“Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no
he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza, y no
recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le
juzgará en el día postrero”.
Juan 12:47-48
INTRODUCCIÓN
A lo largo de la Biblia se asocia a
la persona de nuestro Señor Jesucristo con muchos oficios: Sacerdote, Rey de
reyes, Señor de Señores, Apóstol de apóstoles, el buen pastor, Consejero, etc. Pero si hay dos oficios por los cuales
deberíamos conocerlo es por ser abogado y juez de la humanidad., ya que en uno
de estos lo conoceremos. Todo pecado
deberá ser juzgado y cada persona pagara por sus maldades y esto es algo que no
debemos pasar por alto.
Jesús Abogado y Juez |
I.
POR CAUSA DEL PECADO
TODOS DEBEMOS SER JUZGADOS.
“Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no
he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza, y no
recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le
juzgará en el día postrero”.
Lo primero que debemos
considerar es la realidad de nuestro estado de condenación por nuestros
pecados. En estas palabras Jesús nos recuerda una verdad espiritual muy
importante que no debemos pasar por alto: Por causa del pecado todos seremos
juzgados en la eternidad. Jesús les dijo
a sus oyentes que no había venido a este mundo a juzgar y condenar a los
hombres, sino para mostrarles el camino a la salvación ya que por causa del
pecado todos estamos condenados al infierno. Sin embargo, aquellos que lo
rechacen serán condenados de acuerdo a lo que la palabra de Dios establece: El que me rechaza, y
no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella
le juzgará en el día postrero. Por eso hoy Dios ofrece dos opciones,
la vida eterna o sufrir la paga de nuestros pecados:
“Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida
eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”.
Romanos 6:23
II.
HOY EN DÍA JESÚS ES
NUESTRO ABOGADO.
“Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,
siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es
en Cristo Jesús”.
Romanos 3:23-24
Aunque somos culpables
de haber cometido pecados en contra de Dios el Señor nos declara justos de
forma gratuita por medio de la fe en la redención en Cristo Jesús: siendo justificados
gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús.
Es imposible que el hombre llegue a justificarse delante del Señor a través de
sus obras de justicias ya que nada de lo que hagamos será suficiente para
borrar todos nuestros pecados, sino solamente tener fe en la obra redentora de
Cristo: “Sabiendo
que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de
Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados
por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de
la ley nadie será justificado”, (Gálatas 2:16). Por tanto, todos
necesitamos a Jesús quien en esta vida ofrece ser nuestro abogado delante de
Padre para que aquel día podamos estar delante de su presencia.
“Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si
alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el
justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los
nuestros, sino también por los de todo el mundo”.
1 Juan 2:1-2
Hoy en día Jesús puede
ser nuestro abogado, pero si llegamos a morir en nuestros pecados se convertirá
en nuestro Juez.
III.
EN LA ETERNIDAD JESÚS
SERÁ EL JUEZ DE TODOS LOS QUE LO RECHAZARON.
“Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia,
ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto
ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón
a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos “.
Hechos 17:30-31
Por
causa del pecado Dios manda a todos los hombres que se arrepientan y crean en Jesús
para alcanzar la vida eterna y perdón de pecados porque si no lo hacen por esos
pecados serán juzgados en la eternidad y será el mismo Jesús quien será el
Juez:
“Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante
del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y
vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron
abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron
juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según
sus obras. Y el mar entregó los muertos
que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en
ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades
fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se
halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego”.
Apocalipsis 20:11-15
Todos
aquellos que quieran escapar del juicio de sus pecados pueden hoy acudir a
Jesús quien les promete la vida eterna sin tan solo creen y están dispuestos a
arrepentirse de sus maldades, porque de lo contrario solo quedara el tormento
eterno.
CONCLUSIÓN.
Se cuenta que en una
ocasión una persona fue acusada de un delito que amenazaba con llevarlo a la
cárcel, entonces preocupado por ello busco la ayuda de un abogado para que lo
defendiera. El abogado hablo con él después de analizar su caso y le mostro
como podía ayudarlo durante su audiencia para ser declarado inocente, sin
embargo, confiado que podía representarse así mismo con la información que el
abogado le había dado, decidió no contratarlo y ser él mismo su defensor.
Pasaron los días y llego el día de su audiencia, entonces comenzó a preocuparse
y a creer que había cometido un error al no contratar la ayuda del abogado, los
nervios lo traicionaban y creía que no lograría defenderse de las acusaciones
del fiscal; cuando de repente, justo faltando unos pocos minutos para iniciar
el juicio vio entrar a aquel abogado que
lo había asesorado, esto lo alegro mucho y acercándose a él le dijo que
le ayudara a defenderse durante el juicio. Sin embargo, este le respondió que
no podía hacerlo. Aquel hombre le pregunto asombrado: ¿por qué? Este le
respondió: porque seré el juez en su juicio. Increíblemente esta historia se
repetirá para muchos que pudiendo hoy escoger a Cristo como su Abogado y
recibir el perdón de sus pecados, se enfrentaran a Él como el gran Juez que los
juzgará por todos sus pecados y dictara la sentencia de condenación eterna.
Que bendiciòn de enseñanza, claramente lo que Dios hace en nuestras vidas
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