“Porque la palabra de la cruz
es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros,
es poder de Dios. Pues está escrito:
Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los
entendidos. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el
disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? Pues
ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la
sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la
predicación. Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría;
pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero,
y para los gentiles locura; mas para los llamados, así judíos como griegos,
Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios. Porque lo insensato de Dios es más
sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres”.
1 Corintios 1.18-25
INTRODUCCIÓN
Después
de tratar con el problema de la división entre la iglesia de Corinto y los
diferentes partidos que se habían creado, en el versículo 17 de este capítulo
Pablo dejo claro que la misión que Dios le había encomendado no fue la de hacer
seguidores para sí mismo sino la de predicar su evangelio, y en esta sección
nos aclara el mensaje central de éste, la Cruz de Cristo. La predicación de la
Cruz se refiere al acto vicario de Cristo al morir en el Calvario crucificado
por causa de nuestros pecados y resucitado al tercer día, venciendo así la
muerte para que todo aquel que cree en Él sea salvo. Este es el mensaje que ha
salvado y reconfortado a millones de personas alrededor del mundo a lo largo de
la historia de la humanidad; pero al mismo tiempo ha causado un impacto
negativo en muchos más por considerarlo una verdadera locura. Se contrasta en
estos versículos la sabiduría del mundo con la de Dios, donde lo más insensato
de Dios es muchísimo más sabio que lo que dice ser lo más sabio del hombre;
además, lo común de la sabiduría del hombre es lo necio, por lo que es incapaz
de comprender la grandeza del mensaje del evangelio. Por eso ahora Pablo nos
habla de la locura de la predicación de la Cruz.
La predicación de la Cruz |
EL SIGNIFICADO DE LA CRUZ
“Porque la palabra de la cruz
es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros,
es poder de Dios”.
1 Corintios 1:18
El
apóstol Pablo comienza su exposición en esta nueva sección contrastando el
significado que la predicación de la Cruz tiene para las personas. Para los que
se condenan, el evangelio constituye una verdadera locura, un mensaje que no se
adapta a sus principios y sabiduría humana: Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden.
No obstante, para todos aquellos que creen este es un mensaje poderoso capaz salvar
hasta el peor de los pecadores: pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de
Dios. Aquí Pablo utiliza la palabra griega dúnamis (δύναμις), de donde
deriva la palabra española dinamita, para referirse al poder de Dios. Esta
palabra griega denota una poderosa potencia eficaz que estremece, y en este
sentido, la predicación del evangelio constituye una poderosa fuerza eficaz que
transforma hasta el peor de los pecadores y tiene la potencia necesaria para
salvar el alma, algo que ni las buenas obras o las religiones del mundo pueden
hacer. Esto es así, porque su contenido es la cruz de Cristo, es decir su
muerte y resurrección por medio de las cueles se le otorgó a Jesús la autoridad
de otorgar el don de la salvación a todo aquel que crea en su mensaje: “Porque no me
avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel
que cree; al judío primeramente, y también al griego”, (Romanos
1:16).
UN CONTRASTE ENTRE LA SABIDURÍA HUMANA Y LA DIVINA
“Pues está escrito: Destruiré
la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos.
¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este
siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? Pues ya que en la
sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a
Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación”.
1 Corintios 1:19-21
En
estos versículos se denota el contraste entre la sabiduría del hombre y la de
Dios. La palabra griega exclusiva para sabiduría es sofía (σοφία) y esta hace
referencia a una cualidad de buen juicio desarrollada a partir de la
experiencia, la observación y la reflexión.
La Biblia enseña que la sabiduría es mucho más preciosa que los tesoros
terrenales: “La
sabiduría es mejor que las piedras preciosas”, (Job 28:18), y que esta
proviene únicamente de Dios y no del mundo: “Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el
conocimiento y la inteligencia”, (Proverbios 2:6). La verdadera
sabiduría se fundamenta en el temor del Señor y esta se adquiere a través de
conocer y practicar sus mandamientos: “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; buen
entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos; su loor
permanece para siempre”, (Salmo 111:10). El mundo también alega
tener sabiduría; pero esta no se compara con la divina y está solamente al
alcance de aquellos que reciben el mensaje del evangelio. Por eso, Dios mismo
ha desechado la sabiduría de aquellos hombres que afirman ser los más sabios de
esta tierra Pues
está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el
entendimiento de los entendidos. Este texto es extraído directamente
del profeta Isaías donde el Señor recrimina la confianza que su pueblo tenía en
sus sabios en lugar de confiar en Él: “por tanto, he aquí que nuevamente excitaré yo la admiración
de este pueblo con un prodigio grande y espantoso; porque perecerá la sabiduría
de sus sabios, y se desvanecerá la inteligencia de sus entendidos”,
(Isaías 29:14). Definitivamente es Dios el que confunde y avergüenza la
supuesta sabiduría del mundo y por ello pregunta: ¿Dónde está el sabio?, es decir el
erudito griego de su tiempo. Los griegos se jactaban mucho de su supuesta
sabiduría y generalmente siempre se interesaban en escuchar cualquier doctrina
o filosofía que se le pudiese presentar, tal y como lo presenta el libro de
Hechos cuando Pablo llego a Atenas, la cuna del conocimiento griego: “Porque todos los
atenienses y los extranjeros residentes allí, en ninguna otra cosa se
interesaban sino en decir o en oír algo nuevo”, (Hechos 17:21). De
hecho fue delante de lo epicúreos y estoicos, dos corrientes filosóficas del
primer siglo que Pablo expuso el evangelio en el Areópago (Hechos 17:17-18).
También pregunta, ¿Dónde está el escriba?, es decir, el erudito judío que
dedicaba su vida al estudio de las Sagradas Escrituras. Aunque los judíos
aseguraban tener el conocimiento de la palabra de Dios fueron incapaces de
discernir al Mesías en la persona de Jesús. Finalmente pregunta, ¿Dónde está el
disputador de este siglo?, es decir cualquier filósofo griego o
judío que alegue tener la sabiduría. Al realizar esta serie de preguntas,
posiblemente el apóstol tenía en mente el pasaje de Isaías que dice: “Tu corazón
imaginará el espanto, y dirá: ¿Qué es del escriba? ¿Qué del pesador del
tributo? ¿Qué del que pone en lista las casas más insignes?”, (Isaías
33:18) donde el Señor avergüenza a la fuerza invasora asiria que pensaba que su
escriba y pesador de tributo contarían los escombros y tesoros de Jerusalén en
tiempos del rey Ezequías. Así como el Señor se burló de Senaquerib rey de
Asiria quien aseguraba que nadie salvaría a Jerusalén de su fuerza invasora, así
Dios se burla de los hombres que con su supuesta sabiduría quieren ver de menos
el mensaje del evangelio: ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo?
Cuantas veces la supuesta sabiduría del hombre ha querido hacer ver de menos el
mensaje de Dios. En la década de los 80’s los precursores de la alta critica
afirmaron que la Biblia estaba condenada a desaparecer y que la ciencia se encargaría
de negarla; pero lejos de eso, la ciencia la ha confinado muchas veces. Mucha
de su supuesta sabiduría es tan absurda que para creer en ella se necesita
mucha fe. Por ejemplo, la sabiduría del hombre enseña la teoría del big bang,
la cual enseña que el universo es el resultado de una explosión cósmica que
termino en lo que hoy conocemos. Creer esto, es creer que un diccionario puede
resultar de la explosión de una imprenta. Hoy en día hay muchos científicos que
han pasado toda su vida estudiando para alcanzar uno de los títulos más grandes
que existen en el mundo académico que es el PhD, pero irónicamente muchos creen
que somos el resultado de una mutación extraterrestre que se plantó en esta
tierra y un día vendrán por nosotros. Otros enseñan en todas las escuelas la
teoría de la selectividad de la especies postuladas por Charles Darwin, la cual
enseña entre otras cosas que somos el resultado de la evolución de una especie
de primate. Todas estas cosas que el hombre llama sabiduría es ridículo y
risible, y por eso Pablo recalca a través de una pregunta cuya respuesta es
afirmativa que Dios ha enloquecido la sabiduría de los hombres, sin embargo, le
ha placido revelarla a través de su santo evangelio: Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo
no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por
la locura de la predicación.
LA PREDICACIÓN DE LA CRUZ, LOCURA, TROPEZADERO O SALVACIÓN
“Porque los judíos piden
señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo
crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles
locura; mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y
sabiduría de Dios. Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y
lo débil de Dios es más fuerte que los hombres”.
1 Corintios 1:22-25
En
estos versículos Pablo nos explica por qué la predicación del evangelio es
difícil de ser recibida tanto por judíos como griegos. Primeramente nos dice
que los judíos piden señales para creer. Durante el ministerio de Jesucristo, en
una ocasión los líderes religiosos judíos le pidieron señales como prueba de su
autoridad mesiánica: “Entonces respondieron algunos de los escribas y de los
fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal”, (Mateo
12.38). En otra vez, le pidieron una señal del cielo para tentarle: “Vinieron los
fariseos y los saduceos para tentarle, y le pidieron que les mostrase señal del
cielo”, (Mateo 16:1). Y estando en Jerusalén, le pidieron una señal
que respaldaran sus obras: “Y los judíos respondieron y le dijeron: ¿Qué señal nos
muestras, ya que haces esto?”, (Juan 2:18). Por tanto, los judíos
religiosos siempre demandaron señales para creer, aunque paradójicamente Jesús
realizo muchas en medio de ellos; pero jamás creyeron porque su corazón era
duro. Por otro lado, los griegos buscan sabiduría. Ellos estaban acostumbrados
a aprender nuevas filosofías o doctrinas de dioses extraños y si las cosas no
estaban en armonía con lo que conocían, difícilmente creían. Sin embargo,
independientemente de lo que puedan pedir el mensaje es sencillo: pero nosotros
predicamos a Cristo crucificado. La predicación del evangelio gira
alrededor de lo que Jesús hizo en la cruz del Calvario, su sacrificio perfecto
que puede dar salvación a todo aquel que crea.
Estoy buscando las obras "La predicación de la Cruz" de F. F. Bruce; "El Misterio de la Providencia" de John Flavel; "La Redención Completada" de Murray; John Owen sobre el pecado; RC Sproul sobr la elección y la soberanía de Dios y "Institución de la Fe Cristiana" de Calvino.
ResponderBorrarMuchas gracias hnos, claro como el agua, el Señor Jesucristo les siga vendiciendo, bendiciones.
ResponderBorrarMe sirvió, muchas gracias. 😊
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