“Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre
tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi
padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno
de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. Y levantándose,
vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a
misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó”.
Lucas 15:17-20
INTRODUCCIÓN
El arrepentimiento es un tema
muy importante que todos debemos conocer especialmente porque es el camino que
nos conduce a reconocer nuestra necesidad de salvación, pero ¿qué es en si el
arrepentimiento? ¿Cuáles son las características de un verdadero
arrepentimiento? En los versículos anteriores vemos parte de los versículos que
nos cuenta la parábola del hijo prodigo, y especialmente es estos podemos
encontrar dichas características. Veamos pues como respondemos estas preguntas
a la luz de la palabra de Dios.
El hijo prodigo vuelve arrepentido a casa |
I.
¿QUÉ ES EL ARREPENTIMIENTO?
El arrepentimiento es un tema
básico en el evangelio a tal punto que desde sus inicios ha sido predicado por
la iglesia, tal y como lo vemos en el primer discurso entregado por Pedro a los
judíos en el día de Pentecostés donde después de confrontarlos con sus pecados
les exhorto al arrepentimiento para que sus pecados fueran perdonados: “Al oír esto, se
compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones
hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de
vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el
don del Espíritu Santo”, (Hechos 2:37-38). Si consideramos el
significado etimológico de la palabra arrepentimiento en su idioma original que
fue el griego podemos encontrar un nuevo significado de dicha palabra. La
palabra arrepentimiento viene del griego metanoéo
(μετανοέω),
una palabra usada
por los militares para dar media vuelta durante sus marchas. En este sentido el
arrepentimiento es un sentimiento que provoca que la persona de media vuelta en
su vida, dejar su vida de pecado y comenzar a llevar una vida completamente
diferente. Por tanto, el arrepentimiento va más allá de cualquier remordimiento
pasajero y lo podemos definir como: una convicción de pecado que lleva al profundo
dolor de nuestra alma y al reconocimiento de nuestra necesidad de ser salvos,
lo cual nos impulsa a buscar la misericordia a los pies de Cristo.
II.
SI NO HAY ARREPENTIMIENTO NO HAY NO
PERDÓN DE PECADOS.
El
problema con aquellos que no se arrepienten de sus pecados es que son incapaces
de dejarlos y convertirse al Señor, y por tanto no se salvan. Por eso vemos
algunos casos de personas que aunque reconocieron sus pecados, no se
arrepintieron de corazón sincero y por ello no alcanzaron la misericordia de Dios.
Veamos algunos de ellos:
1.
Faraón
confeso su pecado pero sin arrepentimiento: “Entonces Faraón envió a llamar a Moisés y a Aarón, y les
dijo: He pecado esta vez; Jehová es justo, y yo y mi pueblo impíos”,
(Génesis 9:27).
2. Balaam confeso su pecado pero no se
arrepintió: “Entonces
Balaam dijo al ángel de Jehová: He pecado, porque no sabía que tú te ponías
delante de mí en el camino; mas ahora, si te parece mal, yo me volveré”,
(Números 22:34).
3. Saúl de igual forma confeso sus pecados
pero no se arrepintió: “Entonces Saúl dijo a Samuel: Yo he pecado; pues he
quebrantado el mandamiento de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y
consentí a la voz de ellos. Perdona, pues, ahora mi pecado”, (1
Samuel 15:24).
4.
Finalmente
tenemos a Judas el cual reconoció su pecado pero no se arrepintió de corazón
sincero sino que decidió quitarse la vida: “Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era
condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales
sacerdotes y a los ancianos, diciendo: Yo he pecado e entregando sangre
inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú!”,
(Mateo 27:3-4).
Todos
estos hombres jamás se arrepintieron de sus pecado porque aunque confesaron sus
pecados, jamás se volvieron a Dios para buscar el perdón sino perseveraron en
su maldad hasta que encontraron la muerte, y en el caso de Judas, el decidió
suicidarse antes de pedirle perdón a Cristo.
III.
EVIDENCIAS DE UN VERDADERO
ARREPENTIMIENTO.
Por
tanto, sino hay arrepentimiento no hay perdón de pecado, ya que aquel que no se
arrepiente jamás se aparta de sus pecados y busca el perdón de Dios, pero aquel
que se arrepiente es restaurado y presenta las siguientes evidencias que vemos
muy bien en la parábola del hijo prodigo. La parábola del hijo prodigo nos
enseña que el hijo menor llego delante del padre y le dijo que le diera la
parte de la herencia que le correspondía y luego se fue a vivir perdidamente.
Tiempo después le vino la desgracia y término apacentando cerdos a tal punto
que sintió tanta hambre que deseaba comerse las algarrobas de los cerdos, y
allí fue donde experimento un verdadero arrepentimiento manifestando las
siguientes características:
1. Cambio en la manera de pensar.
“Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre
tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!...”
Una
evidencia del arrepentimiento es que la persona que lo experimenta cambia su
manera de pensar. El dolor por el pecado lleva a la persona a reconocer en la
miseria en la cual se encuentra, así le paso al hijo prodigo el cual volvió en
sí y reconoció su miseria.
2. Cambio de sentimientos.
“Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra
el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno
de tus jornaleros…”
Antes
creía que no necesitaba vivir con su padre, pero ahora quiere volver a él,
antes se creía superior y que tenía derechos sobre la parte de su herencia,
pero ahora se considera un jornalero, así es el pecador arrepentido al
reconocer que ha estado equivocado y desea volver a Cristo en completa humildad
para perdón de pecados.
3. Cambio de actitud.
“Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio
su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y
le besó”.
La otra característica contundente
que se evidencia en la vida de aquella persona que realmente se arrepiente es
el cambio de actitud. El hijo prodigo no solo reconoció su pecado como lo
hicieron faraón, Balaam, Saúl o Judas, sino también tomo la decisión de
levantarse y correr a su padre para pedirle perdón. Cuando todo esto se
combinan en la vida del hombre, Dios actúa según su grande misericordia perdonando
todo pecado, y aquel que es perdonado comienza a vivir una nueva vida: “Y levantándose,
vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a
misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el
cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Pero el padre dijo
a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su
mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y
hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había
perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse”, (Lucas
15:20-24).
CONCLUSIÓN.
El verdadero arrepentimiento no solo
lleva al hombre al reconocer sus pecados sino también la necesidad de ser salvo
lo cual lo impulsa a buscar a Cristo en quien puede tener vida eterna, si
arrepentimiento no hay cambio de pensar, ni de sentimiento, ni de actitud, y
por ende no se aparta de sus pecados los cuales lo conducen al infierno.
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