“Los
discípulos de Juan le dieron las nuevas de todas estas cosas. Y llamó Juan a
dos de sus discípulos, y los envió a Jesús, para preguntarle: ¿Eres tú el que
había de venir, o esperaremos a otro? Cuando, pues, los hombres vinieron a él,
dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado a ti, para preguntarte: ¿Eres tú el
que había de venir, o esperaremos a otro? En esa misma hora sanó a muchos de
enfermedades y plagas, y de espíritus malos, y a muchos ciegos les dio la
vista. Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, haced saber a Juan lo que habéis
visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los
sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el
evangelio”.
Lucas 7:18-22
INTRODUCCIÓN
En ocasiones podemos ver
revisitas o documentales donde se nos presentan a los grandes líderes
políticos, militares o religiosos, y es curioso que algunos incluyan a Jesús
entre ellos. Sin embargo, ninguno de estos puede igualar la grandeza de nuestro
Señor. En estos versículos queda claro que no hay otro como Jesús.
¿Hay otro como Jesús? |
I.
LA INQUIETUD DE JUAN EL BAUTISTA.
“Los
discípulos de Juan le dieron las nuevas de todas estas cosas. Y llamó Juan a
dos de sus discípulos, y los envió a Jesús, para preguntarle: ¿Eres tú el que
había de venir, o esperaremos a otro? Cuando, pues, los hombres vinieron a él,
dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado a ti, para preguntarte: ¿Eres tú el
que había de venir, o esperaremos a otro?”.
De acuerdo al pasaje paralelo de
Mateo 11, para este momento Juan el Bautista se encontraba encarcelado por
órdenes de Herodes tetrarca, y es ahí donde sus discípulos le llevaron las
noticias acerca de las obras de Jesús, quien él había anunciado y preparado su
camino. Sin embargo, estando en su prisión la duda asalto a Juan y se preguntó
si realmente Jesús era el Mesías, el Salvador del mundo, o solo un profeta más
y tendrán que esperar por otro.
Hoy en día vivimos en un mundo
plagado de religiones y creencias, cada una con sus diferentes profetas y
falsos cristos, donde cada persona puede escoger en que creer de acuerdo a sus
principios y conveniencias. Muchos líderes religiosos, políticos y militares se
han levantado afirmando traer la cura para una sociedad desesperada, pero,
¿acaso Jesús se puede
comparar a ellos? ¿Cómo podemos estar
seguros que Jesús es el verdadero Salvador y Señor? Por este motivo, Juan le
envio mensajeros a Jesús para preguntarle: ¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?
, y a continuación Jesús le da una respuesta muy contundente.
II.
LAS OBRAS QUE TESTIFICAN QUE
JESÚS ES EL SALVADOR Y DIOS DEL MUNDO.
“En esa
misma hora sanó a muchos de enfermedades y plagas, y de espíritus malos, y a
muchos ciegos les dio la vista. Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, haced saber
a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los
leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los
pobres es anunciado el evangelio”.
Es interesante la forma de como
Jesús responde a los mensajeros de Juan el Bautista. En lugar de palabras,
Jesús realizo una serie de obras que testificaban que verdaderamente Él era el
Mesías: En esa
misma hora sanó a muchos de enfermedades y plagas, y de espíritus malos, y a
muchos ciegos les dio la vista.
III.
NO HAY OTRO COMO JESÚS.
Al considerar estas obras nos
damos cuenta que verdaderamente no puede haber otro como Jesús:
1. Solo Jesús puede sanar cualquier
enfermedad, aun las terminales: Id, haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos
ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen.
2.
Tiene
el poder para sujetar aun a los mismos demonios: En esa misma hora sanó a muchos… de espíritus
malos.
3.
Solo
Jesús tiene el poder sobre la muerte: los muertos son resucitados.
4. Sobre todo, el mensaje llega
hasta a los pobres: y a los pobres es anunciado el evangelio.
Si consideramos todas sus obras
nos daremos cuenta que no hay nadie que iguales sus obras, ningún hombre de
esta tierra u organización es capaz de igualarlo. Ni Buda, ni Mahoma, ni
Confucio, ni los lamas del Tíbet han podido igualar la excelencia de las enseñanza y las obras de
Jesús, todas sus tumban existen, y afirman ser lugares sagrados, pero Cristo no
tiene tumba porque solamente El venció la muerte.
Nadie se ha atrevido a hacer las
afirmaciones que el mismo Jesús realizo, por ejemplo Lenin afirmo a la Unión
Soviética que el comunismo haría que en ninguna casa faltase el pan, pero jamás
se atrevió a decir: “Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá
hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás”, (Juan 6:35). Buda
enseño acerca de la iluminación, y toda su vida busco la luz hasta el día de su
muerte, pero jamás dijo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en
tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”, (Juan 8:12). Los iluminados de la nueva era y el
hinduismo enseñan que a través de muchas penitencias y reencarnaciones el ser
humano puede alcanzar la perfección y una mejor vida, pero ninguno de ellos a
dicho: “Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”,
(Juan 11:25). Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, enseño que la
psicología trataría las perturbaciones mentales de los hombres, pero jamás dijo:
“La paz os dejo,
mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro
corazón, ni tenga miedo”, (Juan 15:27). Mahoma afirmo ser el descendiente directo de
Ismael, hijo de Abraham, pero jamás dijo: “De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo
soy”, (Juan 8:58). Adolfo Hitler les prometió a los alemanes que los
conduciría al tercer Reich, a un nuevo milenio, pero jamás dijo: “Yo soy el camino, y
la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”, (Juan
14:6).
CONCLUSIÓN.
En general, no hay nadie que se
iguales a nuestro Señor Jesucristo, nadie ha recibido tanto títulos de honor y
grandeza como nuestro Señor, Él es nuestro Salvador, Señor, el Cristo o Mesías
esperado, el Consolador, Rey de reyes y Señor de señores, Príncipe de Paz, Dios
eterno, el Verbo divino, el Cordero de Dios, el León de la tribu de Judá, la
Cabeza de la iglesia, nuestro Sumo Sacerdote, el Apóstol de apóstoles, entre
otros.
Que hermoso aprendisaje
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