Padeciendo por causa de la justicia (1 Pedro 3:13-17)


 

“Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo. Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal”.

1 Pedro 3:13-17

 

INTRODUCCIÓN

 

Continuamos nuestro recorrido bíblico a través de esta maravillosa carta que encontramos en el Nuevo Testamento, no referimos a 1 Pedro, y la última vez estudiamos cómo el creyente debe comportarse si desea ver días buenos en su vida, sin embargo, lo cierto es que tampoco eso significa que no tendrá que padecer por causa de su testimonio y por ello el apóstol Pedro nos da uno consejos al respecto.


Padecer-por-causa-de-la-justicia
Padeciendo por causa de la justicia


SUFRIENDO POR CAUSA DE LA JUSTICIA


 “¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien?”.

1 Pedro 3:13

 

         Como hijos de Dios tenemos la seguridad de que Dios nos cuida y libra de todo mal, sin embargo, hay ocasiones donde aun así nos toca padecer sufrimiento. Una realidad innegable en este mundo es el sufrimiento y ciertamente nadie está exento de padecerlo, aún los cristianos. Esto es así por causa del pecado y podríamos decir que hay dos razones principales por las cuales pudiésemos sufrir, o sufrimos haciendo el mal, ya que eso traerá consecuencias para nosotros, o sufrimos por causa de la justicia. Ahora, en este pasaje el apóstol Pedro nos enseña cómo es que debemos enfrentar este sufrimiento.

 

Primeramente, considerémonos bienaventurados de padecer por Cristo.

 

“Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois…”

1 Pedro 3:14

 

Aunque el tema del sufrimiento es difícil y algo que quisiéramos evitar a toda costa, pero ciertamente es algo que no podremos evitar, aún los cristianos, entonces, ¿cómo podríamos enfrentarlo? Bueno, Pedro nos dice: “Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Cuando nos toque padecer por causa de la justicia debemos recordar que somos bienaventurados por ello. La palabra bienaventurado se traduce del griego makários (μακάριος), que literalmente nos habla de una persona que es doblemente bendecida o supremamente afortunada, es decir, felicísima. La verdad es que esto pudiese ser algo paradójico, ¿sentirse afortunado de padecer? Pero si es por causa de la justicia si lo es, porque el sufrimiento es parte del proceso por el cual Dios nos hace pasar en este mundo para fortalecer nuestra fe, por ello Jesús dijo: “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros”, (Mateo 5:10-12). La verdad es que cuando padecemos por causa de la justicia es porque verdaderamente somos hijos de Dios y herederos de su reino, por eso Jesús dice que somos bienaventurados cuando padecemos siendo justos, porque de nosotros es el reino de los cielos, no porque vayamos a ganar el cielo por nuestro sacrificio, sino, porque es una evidencia que estamos comprometidos con Cristo, viviendo su evangelio y no yendo en pos del mundo. Un cristiano que nunca haya sufrido debería evaluar su fe y ver si realmente se encuentra agradando al Padre o siendo amigo del mundo, porque no hay intermedios: “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?”, (Santiago 4:4-5).

 

No debemos temer delante de ellos.

 

“… Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones…”

1 Pedro 3:14-15

 

Otro consejo que el apóstol Pedro nos brinda referente a este tema es que no debemos temer o dejarnos amedrentar por los adversarios, sino santificarnos para nuestro Dios: Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones. Algunos estudios de estos pasajes opinan que prácticamente Pedro está haciendo una adaptación de un pasaje de Isaías en esta palabra que hemos ledo: “No llaméis conspiración a todas las cosas que este pueblo llama conspiración; ni temáis lo que ellos temen, ni tengáis miedo. A Jehová de los ejércitos, a él santificad; sea él vuestro temor, y él sea vuestro miedo”, (Isaías 8:12-13). El miedo es algo normal, sin embargo, no debemos olvidar de que no estamos solos, nuestro Señor está con nosotros y prometió siempre respaldarnos: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”, (Juan 16.33). No debemos permitir que el miedo y la ansiedad nos controlen, obligándonos a retroceder, antes, confiemos más en el Señor y santifiquemos nuestro corazón delante de su presencia, eso significa, consagrémonos más, sirvamos más a su causa y edifiquémonos en su palabra: “… y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía”, (Apocalipsis 22:11).

 

Listos para presentar defensa de nuestra fe a los que nos la demanden.

 

“… y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros…”

1 Pedro 3:15

 

Otra cosa importante con el tema de padecer por causa de la justicia es que los cristianos debemos estar siempre preparados para presentar defensa de nuestra fe a todo aquel no nos demande. En el contexto que estamos considerando, Pedro se refiere a aquellas personas que al ver nuestra convicción en medio de la persecución se animen a preguntar acerca de nuestra profesión de fe, de allí se espera que nuestra defensa sea con mansedumbre y reverencia, es decir, no debe ser con palabras ásperas, o con sarcasmo, o con la intensión de ofender sus ideas y creencias, antes, con todo respeto, debemos presentar una defensa razonable de la esperanza que hay en nosotros. Aquí encontramos palabras griegas interesantes, por ejemplo, dice que debemos estar preparados para presentar defensa a los que nos demande razón de ello, e aquí dos palabras interesantes, defensa y razón. La palabra defensa se traduce del griego apología (ἀπολογία), de donde viene nuestra palabra española, apologética, que es la defensa de nuestra fe, ahora, esta defensa debe ser con el uso de la “razón”, es decir, debe contener una explicación doctrinal razonable que convenza a los adversarios. Es interesante esto, ya que sabemos que el que convence de pecado en el Espíritu Santo, sin embargo, esto no significa que nosotros no debemos tener un dominio profundo acerca de nuestro fundamento de fe, para que cuando alguien venga y desee una defensa razonable, nosotros estemos preparados para realmente hacerlo con toda mansedumbre y con el respaldo de Dios.

 

Mantener en todo momento una conciencia limpia.

 

“… teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo”.

1 Pedro 3:16

 

En todo esto es importante que nosotros los cristianos mantengamos una limpia conciencia, sabiendo que andamos en integridad, temiendo al Señor siempre y lejos de una vida de pecado. Cuando esto es así, muchas personas que pudiesen murmurar en contra de nosotros, después de un tiempo, quedaran avergonzados de no poder comprobar con el tiempo sus necias palabras, quedando evidente nuestro buen proceder y testimonio delante de los demás. Ante las calumnias de nuestros enemigos lo mejor es no responder con necias discusiones que no llevan a nada, a lo mejor, habrá algunas excepciones donde la calumnia merezca una respuesta prudente, pero, generalmente debemos dejárselo al Señor, ya que peleará por nosotros y con el tiempo nos exaltará en público: “Al que solapadamente infama a su prójimo, yo lo destruiré; no sufriré al de ojos altaneros y de corazón vanidoso”, (Salmos 101:5).

 

ES MEJOR PADECER COMO JUSTOS Y CON LIMPIA CONCIENCIA QUE COMO MALHECHORES

 

“Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal”.

1 Pedro 3:17

 

Ahora, si haciendo todo esto es la voluntad de Dios de que padezcamos por causa de la justicia, entonces es mejor padecer haciendo el bien; que siendo malhechores: “Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal. Recordemos que, si nos toca sufrir, en por la voluntad de Dios, porque tiene algún propósito especial a favor de nuestra vida, o porque es parte del precio que a veces pagamos por ser testigos de su gracia, un precio que trae galardones ya que son bienaventurados aquellos que sufren por la causa de Cristo. En el mundo siempre habrá sufrimiento, sufrimientos que vienen a la vida del hombre por causa de la maldad, pero nosotros los cristianos asegurémonos de sufrir, no por hacer el mal, sino, por causa de la justicia.



1 comentario:

  1. Excelente mi hermano querido, sea Dios Padre dándole la sabiduría de lo alto siempre por medio del Mesías Jesús de Nazareth y con la bendición de su Santo Espíritu. Amen 🙏

    ResponderBorrar