamada el Lugar Santísimo”,
(Hebreos 9:2-3). La primera división del tabernáculo era conocida como el lugar
santo, y en el texto hebreo no aparece el término “lugar santo”, sino solo se
le llama códesh (קידֶשׁ), es
decir, se le llama el santo. A diferencia del atrio, en donde podían
entrar todos los israelitas, al lugar santo solo entraban los sacerdotes y este
lugar media 30 pies de largo por 15 pies de ancho, y en él se encontraban el
candelabro de oro, la mesa de los panes de la proposición y justo delante del
velo que marcaba la entrada al lugar santísimo estaba el altar del incienso.
El hecho de que solo los sacerdotes podían entrar al lugar santo nos habla del
sacerdocio que hoy todos los cristianos tenemos y que nos capacita para
ministrar delante de Dios: “Mas vosotros sois linaje
escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que
anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz
admirable”, (1 Pedro 2:9).
1. La mesa de los panes de la proposición.
“Haz una mesa de madera de acacia, de
noventa centímetros de largo por cuarenta y cinco de ancho y setenta de alto. Recúbrela
de oro puro, y ponle en su derredor una moldura de oro. Haz también un reborde
de veinte centímetros de ancho, y una moldura de oro para ponerla alrededor del
reborde”.
Éxodo
25:23 (NVI)
Mesa de los panes de la proposición |
Al
lado norte del lugar santo estaba ubicada la mesa de los panes de la
proposición, la cual estaba hecha de madera de acacia y cubierta de oro, sobre
esta se colocaban los panes de la presencia del Señor y además contaba
con otros utensilios: “Haz cuatro anillos de oro
para la mesa, y sujétalos a sus cuatro esquinas, donde van las cuatro patas.
Los anillos deben quedar junto al reborde, a fin de que por ellos pasen las
varas para transportar la mesa. Esas varas deben ser de madera de acacia, y
estar recubiertas de oro. También deben ser de oro puro sus platos y sus
bandejas, así como sus jarras y tazones para verter las ofrendas. Sobre la mesa
pondrás el pan de la Presencia, para que esté ante mí siempre”,
(Éxodo 25:26-30, NVI). Como vemos, los panes de la presencia de Dios debían
colocarse cada sábado sobre la mesa de los panes de la proposición, estos panes
eran elaborados de harina sin levadura, se colocaban dos hileras de seis panes,
representando la provisión divina y constante de Dios a las 12 tribus: “Toma flor de harina y hornea doce tortas de pan. Cada torta
debe pesar cuatro kilos. Ponlas ante el Señor sobre la mesa de oro puro, en dos
hileras de seis tortas cada una. En cada hilera pondrás incienso puro. Así el
pan será una ofrenda memorial presentada por fuego al Señor. Este pan se
dispondrá regularmente ante el Señor todos los sábados. Este es un pacto
perpetuo de los israelitas”, (Levítico 24:5-8, NVI). Esta mesa le
recordaba a Israel la provisión divina que Dios les dio en el desierto durante
40 años y de igual forma nos recuerda a nosotros los cristianos la provisión
que recibimos de nuestro Señor siendo este pan que colocaban sobre la mesa un
símbolo de nuestro Señor Jesucristo: “Jesús les
dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que
en mí cree, no tendrá sed jamás”, (Juan 6:35).
2. El candelabro de oro.
“Haz un candelabro de oro puro labrado a martillo. Su base, su tallo y sus copas, cálices y flores formarán una sola pieza. Seis de sus brazos se abrirán a los costados, tres de un lado y tres del otro. Cada uno de los seis brazos del candelabro tendrá tres copas en forma de flor de almendro, con cálices y pétalos. El candelabro mismo tendrá cuatro copas en forma de flor de almendro, con cálices y pétalos. Cada uno de los tres pares de brazos tendrá un cáliz en la parte inferior, donde se unen con el tallo del candelabro. Los cálices y los brazos deben formar una sola pieza con el candelabro, y ser de oro puro labrado a martillo. Hazle también sus siete lámparas, y colócalas de tal modo que alumbren hacia el frente”.
Éxodo
25:31-32 (NVI)
Candelabro de oro |
Al
lado sur del lugar santo estaba ubicado el candelabro de oro. La
palabra candelabro se traduce del hebreo menorá (מְנוירָה) y este tenía siete lámparas en las
cuales había tres copas a modo de flor de almendro, con sus cálices y pétalos.
Remataban los siete brazos en siete lámparas que debían arder día y noche:
“Manda a los israelitas que te traigan aceite puro
de olivas prensadas, para la iluminación del santuario. Así las lámparas se
mantendrán siempre encendidas”, (Levítico 24:2, NVI). Su constante
luz al interior de la tienda recordaba a Israel la constante gloria de Dios
sobre ellos y al mismo tiempo es un símbolo de nuestro Señor Jesucristo, el
cual es la luz que este mundo de tinieblas necesita: “Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me
sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”,
(Juan 8:12). Además, es un recordatorio de la palabra de Dios que es luz en
nuestro sendero: “Lámpara es a mis pies tu palabra,
y lumbrera a mi camino”, (Salmo 119:105).
3. El altar del incienso.
“Haz un altar de madera de acacia para quemar incienso. Hazlo cuadrado, de cuarenta y cinco centímetros de largo por cuarenta y cinco centímetros de ancho y noventa centímetros de alto. Sus cuernos deben formar una pieza con el altar. Recubre de oro puro su parte superior, sus cuatro costados y los cuernos, y ponle una moldura de oro alrededor. Ponle también dos anillos de oro en cada uno de sus costados, debajo de la moldura, para que pasen por ellos las varas para transportarlo. Prepara las varas de madera de acacia, y recúbrelas de oro. Pon el altar frente a la cortina que está ante el arca del pacto, es decir, ante el propiciatorio que está sobre el arca, que es donde me reuniré contigo”.
Éxodo
30:1-6 (NVI)
El altar del incienso |
Justo
al lado de la cortina que separaba el lugar santo del lugar santísimo estaba
ubicado el altar del incienso. El altar del incienso estaba hecho de
madera de acacia y recubierto de oro, sobre este se quemaba incienso aromático dos
veces al día: “Cada mañana, cuando Aarón
prepare las lámparas, quemará incienso aromático sobre el altar, y también al
caer la tarde, cuando las encienda. Las generaciones futuras deberán quemar
siempre incienso ante el Señor”, (Éxodo 30:7-8, NVI). Sobre este
altar del incienso el sumo sacerdote ofrecía sus oraciones y alabanzas a Dios y
esto es un símbolo de nuestras constantes oraciones delante de Dios la cuales
suben al trono de su presencia como aroma de incienso: “Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y
los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas,
y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos”,
(Apocalipsis 5:8).
El Lugar Santísimo.
“Cuelga de los ganchos la cortina, la cual
separará el Lugar Santo del Lugar Santísimo, y coloca el arca del pacto detrás
de la cortina. Pon el propiciatorio sobre el arca del pacto, dentro del Lugar
Santísimo”.
Éxodo 26:33-34 (NVI)
Finalmente,
tenemos el lugar Santísimo, el cual era el lugar más
sagrado del tabernáculo de reunión el cual tenía 15 pies de largo por 15 pies
de ancho. Era en el lugar santísimo que la presencia de Dios se manifestaba a
tal punto que nadie podía entrar, solo el sumo sacerdote una vez al año para
hacer expiación por los pecados del pueblo en el día de jubileo: “Y Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón tu hermano, que no en
todo tiempo entre en el santuario detrás del velo, delante del propiciatorio
que está sobre el arca, para que no muera; porque yo apareceré en la nube sobre
el propiciatorio”, (Levítico 16:2). En
hebreo este lugar es llamado códesh códesh (קידֶשׁ קידֶשׁ), que literalmente significa, el
santo de los santos, esto es así porque en hebreo no existe superlativos. En el
lugar santísimo solo había un mueble que era el arca del testimonio y sobre
esta se colocaba el propiciatorio. Antes solamente el sumo sacerdote podía
entrar al lugar santísimo una vez al año, durante el día de la expiación, donde
ofrecía un sacrificio a Dios por los pecados de todo el pueblo, sin embargo,
hoy en día nosotros tenemos acceso directo a la misma presencia del Señor por
medio del sacrificio de Jesucristo: “Así que,
hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de
Jesucristo”, (Hebreos 10:19).
1. El arca
del testimonio.
“Haz un arca de madera de acacia, de un
metro con diez centímetros de largo, setenta centímetros de ancho y setenta
centímetros de alto. Recúbrela de oro puro por dentro y por fuera, y ponle en
su derredor una moldura de oro. Funde cuatro anillos de oro para colocarlos en
sus cuatro patas, dos en cada costado. Prepara luego unas varas de madera de
acacia, y recúbrelas de oro. Introduce las varas en los anillos que van a los
costados del arca, para transportarla. Deja las varas en los anillos del arca,
y no las saques de allí, y pon dentro del arca la ley que voy a entregarte”.
Éxodo
25:10-16 (NVI)
El arca del testimonio |
En
el lugar santísimo estaba el arca del testimonio, la cual era una caja
rectangular de madera de acacia recubierta de oro cubierta de oro por dentro y
por fuera, y tenía cuatro anillos colocados en los ángulos, por los cuales
pasaban dos varas de madera de acacia (también cubiertas de oro) con que se
transportaba. La palabra arca se traduce del hebreo arón (אָרוין), la cual literalmente significa
caja. Sobre esta se colocaba el propiciatorio que era una plancha o
tapadera de oro rodeada de dos querubines con sus alas extendidas.: “Haz un propiciatorio de oro puro, de un metro con diez
centímetros de largo por setenta centímetros de ancho, y también dos querubines
de oro labrado a martillo, para los dos extremos del propiciatorio. En cada uno
de los extremos irá un querubín. Hazlos de modo que formen una sola pieza con
el propiciatorio. Los querubines deberán tener las alas extendidas por encima
del propiciatorio, y cubrirlo con ellas. Quedarán el uno frente al otro,
mirando hacia el propiciatorio”, (Éxodo
25:17-20, NVI). Se dice que sobre el propiciatorio aparecía una luz
sobrenatural, brillando entre los querubines lo cual representaba la presencia
de Dios: “Coloca el propiciatorio encima del arca, y
pon dentro de ella la ley que voy a entregarte. Yo me reuniré allí contigo en
medio de los dos querubines que están sobre el arca del pacto. Desde la parte
superior del propiciatorio te daré todas las instrucciones que habrás de
comunicarles a los israelitas”, (Éxodo 25:21-22, NVI). Dentro
del arca del testimonio se encontraban las tablas de la ley o decálogo (Éxodo
24:12), una vasija con un gomer de maná (Éxodo 16:33-35) y la vara de Aaron que
reverdeció (Números 17:10).
LAS VESTIDURAS SACERDOTALES
“Harás llegar
delante de ti a Aarón tu hermano, y a sus hijos consigo, de entre los hijos de
Israel, para que sean mis sacerdotes; a Aarón y a Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar
hijos de Aarón. Y harás vestiduras sagradas a Aarón tu hermano, para honra y
hermosura”.
Éxodo 28:1-2
Los capítulos 28 y 29 nos
detallan muchas cosas en cuanto a los sacerdotes. Dios había elegido a la tribu
de Leví para que fuese la tribu sacerdotal y escogió a Aarón y sus futuros
descendientes para que uno de ellos fuese el sumo sacerdote. La función
principal del sacerdote consistía en ministrar delante del Señor, representando
al pueblo, ofreciendo sacrificios y holocaustos, así como cuidando del
santuario. El capítulo 29 se nos detalla la consagración de los sacerdotes
donde se les da instrucciones específicas de cómo tenían que consagrarse al
servicio de Jehová: “Esto es lo que les harás para
consagrarlos, para que sean mis sacerdotes…”, (Éxodo 29:1). De igual
forma, en Éxodo 28, el Señor da instrucciones precisas de cómo debían ser las
vestiduras del sumo sacerdotes y prácticamente estas consistían en las
siguientes partes: “Las vestiduras que harán son
estas: el pectoral, el efod, el manto, la túnica bordada, la mitra y el
cinturón. Hagan, pues, las vestiduras sagradas para Aarón tu hermano, y para
sus hijos, para que sean mis sacerdotes”, (Éxodo 28:4).
Vestiduras del Sacerdote |
1. El efod. Estaba hecho oro, púrpura, carmesí, escarlata y lino fino, teniendo sobre las hombreras dos piedras de ónice, en las que estaban grabados los nombres de las doce tribus de Israel seis nombres en una piedra, y seis en la otra: “…y harán el efod de oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido, de obra primorosa. Tendrá dos hombreras que se junten a sus dos extremos, y así se juntará... Y tomarás dos piedras de ónice, y grabarás en ellas los nombres de los hijos de Israel; seis de sus nombres en una piedra, y los otros seis nombres en la otra piedra, conforme al orden de nacimiento de ellos” (Éxodo 28:6-7, 9-10).
2. El cinto. Este era un cinturón que estaba hecho de los mismos materiales de los tejidos que el efod: “Y su cinto de obra primorosa que estará sobre él, será de la misma obra, parte del mismo; de oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido”, (Éxodo 28:8).
3. El Pectoral iba colocado sobre el pecho, y era cuadrado y doble, conteniendo doce piedras preciosas, cada una de ellas diferente a las demás y estaba unido por cordones a las hombreras del efod: “Harás asimismo el pectoral del juicio de obra primorosa, lo harás conforme a la obra del efod, de oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido. Será cuadrado y doble, de un palmo de largo y un palmo de ancho; y lo llenarás de pedrería en cuatro hileras de piedras; una hilera de una piedra sárdica, un topacio y un carbunclo; la segunda hilera, una esmeralda, un zafiro y un diamante; la tercera hilera, un jacinto, una ágata y una amatista; la cuarta hilera, un berilo, un ónice y un jaspe. Todas estarán montadas en engastes de oro. Y las piedras serán según los nombres de los hijos de Israel, doce según sus nombres; como grabaduras de sello cada una con su nombre, serán según las doce tribus”, (Éxodo 28:15-21).
4. El Manto era de azul y en sus bordes tenía alternativamente granadas de azul, púrpura y carmesí y campanillas de oro, que sonaban cuando el sumo sacerdote andaba: “Harás el manto del efod todo de azul; y en medio de él por arriba habrá una abertura, la cual tendrá un borde alrededor de obra tejida, como el cuello de un coselete, para que no se rompa. Y en sus orlas harás granadas de azul, púrpura y carmesí alrededor, y entre ellas campanillas de oro alrededor”, (Éxodo 28:31-33).
5. La Mitra era una especie de turbante tenía que una lámina de oro con la inscripción santidad al Señor, que estaba sobre la frente del sumo sacerdote: “Harás además una lámina de oro fino, y grabarás en ella como grabadura de sello, SANTIDAD A JEHOVÁ. Y la pondrás con un cordón de azul, y estará sobre la mitra; por la parte delantera de la mitra estará”, (Éxodo 28:36-37).
6. La Túnica y los Calzoncillos, eran la ropa interior del sumo sacerdote, hecha de lino, símbolo de justicia perfecta: “Y para los hijos de Aarón harás túnicas; también les harás cintos, y les harás tiaras para honra y hermosura. Y con ellos vestirás a Aarón tu hermano, y a sus hijos con él; y los ungirás, y los consagrarás y santificarás, para que sean mis sacerdotes. Y les harás calzoncillos de lino para cubrir su desnudez; serán desde los lomos hasta los muslos”, (Éxodo 28:40-42).
Que maravilloso trabajo, gloria a Dios por usarlos a hacer este contenido tan especial. Díos les continúe dando la sabiduría para realizar este tipo de trabajo ilustrando la palabra del Señor. Bendiciones.
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