“En aquel tiempo los discípulos vinieron a
Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? Y llamando Jesús
a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os
volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así
que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de
los cielos. Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me
recibe”.
Mateo 18:1-5
Introducción
El capítulo 18 del evangelio según Mateo
abre una nueva sección donde la principal temática gira alrededor de las características
personales que deben tener los ciudadanos del reino de Dios. Los temas que
Mateo toca aquí están relacionados principalmente con el carácter, por ejemplo,
nos habla de la humildad, la sencillez, la capacidad de perdonar, el no poner
tropiezo, entre otras cosas. Después de los acontecimientos ocurridos en el capítulo
17 los evangelios sinópticos continúan el relato de los eventos que se dieron
durante el viaje de Jesús a Jerusalén donde habría de padecer por los pecados
de todos. En estos versículos vemos la discusión que los discípulos tenían en
cuanto a quien era la mayor de todos ellos y nuestro Señor Jesucristo está a
punto de enseñarles cual es la verdadera condición para ser grandes en el reino
de los cielos.
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La grandeza de ser como un niño |
¿Quién es el Mayor?
“En
aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en
el reino de los cielos?”.
Mateo
18:1
El capítulo comienza mostrándonos una discusión
que existían entre los discípulos de Jesús en cuanto a quien era el mayor de
ellos: En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús,
diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? Los celos y deseos de ser el número uno
se habían apoderado de ellos, ya que en lo interior de su ser querían sobresalir
como el número uno del Señor Jesús. quizás los celos se habían despertado
porque ellos vieron que durante la transfiguración Jesús tomo solo a tres de
ellos para que subiesen al monte con Él, y a lo mejor estos habían estado
alardeando de su cercanía con Jesús, o quizás habían sentido celos de que los
cobradores de los tributos se acercaran a Pedro como si él fuera el líder del grupo,
en fin, pudieron existir muchas razones pero lo cierto es que entre ellos existían
esas discusiones en cuanto a quien era el mayor de ellos, y de hecho, esta no
fue la primera y última vez que esto pasaba. Más adelante Jacobo y Juan se
atreven a usar a su madre para pedirle a Jesús los puestos de preeminencia pero
nuestro Señor les hace ver que la verdadera grandeza esta en servir a los demás:
“Entonces
se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante
él y pidiéndole algo. Él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu
reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu
izquierda. Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis
beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo
soy bautizado? Y ellos le dijeron: Podemos. Él les dijo: A la verdad, de mi
vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados;
pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a
aquellos para quienes está preparado por mi Padre. Cuando los diez oyeron esto,
se enojaron contra los dos hermanos. Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis
que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son
grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que
el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que
quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del
Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en
rescate por muchos”, (Mateo
20:20-28). Conociendo las divisiones que existían entre sus discípulos nuestro
Señor Jesús oro por su unidad en el huerto de Getsemaní: “Mas
no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por
la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en
ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me
enviaste”, (Juan 17:20-21). Por tanto, no es de extrañarse
que los discípulos estuviera en esa ocasión discutiendo entre ellos acerca de
quién era el mayor; pero nuestro Señor que todo lo sabe conocía sus discusiones.
La Condición para la Grandeza en el Reino de los Cielos
“Y
llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo,
que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.
Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino
de los cielos. Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí
me recibe”.
Mateo
18:2-5
El evangelio según Marcos nos añade el
hecho de que Jesús ya conocía en su omnisciencia la razón sus discusiones, sin
embargo, nadie se atrevió a aceptarlo: “Y llegó a Capernaum; y cuando estuvo en
casa, les preguntó: ¿Qué disputabais entre vosotros en el camino? Mas ellos
callaron; porque en el camino habían disputado entre sí, quién había de ser el
mayor. Entonces él se sentó y llamó a los doce, y les dijo: Si alguno quiere
ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos. Y tomó a un
niño, y lo puso en medio de ellos; y tomándole en sus brazos, les dijo: El que
reciba en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí; y el que a mí me
recibe, no me recibe a mí sino al que me envió”, (Marcos 9:33-37). Si consideramos el texto de Marcos
el Señor les enseña en que radica la verdadera grandeza en el reino de Dios, el
servicio a los demás: Si alguno quiere ser el primero, será el postrero
de todos, y el servidor de todos. Ahora bien, Mateo nos dice que para ejemplificar mejor su discurso tomo
a un niño y poniéndolo en medio de ellos les dijo que si querían llegar a ser
grandes en el reino de los cielos tenían de volverse como un niño. Algunos han
llegado a especular acerca de quién era el niño que Jesús tomo, algunos dicen
que era Ignacio, el hombre que se convirtió en el discípulo de Pedro y más
tarde fue obispo de Antioquia, uno de los padres de la iglesia primitiva, otros
opinan que fue el hijo de Pedro; no obstante, todas estas son especulaciones,
sin evidencia bíblica; pero lo que si es cierto es que nuestro Señor tomo a un
niño para decirnos que la verdadera grandeza en el reino de Dios radica en
volvernos como un niño. Mateo nos ofrece tres condiciones que todo ciudadano
del reino de Dios debe cumplir, la primera condición es volverse como un
niño inocente para entrar en el reino de Dios: De
cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el
reino de los cielos. Quizás
la principal característica de un niño es su inocencia en cuanto a creer todo
lo que se le dice, y esta característica es sumamente importante porque si
alguien en su altivez no la tiene jamás creerá al evangelio. Muchas personas
hoy en día no creen al evangelio por sus prejuicios, ya sean religiosos o de carácter
personal, están a acostumbrados a ver las cosas a su manera y cuando se les
presenta el mensaje del evangelio lo rechazan porque no están dispuestos a
renunciar a sus creencias. Para poder entrar al reino de Dios es necesario
creer y si no nos volvemos como unos niños crédulo, jamás veremos a Dios: “Pero
sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a
Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”, (Hebreos 11:6). La segunda condición es volverse
humilde como un niño para ser mayor en el reino de los cielos: Así
que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de
los cielos. La humildad es una característica importante
que debe destacar en los ciudadanos del reino de Dios, ya que ningún altivo
agrada al Señor: “Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, más
al altivo mira de lejos”, (Salmo
138:6). Un niño no tiene nada de que jactarse, en su inocencia es sincero en
todas sus intenciones, y por ello Jesús nos dice que a menos que renunciemos a
todos nuestros deseos de superioridad y orgullo, y nos volvamos humilde y
sencillo como un niño, jamás alcanzaremos la grandeza en el reino de los
cielos. Finalmente, la tercera condición que si no recibimos a un niño en su nombre, jamás
lo recibiremos a Él: Y cualquiera que reciba en mi nombre a un
niño como este, a mí me recibe. En el tiempo de Jesús tanto las mujeres y los niños eran
menospreciados por la sociedad y no les daban el verdadero valor que merecían como
seres humanos. Por eso en cierta ocasión cuando los niños buscaban a Jesús sus discípulos
los ahuyentaban porque era impropio que los niños molestaran a los hombres
adultos y especialmente a los rabino; pero el Señor reprendió a los discípulos porque
vio la necesidad que estos también tiene de Dios: “Entonces le fueron presentados unos niños,
para que pusiese las manos sobre ellos, y orase; y los discípulos les
reprendieron. Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo
impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos. Y habiendo puesto
sobre ellos las manos, se fue de allí”, (Mateo 19:13-15). Como cristianos no solo debemos
preocuparnos porque el mensaje del evangelio llegue a los adultos, sino también
a los niños, ya que también ellos necesitan ser salvos por medio de la fe en
Jesús y la mejor manera de hacerlo es no impidiéndoles que se acerquen al
Señor. De esta forma el Señor nos enseña que la verdadera grandeza en el reino
de os cielos radica en volvernos como un niño, en personas crédulas a su evangelio,
humildes, sencillos, sin avaricia y con todo el deseo de estar a su lado.
Que hermoso estudio, me edifico mucho.
ResponderBorrarDios les bendiga,,,un gran apoyo para compartir en una congregación y así crecer más el palabra de Dios
ResponderBorrarMuy buen estudio,los comentarios apegados a la biblia para la gloria de Dios
ResponderBorrarGracias
ResponderBorrarGracias una buen estudio y explicación muy interesante 😉
ResponderBorrarGracias
ResponderBorrarmuy bueno
ResponderBorrarMuchas gracias por compartir
ResponderBorrarDios le bendiga
ResponderBorrarQue maravilla Explicación..... Felicitaciones. La Paz del Señor Jesucristo
ResponderBorrarExcelentes estudios! Gracias a Dios por hacerlos, por favor realicen de todos los libros de la Biblia, saludos desde Ecuador
ResponderBorrarexcelente
ResponderBorrarExcelente
ResponderBorrarlo tomare en cuenta para enseñar. gracias
ResponderBorrarGracias
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