“Y cuando oyeron nuestros enemigos que lo habíamos
entendido, y que Dios había desbaratado el consejo de ellos, nos volvimos todos
al muro, cada uno a su tarea. Desde aquel día la mitad de mis siervos trabajaba
en la obra, y la otra mitad tenía lanzas, escudos, arcos y corazas; y detrás de
ellos estaban los jefes de toda la casa de Judá. Los que edificaban en el muro,
los que acarreaban, y los que cargaban, con una mano trabajaban en la obra, y
en la otra tenían la espada. Porque los que edificaban, cada uno tenía su
espada ceñida a sus lomos, y así edificaban; y el que tocaba la trompeta estaba
junto a mí. Y dije a los nobles, y a los oficiales y al resto del pueblo: La
obra es grande y extensa, y nosotros estamos apartados en el muro, lejos unos
de otros. En el lugar donde oyereis el sonido de la trompeta, reuníos allí con
nosotros; nuestro Dios peleará por nosotros. Nosotros, pues, trabajábamos en la
obra; y la mitad de ellos tenían lanzas desde la subida del alba hasta que
salían las estrellas. También dije entonces al pueblo: Cada uno con su criado
permanezca dentro de Jerusalén, y de noche sirvan de centinela y de día en la
obra. Y ni yo ni mis hermanos, ni mis jóvenes, ni la gente de guardia que me
seguía, nos quitamos nuestro vestido; cada uno se desnudaba solamente para
bañarse”.
Nehemías 4:15-23
INTRODUCCIÓN
Llegamos al final del
capítulo número 4 del libro de Nehemías, de alguna manera el versículo 15 puede
verse como el cierre de la temática que el autor viene desarrollando desde el
primer versículo, luego, los últimos versículos que van desde el 16 al 23
pueden verse como un apéndice, ya que ofrece información adicional de lo que ya
se relató previamente, así podemos recordar cómo este capítulo se ha enfocado en
hablarnos en detalle de la oposición que los enemigos de Nehemías desataron en
contra de la obra que había iniciado. Ahora, en este apéndice encontraremos
detalles interesantes que continúan enseñándonos cómo los cristianos también tenemos
de responder a la oposición que recibimos sabiendo que el Señor es quien nos
respalda.
Nehemiah rebuilding Jerusalem
By Hult, Adolf, 1869-1943; Augustana synod.
[from old catalog] -
https://www.flickr.com/photos/internetarchivebookimages/14779759334/Source book
page:
https://archive.org/stream/bibleprimeroldte00hult/bibleprimeroldte00hult#page/n111/mode/1up,
No restrictions, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=42754644 |
EL SEÑOR SIEMPRE NOS RESPALDARÁ
“Y cuando oyeron nuestros enemigos que lo habíamos
entendido, y que Dios había desbaratado el consejo de ellos, nos volvimos todos
al muro, cada uno a su tarea”.
Nehemías 4:15
Este versículo nos muestra
cómo el Señor al final siempre respaldará a sus siervos y frustrará los
planes de sus enemigos: Y cuando oyeron nuestros enemigos que lo habíamos entendido, y que
Dios había desbaratado el consejo de ellos, nos volvimos todos al muro, cada
uno a su tarea. A pesar de sus
amenazas y burlas, a pesar de los muchos enemigos que se confabularon para
causarles daño, al final, sus palabras cayeron al suelo y sus planes malvados
fueron frustrados, la verdad es que cuando confiamos en el Señor, ningún plan
perverso en contra de nosotros prosperará a menos que sea la voluntad de Dios,
debemos confiar que nuestras vidas están en sus manos y siempre gozaremos de su
protección divina, por ello, como lo hacía David, nosotros también elevemos
nuestras oraciones a Dios para que cuide nuestra vida de cualquier persona malvada
que desee nuestro mal: “Líbrame de mis enemigos, oh Dios mío; ponme a salvo de los que se
levantan contra mí. Líbrame de los que cometen iniquidad, y sálvame de hombres
sanguinarios. Porque he aquí están acechando mi vida; se han juntado contra mí
poderosos. no por falta mía, ni pecado mío, oh Jehová; sin delito mío corren y
se aperciben”, (Salmos 59:1-4).
LA RESPUESTA DE NEHEMÍAS A LA OPOSICIÓN
Los versículos que van
desde el 16 al 23 nos ofrecen información complementaria que nos muestra la respuesta
de Nehemías a la oposición que se le presento durante la realización de la obra
que estaban haciendo. Ya en los estudios anteriores referentes al capítulo 4 vimos
cómo la oposición se presenta en la vida de los siervos de Dios, así como la
forma de cómo podemos hacerle frente con la ayuda de Dios. Ahora, veamos aquí
otra información adicional que nos muestra cómo Nehemías respondió a las amenazas
de sus enemigos y se preparó con la ayuda del Señor para estar listo para
defenderse y así evitar que la obra que hacían se detuviese.
Nehemías era un buen administrador.
“Desde aquel día la mitad de mis siervos trabajaba
en la obra, y la otra mitad tenía lanzas, escudos, arcos y corazas... Los que
edificaban en el muro, los que acarreaban, y los que cargaban, con una mano
trabajaban en la obra, y en la otra tenían la espada. Porque los que
edificaban, cada uno tenía su espada ceñida a sus lomos, y así edificaban; y el
que tocaba la trompeta estaba junto a mí... También dije entonces al pueblo:
Cada uno con su criado permanezca dentro de Jerusalén, y de noche sirvan de
centinela y de día en la obra…”
Si hay otra cualidad
que podemos elogiar de Nehemías es su increíble capacidad para administrar. Algunos piensan que el tema de la administración
efectiva es un tema exclusivo de las empresas; pero, realmente no es así, ya
que muchas obras no avanzan tanto como se quiere o a veces pueden fracasar o
estancarse por una mala administración. La administración es más que planificar,
es saber organizar al pueblo en funciones y recursos para poder alcanzar los
objetivos, implica saber direccionar al momento que la obra inicia con directrices
clara y grupos que sepan que es lo que tiene que hacer, de tal manera que cada acción
se complemente en un resultado especifico, luego, debe existir un control,
donde se mida si las cosas están saliendo como se debe y sino, reajustar y
retroalimentar para que la obra siga avanzando. Nehemías sabia hacerlo, no solo
era un hombre de oración, sino que también sabia actuar con dirección mostrándole
al pueblo el camino y su participación especifica. Si leemos Nehemías
4:16-18, 21-22, nos podemos dar cuenta de eso, supo organizar y dirigir cada
grupo, mientras la mitad trabajaba en la obra de restauración de los muros, la
otra mitad estaba armada y lista para contrarrestar un ataque, de los que
trabajaban en la obra, estos estaban divididos en los que edificaban el muro,
los que acarreaban, y los que cargaban, luego, el encargado de tocar la trompeta
para dar alarma al pueblo y convocarlos en un lugar específico estaba cerca de
Nehemías, el líder principal, los siervos de Nehemías, de día trabajaban en la
obra, dentro de Jerusalén y de noche, vigilaban afuera, en general, Nehemías y
sus siervos, así como el pueblo, estaba organizado y tareas específicas, cada
quien sabía lo que tenía que hacer y en todo Nehemías dirigía y controlaba la obra
total.
Nehemías sabia delegar encargados de la obra.
“… y detrás de ellos estaban los jefes de toda la
casa de Judá”.
Nehemías 4:16
Otra de las cualidades de
un buen administrador es el de saber delegar o establecer lideres de los
diferentes grupos que se organizan, Nehemías lo hizo y detrás de los que
trabajaban estaban los jefes de la casa de Judá ayudando a coordinar y dirigir las
tareas específicas. Definitivamente, todo líder necesita tener un grupo de
trabajos, hombres y mujeres que compartan su visión y le ayuden con la dirección
y control. En la Biblia encontramos varios ejemplos de esto, por ejemplo, Moisés
constituyo 70 ancianos que le ayudaran a juzgar al pueblo en los asuntos
pequeños (Éxodo 18:13-26), Salomón constituyo una fuerte línea de funcionarios
alrededor de todo el país que le ayudaron a administrar los recursos de la
nación (1 Reyes 4:1-7), Pablo encomendó a Tito que constituyera obispos para
que le ayudasen con el cuidado de la grey (Tito 1:5), aún, nuestro mismo Señor
Jesucristo constituyó 12 apóstoles para que le ayudasen con la obra del
ministerio (Mateo 10:1).
Nehemías confiaba en Dios, pero al mismo tiempo era hombre precavido.
“Y dije a los nobles, y a los oficiales y al resto
del pueblo: La obra es grande y extensa, y nosotros estamos apartados en el
muro, lejos unos de otros. En el lugar donde oyereis el sonido de la trompeta,
reuníos allí con nosotros; nuestro Dios peleará por nosotros. Nosotros, pues,
trabajábamos en la obra; y la mitad de ellos tenían lanzas desde la subida del
alba hasta que salían las estrellas”.
Nehemías 4:19-21
Finalmente, podemos decir
que Nehemías confiaba enormemente en Dios, pero era un hombre precavido. Su fe
no era una creencia ciega e imprudente que provocaba que se confiara y no viese
más allá, sino, su fe era una firme convicción en la soberanía y protección de
Dios, una convicción reforzada por la sabiduría que el Señor le había dado y la
prudencia para anticipar cualquier imprevisto. Sabía que la obra era extensa y en
algunas ocasiones el trabajo de la obra los obligaría a reedificar lejos de los
muro, en una posición vulnerable y perfecta para un ataque traicionero, así que
en lugar de solo ir y exponerse a un posible ataque, también tomo medidas de precaución
y un plan de refuerzo en caso de emergencia y les dijo que mientras ellos trabajaban,
la mitad enfocados en la obra y la otra armados cuidando la retaguardia, también
harían uso de la trompeta para dar la voz de alarma y acudir a su auxilio. Definitivamente
Nehemías era un hombre precavido, pero al final, su confianza estaba puesta en
Dios, ya que si un ataque inesperado se realizaba, él sabia que el Señor pelearía
por ellos, por eso dijo: En el lugar donde oyereis el sonido de la trompeta, reuníos allí con
nosotros; nuestro Dios peleará por nosotros. Nosotros debemos imitar esto, si bien es cierto nuestra
confianza total está en Dios, pero al mismo tiempo debemos planear y
organizarnos con toda la prudencia y sabiduría que el Señor nos ha otorgado
para actuar y enfrentar los retos o problemas que la vida nos presente, no solo
debemos orar y quedarnos sentados esperando a ver qué pasa, sino, debemos orar
y actuar según la sabiduría de Dios, sabiendo que cualquier imprevisto o dificultad
la venceremos porque el Señor pelea por nosotros: “Los pensamientos del diligente ciertamente
tienden a la abundancia; más todo el que se apresura alocadamente, de cierto va
a la pobreza”, (Proverbios 21:5).
UNA ACTITUD DEFENSIVA Y LISTA PARA ACTUAR
“Y ni yo ni mis hermanos, ni mis jóvenes, ni la
gente de guardia que me seguía, nos quitamos nuestro vestido; cada uno se
desnudaba solamente para bañarse”.
Nehemías 4:23
Lo último que podemos
comentar en este capítulo es la actitud que Nehemías refleja en este versículo 23,
una actitud de defensa y listo para actuar a favor de la obra: Y ni yo ni mis hermanos, ni mis jóvenes, ni la
gente de guardia que me seguía, nos quitamos nuestro vestido; cada uno se
desnudaba solamente para bañarse. Nehemías no era el tipo de líder que se mantenía en una tienda
cómodo esperando las noticias de sus subordinados, ni tampoco era una persona que
descasaba o dormía en su casa mientras el pueblo se encontraba en medio de la acción,
al contrario, Nehemías era un líder que dirigía desde el mismo frente de
batalla, que trabajaba duro al igual que el pueblo, que vivía firme, vistiendo
sus armas y trabajando con sus manos. Definitivamente este es el tipo de líder
que hoy la iglesia necesita y por ello nosotros debemos estar firme, vistiendo
la armadura del cristiano, atento a las artimañas del enemigo y trabajando con
gran perseverancia en la obra de Dios.
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