La retribución que cada persona recibirá (Abdías 15-18)


 


“Porque cercano está el día de Jehová sobre todas las naciones; como tú hiciste se hará contigo; tu recompensa volverá sobre tu cabeza. De la manera que vosotros bebisteis en mi santo monte, beberán continuamente todas las naciones; beberán, y engullirán, y serán como si no hubieran sido. Mas en el monte de Sion habrá un remanente que se salve; y será santo, y la casa de Jacob recuperará sus posesiones. La casa de Jacob será fuego, y la casa de José será llama, y la casa de Esaú estopa, y los quemarán y los consumirán; ni aun resto quedará de la casa de Esaú, porque Jehová lo ha dicho”.

Abdías 15-18

INTRODUCCIÓN

             Casi llegamos al final de este pequeño pero maravilloso libro profético el cual, como hemos estado viendo, posee muchas enseñanzas que son de gran bendición en nuestra vida cristiana. Hasta el momento hemos visto como el poder y las riquezas pueden llenar de soberbia y orgullo al hombre, como la envidia puede llenar el corazón de una persona a cometer terribles pecados en contra de su prójimo y estos llevarlos a su ruina total. Esto fue lo que le paso a Edom, los cuales se alegraron del mal que vino sobre sus hermanos de Judá y en lugar de ayudarlos, participaron junto con los babilonios en su destrucción, tomando ventaja del momento vulnerable que estaban pasado, para entrar por sus puertas, saquearlos, matarlos a espada y entregarlos a sus enemigos. Definitivamente este fue un acto muy vil que la nación de Edom cometió, pero ahora, Dios se pronuncia aclarando que ninguna obra quedara sin su debida retribución, cada uno pagara según hayan sido sus obras.

 

retribución
La retribución que cada persona recibirá


EL DÍA DE JEHOVÁ ESTÁ CERCANO

“Porque cercano está el día de Jehová sobre todas las naciones…”

Abdías 15

                  El día de Jehová es una alusión directa al juicio que Dios ejecuta sobre las naciones debido a todas sus maldades. Este día fue anunciado los profetas del Antiguo Testamento y en su significado inmediato, nos habla del juicio que viene sobre algunas naciones que Dios juzga por sus pecados, tal y como lo está haciendo aquí en el libro de Abdías, sin embargo, también hace referencia, en su significado profético, a aquel día de juicio que vendrá sobre toda la humanidad entera y que generalmente conocemos como la gran tribulación o la semana 70 de Daniel. En este sentido, este día de juicio recibe los siguientes nombres a lo largo de toda la Biblia:

 1.       El día de Jehová o del Señor (Isaías 13:6; Joel 1:15; 2:1, 11, 31; 3:14; Malaquías 4:5; 1Tesalonicenses 5:2; 2 Tesalonicenses 2:2).

2.       Angustia o tribulación (Sofonías 1:15).

3.        La gran tribulación (Mateo 24:21).

4.       Tiempo o día de angustia (Daniel 12:1; Sofonías 1:15).

5.       Tiempo de angustia para Jacob (Jeremías 30:7).

Sofonías describe perfectamente lo terrible que será el juicio de Dios: “Cercano está el día grande de Jehová, cercano y muy próximo; es amarga la voz del día de Jehová; gritará allí el valiente. Día de ira aquel día, día de angustia y de aprieto, día de alboroto y de asolamiento, día de tiniebla y de oscuridad, día de nublado y de entenebrecimiento, día de trompeta y de algazara sobre las ciudades fortificadas, y sobre las altas torres. Y atribularé a los hombres, y andarán como ciegos, porque pecaron contra Jehová; y la sangre de ellos será derramada como polvo, y su carne como estiércol. Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día de la ira de Jehová, pues toda la tierra será consumida con el fuego de su celo; porque ciertamente destrucción apresurada hará de todos los habitantes de la tierra”, (Sofonías 1:14-18). Podemos considerar la aplicación de estas palabras no solo para el tiempo de la gran tribulación, sino también nos describe el castigo terrible que viene sobre aquellas naciones soberbias como Edom, que se negaron a hacer misericordia y cometieron terribles pecados en contra de su hermano Judá.

 

EDOM PAGARÍA POR SUS MALDADES

“… como tú hiciste se hará contigo; tu recompensa volverá sobre tu cabeza. De la manera que vosotros bebisteis en mi santo monte, beberán continuamente todas las naciones; beberán, y engullirán, y serán como si no hubieran sido”.

Abdías 15-16

                Edom había cometido un gran agravio en contra de su hermano Judá justo en el momento que ellos estaban más débiles, se habían burlado con gran jactancia de su mal, les habían robado sus bienes y cometido todo tipo de violencia, lo cual debió hacer la angustia de Judá aún peor, sin embargo, nadie que haga maldad en este mundo se quedara sin su justa retribución: como tú hiciste se hará contigo; tu recompensa volverá sobre tu cabeza. De la manera que vosotros bebisteis en mi santo monte, beberán continuamente todas las naciones; beberán, y engullirán, y serán como si no hubieran sido. Estos versículos hacen referencia a lo que nosotros conocemos como la ley de la siembra y la cosecha, donde aquellos que siembren maldades, sus maldades los alcanzaran cosechando muerte y condenación eterna. Pablo lo dijo de la siguiente manera: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; más el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos”, (Gálatas 6:7-9). Edom se había atrevido a alegrarse y burlarse del mal de Judá, habían bebido en el santo monte, en la ciudad de Jerusalén y, por lo tanto, el Señor traería sobre ellas la misma calamidad. Queda claro que toda obra, sea buena o mala, tendrán su retribución en el futuro. Muchas personas hoy en día viven cometiendo todo tipo de agravio y violencia, buscando enriquecerse a través del hurto, muchos dañan a las personas y pareciera que todo queda impune; pero no será así, porque Dios juzgara todas sus obras y traerá el castigo sobre todas estas personas malas. Así le paso a Edom, ellos habían cometido agravio en contra de Judá, pero ese mismo agravio se les devolvería y serian sometidos al mismo sufrimiento y ruina a la que se sometió Judá de tal forma que no podrían huir de ella y así como bebieron vino en el monte santo de Dios burlándose de lo que le pasaba a Judá, también el Señor les haría beber el vino de su ira: “Porque el cáliz está en la mano de Jehová, y el vino está fermentado, lleno de mistura; y él derrama del mismo; hasta el fondo lo apurarán, y lo beberán todos los impíos de la tierra. Así será con todo aquel que vive en sus maldades, sus maldades los alcanzaran y tendrá que enfrentar el juicio de Dios”, (Salmo 75:8).


LOS QUE ESPERAN EN DIOS SERÁN CONSOLADOS Y LOS IMPÍOS IRÁN A SU RUINA

 “Mas en el monte de Sion habrá un remanente que se salve; y será santo, y la casa de Jacob recuperará sus posesiones. La casa de Jacob será fuego, y la casa de José será llama, y la casa de Esaú estopa, y los quemarán y los consumirán; ni aun resto quedará de la casa de Esaú, porque Jehová lo ha dicho”.

Abdías 17-18

                En estos versículos, el profeta muestra que aquellos que haciendo el mal no se arrepienten de él serán entregados al juicio divino; mientras que aquellos que enfrentan la disciplina y se vuelven a Dios alcanzaran misericordia: Mas en el monte de Sion habrá un remanente que se salve; y será santo, y la casa de Jacob recuperará sus posesiones. La nación de Judá había experimentado el castigo de Dios por causa de sus pecados, pero se les promete que serían restaurados: La casa de Jacob será fuego, y la casa de José será llama, y la casa de Esaú estopa, y los quemarán y los consumirán; ni aun resto quedará de la casa de Esaú, porque Jehová lo ha dicho. Dios anuncia que Jacob, que representa a Judá, el reino del sur, y José, que representa a Israel, el reino del norte, serían como fuego y llamas que quemarán a Esaú como una estopa hasta consumirlos y no quedar nada de ellos. Así, el Señor anunciaba el juicio que venía sobre esta nación, ellos habían saqueado a Judá, por lo que ellos serian saqueados, ellos habían traicionado a Judá, por tanto, sus aliados los traicionarían, ellos habían cometido violencia en contra de su hermano, por tanto, ellos serian víctimas de la misma violencia, ellos se habían alegrado de la aniquilación de Judá, por tanto, los Babilonios terminarían destruyendo su nación. Sin embargo, el dolor de Judá seria consolado y Dios restauraría a la nación entera trayendo el juicio sobre las naciones que habían obrado mal en contra de ella y volvería a traerlos de regreso a su tierra devolviéndoles todo aquello que les habían robado.

            Definitivamente el castigo de Dios viene sobre los seres humanos por causa de sus pecados, pero este puede venir como una disciplina que pretende corregir nuestro caminar y volvernos en arrepentimiento a Él: “Y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos”, (Hebreos 12:5-8). Israel tuvo que atravesar por la disciplina del Señor, sin embargo, Dios no se olvido de ellos y a su tiempo les devolvió la tierra que habían perdido por causa de sus pecados, sin embargo, aquellos no que se arrepienten de sus pecados son consumidos por el juicio divino, nosotros debemos ser fieles a su palabra, alejarnos del pecado y si recibimos la disciplina del Señor, reconocer nuestros errores y volvernos en arrepentimiento para no ser como Edom que endureció su corazón y se empecino en seguir cometiendo pecados que los condujeron a su propio fin.

 

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