“Entonces
todos los que sabían que sus mujeres habían ofrecido incienso a dioses ajenos,
y todas las mujeres que estaban presentes, una gran concurrencia, y todo el
pueblo que habitaba en tierra de Egipto, en Patros, respondieron a Jeremías,
diciendo: La palabra que nos has hablado
en nombre de Jehová, no la oiremos de ti; sino que ciertamente pondremos por
obra toda palabra que ha salido de nuestra boca, para ofrecer incienso a la
reina del cielo, derramándole libaciones, como hemos hecho nosotros y nuestros
padres, nuestros reyes y nuestros príncipes, en las ciudades de Judá y en las
plazas de Jerusalén, y tuvimos abundancia de pan, y estuvimos alegres, y no
vimos mal alguno”.
Jeremías 44:15-17
INTRODUCCIÓN
Estudios realizados han
demostrado que la confianza en “algo” es fundamental para la felicidad del ser
humano. Es este sentido, todas las personas tienen algo o alguien en quien
confían, y en función de eso basan la seguridad y felicidad de su vida. Sin embargo, muchas de las cosas en las cuales el
hombre confía son vanas y conducen a la perdición eterna. Veremos tres cosas en
las que no podemos poner nuestra confianza.
I. EN LOS ÍDOLOS.
Una de las cosas en las cuales no
debemos poner nuestra confianza es en los ídolos. Un ídolo es una obra
artística tallada en piedra, metal, madera o cualquier otro elemento que
representa a un dios falso, o incluso, al verdadero Dios y que se hace con
fines de adoración. En las Biblia Dios
es muy enfático al prohibirle esta práctica a su pueblo:
“No
tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza
de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas
debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová
tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos
hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me
aman y guardan mis mandamientos”.
Éxodo 20:3-6
Fue el pecado de la idolatría que
arrastro a Jerusalén a su destrucción total. Para esta época que Jeremías
les exhorta a poner su confianza
únicamente en Dios, pero en lugar de eso el pueblo prefirió adorar a la reina
del cielo pensando que ese ídolo los iba a proteger y ayudar en los momentos
difíciles: “La
palabra que nos has hablado en nombre de Jehová, no la oiremos de ti; sino que
ciertamente pondremos por obra toda palabra que ha salido de nuestra boca, para
ofrecer incienso a la reina del cielo, derramándole libaciones, como hemos
hecho nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros príncipes, en las
ciudades de Judá y en las plazas de Jerusalén, y tuvimos abundancia de pan, y
estuvimos alegres, y no vimos mal alguno”. Cuantas personas hoy en
día han puesto su confianza en un ídolo, pensando que los ayudara, pero lo
cierto es que solamente hay un solo Dios, y un solo intercesor, y ese es
Jesucrito.
“Porque
hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo
hombre”.
1 Timoteo 2:5
II. EN LOS HOMBRES.
“En el
año treinta y seis del reinado de Asa, subió Baasa rey de Israel contra Judá, y
fortificó a Ramá, para no dejar salir ni entrar a ninguno al rey Asa, rey de
Judá. Entonces sacó Asa la plata y el
oro de los tesoros de la casa de Jehová y de la casa real y envió a Ben-adad
rey de Siria, que estaba en Damasco, diciendo: Haya alianza entre tú y yo, como
la hubo entre tu padre y mi padre; he aquí yo te he enviado plata y oro, para
que vengas y deshagas la alianza que tienes con Baasa rey de Israel, a fin de
que se retire de mí. Y consintió Ben-adad con el rey Asa, y envió los capitanes
de sus ejércitos contra las ciudades de Israel; y conquistaron Ijón, Dan,
Abel-maim y todas las ciudades de aprovisionamiento de Neftalí”.
2 Crónicas 16:1-4
Otra de las cosas en las cuales los
hombres ponen su confianza es en otros hombres, ya sea amigos, familiares o
personas con mayor influencia o poder en esta tierra, sin embargo, esto no es
aprobado por Dios. La historia bíblica nos narra la ocasión cuando Baasa rey de
Israel invadió Judá y su rey busco la ayuda de Den-adad rey de Siria para que
le ayudara. Como consecuencia Dios lo
reprendió por ello: “En aquel tiempo vino el vidente Hanani a Asa rey de Judá, y
le dijo: Por cuanto te has apoyado en el rey de Siria, y no te apoyaste en
Jehová tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria ha escapado de tus manos.
Los etíopes y los libios, ¿no eran un ejército numerosísimo, con carros y mucha
gente de a caballo? Con todo, porque te apoyaste en Jehová, él los entregó en
tus manos. Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su
poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él. Locamente has
hecho en esto; porque de aquí en adelante habrá más guerra contra ti”,
(2 Crónicas 16:7-9). Muchas personas hoy en día deciden confiar primero en
otras personas que en el propio Señor sin saber que hasta hay una maldición
para los que tal hacen: “Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el
hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. Será como la retama en el desierto, y no verá
cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en
tierra despoblada y deshabitada”, (Jeremías 17:5-6).
III. EN LAS RIQUEZAS.
“También
les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había
producido mucho. Y él pensaba dentro de
sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y
los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a
mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come,
bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo:
Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién
será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios”.
Lucas 12:16-21
Finalmente el hombre tiende a
poner su confianza en las riquezas. Aquí vemos una parábola donde un hombre
creía que tenía su futuro asegurado pensando que no tenia de que preocuparse,
olvidando que nuestro futuro depende únicamente de Dios.
CONCLUSIÓN.
El único en quien podemos confiar es
Dios. La Biblia nos exhorta a poner toda nuestra confianza en Él, ya que el
confiar en los ídolos, o en los hombres, o en las riquezas o cualquier otra
cosa es un gran error que nos conduce al fracaso eterno.
“Bendito
el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a
las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene
el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará,
ni dejará de dar fruto”.
Jeremías 17:7-8
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