“Ellos,
oyendo esto, se enfurecían y querían matarlos. Entonces levantándose en el
concilio un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, venerado de todo el
pueblo, mandó que sacasen fuera por un momento a los apóstoles, y luego dijo:
Varones israelitas, mirad por vosotros lo que vais a hacer respecto a estos
hombres. Porque antes de estos días se levantó Teudas, diciendo que era
alguien. A éste se unió un número como de cuatrocientos hombres; pero él fue
muerto, y todos los que le obedecían fueron dispersados y reducidos a nada.
Después de éste, se levantó Judas el galileo, en los días del censo, y llevó
en pos de sí a mucho pueblo. Pereció también él, y todos los que le obedecían
fueron dispersados. Y ahora os digo: Apartaos de estos hombres, y dejadlos;
porque si este consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecerá; más si
es de Dios, no la podréis destruir; no seáis tal vez hallados luchando contra
Dios. Y convinieron con él; y llamando a los apóstoles, después de azotarlos,
les intimaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y los pusieron en libertad.
Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos
por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre. Y todos los días, en el
templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo”. Hechos 5:33-42 |
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INTRODUCCIÓN
El capítulo 5 de Hechos
de los Apóstoles termina con el consejo que un sabio fariseo llamado Gamaliel
le dio al sanedrín. Recordemos que los apóstoles habían sido capturados por los
saduceos y principales sacerdotes de Jerusalén ya que estaban celosos de la
obra evangelizadora que estos estaban haciendo, por ello los echaron a la
cárcel, pero un ángel los libero y al siguiente día los encontraron predicando
en el Templo, por lo que esto los consterno totalmente, preguntándose en qué
acabaría todo esto, fue así que los apóstoles volvieron a ser capturados por la
guardia del templo y es aquí donde son interrogados y amenazados para que no
continuaran predicando, es más, un instinto asesino se apodera de estos hombres
y es aquí donde Gamaliel se levanta para darles un consejo que hoy vamos a
considerar.
El consejo de Gamaliel |
INSTINTOS ASESINOS
“Ellos, oyendo
esto, se enfurecían y querían matarlos”.
Hechos 5:33
En este versículo no
podemos dejar de ver lo hipócritas y falsos que eran estos lideres religiosos
que solo aparentaban piedad, pero sus corazones estaban tan llenos de pecado
como un criminal declarado, ya que, ante su impotencia de persuadir a los apóstoles
de abandonar su tarea de predicar, una colera diabólica alimento sus más
profundos sentimientos de odio que se convertía en un instinto asesino: Ellos, oyendo esto, se enfurecían y querían matarlos.
Recordemos que fueron estos mismos hombres religiosos que en el pasado
conspiraron para matar a su Maestro: “Entonces los
principales sacerdotes, los escribas, y los ancianos del pueblo se reunieron en
el patio del sumo sacerdote llamado Caifás, y tuvieron consejo para prender con
engaño a Jesús, y matarle”, (Mateo 26:3-4). Aunque estos hombres
profesaban ser piadosos, su disfraz religioso no ocultaba el odio y deseo de
matar que había en su corazón. En cierta ocasión el Señor Jesús enseño que el
odio es un pecado tan grave como el homicidio y ambos llevan al infierno: “Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y
cualquiera que matare será culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera
que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga:
Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga:
Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego”, (Mateo 5.21-22). Es
muy probable que aquel que odia no esté tan lejos del homicidio y en el caso de
estos hombres, la ira se apoderó de ellos a un punto irracional que querían
matar a los apóstoles.
GAMALIEL, EL SABIO
“Entonces
levantándose en el concilio un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley,
venerado de todo el pueblo, mandó que sacasen fuera por un momento a los
apóstoles…”
Hechos 5:34
A continuación, vemos la intervención de un
fariseo llamado Gamaliel, intervención que podemos ver como una obra de Dios
para salvarle la vida a los apóstoles, ya que llenos de ira, aquellos lideres
religiosos estaban dispuestos a matarlos. Ahora, ¿quién era Gamaliel? De
acuerdo a Lucas, Gamaliel era un doctor de la ley, fariseo y un rabino
muy venerado en todo el pueblo. En la historia se le conoce como El
rabino Gamaliel I, un miembro importante e influyente del sanedrín durante la
mitad del siglo I d.C. Fue hijo de Simón y nieto de Hilel, un sabio maestro
judío que sistematizo el estudio de la Torá y llego a fundar una escuela de
pensamiento en el judaísmo. El historiador judío Flavio Josefo lo llamo Simeón
ben Gamaliel, también es mencionado en el Talmud y la Mishná, se le dio el
título de Rabban, que significa, nuestro maestro, y es conocido como el maestro
de Pablo: “Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso
de Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel,
estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios, como hoy lo
sois todos vosotros”, (Hechos 22:3). De acuerdo a Focio, un escritor
de la época Bizantina, siglo IX d.C., escribió que Gamaliel, su hijo y Nicodemo
se convirtieron al evangelio y fueron bautizados por Pedro y Juan, sin embargo,
esto es solo una tradición recalcada por las iglesias ortodoxas. Gamaliel es
recordado como un maestro de la ley, hasta cierto punto influenciado por el
fatalismo, la filosofía que enseña que todo lo que ocurre está determinado por
una fuerza divina y no hay voluntad humana que pueda cambiarla, de alguna
manera llama a no hacer nada, sino quedar como observadores viendo como las
cosas se desenvuelven. De igual forma, su estricta observancia de la ley le
impedía participar en un acto de homicidio y por ello baja los ánimos de sus
compañeros y pide que saque afuera un momento a los apóstoles.
EL CONSEJO DE GAMALIEL
“… y luego
dijo: Varones israelitas, mirad por vosotros lo que vais a hacer respecto a
estos hombres. Porque antes de estos días se levantó Teudas, diciendo que era
alguien. A éste se unió un número como de cuatrocientos hombres; pero él fue
muerto, y todos los que le obedecían fueron dispersados y reducidos a nada.
Después de éste, se levantó Judas el galileo, en los días del censo, y llevó en
pos de sí a mucho pueblo. Pereció también él, y todos los que le obedecían
fueron dispersados. Y ahora os digo: Apartaos de estos hombres, y dejadlos;
porque si este consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecerá; más si es
de Dios, no la podréis destruir; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios”.
Hechos 5:35-39
Con sus primeras Gamaliel
deja claro que él no estaba de acuerdo en el actuar violento de los otros
miembros del sanedrín ya que, al dirigirse a ellos, no lo hace en primera
persona, sino en segunda al usar el “vosotros”: “… y
luego dijo: Varones israelitas, mirad por vosotros lo que vais a hacer respecto
a estos hombres. Con estas palabras Gamaliel da a entender que él no
compartía el mismo interés asesino que sus otros compañeros del sanedrín, sino
con una actitud moderada y prudente, sabe bajar los ánimos de los demás para
que lo escuchen y presenta el siguiente razonamiento a través de dos ejemplos. El
primer ejemplo es este: Porque antes de estos días
se levantó Teudas, diciendo que era alguien. A éste se unió un número como de
cuatrocientos hombres; pero él fue muerto, y todos los que le obedecían fueron
dispersados y reducidos a nada. Primero menciona a un tal Teudas,
quien afirmaba en medio del pueblo judío ser alguien importante y organizo a un
grupo de oposición de alrededor 400 hombres en contra de Roma, pero al final,
fue derrotado por los romanos y murió, muerto este, los que lo seguían se
dispersaban al no tener ya un líder. No se sabe nada en cuando a la identidad
de este Teudas, en Antigüedades III, libro 20. Capitulo 5:1, Flavio Josefo
habla acerca de un Teudas: “Siendo Fado
procurador de Judea, un cierto mago de nombre Teudas persuadió a un gran número
de personas que, llevando consigo sus bienes, lo siguieran hasta el río Jordán.
Afirmaba que era profeta, y que a su mando se abrirían las aguas del río y el
tránsito les resultaría fácil. Con estas palabras engañó a muchos. Pero Fado no
permitió que se llevara a cabo esta insensatez: envió una tropa de a caballo
que los atacó de improviso, mató a muchos y a otros muchos hizo prisioneros.
Teudas fue también capturado y, habiéndole cortado la cabeza, la llevaron a
Jerusalén. Estas cosas acontecieron siendo Cuspio Fado procurador”. Ahora,
Cuspio Fado fue procurador de Judea entre los años 44 al 46 d.C., por lo que
identificar al Teudas de Gamaliel con el Teudas de Josefo se vuelve difícil ya
que posteriormente se dice que después de su revuelta se levantó otro alborotador
en tiempo del censo llamado Judas el galileo quien dirigió otra revuelta: Después de éste, se levantó Judas el galileo, en los días del
censo, y llevó en pos de sí a mucho pueblo. Pereció también él, y todos los que
le obedecían fueron dispersados. El censo que menciona Gamaliel podría
ser cualquiera de los dos censos que el emperador Augusto organizo en dos
ocasiones diferentes, uno fue en el año 6 a.C., que asocian con el censo que Lucas
menciona en su evangelio: “Aconteció en aquellos
días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo
fuese empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria”,
(Lucas 2:1-2) y el otro fue en el año 6 d.C. Generalmente asocian a este Judas
que Gamaliel menciona con Judas, nativo de Gamala, quien según la historia, se
revelo en el segundo censo ya que se negaba a pagar los impuestos romanos, por
ello, organizo un grupo de judíos que posteriormente fue neutralizado por las
fuentes romanas y donde se cree que Judas el galileo murió, no sin haber sido
el promotor del grupo de los zelotes, un grupo terrorista que prevaleció por más
tiempo.
El punto de Gamaliel es el siguiente. Observen
como en el pasado se han levantado lideres afirmando ser alguien importante,
han reclutado adeptos y organizado revueltas, pero estas no han prevalecido,
antes sus lideres han muerto y sus seguidores han sido esparcidos y ahora ya no
hay más que una leve memoria de ellos, por tanto, dejen a estos hombres, porque
si su movimiento no es de Dios, entonces con el pasar del tiempo esto desaparecerá
o se convertirá en una pequeña secta sin importancia, pero si es de Dios, nadie
podrá detenerlos y se hallaran peleando en contra del Señor: Y ahora os digo: Apartaos de estos hombres, y dejadlos;
porque si este consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecerá; más si es
de Dios, no la podréis destruir; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios.
En las palabras de Gamaliel encontramos una verdad importante, esta es el hecho
de que nadie puede impedir el avance de la iglesia del Señor, de hecho, nuestro
Señor Jesucristo dijo que ni las puertas del infierno podrían detenerla: “Yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca
edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”,
(Mateo 16:18). A pesar de que se han levantado muchos enemigos que han tratado
de destruir a la iglesia, el Señor la ha preservado victoriosa a lo largo de la
historia, ni el sanedrín, ni los cesares romanos, o los pueblos paganos que la persiguieron
o instituciones religiosas que trataron de acabarla, ni el comunismo o el
ataque los algunos científicos ateos han logrado destruirla, porque la iglesia
es una obra de Dios, el cuerpo de Cristo y esta prevalecerá hasta el fin de los
tiempos. Ahora, como lo mencionamos anteriormente, las palabras de Gamaliel son
algo fatalistas, es decir, toman una posición pasiva, donde solo se dejar de
intervenir y no se toma posición alguna; pero lo cierto es que con la ayuda de
Dios debemos tomar partido de una posición, obviamente no debemos estar en
contra de Dios, pero si ser parte de su iglesia que es confirmada por la resurrección
de Cristo y la increíble transformación que en el hombre se produce cuando este
cree al evangelio.
DIGNOS DE PADECER AFRENTA POR LA CAUSA DE CRISTO
“Y convinieron
con él; y llamando a los apóstoles, después de azotarlos, les intimaron que no
hablasen en el nombre de Jesús, y los pusieron en libertad. Y ellos salieron de
la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer
afrenta por causa del Nombre”.
Hechos 5:40-41
Al escuchar el
razonamiento de Gamaliel, todos convinieron que lo mejor era soltarlos, con
esto, la mano de Dios había actuado para salvar la vida de sus siervos, sin
embargo, aquellos hombres religiosos no quisieron dejarlos ir sin ningún castigo
y por ello los azotaron: Y convinieron con él; y
llamando a los apóstoles, después de azotarlos, les intimaron que no hablasen
en el nombre de Jesús, y los pusieron en libertad. Según la ley, el máximo
de azotes que se podían dar eran 40: “Se podrá dar
cuarenta azotes, no más; no sea que, si lo hirieren con muchos azotes más que
éstos, se sienta tu hermano envilecido delante de tus ojos”,
(Deuteronomio 25:3). De allí que se acostumbraba dar 40 azotes menos 1, para no
castigar con la pena máxima: “De los judíos cinco
veces he recibido cuarenta azotes menos uno”, (2 Corintios 11:24). El castigo era despiadado, doloroso en gran manera,
pero los apóstoles en lugar de quejarse de su injusta afrenta, salieron gozosos,
porque habían sido dignos de sufrir por causa del evangelio: Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de
haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre.
Aunque el sufrimiento en la obra de Dios puede representar un momento
totalmente difícil al momento de enfrentarlo, la verdad es que toda afrenta o
padecimiento por causa del evangelio representa un verdadero honor para
nosotros los que hemos creído, ya que, así como nuestro Maestro sufrió, de la
misma manera nosotros estamos expuestos a padecer por causa de su nombre y
cuando esto pasa recordemos las palabras de nuestro Señor Jesús: “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la
justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois
cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal
contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es
grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes
de vosotros”, (Mateo 5:10-12).
EL
EVANGELIO PROGRESABA
“Y todos los
días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a
Jesucristo”.
Hechos 5:33-42
Que increíble es ver el
respaldo de Dios a su iglesia, ya que a pesar de la persecución que estos
lideres religiosos judíos ejercían en contra de ellos, esto no los detenía y
continuaban predicando en el tempo y las casas: Y
todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar
a Jesucristo. Cuando se menciona el templo, es importante que no lo
confundamos con el templo contemporáneo que las denominaciones hoy en día tienen,
más bien se refiere al templo judío que Herodes el Grande les había construido
y donde los judíos subían a orar, allí en sus patios solían enseñar el
evangelio, aparte de esto, se generó la costumbre de enseñar y predicar en las
casas de algunos creyentes. Si nos damos cuenta, el enfoque de la iglesia del
primer siglo era sencillo, pero eficaz, solo predicar y enseñar el evangelio.
Esto es lo que nosotros necesitamos hacer hoy en día.
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