“De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal
fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles; tanto que alguno tiene la
mujer de su padre. Y vosotros estáis envanecidos. ¿No debierais más bien
haberos lamentado, para que fuese quitado de en medio de vosotros el que
cometió tal acción? Ciertamente yo, como ausente en cuerpo, pero presente en
espíritu, ya como presente he juzgado al que tal cosa ha hecho. En el nombre de
nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de
nuestro Señor Jesucristo, el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la
carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús. No es
buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa?
Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura
como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por
nosotros. Así que celebremos la fiesta,
no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con
panes sin levadura, de sinceridad y de verdad”.
1 Corintios 5:1-8
INTRODUCCIÓN
Después
de 4 capítulos donde se ha tratado el problema de las divisiones, el capítulo 5
de la primera carta del apóstol Pablo a los corintios abre un nuevo tema que
está relacionado con otro de los problemas que la iglesia estaba atravesando:
los pecados de fornicación. No olvidemos que el problema de división que el
apóstol Pablo ha venido tocando desde el primer capítulo de esta carta fueron
informes directos que recibió de parte de la familia de Cloé, y es de suponerse
que este nuevo problema que tocara fue parte de ese informe: Porque he sido
informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé…”, (1
Corintios 1:11). En esta ocasión el nuevo problema que la iglesia de Corinto
estaba atravesando era el de tolerar la fornicación en medio de la iglesia.
EL PECADO DE LA FORNICACIÓN
“De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal
fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles; tanto que alguno tiene la
mujer de su padre”.
1 Corintios 5:1
La
palabra fornicación proviene del griego porneía
(πορνεία), de donde
deriva la palabra española pornografía, y con esta palabra se describe toda
clase de pecado sexual. El sexo es un privilegio que solo puede practicarse
únicamente bajo el lazo del matrimonio, por lo que la fornicación es la
consumación de relaciones sexuales fuera del matrimonio, siendo esto un pecado
delante de los ojos de Dios. Por tanto, los pecados como el adulterio, el sexo
entre hombre y mujer sin estar casados, la sodomía (relaciones sexuales con el
mismo género, hombre con hombre, o mujer con mujer), sexo entre familiares, las
orgias, etc., son clasificados como fornicación. En este caso un pecado se
estaba practicando en medio de la iglesia de Corinto el cual era tan
escandaloso que ni siquiera entre los gentiles se mencionaba tal cosa: De cierto se oye que
hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aun se nombra entre
los gentiles; tanto que alguno tiene la mujer de su padre. El pecado
consistía en que un hombre estaba fornicando con la mujer de su padre, es
decir, su madrastra. La misma naturaleza le indicaba a los gentiles que el
allegarse a la mujer de su padre era algo abominable, y en la ley levítica se
prohibía tal práctica pecaminosa: “La desnudez de la mujer de tu padre no descubrirás; es la
desnudez de tu padre”, (Levítico 18:8). Sin embargo, había un
miembro de la iglesia de Corinto que se había depravado tanto que estaba en
plena y abierta fornicación con la mujer de su padre, y esto no era algo
oculto, sino del conocimiento público.
EL ERROR DE TOLERAR EL PECADO DENTRO DE LA IGLESIA
“Y vosotros estáis
envanecidos. ¿No debierais más bien haberos lamentado, para que fuese quitado
de en medio de vosotros el que cometió tal acción?”.
1 Corintios 5:2
En
este versículo
Pablo reprende el terrible error que la iglesia de Corinto estaba cometiendo al
tolerar en medio de ellos este pecado de fornicación. En esta ocasión el
apóstol recrimina la tolerancia que los líderes de esta iglesia tenían al no
poner estorbo a tal fornicario: Y vosotros estáis envanecidos. Ya anteriormente
Pablo les había amonestado por creerse superiores en conocimientos: “Nadie se engañe a
sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase
ignorante, para que llegue a ser sabio”, (1 Corintios 3:18); pero
ahora, estos que se creían más sabios que los demás eran incapaces de
incomodarse por la terrible conducta de uno de sus miembros a tal punto que permitían que practicara desvergonzadamente
este pecado siendo piedra de tropiezo para los demás creyentes. El pecado de la
fornicación ha sido siempre un verdadero problema para el pueblo de Dios ya que
es una de las mejores armas que Satanás tiene para ensuciar la consciencia del
ser humano y apartarlo de Dios. Por ejemplo, los israelitas fueron apartados de
Dios y cayeron en el juicio divino debido a la fornicación: “Moraba Israel en
Sitim; y el pueblo empezó a fornicar con las hijas de Moab, las cuales
invitaban al pueblo a los sacrificios de sus dioses; y el pueblo comió, y se
inclinó a sus dioses. Así acudió el pueblo a Baal-peor; y el furor de Jehová se
encendió contra Israel”, (Números 25:1-3). El mismo rey Salomón cayo
en el pecado de la fornicación con mujeres extranjeras las cuales lo
arrastraron también a la idolatría: “¿No pecó por esto Salomón, rey de Israel? Bien que en muchas
naciones no hubo rey como él, que era amado de su Dios, y Dios lo había puesto
por rey sobre todo Israel, aun a él le hicieron pecar las mujeres extranjeras”,
(Nehemías 13:26). Este pecado es tan terrible que destruye directamente el templo
de Dios y por tal razón el mismo Pablo nos dice más adelante que debemos huir
de este pecado: “Huid
de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del
cuerpo; más el que fornica, contra su propio cuerpo peca. ¿O ignoráis que
vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual
tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por
precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los
cuales son de Dios”, (1 Corintios 6:18-20). Por tanto, al ser un
pecado tan terrible que destruye el
estado de santificación del creyente era de esperarse que los líderes de dicha
iglesia no lo toleraran y no permitieran
que el tal lo practicara sin ningún estorbo. Uno puede recordar la historia del
sacerdote Elí quien nunca estorbo a sus hijos quienes se comportaban impíamente
en el ministerio, siendo piedra de tropiezo para los demás israelitas, y por
esto mismo Dios los desecho a todos: “Y le mostraré que yo juzgaré su casa para siempre, por la
iniquidad que él sabe; porque sus hijos han blasfemado a Dios, y él no los ha
estorbado. Por tanto, yo he jurado a la casa de Elí que la iniquidad de la casa
de Elí no será expiada jamás, ni con sacrificios ni con ofrendas”,
(1 Samuel 3:13-14). El apóstol esperaba que los miembros de la iglesia de
Corinto se incomodasen con el pecado de esta persona y no permitieran tal
comportamiento en medio de ellos ya que esto era un verdadero mal testimonio y
tropezadero para los débiles: ¿No debierais más bien haberos lamentado, para que fuese
quitado de en medio de vosotros el que cometió tal acción? La
iglesia del Señor debe esforzarse por mantener la santidad y buen testimonio a
los ojos de este mundo ya que de lo contrario el nombre de nuestro Dios será blasfemado
por los incrédulos.
¿EXCOMULGADO DE LA IGLESIA?
“Ciertamente yo, como ausente
en cuerpo, pero presente en espíritu, ya como presente he juzgado al que tal
cosa ha hecho. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi
espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesucristo, el tal sea entregado a
Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el
día del Señor Jesús.
1 Corintios 5:3-5
Como resultado de
tal hecho desvergonzado el apóstol parece ser muy duro al dictar el juicio
sobre esta persona, ya que aunque está ausente de la iglesia en ese momento les
pide a los creyentes que en el nombre de Jesús el tal sea expulsado de la
congregación: el
tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne. Lo más
seguro era que este caso de inmoralidad sexual era cometido por una persona con
plena conciencia de la prohibición que la palabra de Dios hacía, la cual
habiendo sido amonestada y exhortada a abandonar su pecado, persistió en su
maldad. En la Biblia aparece el proceso que se tiene que llevar con un
cristiano que está en un error o pecado: “Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele
estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Más si no te
oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos
conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere
a la iglesia, tenle por gentil y publicano”, (Mateo 18:15-17). Bajo
estas palabras la iglesia puede iniciar un proceso de amonestación en contra de
sus miembros que están en pecado. Si alguien que dice ser cristiano peca, se
nos pide ir y reprenderlo en privado por su mala actitud con el fin de que la
cambie; pero si no obedece, entonces hay que ir con dos o tres testigos para
reprenderlo; y si aun así no cambia, hay que presentar el caso a la iglesia,
posiblemente los ancianos con todos los testigos respectivos, y si a estos no
les obedece, entonces no hay que considerarlo cristiano y denunciarlo delante
de la iglesia. En contraste, si el creyente se arrepiente de su conducta este
debe ser ayudado para su completa restauración: “Hermanos, si alguno fuere sorprendido en
alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de
mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado”,
(Gálatas 6:1). Lo más probable es que con esta persona ya se había realizado
este proceso, pero se había negado a cambiar por lo que su conducta pecaminosa
ya era dañina para la salud espiritual de los demás creyentes y por eso Pablo
les pide que el tal sea sacado de en medio de ellos con dos propósitos: el tal sea entregado
a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en
el día del Señor Jesús. La primera razón por la cual debía sacarse
de en medio de la congregación era para que su carne fuese entregada a Satanás
para destrucción. Muchos comentaristas dicen que las palabras: entregado a Satanás
para destrucción de la carne,
posiblemente se refiere a expulsar sus conductas pecaminosas al mundo,
fuera de la comunión de la iglesia, ya que la iglesia sabía que el mundo estaba
controlado por Satanás: “Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el
maligno”, (1 Juan 5:19). La
palabra carne aquí no se refiere al cuerpo humano, sino es la naturaleza
pecaminosa la cual Pablo pide se destruya para que este hombre no continúe
siendo arrastrado por ella al infierno. De alguna manera el apóstol esperaba
que el hecho de apartar a esta persona de en medio de la iglesia, no solo la
ayudaría a mantenerse pura, sino también que ayudaría al pecador a arrepentirse
para que su alma fuera salva: a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.
Ignoramos como Pablo sabía que esto podría ayudar a esta persona a reconocer su
error, pero lo cierto es que funciono ya que en su segunda carta a los
corintios se regocija el saber que esto sucedió: “Porque he aquí, esto mismo de que hayáis sido
contristados según Dios, ¡qué solicitud produjo en vosotros, qué defensa, qué
indignación, qué temor, qué ardiente afecto, qué celo, y qué vindicación! En
todo os habéis mostrado limpios en el asunto. Así que, aunque os escribí, no
fue por causa del que cometió el agravio, ni por causa del que lo padeció, sino
para que se os hiciese manifiesta nuestra solicitud que tenemos por vosotros
delante de Dios”, (1 Corintios 7:11-12). Es muy probable que la
esperanza de Pablo radicaba en la disciplina de Dios hacia sus hijos la cual
les ayuda a corregir su mal camino y volver al redil: “Si soportáis la disciplina, Dios os trata como
a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se
os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois
bastardos, y no hijos. Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que
nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al
Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos
disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es
provechoso, para que participemos de su santidad. Es verdad que ninguna
disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después
da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados”,
(Hebreos 12:7-11). Al final, el sacar fuera de la iglesia ayudo a los creyentes
fieles a mantenerse lejos de la influencia de esa conducta pecaminosa que los
podía contaminar, y por otro lado ayudo a esta persona a recapacitar sus malas
acciones para volver a los pies de Cristo arrepentido por todo lo que había
hecho.
LA IGLESIA NO DEBE CONSENTIR VIVIR EN MEDIO DEL PECADO
“No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura
leuda toda la masa? Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva
masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue
sacrificada por nosotros. Así que
celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y
de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad”.
1 Corintios 5:6-8
Si
bien es cierto, la
iglesia ha sido llamada a presentar el mensaje del evangelio y sus esfuerzos
van orientados a atraer a personas pecadoras a sus reuniones con el fin de que
el poder transformador del evangelio los cambie y se conviertan en verdaderos
creyentes, también está llamada a conservar la santidad en medio de sus
miembros. El problema comienza cuando alguien que afirma ser cristiano se
comporta como un verdadero impío, tal y como la persona que vivía en
fornicación con la mujer de su padre. Cuando esto es así puede llegar a ser un
verdadero problema para el cuerpo de Cristo, ya que por un lado su influencia
pecaminoso puede hacer caer a otros cristianos débiles los cuales puede imitar
su mal comportamiento, y por otro, endurece aún más los corazones de los
incrédulos al hacerles pensar que toda la iglesia es hipócrita por no hacer
nada con estos casos. Por eso Pablo les decía a los corintios que toda su
jactancia no era buena, ya que lo mejor que podían hacer es velar por la
santidad de todo el Cuerpo de Cristo ya que un poco de pecado daña todo el
ambiente espiritual de la iglesia, así como un poco de levadura leuda toda la
masa: ¿No sabéis
que un poco de levadura leuda toda la masa? Todos los creyentes
debemos limpiarnos de todo pecado, ya no podemos vivir hipócritamente, sino
santificarnos ya que Cristo fue sacrificado por nuestra salvación y por ello
debemos horrarlo viviendo realmente para Él: Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que
seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo,
ya fue sacrificada por nosotros. Así que
celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y
de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad.
Debemos pedirle sabiduría a Dios
para no convertirnos en fariseos que en lugar de ayudar a la gente a acercarse
a Dios los terminemos ayuntando por nuestros legalismos. También necesitamos sabiduría
para amonestar y alentar a los caídos, a aquellos que necesitan corregir
algunas actitudes pecaminosas que aun reinan en sus vidas; pero también debemos
evitar ser tolerantes con aquellas personas que le hagan daño al cuerpo de Cristo
con sus malas acciones, los cuales previamente amonestados persisten
intencionalmente en su actitud pecaminosa, convirtiéndose así en piedras de
tropiezo en la congregación. Estos deben apartarse del rebaño y rogar a Dios
por su restauración, ya que si vuelven habremos ganado un alma más para Cristo,
y si no, nunca fue uno de los nuestros.
Querido hermano amado, Walter Dios le bendiga grandemente, le quiero expresar mis felicitaciones por la forma como hace estos estudios de cada libro de la biblia como el caso de esta carta a los hermanos de Corinto, y siempre en mis oraciones le pido a Dios Todopoderoso que le siga dando sabiduría para entender y enseñar las sagradas escrituras con el propósito de seguir edificando al pueblo de Dios, siempre con la ayuda del Espíritu Santo, el objetivo de llevar la palabra de Dios a todas las naciones se puede cumplir con los avances científicos como el caso del internet gracias a su blog " el estudio de su palabra ( mundo biblico) en el cuál las barreras se puede romper y al mismo tiempo estamos cumpliendo los mandamientos de evangelizar y discipular a toda criatura soy un fiel seguidor de la palabra de Dios y esta manera tan exhaustiva de investigación bíblica me ha ayudado mucho para aumentar más y más mis conocimientos de Nuestro Señor y salvador Jesucristo, le aliento mi hermano Walter, para siga con ese blog que comenzó hace varios años y me pueda incluir en sus envíos de estudios avanzados a mi correo electrónico: alfredopuyosa54@gmail.com. muchas gracias.
ResponderBorrarBendiciones, qué palabra mas enrriquecedora
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