“Le
respondió la gente: Nosotros hemos oído de la ley, que el Cristo permanece para
siempre. ¿Cómo, pues, dices tú que es necesario que el Hijo del Hombre sea
levantado? ¿Quién es este Hijo del Hombre? Entonces Jesús les dijo: Aún por un
poco está la luz entre vosotros; andad entre tanto que tenéis luz, para que no
os sorprendan las tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe a dónde
va. Entre tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz. Estas cosas habló Jesús, y
se fue y se ocultó de ellos”.
Juan 12:34-36
INTRODUCCIÓN
A pesar de los temores y angustias que
experimentaba, Jesús acaba de declarar la victoria que le espera al momento de
cumplir su misión, la derrota de Satanás y de cómo al ser alzado en la cruz, a través
de su muerte atraería a sí mismo a muchos que serían salvos; no obstante, no
toda la gente que estaba allí comprenden sus palabras ya que en su teología no
consideraban que el Mesías pudiese morir. Debido a su falta de comprensión, el
Señor Jesucristo les hace ver que la única forma de comprender todas estas
verdades espirituales es estando en la luz y siendo al mismo tiempo hijos de
luz.
Creed para que Seáis Hijos de Luz |
LA FALTA DE COMPRENSIÓN DE LAS VERDADES ESPIRITUALES
“Le
respondió la gente: Nosotros hemos oído de la ley, que el Cristo permanece para
siempre. ¿Cómo, pues, dices tú que es necesario que el Hijo del Hombre sea
levantado? ¿Quién es este Hijo del Hombre?”.
Juan 12:34
Aquí
tenemos un problema que generalmente ocurre con la interpretación de la palabra
de Dios: la gente no comprende las cosas como debe de ser: Le respondió la gente: Nosotros hemos oído de
la ley, que el Cristo permanece para siempre. Estas personas habían oído
la ley y de acuerdo a su comprensión el Cristo permanecería con ellos, no concebían
como el Cristo pudiese morir, por eso le preguntaban: ¿Cómo, pues, dices tú que es necesario que el
Hijo del Hombre sea levantado? ¿Quién es este Hijo del Hombre? La
verdad es que a los judíos les era muy difícil tratar de reconciliar el hecho
de que su Mesías pudiese venir a este mundo y morir, ellos esperaban que una vez
apareciera los liberara del yugo de los gentiles y estableciese su reino en
esta tierra, pero no ocurrió así, y no porque en las Escrituras no estuviese
escrito, prácticamente le problema fue que no lograron reconciliar los pasajes
donde se profetizaba el Mesías sufriente que como cordero fue llevado al
matadero y el Mesías victorioso que vendrá a establecer su reino milenial en
esta tierra. Hoy nosotros sabemos que lo primero ya se cumplió en su primera
venida, y que en su segunda venida se cumplirá el establecimiento de su reino
soberano sobre esta tierra. Todos nosotros debemos cuidar de no interpretar mal
las Escrituras ya que cuando se hacen surgen doctrinas heréticas que conducen
al infierno, por eso Pedro dijo: “Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para
salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le
ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de
estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los
indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia
perdición”, (2 Pedro 3:15-16). Por todo esto, nosotros debemos ser
cuidadosos en cuanto a la interpretación de la palabra de Dios para que esta
sea comprensible a nuestra mente y quede guardaba en nuestros corazones; pero
¿cómo lograrlo? ¿Cómo podemos estar seguros que no caeremos en este problema de
falta de comprensión? Bueno el Señor nos dice cómo lograrlo.
SEAMOS HIJOS DE LUZ PARA NO ANDAR EN TINIEBLAS
“Entonces
Jesús les dijo: Aún por un poco está la luz entre vosotros; andad entre tanto
que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas; porque el que anda en
tinieblas, no sabe a dónde va. Entre tanto que tenéis la luz, creed en la luz,
para que seáis hijos de luz”.
Juan 12:35-36
A través de esta metáfora nuestro Señor nos
enseña cómo mantenernos en la verdad y no vivir engañados o equivocados en
cuanto a la interpretación de las Escrituras: Aún por un poco está la luz entre vosotros;
andad entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas;
porque el que anda en tinieblas, no sabe a dónde va. Jesús exhorta a
las personas a andar en la luz en tanto que esta aun esta en medio de ellas,
porque de lo contrario andarán en las tinieblas y el que vive así es
sorprendido y no sabe a dónde ir. Andar en la luz significa andar en su palabra
ya que esta es la que ilumina su vida: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino”,
(Salmo 119:105). Como creyentes debemos vivir de acuerdo a su palabra y si lo
hacemos podemos estar seguros de que andamos en luz, pero: ¿cómo podemos estar
seguros que comprenderemos la palabra de Dios y no la torceremos para nuestra
propia perdición? Bueno, podemos dar tres consejos que también la misma Biblia recomienda.
En primer lugar, pidámosle a Dios que ilumine nuestra comprensión para que seamos
capaces de interpretarla correctamente, tal y como lo hacía el salmista:
“Abre mis ojos, y
miraré las maravillas de tu ley”, (Salmo
119:18). En segundo lugar, dependamos del Espíritu Santo para que Él
nos guie a toda verdad: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda
la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que
oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir”, (Juan 16:13).
Finalmente, hagamos como Esdras, estudiemos diligentemente su palabra para ponerla
en práctica y enseñarla a los demás: “Esdras se había dedicado por completo a
estudiar la ley del Señor, a ponerla en práctica y a enseñar sus preceptos y
normas a los israelitas”, (Esdras 7:10, NVI). Pongamos en prácticas
estos tres consejos y Dios nos revelara su gloriosa palabra para que andemos en
ella. Jesús termina diciendo: Entre tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que
seáis hijos de luz. Todo aquellos que comprendamos debemos creerlo y
vivir de acuerdo a ella, así podremos estar seguros que somos hijos de luz y no
andaremos en las tinieblas: “Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no
somos de la noche ni de las tinieblas”, (1 Tesalonicenses 5:5).
Al final, Jesús volvió a apartarse de aquel lugar y así concluyó su enseñanza: Estas cosas habló Jesús, y se fue y se ocultó de ellos.
Al final, Jesús volvió a apartarse de aquel lugar y así concluyó su enseñanza: Estas cosas habló Jesús, y se fue y se ocultó de ellos.
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