Moisés es rechazado (Hechos 7:18-29)


 

“Hasta que se levantó en Egipto otro rey que no conocía a José. Este rey, usando de astucia con nuestro pueblo, maltrató a nuestros padres, a fin de que expusiesen a la muerte a sus niños, para que no se propagasen. En aquel mismo tiempo nació Moisés, y fue agradable a Dios; y fue criado tres meses en casa de su padre. Pero siendo expuesto a la muerte, la hija de Faraón le recogió y le crió como a hijo suyo. Y fue enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios; y era poderoso en sus palabras y obras. Cuando hubo cumplido la edad de cuarenta años, le vino al corazón el visitar a sus hermanos, los hijos de Israel. Y al ver a uno que era maltratado, lo defendió, e hiriendo al egipcio, vengó al oprimido. Pero él pensaba que sus hermanos comprendían que Dios les daría libertad por mano suya; más ellos no lo habían entendido así. Y al día siguiente, se presentó a unos de ellos que reñían, y los ponía en paz, diciendo: Varones, hermanos sois, ¿por qué os maltratáis el uno al otro? Entonces el que maltrataba a su prójimo le rechazó, diciendo: ¿Quién te ha puesto por gobernante y juez sobre nosotros? ¿Quieres tú matarme, como mataste ayer al egipcio? Al oír esta palabra, Moisés huyó, y vivió como extranjero en tierra de Madián, donde engendró dos hijos”.

Hechos 7:18-29

INTRODUCCIÓN

 

                Esteban se extiende en su increíble relato de la historia de Israel y después de haber hablado acerca de los patriarcas llega a Moisés, el gran legislador y profeta de la nación. Definitivamente Moisés es otro de los personajes más apreciados en la historia de la nación de Israel, aún más, los preceptos que Dios le dio a Israel conocidos como la ley, se conocen también como la ley de Moisés, ya que por medio de él la recibieron y ahora Esteban pasa a relatar la historia concerniente a este importante personaje. No olvidemos que el enfoque que Esteban le está dando a su relato histórico es demostrarles a los judíos que lo oían que el problema de Israel ha sido su rebeldía a la palabra de Dios y a los enviados del Señor.


Moisés-rechazado
Moisés al ser rechazado huye a Madián

 

UN NUEVO FARAÓN QUE OPRIMIÓ AL PUEBLO

 

“Hasta que se levantó en Egipto otro rey que no conocía a José. Este rey, usando de astucia con nuestro pueblo, maltrató a nuestros padres, a fin de que expusiesen a la muerte a sus niños, para que no se propagasen”.

Hechos 7:18-19


                 Si recordamos un poco, la última vez que estudiamos esta sección, Esteban señaló cómo la familia de Jacob se quedó viviendo en Gosén, en tierra de Egipto: “Así descendió Jacob a Egipto… Pero cuando se acercaba el tiempo de la promesa, que Dios había jurado a Abraham, el pueblo creció y se multiplicó en Egipto”, (Hechos 7:15, 17). Si nos damos cuenta, dice que el pueblo creció y se multiplicó cuando el tiempo de la promesa estaba cerca, ese tiempo de la promesa se refiera a la promesa de Dios dada a Abraham de que su descendencia tomaría en posesión la tierra de Canaán, fue en ese momento, después de mucho tiempo, que un nuevo faraón se levantó en Egipto, un faraón que no conocía lo que José había hecho y, por tanto, no respetaría a dicho pueblo, antes, temió que este, siendo tan numeroso, pudiese unirse con sus enemigos: Hasta que se levantó en Egipto otro rey que no conocía a José. Este rey, usando de astucia con nuestro pueblo, maltrató a nuestros padres, a fin de que expusiesen a la muerte a sus niños, para que no se propagasen. En pocas palabras Esteban relata lo afirmado en el capítulo 1 del libro de Éxodo: “Y los egipcios hicieron servir a los hijos de Israel con dureza, y amargaron su vida con dura servidumbre, en hacer barro y ladrillo, y en toda labor del campo y en todo su servicio, al cual los obligaban con rigor”, (Éxodo 1:13-14). Fue este faraón que decidió eliminar a todos los niños que naciesen ordenando que los ahogasen en el rio: “Entonces Faraón mandó a todo su pueblo, diciendo: Echad al río a todo hijo que nazca, y a toda hija preservad la vida”, (Éxodo 1:22). Así como lo afirmamos con José, también lo podemos hacer con Moisés al afirmar que este es un tipo de Cristo, ya que las similitudes en los acontecimientos de su vida tienen un increíble paralelo en mucha similitud con la vida del Señor Jesús, tal y como lo podemos ver cuando en el tiempo de Moisés cuando faraón ordenó matar a todos los niños ahogándolos en el rio, también en tiempos de Jesús, Herodes el grande mandó a que se matase en Belén a todos los niños menores de dos años cuando se enteró que Jesús había nacido: “Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos”, (Mateo 2:16).

 

MOISÉS ES CRIADO EN LA CORTE REAL

 

“En aquel mismo tiempo nació Moisés, y fue agradable a Dios; y fue criado tres meses en casa de su padre. Pero siendo expuesto a la muerte, la hija de Faraón le recogió y le crió como a hijo suyo. Y fue enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios; y era poderoso en sus palabras y obras”.

Hechos 7:20-22

 

                 Fue en este tiempo que Moisés nació y fue escondido 3 meses: En aquel mismo tiempo nació Moisés, y fue agradable a Dios; y fue criado tres meses en casa de su padre. El libro de Éxodo nos dice: “Un varón de la familia de Leví fue y tomó por mujer a una hija de Leví, la que concibió, y dio a luz un hijo; y viéndole que era hermoso, le tuvo escondido tres meses”, (Éxodo 2:1-2). El dato del tiempo en el cual los padres de Moisés lo ocultaron no tiene discrepancias en el relato bíblico, aún el autor de la carta a los Hebreos así lo declara: “Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey”, (Hebreos 11:23). En Hechos se nos dice que Moisés fue visto por sus padres como un niño “agradable”, y esta palabra, “agradable”, se traduce del griego asteíos (ἀστεῖος), que también puede traducirse como bonito o atractivo, y en Hebreos 11:23 se nos dice que el niño era “hermoso” a la vista de sus padres, y para ello se usa la misma palabra griega. Luego, en Éxodo se nos dice que sus padres vieron que el niño era “hermoso”, palabra que se traduce del hebreo tob (טוֹב), que sugiere la misma idea, desde hermoso, favorecido, agradable o encantador. Por todas estas palabras podemos entender que realmente Moisés nació con esa gracia que fue evidente a sus padres y que les dio fe para esconderlo y creer que realmente Dios podía preservarle la vida. Flavio Josefo, en su obra literaria, Antigüedades, narra una fracción de la historia que la tradición solía enseñar acerca de cómo sus padres se animaron y tuvieron la fe para esconder a Moisés para librarlo de la muerte: “Un hombre llamado Amram, de la más noble alcurnia de los hebreos, temió que su nación se extinguiese por la falta de varones. Estaba, además, inquieto porque su mujer se hallaba embarazada, y no sabía qué medidas tomar. Recurrió con súplicas a Dios; le rogó que tuviera compasión de los hombres que no habían transgredido de ningún modo la ley de su culto, que los librara de la desgracia que los afligía e hiciera fracasar las esperanzas de sus enemigos de destruir a su nación…  los egipcios condenaron a muerte a los niños israelitas, será tu hijo, y será ocultado de los que vigilan para destruirlo; después de ser criado de manera sorprendente, salvará a la nación hebrea de la desgracia que la aflige en Egipto. Su memoria será famosa mientras dure el mundo; no sólo entre los hebreos, sino también entre los extranjeros. Todo lo cual será consecuencia del favor que te dispensaré a ti y a tu posteridad. Tu hijo tendrá otro hermano que obtendrá mi sacerdocio, el que pasará a su posteridad después de él hasta el fin del mundo”, (Antigüedades, Libro II, Capítulo 2:3). Por su puesto que todo esto no está respaldado por la Escritura, sin embargo, eran parte de sus tradiciones las cuales Esteban y el resto de los judíos conocían muy bien y probablemente inspiraron a los autores del Nuevo Testamento que hablan acerca de dicho acontecimiento. Fue así que este Moisés fue escondido por sus padres por 3 meses y luego fue puesto en una barquía de juncos en el rio Nilo y de esta forma llego hasta donde se encontraba la hija de faraón y esta al encontrarlo y lo prohijó y crio en la corte real de los egipcios: … Pero siendo expuesto a la muerte, la hija de Faraón le recogió y le crio como a hijo suyo. Y fue enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios; y era poderoso en sus palabras y obras. En el libro de Éxodo no se nos dan detalles en cuanto al tipo de instrucción que Moisés recibió, solo se nos dice que cuando desteto, su hermana se lo llevo a la hija de faraón y esta lo prohijó: “Y la hija de Faraón descendió a lavarse al río, y paseándose sus doncellas por la ribera del río, vio ella la arquilla en el carrizal, y envió una criada suya a que la tomase. Y cuando la abrió, vio al niño; y he aquí que el niño lloraba. Y teniendo compasión de él, dijo: De los niños de los hebreos es éste. Entonces su hermana dijo a la hija de Faraón: ¿Iré a llamarte una nodriza de las hebreas, para que te críe este niño? Y la hija de Faraón respondió: Ve. Entonces fue la doncella, y llamó a la madre del niño, a la cual dijo la hija de Faraón: Lleva a este niño y críamelo, y yo te lo pagaré. Y la mujer tomó al niño y lo crio. Y cuando el niño creció, ella lo trajo a la hija de Faraón, la cual lo prohijó, y le puso por nombre Moisés, diciendo: Porque de las aguas lo saqué”, (Éxodo 2:5-10). Ahora, Esteban nos da un dato que no encontramos en Éxodo, pero es de deducir que realmente así paso, Moisés, por ser hijo de la hija de faraón, fue educado en toda la ciencia, arte, lengua y estrategias militares de los egipcios, además se nos dice que este fue poderoso en palabras y obras. Algunos ven una contradicción en las palabras de Esteban a afirmar que Moisés fue poderoso en palabras, ya que, según el libro de Éxodo, era tartamudo y fue una de sus excusas para evitar obedecer el llamamiento de Dios: “Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua”, (Éxodo 4:10). No obstante, los estudiosos de la Biblia encuentran una respuesta a esto al afirmar que lo que Moisés quería resaltar era su poco conocimiento en la lengua hebrea, ya que recordemos que fue criado como egipcio y en esta lengua era un experto, porque era la lengua que se le enseño desde niño, por ello, expresarse en lengua hebrea significaba un desafío y su facilidad de palabras no era tan bueno, por ello Dios decide poner a su hermano Aaron como su interprete: “Y él hablará por ti al pueblo; él te será a ti en lugar de boca, y tú serás para él en lugar de Dios”, (Éxodo 4:16).

 

MOISÉS ES RECHAZADO POR EL PUEBLO

 

“Cuando hubo cumplido la edad de cuarenta años, le vino al corazón el visitar a sus hermanos, los hijos de Israel. Y al ver a uno que era maltratado, lo defendió, e hiriendo al egipcio, vengó al oprimido. Pero él pensaba que sus hermanos comprendían que Dios les daría libertad por mano suya; más ellos no lo habían entendido así. Y al día siguiente, se presentó a unos de ellos que reñían, y los ponía en paz, diciendo: Varones, hermanos sois, ¿por qué os maltratáis el uno al otro? Entonces el que maltrataba a su prójimo le rechazó, diciendo: ¿Quién te ha puesto por gobernante y juez sobre nosotros? ¿Quieres tú matarme, como mataste ayer al egipcio? Al oír esta palabra, Moisés huyó, y vivió como extranjero en tierra de Madián, donde engendró dos hijos”.

Hechos 7:23-29

 

                De acuerdo al relato de Esteban, Moisés conocía su descendencia hebrea, a pesar de que había sido criado como egipcio, y fue por eso que decidió visitar a sus hermanos y se compadeció de su sufrimiento, tanto, que intervino para defender a un hebreo que era maltratado y, en todo esto, lo mató: Cuando hubo cumplido la edad de cuarenta años, le vino al corazón el visitar a sus hermanos, los hijos de Israel. Y al ver a uno que era maltratado, lo defendió, e hiriendo al egipcio, vengó al oprimido. Este relato está en armonía con el libro de Éxodo: “En aquellos días sucedió que crecido ya Moisés, salió a sus hermanos, y los vio en sus duras tareas, y observó a un egipcio que golpeaba a uno de los hebreos, sus hermanos. Entonces miró a todas partes, y viendo que no parecía nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena”, (Éxodo 2:11-12). Esteban agrega el hecho de que Moisés pensó que sus hermanos hebreos estarían felices de recibir su ayuda, pero se equivocó, porque estos lo rechazaron: Pero él pensaba que sus hermanos comprendían que Dios les daría libertad por mano suya; más ellos no lo habían entendido así. Y al día siguiente, se presentó a unos de ellos que reñían, y los ponía en paz, diciendo: Varones, hermanos sois, ¿por qué os maltratáis el uno al otro? Entonces el que maltrataba a su prójimo le rechazó, diciendo: ¿Quién te ha puesto por gobernante y juez sobre nosotros? ¿Quieres tú matarme, como mataste ayer al egipcio? Al oír esta palabra, Moisés huyó, y vivió como extranjero en tierra de Madián, donde engendró dos hijos. Ciertamente así ocurrió, Moisés estaba consciente de su sangre hebrea y aunque había sido criado como hijo de la hija de faraón, no se aferró a eso, sino que renunció a sus posibilidades de pertenecer a la corte de faraón y decidió apoyar a su pueblo: “Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón”, (Hebreos 11:24-26). Probablemente Moisés sentía que su deber era ayudar a sus hermanos para liberarlos de la opresión egipcia, muy probable que un hombre de su nivel y preparación académica y militar, lo llevo a creer que no había nadie más calificado que él para tal tarea, y por ello procedió a ayudar a aquel hebreo que era maltratado y creyendo que nadie lo había visto matar al egipcio, sus mismos hermanos a los que quería ayudar lo traicionaron difundiendo la noticia y rechazando su ayuda: “Al día siguiente salió y vio a dos hebreos que reñían; entonces dijo al que maltrataba al otro: ¿Por qué golpeas a tu prójimo? Y él respondió: ¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y juez sobre nosotros? ¿Piensas matarme como mataste al egipcio? Entonces Moisés tuvo miedo, y dijo: Ciertamente esto ha sido descubierto. Oyendo Faraón acerca de este hecho, procuró matar a Moisés; pero Moisés huyó de delante de Faraón, y habitó en la tierra de Madián”, (Éxodo 2:13-15). De esta forma, los mismos hebreos a los que quería ayudar lo rechazaron, rechazando así al libertador que Dios había escogido, y una vez más, Esteban recalca el problema que Israel siempre ha tenido, el rechazo a los ungidos que Dios levanta. Paradójicamente allí estaban aquellos judíos acusando falsamente a Esteban de blasfemar en contra de Moisés y su ley, pero ellos eran igual que sus antepasados que rechazaron a Moisés y así como aquellos lo habían hecho, ellos ahora también lo hacían al rechazar a Aquel del cual la misma ley de Moisés había dado testimonio y cuyos ritos sacerdotales eran una sombra de lo que llegaría a ser el Mesías, nuestro Señor Jesucristo. Que triste resulta considerar la historia de Israel en estos aspectos, una constante rebeldía hacia Dios y su palabra, sin embargo, nosotros debemos aprender de esto y buscar obedecer a Dios y a su ungido, Jesucristo, quien a través del cual podemos alcanzar la vida eterna.

 


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