Jacob, el menor que sería el mayor


 


“«Dos naciones hay en tu seno, dos pueblos divididos desde tus entrañas. Un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, y el mayor servirá al menor»”.

Génesis 25:23 (RV95)

 

INTRODUCCIÓN

 

Jacob es otro de los principales personajes que encontramos en la Biblia, su vida está descrita en el libro de Génesis y su legado espiritual trasciende más allá de los límites de la historia de la humanidad, por la fe alcanzó grandes promesas y hoy por hoy es recordado como uno de los principales patriarcas de Israel. El estudio de su vida nos da preciosas enseñanzas espirituales que edifican nuestra vida y nos exhortan a luchar en esta vida y conquistar grandes promesas eternas. Su nacimiento nos da preciosas enseñanzas que se relacionan mucho con nosotros los cristianos y ahora podremos estudiarla, ya que como veremos, desde antes de nacer, el Señor en su infinita misericordia, ya lo había elegido, tal y como lo hizo con nosotros, de allí que encontremos las palabras que el Señor le dirigió a Rebeca cuando le dijo: “«Dos naciones hay en tu seno, dos pueblos divididos desde tus entrañas. Un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, y el mayor servirá al menor»”, (Génesis 25:23, RV95).


Jacob

Sueño de Jacob, Cigoli (Lodovico Cardi), 1593, óleo sobre lienzo. Museo de Bellas Artes de Nancy.

De Vassil - Trabajo propio, CC0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=49154767

 

UN HOMBRE MENOR QUE FUE ELEGIDO PARA SER EL MAYOR

 

            Jacob fue un hombre que tipifica perfectamente la vida de un cristiano, un hombre imperfecto, sin mayores méritos que lo pudieran calificar como merecedor de los galardones de Dios, pero que anhelaba ser digno de heredar sus grandes promesas. Los cristianos somos eso, pecadores arrepentidos en un proceso de regeneración, no somos perfectos, pero con la ayuda del Espíritu Santo avanzamos perseverando en sus caminos, aprendiendo de nuestros errores, levantándonos cuando caemos, permitiendo que su palabra nos transforme para producir el fruto del Espíritu y así acercarnos cada día a nuestro modelo, Jesucristo, para que así, por gracia, heredar la vida eterna. Consideremos la vida de Jacob y de cómo este hombre fue elegido por Dios pese a sus imperfecciones.

 

¿SU LUCHA POR NACER PRIMERO?

 

El nacimiento de una persona marca el principio de una vida, una vida que viene a este mundo lleno de desafíos e injusticias; pero que con la ayuda de Dios puede encontrar un propósito que le inspire e impulse a vivirla de manera satisfactoria. Hay personas que se lamentan de haber nacido ya que su vida a sido marcada por el sufrimiento, otros han oído que su nacimiento fue un accidente o algo que sus padres no planearon, otros tantos viven sin propósito en su vida o la enfocan en las cosas vanas de este mundo y en los deseos temporales que el pecado les ofrece, pero la verdad es que todo eso no debe ser así.

 

El nacimiento de Jacob fue un milagro.

 

El nacimiento de Jacob fue un milagro, ya que su madre Rebeca era estéril ya que no lograba quedar embarazada, pero al final Dios le prometió que sería madre de dos hijos de los cuales saldrían dos naciones: “Isaac rogó al SEÑOR a favor de su esposa, porque ella no podía tener hijos. El SEÑOR contestó la oración de Isaac, y Rebeca quedó embarazada de mellizo”, (Génesis 25:21, NTV). La verdad es que todo nacimiento es un milagro, desde la concepción natural, hasta aquellos embarazos que se dan en vientres maternos que medicamente estaban imposibilitados para dar a luz, todos nosotros que hoy vivimos debemos ver nuestra vida como un milagro que nos dio la oportunidad de existir, lo cual es mejor que la nada.

 

La vida de Jacob fue planeada desde antes de su nacimiento.

 

Por otro lado, el nacimiento de Jacob nos muestra cómo el Señor nos elige desde antes de la fundación del mundo para ser herederos de sus grandes promesas: “Y el SEÑOR le dijo: —Los hijos que llevas en tu vientre llegarán a ser dos naciones, y desde el principio las dos naciones serán rivales. Una nación será más fuerte que la otra; y tu hijo mayor servirá a tu hijo menor”, (Génesis 25:23, NTV). De acuerdo a la profecía, el mayor habría de servir al menor, por tanto, desde el vientre Jacob fue bendecido por Dios. El nacimiento de Jacob no solo era algo que sus padres habían planeado, o algo que ocurrió por accidente, el nacimiento de Jacob fue planeado por Dios. Esto nos enseña cómo Señor nos elige anticipadamente, incluso, desde antes de la fundación de este mundo para nacer: “Dios nos escogió en Cristo desde antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos y sin defecto en su presencia. Por su amor, nos había destinado a ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, hacia el cual nos ordenó, según la determinación bondadosa de su voluntad”, (Efesios 1:4-5, DHH). Nuestro nacimiento fue planeado por Dios, así lo enseñan las Escrituras:

 

1.     Nuestra formación y cuidado estuvo bajo el control de Dios: “Tú viste formarse cada parte de mi cuerpo; todo ya estaba escrito en tu libro; fueron formadas a su debido tiempo, sin faltar una sola de ellas”, (Salmos 139:16, PDT).

2.    Dios nos conoció desde antes que naciésemos, determinó nuestra vida, llamamiento y aún aquello a lo que nos dedicaríamos: “«Antes de formarte en el vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te había apartado; te había nombrado profeta para las naciones»”, (Jeremías 1:5, NVI).

3.    Nos eligió para ser instrumentos de su justicia, para mostrar a este mundo las verdades del evangelio: “El Señor le dijo: —Ve, porque él es mi instrumento elegido para llevar mi mensaje a los gentiles[d] y a reyes, como también al pueblo de Israel; y le voy a mostrar cuánto debe sufrir por mi nombre”, (Hechos 9:15-16, NTV).

4.    En general, Dios ha planeado anticipadamente, nuestros rasgos físicos y étnicos, el tiempo en el que íbamos a nacer, el país y los limites de nuestra habitación: “Él ha hecho que, a partir de uno solo, las más diversas razas humanas pueblen la superficie entera de la tierra, determinando las épocas concretas y los lugares exactos en que debían habita”, (Hechos 17:26, La Palabra Hispanoamérica).

 

Su lucha por nacer primero.

 

Ahora, aquí tenemos algo interesante que comentar acerca del nacimiento de Jacob y es su aparente insistencia de querer nacer primero: “Cuando le llegó el momento de dar a luz, ¡Rebeca comprobó que de verdad tenía mellizos! El primero en nacer era muy rojizo y estaba cubierto de mucho vello, como con un abrigo de piel; por eso lo llamaron Esaú. Después nació el otro mellizo, agarrando con la mano el talón de Esaú; por eso lo llamaron Jacob. Isaac tenía sesenta años cuando nacieron los mellizos”, (Génesis 25.24-26, NTV). Pareciera loco afirmar que Jacob luchó en el vientre por nacer primero, especialmente porque era un embrión que no tiene mayor raciocinio, pero al menos a sus padres así les pareció ya que después de nacer su hermano Esaú, venía su hermano sujetándolo con su mano del talón y, por ello lo llamaron Jacob. El nombre de Jacob se traduce del hebreo Yaakób (יַעֲקֹב), un nombre que se cree que deriva de dos palabras compuestas, Ya-akób, que son un juego de palabras derivado de “agarrado del talón”, es decir, akjáz b aquéb (אָחַז ב אָחַז), el cual se relacionó en Génesis 27:36 con la palabra acáb (עָקַב), que puede traducirse como alguien quien agarra del calcañar para hacer tropezar y popularmente se traduce como suplantador, usurpador o tramposo.

 

            Por todo esto, pareciera que desde el mismo momento del nacimiento Jacob luchaba por robarle el primer lugar en nacer a su hermano Esaú, ¿pero, por qué? Bueno, por el derecho de la primogenitura, ya que el primogénito tenia el derecho de heredar el doble de la herencia del padre y, en este caso, las promesas de Abraham que recayeron sobre Isaac, le correspondían al primogénito. Esto era según las costumbres de este tiempo, sin embargo, Dios no se rige por las costumbres o leyes humanas, el Señor ya había predestinado a Jacob para que se convirtiese en el heredero de todas estas promesas, así lo declaró desde antes de su nacimiento (Génesis 25.24-26) y más tarde se lo diría a la nación de Israel: “El Señor ha dicho: «Yo los amo.» Ustedes objetan: «¿Cómo puedes decir que nos amas?» Y el Señor ha dicho: «¿Acaso no es Esaú el hermano de Jacob? Sin embargo, a Jacob lo he amado, pero a Esaú lo he aborrecido, pues he convertido sus montes en lugares desolados y su territorio en guarida de los chacales del desierto”, (Malaquías 1:2-3, RVC). A pesar de sus muchas imperfecciones y de no ser el primogénito, Dios eligió a Jacob para ser el heredero de sus promesas, aquellas promesas hechas a Abraham le fueron dadas por la fe y así aquel varón se convirtió en uno de los principales patriarcas de la nación de Israel.

 

NOSOTROS HEMOS SIDO ELEGIDOS POR DIOS

 

Así como Jacob, un hombre lleno de imperfecciones y desventajas culturales (ya que no era el primogénito) alcanzó por la fe grandes promesas, también nosotros podemos heredarlas de parta de Dios. Ahora, ¿qué se requiere para heredar las promesas de Dios? Solamente la fe, y en este sentido, esta elección se basa:

 

1.     Una elección basada en su amor y no en méritos personales: “» Si el Señor los ha preferido y elegido a ustedes, no es porque ustedes sean la más grande de las naciones, ya que en realidad son la más pequeña de todas ellas. 8 El Señor los sacó de Egipto, donde ustedes eran esclavos, y con gran poder los libró del dominio del faraón, porque los ama y quiso cumplir la promesa que había hecho a los antepasados de ustedes”, (Deuteronomio 7:7-8, DHH).

2.    Una elección infalible, el Señor jamás nos abandonará: “«¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho y dejar de amar al hijo que ha dado a luz? Aun cuando ella lo olvidara, ¡yo no te olvidaré!”, (Isaías 49:15, NVI).

3.    Es una elección permanente, nadie puede alejarnos de su amor: “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni principados ni potestades, ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro”, (Romanos 8:38-39, RV95).

4.    Es una elección que favorece nuestra vida, transformándonos en una mejor persona y cambiando para bien nuestra vida: “Levanta del polvo al desvalido y saca del basurero al pobre para sentarlos en medio de príncipes y darles un trono esplendoroso.»”, (1 Samuel 2:8, BAD).

 

En esto consiste la elección de Dios, lo único que necesitamos es creerlo, quizás muchas personas viven sin propósito, otras se lamentan de haber nacido ya que su vida a sido de sufrimiento y a otros se les dijo que fueron nacimientos no deseados; pero la verdad es que todo esto es mentira y puede cambiar, no importa que a los ojos de los hombres seamos los más débiles o insignificantes de este mundo, si le creemos a Cristo y entregamos nuestra vida, nuestra vida puede cambiar, porque el Señor nos ha amado desde antes de la fundación del mundo y hoy podemos heredar esa vida que se extiende a la eternidad: “Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia”, (1 Corintios 1:26-29, RV60).

 

1 comentario:

  1. Excelente mensaje mi hermano Walter me da mucha motivación para seguir lo caminos de Nuestro Señor Jesús que Dios Padre lo siga bendiciendo y guiando como maestro de su Sagradas Escrituras y la bendición de su Santo Espíritu. Amén 🙏

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