“Entonces oramos a nuestro Dios, y por causa de
ellos pusimos guarda contra ellos de día y de noche. Y dijo Judá: Las fuerzas
de los acarreadores se han debilitado, y el escombro es mucho, y no podemos
edificar el muro. Y nuestros enemigos dijeron: No sepan, ni vean, hasta que
entremos en medio de ellos y los matemos, y hagamos cesar la obra. Pero sucedió
que cuando venían los judíos que habitaban entre ellos, nos decían hasta diez
veces: De todos los lugares de donde volviereis, ellos caerán sobre vosotros.
Entonces por las partes bajas del lugar, detrás del muro, y en los sitios
abiertos, puse al pueblo por familias, con sus espadas, con sus lanzas y con
sus arcos. Después miré, y me levanté y dije a los nobles y a los oficiales, y
al resto del pueblo: No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y
temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras
hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas”.
Nehemías 4:9-14
INTRODUCCIÓN
En nuestro último estudio
del capítulo 4 del libro de Nehemías vimos cómo el enemigo de nuestras almas
levanta oposición en contra de nuestro crecimiento espiritual y el trabajo en
la obra de Dios. Como cristianos debemos estar conscientes de esta realidad,
sin embargo, lejos de desanimarnos o entregarnos a una actitud derrotada,
debemos afirmarnos en los caminos de nuestro Señor. Veamos a través de esta
historia que encontramos en el libro de Nehemías cómo podemos enfrentar la
oposición, qué actitud o cómo debemos actuar frente a cualquier oposición que
se nos presente.
LA ORACIÓN ES INDISPENSABLE EN LA VIDA CRISTIANA
“Entonces oramos a nuestro Dios…”
Nehemías 4:9
Ante la oposición
la oración en la vida del creyente es determinante y esto es algo que no
debemos olvidar. Ya vimos cómo
Nehemías oraba a Dios, oró cuando se enteró que la ciudad y sus hermanos se
encontraban en gran oprobio (Nehemías 1:4), oró para que Dios le diese gracia
delante del rey y este le permitiese reconstruir los muros (Nehemías 2:4), oró
a Dios cuando escuchó las burlas y amenazas de sus enemigos (Nehemías 4:4-5) y
aquí lo vemos orando ante los rumores de que sería atacados a traición por sus
enemigos: Entonces oramos a
nuestro Dios… En la vida
cristiana, la oración es más que una práctica litúrgica o religiosa, es el
medio a través del cual nos comunicamos con Dios y mantenemos un vínculo de comunión
con Él, no es una práctica religiosa eventual o que se tenga que hacer mecánicamente,
debe surgir de manera natural, desprendida del deseo de estar en comunicación con
nuestro Señor y expresar nuestros sueños y temores, poner en sus manos nuestros
proyectos y vida, presentar nuestras penas y angustias, dar nuestras acciones
de gracias por sus muchas misericordias y en general, podemos mantener una comunicación
viva y eficaz en todo momento, de allí que cobren mayor significado las
palabras de Pablo al decir: “Orad sin cesar”, (1 Tesalonicenses 5:17).
ORACIÓN COMBINADA CON ACCIÓN
“… y por causa de ellos pusimos guarda contra
ellos de día y de noche”.
Nehemías 4:9
Otro aspecto importante que
debemos hacer notar es que Nehemías no solo oró y esperó a ver qué pasaba,
sino también actuó. Es cierto que en algunas ocasiones solo queda orar y
esperar en el Señor, especialmente cuando el problema rebasa nuestras
capacidades de reacción; pero en la mayoría de ocasiones podemos combinar la
oración con la acción. Vemos cómo los discípulos ante las amenazas de sus
enemigos no solo oraron por el respaldo de su Espíritu para predicar su
palabra, sino, accionaron predicando con todo denuedo confiando en las promesas
del Señor: “Cuando hubieron
orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del
Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios”, (Hechos 4:31). De igual manera nosotros no
solo podemos quedarnos paralizados antes los retos del evangelio o la oposición
que se pueda presentar, sino, justo con la oración debemos actuar, para
ello:
1. Pidamos sabiduría a Dios para saber cómo podemos actuar con prudencia: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”, (Santiago 1:5).
2. Cuando oremos, creamos en el poder Dios, para que cuando actuemos recibamos todo su respaldo y las dudas no mengüen nuestros resultados: “De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré”, (Juan 14:12-14).
3. Al actuar, pongamos en obra cada uno de los dones y habilidades que el Señor nos ha dado, para potenciarlos al máximo: “Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho”, (1 Corintios 12:4-7).
4. No olvidemos que nuestras armas no son carnales, sino, espirituales, poderosas en Cristo Jesús para hacer frente a los poderes de las tinieblas: “Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”, (2 Corintios 10:4-5).
5. Debemos vivir alertas, siempre listos, cuidando nuestra vida espiritual, constantes en sus caminos, firmes en nuestras convicciones: “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”, (1 Corintios 15:58).
6. Finalmente, recordemos que nuestras acciones deben estar respaldadas por el Espíritu Santo: “Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos”, (Zacarías 4:6).
CREERLE MÁS A DIOS QUE A LO NEGATIVO
“Y dijo Judá: Las fuerzas de los acarreadores se
han debilitado, y el escombro es mucho, y no podemos edificar el muro. Y
nuestros enemigos dijeron: No sepan, ni vean, hasta que entremos en medio de
ellos y los matemos, y hagamos cesar la obra. Pero sucedió que cuando venían
los judíos que habitaban entre ellos, nos decían hasta diez veces: De todos los
lugares de donde volviereis, ellos caerán sobre vosotros”.
Nehemías 4:10-12
Es increíble la cantidad de
malas noticias y murmuraciones que se desataron en medio del pueblo. En primer
lugar, se afirmaba que la fuerza de los acarreadores se había debilitado y
tan mala era la condición de los muros que no se podían reedificar, por lo
que, la obra estaba difícil de cumplirse: Y dijo Judá: Las fuerzas de los acarreadores se han debilitado, y el
escombro es mucho, y no podemos edificar el muro. En segundo lugar, sus enemigos lanzaban
amenazas de atacarlos y dañarlos si persistían en continuar en su obra de reedificación:
Y nuestros enemigos
dijeron: No sepan, ni vean, hasta que entremos en medio de ellos y los matemos,
y hagamos cesar la obra. En tercer lugar, de los mismos habitantes de Judá se desprendían
murmuraciones que no ayudaban en nada al aliento del pueblo que se había
comprometido con la obra: Pero sucedió que cuando venían los judíos que habitaban entre ellos,
nos decían hasta diez veces: De todos los lugares de donde volviereis, ellos
caerán sobre vosotros”. Es increíble ver como el diablo usa muchos medios para que el
pueblo de Dios se desaliente y abandone su obra, no solo el desánimo del mismo
pueblo, sino también las amenazas de sus enemigos y los comentarios negativos
de algunas personas que se suponen forman parte del mismo pueblo. Pero al final,
no debemos desanimarnos, sino, creerle más a las promesas de Dios que a todo lo
negativo que nos rodee.
DECIDÁMONOS ESFORZARNOS POR ENGRANDECER LA GLORIA DE NUESTRO DIOS
“Entonces por las partes bajas del lugar, detrás
del muro, y en los sitios abiertos, puse al pueblo por familias, con sus
espadas, con sus lanzas y con sus arcos. Después miré, y me levanté y dije a
los nobles y a los oficiales, y al resto del pueblo: No temáis delante de
ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos,
por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras
casas”.
Nehemías 4:13-14
En lugar de desalentarse y
huir atemorizados, Nehemías exhortó al pueblo a creerle a Dios, tomar sus armar
para estar listos para defenderse de cualquier ataque traicionero y luchar por
la gloria del Señor y el bienestar de sus familias: Entonces por las partes bajas del lugar, detrás
del muro, y en los sitios abiertos, puse al pueblo por familias, con sus
espadas, con sus lanzas y con sus arcos. Después miré, y me levanté y dije a
los nobles y a los oficiales, y al resto del pueblo: No temáis delante de
ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos,
por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras
casas. Esta es la
actitud que los cristianos debemos tomar, no debemos rendirnos, sino,
perseverar, sabiendo que el Señor está con nosotros hasta el fin de los
tiempos.
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