“… lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos…”.
1 Juan 1:3
INTRODUCCIÓN
1 Juan es una carta muy hermosa que vale la pena estudiar, especialmente porque en su forma más sencilla, hace una defensa del auténtico evangelio mostrando la verdadera naturaleza de Jesucristo, como hombre y Dios. Desde el primer siglo muchas enseñanzas heréticas surgieron tocante a la naturaleza de Cristo, enseñanzas que atacaban la sana doctrina, sin embargo, 1 Juan nos presenta una defensa contundente que desenmascara todas estas herejías además de mostrarle al cristiano la verdadera naturaleza de Dios: amor y luz, así como la verdadera forma de cómo el creyente debe vivir a la luz de esta realidad. Por ello, en esta oportunidad, tendremos el privilegio de estudiar esta maravillosa carta que nos edificara en gran manera.
El Trasfondo de 1 Juan |
CONTEXTO HISTÓRICO DE 1 JUAN
Desde
el siglo I d.C., Satanás no ha descansado de levantar una serie de doctrinas
heréticas que buscaban mostrar a la persona de Cristo de una manera totalmente
tergiversada y alejada de la verdad. Por ello, el apóstol Juan es claro en la
introducción que hace en esta carta a recalcar el hecho de que lo que va a
decir no es consecuencia de lo que alguien más le explico o escucho por allí,
sino que está basado en lo que vio y experimento como un verdadero testigo: “… lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos…”,
(1 Juan 1:3). Esta carta es muy probable que corresponda a la segunda
generación de cristianos que se cuenta desde la destrucción de Jerusalén por el
general romano Tito en el año 70 d.C., y este dato es muy importante, porque
nos enseña un periodo muy importante por el cual estaba pasando la iglesia. Los
cristianos del primer siglo se caracterizaron por su fervor espiritual, el
respaldo increíble del Espíritu Santo que los llevo a realizar grandes obras,
tal y como lo vemos en el libro de Hechos de los apóstoles y por ser una
iglesia fundamentada en la enseñanza de la sana doctrina que los apóstoles
transmitieron: “Y sobrevino temor a toda persona; y
muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Todos los que habían
creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus
propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada
uno. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las
casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y
teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los
que habían de ser salvos”, (Hechos 2:43-47). Sin embargo, después
del año 70 d.C., los creyentes de la segunda generación se desarrollaron en un
ambiente que se caracterizó por al menos cosas. La primera, todos los
apóstoles y creyentes que habían conocido a Jesús, a excepción de Juan, habían
muerto. En segundo lugar, la iglesia estaba sufriendo por la
introducción de herejías que buscaban destruir la sana doctrina que los
apóstoles les habían enseñado. Considerando la posición tradicional, tanto
Pablo como Pedro murieron alrededor del año 67 d.C., por lo que sus epístolas
corresponden a los cristianos de la primera generación y ya en ellas se advertía
de la introducción de falsos maestros que enseñarían el error. Luego, después
del año 70 d.C., los creyentes son totalmente dispersados por todo el mundo y
las doctrinas heréticas proliferan, siendo Juan el único de los apóstoles que
fueron testigos de la vida, obra y resurrección de Cristo. Es en este
ambiente que Juan decide escribir tanto su evangelio, como sus tres cartas con
el fin de defender la divinidad y humanidad de Jesús, así como desmentir todas
las enseñanzas erradas acerca de la vida cristiana que los apóstoles habían
dado a conocer por medio del verdadero evangelio.
Doctrinas heréticas que los escritos juaninos contradicen.
Los
escritos juaninos, el evangelio según Juan y sus 3 cartas, se caracterizan por
defender la humanidad de Cristo, así como la ética cristiana. Es increíble ver
cómo surgieron muchas filosofías y doctrinas heréticas que atacaban la doctrina
de Cristo, así entre las primeras tenemos el gnosticismo la cual consistió
en un conjunto de antiguas ideas filosóficas y religiosas que se originaron en
el primer siglo que enfatizaron la idea de que el espíritu era bueno y el
cuerpo, por ser carne, era malo. Esta enseñanza conllevaba a dos
direcciones. En primer lugar, estaban aquellos que despreciaban tanto su cuerpo
que decidían optar por el ascetismo, es decir, una vida
alejada de la civilización donde se martirizaba el cuerpo con el fin de aplacar
los deseos de la carne y elevar el espíritu. Generalmente el ascetismo
iba acompañado por el celibato (no se casaban) y un boto de
pobreza. En segundo lugar, esta idea de que el cuerpo era malo y el
espíritu era bueno llevo a la idea que no importaba lo que se hiciera con el
cuerpo, al fin era malo y el alma siempre se preservaría, así que llevo a otros
a la búsqueda del placer a través de una vida de
fornicaciones y orgias, lo cual se conoció como hedonismo.
Otra de las doctrinas heréticas que Juan desmiente en sus escritos es el docetismo.
El docetismo es una doctrina errada que niega la encarnación de Jesús,
es decir, que Jesús no se hizo Hombre, sino que solamente sus apariciones
corporales fueron un mero ilusionismo y, por tanto, sus sufrimientos en la cruz
del Calvario fueron fingidos. Algunas corrientes gnósticas afirmaban que Jesús
fue solamente una aparición fantasmal y que nunca fue hombre ya que
consideraban el cuerpo como malo y por tanto negaban su encarnación. Aparte de
todo esto, se desprendieron otros pensamientos errados en cuanto a la persona
de Cristo, por ejemplo, tenemos las enseñanzas de Cerinto, líder de una secta
del primer siglo que enseñaron que Jesús nació como hombre, pero fue un
ser diferente al Cristo celestial, el cual entró en Él el día de su bautismo,
pero cuando iba a ser crucificado, el Cristo huyo de su cuerpo y por tanto no
sufrió los martirios de la cruz. Otros también negaron la
divinidad de Jesús, por considerarlo un hombre común y corriente, pero
nunca Dios lo cual dio paso al arrianismo en el siglo III. d.C.
También, algunas sectas judías contradecían la enseñanza de que Jesús era
Cristo ya que negaban que su Mesías pudiese morir en una cruz, y así,
proliferaron una serie de herejías y pensamientos errados con los cuales Juan
lucho y por ello decide enviar sus cartas a los cristianos de aquel tiempo para
que la iglesia se mantuviera firme en la sana doctrina.
PROPÓSITO DE 1 JUAN
Si hablamos acerca del propósito del por qué se
escribió 1 Juan podríamos resaltar al menos 4: Lo primero sería aumentar
el gozo de los creyentes por medio del testimonio del verdadero evangelio:
“Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo
sea cumplido”, (1 Juan 1:4). Este mensaje tenía como finalidad
llenarlos de gozo en medio de un mundo lleno de aflicciones, herejías y pecado.
En segundo lugar, esta carta tenía como propósito guardarlos del pecado:
“Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no
pequéis…” (1 Juan 2:1). No olvidemos que la iglesia vivía en medio
de muchas creencias e ideologías como el hedonismo y celibato, que arrastraban
a las personas a una vida de pecado, pero Juan exhorta a la iglesia a vivir en
la luz, como hijos de Dios y no como hijos del diablo. En tercer lugar, esta
carta tiene como propósito advertirles de las falsas doctrinas: “Os he escrito esto sobre los que os engañan”, (1
Juan 2:26). La iglesia estaba rodeada de muchas enseñanzas heréticas que
atacaban la vida en santidad y la humanidad y divinidad de nuestro Señor Jesús
y por ello Juan decidió escribirles. Finalmente, 1 Juan tenía como propósito dejar
clara la doctrina de Cristo y afirmar su esperanza de vida eterna: “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre
del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en
el nombre del Hijo de Dios”, (1 Juan 5:13).
EL AUTOR Y LOS DESTINATARIOS DE 1 JUAN
En cuando al autor y los destinatarios, 1 Juan no lo específica,
de hecho, la carta no presenta la misma estructura que las cartas
contemporáneas llevaban, donde se solía identificar el autor de dicha
carta y posteriormente saludaba a sus destinatarios. De igual forma, no cuenta
con una despedida y saludo final de parte del autor. En lugar de todo eso el
autor va directo a la introducción de su mensaje que confirma la validez de sus
palabras al expresar que aquel que les escribe fue un testigo de todas las
cosas que nuestro Señor Jesús realizo durante su ministerio y, por tanto, sus
palabras son verdaderas.
El autor de
1 Juan.
En cuanto a
la autoría de esta carta, tradicionalmente se le atribuye a Juan,
el apóstol, especialmente porque su estilo literario es muy parecido al
evangelio según Juan. Un ejemplo de esto es la forma de cómo se
introduce en su carta, haciendo referencia a lo que era desde el
principio: “Lo que era desde el principio,
lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos
contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida”, (1
Juan 1:1). De forma similar se introduce en el evangelio según Juan: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el
Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios”, (Juan 1:1-2). De
igual forma utiliza conceptos similares a los que se usan en el evangelio según
Juan, como, por ejemplo, mundo, vida, luz, amor, etc. Sin embargo, también
posee algunas diferencias, como, por ejemplo, la palabra parakleto en
el evangelio según Juan es utilizada para referirse al Espíritu Santo, mientras
que en 1 Juan se usa para hacer referencia a Jesús. Otra diferencia seria que
en 1 Juan el Espíritu Santo casi no se menciona, mientras que en el evangelio según
Juan se hace referencia a Él con más frecuencia. Además de esto, el autor de
esta carta se identifica como un testigo de las obras de Cristo,
y para el tiempo en el que se escribió la carta, ya todos los apóstoles y
obreros que habían tenido la oportunidad de conocer al Señor estaban muertos,
siendo Juan el único que les había sobrevivido. A parte de todo esto, algunos
padres de la iglesia primitiva daban testimonio de que Juan, el apóstol fue el
autor de esta carta. Así tenemos el testimonio de Policarpo, obispo de
Esmirna, de Papías, Ireneo de Antioquia, Orígenes, Clemente de Alejandría,
Tertuliano y Eusebio, confirman a través de sus obras que Juan fue el autor de
estas cartas.
Aun con todo esto, no todos están de acuerdo con atribuirle a Juan la autoría de esta carta. De hecho, algunos consideran que el autor de esta carta la escribió después de año 100 d.C. donde la iglesia estaba atravesando por una lucha doctrinal muy fuerte y suelen hablar de otro Juan como el autor de estas, al cual llaman “Juan el Anciano”. Otros por el contrario afirman que los autores de 1, 2 y 3 Juan fueron miembros de una escuela fundamentada en las enseñanzas de Juan y que conformaban las iglesias juaninas. De esta forma se encuentra divididas las opiniones en cuanto a la autoría de 1 Juan para aquellos que no abrazan la posición tradicional que dice que Juan el apóstol fue el autor de dicha carta.
Los
destinatarios de 1 Juan.
En cuanto a
los destinatarios, se considera que esta carta es universal, y está
dirigida a los creyentes que estaban dispersos en la diáspora,
tal y como Pedro lo hace en su primera carta: “Pedro,
apóstol de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia,
Capadocia, Asia y Bitinia”, (1 Pedro 1:1). De acuerdo con la
tradición se afirma que Juan escribió desde Éfeso, una iglesia que en sus
principios fue fundada por Pablo y posteriormente pastoreada por Timoteo, pero
que también recibió la influencia de Juan a tal punto que en su libro del
Apocalipsis son parte de las 7 iglesias a las cueles se les dirigen las cartas.
Otra posición en cuanto a quiénes son los destinatarios de esta carta es la de Agustín
de Hipona, quien afirma que esta carta fue dirigida a los partos quienes se
pueden identificar con los cristianos que vivían más allá del Éufrates. Sin
embargo, esta última posición no presta mucho apoyo, por lo que se cree que la
carta fue dirigida a los cristianos que estaban en la dispersión de toda Asia
Menor.
FECHA Y LUGAR DE LA REDACCIÓN
Tradicionalmente, se cree que la carta fue
escrita por el apóstol Juan en la ciudad de Éfeso y por su contenido,
parece que el apóstol ya había escrito su evangelio por lo que sus lectores ya
tenían un conocimiento previo de la naturaleza y misión de nuestro Señor
Jesucristo y de la vida eterna, por lo que muchos ubican la fecha de
elaboración de esta carta entre el año 85 d.C. y el 95 d.C. Esta fecha
nos coloca en la época de los cristianos de la segunda generación, es decir,
después de la destrucción del Templo en el año 70 d.C. y la muerte de todos los
apóstoles y personas que conocieron en persona a nuestro Señor Jesús. Este dato
es importante, porque nos hace entender los problemas que estaba pasando esta
nueva generación de cristianos que no conocieron a los apóstoles, sin embargo,
Juan les escribe para afirmar su fe en medio de un mundo de pecado y doctrinas
equivocadas.
SINOPSIS DE 1 JUAN
I.
EL MENSAJE DEL QUE HEMOS SIDO TESTIGOS (1 JUAN 1:1-4).
II.
LA COMUNIÓN PERFECTA.
a. La comunión
con Dios (1 Juan 1:5-2.2).
b. El llamado
para obedecer (1 Juan 2:3-11).
III.
LOS PELIGROS DE AMAR AL MUNDO.
a. Instrucciones
para vencer al maligno (1 Juan 2:12-14).
b. Amar a Dios
y no al mundo (1 Juan 2:15-17).
c. El
surgimiento de los anticristos (1 Juan 2:18-23).
d. Permaneced
en la palabra de Dios (1 Juan 2:24-29).
IV.
LA JUSTICIA DE LOS HIJOS DE DIOS.
a. La vida
justa de los hijos de Dios (1 Juan 2:28-29).
b. Un amor
expresado a sus hijos (1 Juan 3:1-3).
c. Dos clases
de personas: Los justos y pecadores (1 Juan 3:4-9).
d. Dos clases
de hijos: Los hijos de Dios y los hijos del diablo (1 Juan 3:10-15).
e. Un amor y
obediencia (1 Juan 3:16-24).
V.
EL ESPÍRITU DE VERDAD Y EL ESPÍRITU DEL ANTICRISTO (1
JUAN 4:1-6)
VI.
DIOS ES AMOR PERFECTO.
a. Una
relación con Dios basada en el amor (1 Juan 4:7-16).
b. El amor y
la seguridad de la salvación (1 Juan 4:17-19).
c. Amar a Dios
y amar al prójimo (1 Juan 4:20-5:5).
VII.
EL TESTIMONIO DEL PADRE ACERCA DE JESÚS (1 JUAN
5:6-13).
VIII.
LA ORACIÓN Y EL CONOCIMIENTO.
a. La
seguridad y la oración (1 Juan 5:14-17).
b. Conocimiento apropiado (1 Juan 5:18-20).
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