“Entonces Ananías respondió:
Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus
santos en Jerusalén; y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes
para prender a todos los que invocan tu nombre. El Señor le dijo: Ve, porque
instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los
gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le
es necesario padecer por mi nombre. Fue entonces Ananías y entró en la casa, y
poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te
apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista
y seas lleno del Espíritu Santo. Y al momento le cayeron de los ojos como
escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado”.
Hechos 9:13-18
INTRODUCCIÓN
Después de 3 días de ayuno total, Pablo recibiría la
visita de un discípulo llamado Ananías y este no solo oraría para que recobrase
la vista, sino le profetizaría acerca de los planes de Dios para con su vida. La
vida de este hombre llamado Saulo cambio radicalmente, después de haber sido una
amenaza para la iglesia del Señor se convertiría en uno de sus máximos
defensores y contribuiría al establecimiento de las bases que servirían de
fundamento en cuanto a la comprensión de la doctrina de la salvación y la
organización eclesiástica.
Baptism
of St. Paul by Anania, Cappella Palatina
By
Gmihail at Serbian Wikipedia - Own work, CC BY-SA 3.0 rs,
https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=103312763 |
EL PODER TRANSFORMADOR DEL EVANGELIO
“Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este
hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; y aun aquí tiene
autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu
nombre”.
Hechos 9:13-14
De alguna manera la fama de Saulo de Tarso había
llegado hasta Damasco, tanto que ya era un hombre temible por las terribles
cosas que había hecho en contra de la iglesia en Jerusalén: Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este
hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; y aun aquí tiene
autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu
nombre. Definitivamente nadie se pudo
imaginar cómo aquel terrible hombre pudiese convertirse en aquello que había
jurado exterminar, ciertamente su celo religioso lo impulsaba a perseguir
con crueldad a aquellos que creía que eran una secta que se había desviado del
verdadero judaísmo, por eso, cuando el Señor le dijo a Ananías que tenía que ir
y orar por él se preocupó en gran manera ya que sabía que este era un hombre
cruel y peligroso del cual tenían que apartarse. Lo que Ananías ignoraba era
que Saulo de Tarso había tenido un encuentro personal con Cristo. Es
increíble considerar el poder transformador del evangelio, no existe otro
poder capaz de transformar totalmente al hombre pecador, ni la psicología, ni
la neuro-reprogramación del cerebro, ni ninguno de los métodos humanos o
religiosos son capaces de obrar un cambio radical ya que el hombre en su estado
original se encuentra totalmente perdido, ciego, incapaz de reaccionar al amor
divino y rumbo al infierno. Sin embargo, en esto consiste el milagro del
evangelio, en la conversión del pecador: “Ellos
mismos cuentan de nosotros cómo nos recibisteis y cómo os convertisteis de los
ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero”, (1
Tesalonicenses 1:9).
Definitivamente Saulo de Tarso era un hombre
comprometido con sus creencias religiosas, estas justificaban sus actitudes
homicidas en contra de los creyentes, ningún poder humano era capaz de
convencerlo de lo contrario, sin embargo, cuando tuvo un encuentro personal con
Cristo, todo eso cayó a tierra y fue consciente de sus pecados. El evangelio
tiene poder para que el hombre vea la realidad de sus pecados, su situación de
condenación eterna y el camino de salvación que se le ofrece a través de
Jesucristo. Cuando el hombre comprende esto y procede a un autentico
arrepentimiento de sus pecados convirtiéndose a Cristo, se opera en él el nuevo
nacimiento, un cambio total ocurre, cambiando su manera de pensar, sus
sentimientos y actitudes, de tal forma que aquella persona cambia radicalmente,
por ello Pablo decía: “Porque no me avergüenzo del
evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al
judío primeramente, y también al griego”, (Romanos 1:16).
EL LLAMAMIENTO DE PABLO AL SERVICIO
“El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para
llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de
Israel; porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre”.
Hechos 9:15-16
El Señor le deja claro a Ananías que aquel hombre
malvado y enemigo número 1 del evangelio se convertiría en su instrumento
para llevar su mensaje no solo a los judíos, sino, a los gentiles e incluso
a reyes: El Señor le dijo: Ve, porque
instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los
gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel. Realmente solo Dios puede hacer estos milagros,
cambiar a los hombres, resulta algo imposible pensar que alguien que se dedicó a
combatir algo se convierta en su mayor defensor; pero así fue. Ahora, el
llamamiento que Dios le hace a Pablo no solo incluye el servicio en la obra de
Dios como su heraldo, sino también, el sufrimiento: porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre. Es importante comprender que nuestro llamamiento no
solo incluye todas las bendiciones de la vida eterna, o el trabajo en su obra,
sino el sufrimiento, por supuesto, el sufrimiento nunca es un tema muy popular,
pero es una realidad ya que en este mundo vamos atravesar diferentes pruebas
que tendrán como fin perfeccionar nuestra fe: “En lo
cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario,
tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba
vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba
con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo”,
(1 Pedro 1:6-7). ¡Cuán necesario nos es necesario entender lo importante que es
sufrir por su causa! Pablo lo supo desde sus primeros días en el evangelio,
nosotros de igual manera, no es necesario entender esta verdad y no debemos
temer, porque sabemos al final todo nos ayuda a cumplir los propósitos del
Señor en nuestra vida.
PABLO ES SANADO, LLENO DEL ESPÍRITU SANTO Y BAUTIZADO
“Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las
manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por
donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu
Santo. Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante
la vista; y levantándose, fue bautizado”.
Hechos 9:17-18
Al final, Ananías ora por Pablo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por
donde venías, me ha enviado…
A través de la oración de Ananías, Pablo recibió 3
cosas. La primera fue su sanidad, ya que su ceguera desapareció y recibió la
vista: me ha enviado para que
recibas la vista… Y al momento le cayeron de los ojos como escamas. Textualmente dice que algo como escamas le cayeron
de los ojos a Pablo cuando Ananías oró por él, aquella ceguera que le provocó
la increíble visión de Cristo durante su camino a Damasco fue impactante, no
solo por lo que presenció, sino por la intensa luz que lo dejo ciego, pero
ahora era sanado por la mano del Señor. Este día Saulo no solo volvió a
recibir su vista normal, sino también la espiritual, aquella venda que lo
cegaba de su realidad espiritual se quitó completamente y le permitió comenzar
a conocer a su Salvador. Lo otro que Pablo recibió fue la llenura del
Espíritu Santo: … y seas lleno del Espíritu
Santo. Ahora, ¿a qué se refiere esto? ¿Acaso
cuando se convirtió durante la visión no recibió al Espíritu Santo? Sabemos que
desde el momento que creemos somos sellados por el Espíritu Santo: “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad,
el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados
con el Espíritu Santo de la promesa”, (Efesios 1:13). Por tanto, lo
que aquí está recibiendo Pablo es una unción o capacitación sobrenatural para cumplir
los propósitos de Dios en su vida. La verdad es que todos necesitamos esa
llenura del Espíritu Santo en nuestras vidas, podemos ser templo y morada del Espíritu
Santo, pero sin la autoridad y unción para realizar su obra, pero cuando el Espíritu
Santo viene con poder a nuestras vidas, los viejos hábitos son dejados atrás, toda
carnalidad se sustituye por espiritualidad, la autoridad de Dios para realizar
su obra nos da la seguridad que necesitamos para avanzar con fe y valentía, su
presencia nos respalda para que grandes cosas ocurran en su nombre. Finalmente,
el Pablo se bautizó: y levantándose, fue bautizado. Definitivamente no se puede ser discípulo de Cristo
si no uno no se bautismo, el bautismo nos identifica con Cristo, con su muerte
y resurrección, aquel día aquel hombre daba testimonio público a través de su
bautismo que había muerto a su vieja vida y había renacido a una nueva. ¡Qué
hermoso testimonio trae el bautismo! ¡Cuán bello es iniciar una nueva vida! Una
vida nueva en los caminos del Señor. De esta manera Saulo de Tarso, el
perseguidor de la iglesia había muerto y había renacido Pablo, uno de los
mayores defensores y proclamadores del evangelio.
Seria bueno que explicara que Nombre le fue invocado a Saulo en el bautismo para lavar sus pecados
ResponderBorrar