“Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al
monte donde Jesús les había ordenado. Y cuando le vieron, le adoraron; pero
algunos dudaban. Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es
dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las
naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo
estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”.
Mateo 28:16-20
INTRODUCCIÓN
Después de todo este tiempo estudiando este maravilloso
evangelio hemos llegado al final. El apóstol Mateo nos ha relatado a lo largo
de esta gloriosa obra inspirada por el Espíritu Santo el nacimiento, vida,
ministerio, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, pero ahora,
antes de concluir su relato nos presenta lo que comúnmente la iglesia conoce
como la gran comisión. La obra de Jesús Cristo en esta tierra no había
concluida, solo que a partir de este momento seria realizada a través de sus
discípulos y este evangelio se predicaría en todo el mundo.
La Gran Comisión |
JESÚS SE ENCUENTRA NUEVAMENTE CON SUS DISCIPULOS
“Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al
monte donde Jesús les había ordenado. Y cuando le vieron, le adoraron; pero
algunos dudaban”.
Mateo 28:16-17S
Si recordamos, cuando Jesús resucitó y se les apareció
a las mujeres les dijo que fueran hacia donde estaban los once y les
testificaran acerca de lo que habían visto y les dijeran que fueran a Galilea
porque allí se encontrarían con Él: “Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, dad las
nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán”, (Mateo 28:10). Mateo no nos da detalles
de cómo fue este encuentre, pero Marcos nos dice que cuando se les apareció
estaban en una casa, sentados: “Finalmente
se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó
su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le
habían visto resucitado”,
(Marcos 16:14). Como vemos, los discípulos habían dudado del testimonio
de las mujeres y habían ido a Galilea con cierta incredulidad, por lo
que Jesús los reprendió. Luego, Lucas nos da aun mas detalles de este primer
reencuentro “Mientras ellos aún
hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a
vosotros. Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu.
Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos
pensamientos? Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved;
porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. Y diciendo
esto, les mostró las manos y los pies. Y como todavía ellos, de gozo, no lo
creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? Entonces
le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel. Y él lo tomó, y comió
delante de ellos”,
(Lucas 24:36-43). De acuerdo a Lucas, aun viéndolo se atemorizaron
creyendo que se trataba de un espíritu, pero el Señor les demuestra lo
contrario, primero invitándolos a que tocasen su cuerpo y
verificar que no se trataba de un espíritu, y luego, pidiéndoles
que le diesen de comer, porque un espíritu no tiene hambre ni mucho menos come.
De esta forma, nuestro Señor se les aparece a los once demostrándoles que
realmente había resucitado y que no era solo un espíritu.
LA GRAN COMISIÓN
“Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad
me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a
todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del
Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado…”
Mateo 28:18-20
Finalmente, aquí encontramos la gran comisión. De
acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española, una comisión es una: “Orden y facultad que alguien da por
escrito a otra persona para que ejecute algún encargo o entienda en algún
negocio”. En este sentido, Jesús comisiono a sus
discípulos para que en su nombre continuaran con su obra la predicar el
evangelio y diesen testimonio de las cosas de las que habían sido testigos a
todas las naciones. En Marcos, esta gran comisión aparece con las siguientes
palabras: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad
el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; más
el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En
mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos
serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos
pondrán sus manos, y sanarán”,
(Marcos 16:15-18). Ahora bien, considerando todo esto podemos entender lo
siguiente respecto a la gran comisión.
Somos comisionados para hacer su obra bajo su autoridad.
“Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad
me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id…”
Mateo 28:18
Mateo dice: Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me
es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id. Esto significa que somos comisionados a
continuar con la obra de Cristo en su nombre y bajo su autoridad, de allí que
para ser efectivos en este trabajo necesitamos hacerlo en el poder del Espíritu
Santo: “Pero recibiréis
poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis
testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la
tierra”, (Hechos 1:8). La efectividad de nuestro
trabajo en la obra de Dios no depende de nuestras habilidades o talentos,
aunque ciertamente ayudan, sino del respaldo que tenemos del Espíritu Santo y
esto es fácil verlo en el libro de Hechos de los Apóstoles, donde vemos cómo
ellos testificaban con gran valor a pesar de las amenazas y persecuciones,
además de las señales que se hacían en el nombre de Jesús, cumpliéndose las
palabras de Jesús en el evangelio de Marco respecto a la gran comisión: “Y estas señales seguirán a los que creen:
En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las
manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los
enfermos pondrán sus manos, y sanarán”, (Marcos 16:17-18).
Somos comisionados para predicar el evangelio a toda criatura.
“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el
evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; más el
que no creyere, será condenado”.
Marcos 16:15-16
Como
iglesia hemos sido comisionados a predicar el evangelio a todas las naciones,
esta predicación es clave porque a través de ella el ser humano conoce que es
un pecador y como tal esta condenado al infierno, pero por otro lado entiende
el plan de redención de Dios por medio de la fe en su Hijo Jesucristo: “Entonces les abrió el entendimiento, para
que comprendiesen las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue
necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y
que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en
todas las naciones, comenzando desde Jerusalén”, (Lucas 24:25-47). Esta obra se inicio en Jerusalén,
luego se alcanzó a toda Judea, pasando por Samaria y extendiéndose a través de
todo el mundo, tal y como lo vemos en el libro de los Hechos. Por tanto,
también nosotros debemos predicar este evangelio para salvación de las almas
teniendo en cuenta que aquellos que lo rechacen serán condenados por sus
pecados: El que creyere y fuere bautizado, será
salvo; más el que no creyere, será condenado.
Somos comisionados para hacer discípulos.
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las
naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado…”
Mateo 28:19-20
Además, la gran comisión consiste en hacer
discípulos. La palabra discípulo se traduce del griego mazetes (μαθητής), que
significa “aprendiz”. En este sentido, eso es un discípulo, es un
aprendiz, pero, ¿aprendiz de qué?, aprendices de su evangelio: enseñándoles que guarden todas las cosas que
os he mandado, es decir, personas
que viven de acuerdo a su palabra, que creen en sus promesas para vida eterna y
siguen el ejemplo de su Maestro, Jesucristo. Además, es interesante ver
como este proceso de discipulado va precedido del bautismo en aguas:
bautizándolos en el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. En
este sentido, el bautismo en agua es una ordenanza que todo cristiano
debe obedecer, pero, por otro lado, también es un testimonio público
de que ha muerto a su vieja vida y a nacido de nuevo a una nueva, la vida en
Cristo Jesús: “¿O no
sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido
bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte
por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria
del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva”, (Romanos 6:3-4). Por tanto, podemos ver
cómo la iglesia primitiva obedeció esta ordenanza de tal forma que después de
su conversión se procedía al bautismo, esto lo vemos, por ejemplo, en la
ocasión cuando Pedro predicó en el día de pentecostés y aquellas almas que se
convirtieron fueron bautizadas posteriormente: “Así que, los que recibieron su palabra fueron
bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas”, (Hechos 2:41). También lo vemos en el
caso del eunuco etíope, quien, al creer, inmediatamente deseo bautizarse y
nadie se lo impidió: “Entonces
Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el
evangelio de Jesús. Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el
eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees
de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el
Hijo de Dios. Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el
eunuco, y le bautizó”,
(Hechos 8:35-38). Además, podemos ver en el libro de los Hechos cómo la iglesia
primitiva obedeció esta ordenanza del bautismo en aguas, por ejemplo, Pedro lo
dice cuando muchos judíos se convirtieron a Cristo en el día de pentecostés: “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese
cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y
recibiréis el don del Espíritu Santo”, (Hechos 2:38). También, fueron bautizados Cornelio,
su familia y amigos que creyeron a la predicación de Pedro: “Y mandó bautizarles en el nombre del Señor
Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días”, (Hechos 10:48). O los habitantes de
Samaria, cuando creyeron fueron bautizados por los apóstoles: “Porque aún no había descendido sobre
ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de
Jesús”, (Hechos 8:16). Ahora, es importante no
confundir la formula bautismal en estos tres versículos mencionados, ya que cuando
en cada uno de ellos se dice que los creyentes debían ser bautizados en el
nombre de Jesucristo, o en el nombre del Señor Jesús o en el nombre de Jesús,
no se esta estableciendo una formula bautismal que diga que se deben bautizar
en “el nombre de Jesús”, sino más bien, los apóstoles dejaban claro bajo que
autoridad bautizaban, bajo la autoridad de Jesucristo quien había dicho: bautizándolos en el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. También
es importante entender que el bautismo no borra pecados ni salva, solo es un
acto de obediencia que el cristiano hace y un testimonio público de su conversión
a Cristo, por ello Marcos dijo: “…
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; más el que no creyere, será
condenado”, (Marcos 16:16). El que
primero crea y se bautice es salvo, pero primero cree en Jesús para vida
eterna, pero el que no cree es condenado, y Marcos dice que el condenado es el
que no cree, sin bautismo, porque el bautismo no salva. Por tanto, la gran comisión
consiste en hacer discípulos para Cristo.
LA PROMESA DE SU PRESENCIA EN NOSOTROS
“… y he aquí yo estoy con vosotros todos los días,
hasta el fin del mundo. Amén”.
Mateo 28:20
Finalmente, el Señor no dejo a sus discípulos solo con
una comisión que tenían que cumplir, sino les prometió que Él estaría con
nosotros hasta el final de nuestra vida: y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta
el fin del mundo. Amén. Y
con esta gloriosa promesa y un decidido Amén, que significa, “así es”, termina
este evangelio. Hoy en día nosotros, los que hemos creído en sus palabras
sabemos que no estamos solos, el Espíritu Santo está con nosotros y debemos esforzamos
por cumplir su voluntad y predicar este evangelio para que otras personas
puedan venir a los pies de Cristo.
querido hermano walter cuadra le felicito por ser muy estudioso de las sagradas esrituras, siempre visito este blog porque me parece muy edificante para mi vida espiritual y se que Dios padre le ha dado conocimiento y sabiduria a traves de su Espiritu Santo. Pero en Marcos 16 : 15 - 16 " el que creyera y fuera bautizado sera salvo y mas el que no creyera sera condenado " ud dice que el bautismo no salva, pero sabemos que en estos textos de mateo 28 : 19 - 20 y hechos 2 : 38, 1 pedro 3 : 21 , romanos 6 : 3 - 4, colosenses 2 : 12, hechos 22 : 16 donde se nos dice que inmediatamente despues que la criatura cree en esas buenas nuevas de la obra de Cristo tenia que bautizarse para representar el evangelio de cristo osea : la muerte , sepultura y resurreccion de Jesus a traves del proceso del bautismo los dos procesos van juntos creer y bautizarse estas dos son requisitos importante para ser salvo de la condenacion eterna. la conjugacion " y " une las dos cosas claro esta si no creo en su evangelio tampoco en su bautismo y no procedere a bautizarme, el proceso de bautizarse en agua no es algo magico, pero como nos enseña la biblia en sus paginas a lo largo de su historia Dios usas a veces la simbologia para conocer nuestra obediencia como el caso de naaman el leproso que descendio 7 veces en el rio jordan para demostrar su obediencia a la orden del profeta Eliseo y despues fue curado no antes ( 2 reyes 5 ) asi es con el bautismo creemos y por consecuencia nos arrepentimos y luego nos bautizamos para demostrar nuestra obediencia al evangelio de Cristo : muerte , sepultura y resurreccion simbolica de la muerte, sepultura y resurreccion de mi nueva vida en Jesucristo y por consecuencia somos salvados y trasladados al reino de su amado hijo y en libro de los hechos de los apostoles tenemos muchos casos de creyentes bautizados el mismo dia y era porque en la transmision oral de sus discipulos primitivos era algo evidente en sus predicaciones debemos tener cuidado de quitarle importancia al acto del bautismo en nuestras predicaciones evangelisticas ya que a la criatura sentirse salva demore su obediencia a ser bautizado como lo vemos hoy dia donde hay muchos creyentes que tienen mucho tiempo asistiendo a la iglesia de Cristo toman el pan y el vino y hasta comparte mensajes en la iglesia pero aun no han sido bautizados, pero ellos sienten que ya son salvos, y que lo haran en cualquier momento y lo he visto en muchas congregaciones¿ quisiera que indagara mas sobre este asunto? lo cual me preocupa esa poca importancia que le dan al acto del bautismo en agua
ResponderBorrarDios lo bendiga.
BorrarEl bautismo en agua es un acto de obediencia que los cristianos debemos practicar ya que fue una de las dos ordenanzas que Jesús dejo establecida para que la iglesia practicase.
Por otro lado, es un testimonio público que dice al mundo que hemos muerto a la vieja vida y nacido a una nueve.
También es un símbolo de la muerte, sepultura y resurrección de Cristo, y en ese sentido, también nosotros, morimos a nuestra vida de pecado, hemos sido sepultados a nuestros deseos de la carne y renacidos a una vida en Cristo Jesús.
El bautismo es una ordenanza que todo aquel que cree debe practicar y no posponerlo, tal y como en Hechos los primeros creyentes practicaron.
Gracias por su aporte.
Para el anónimo de arriba. Entonces que me dice del malechor que al final se arrepintió.? Será que esa alma no la salvó el Señor entonces.? El malechor evidentemente no se bautizó y el Señor le prometió que ese mismo día estaría con Él en el paraiso. La respuesta del hermano Walter Cuadra, es acertada. Claro hay que bautizarse porque es el orden, pero el acto en su del bautismo no salva, es la fe y se ha dicho desde la antiguedad "...mas el justo por la fe vivirá...(Habacuc 2:4) y Pablo lo citó dos veces en sus epístolas, y no estamos restando importancia, jamás, estoy seguro que el hermano Walter no lo hizo. El Señor le bendiga.
BorrarMuy cierto no podemos aplazar el bautismo en las aguas para dar clases de doctrinas , está claro qué hay evidencias en las Santas Escrituras , eso le pasó al eunuco con Felipe , El que creyere y fuere bautizado ese será salvo.
Borrarmis sinceras felicitaciones por estos comentarios biblicos que nos enriquecen grandemente. estan sustentados fielmente a su palabra. Animo, tenemos hambre por conocer mas de Dios.
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