“Al salir ellos de Jericó, le seguía una
gran multitud. Y dos ciegos que estaban sentados junto al camino, cuando oyeron
que Jesús pasaba, clamaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia
de nosotros! Y la gente les reprendió para que callasen; pero ellos clamaban
más, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros! Y
deteniéndose Jesús, los llamó, y les dijo: ¿Qué queréis que os haga? Ellos le
dijeron: Señor, que sean abiertos nuestros ojos. Entonces Jesús, compadecido,
les tocó los ojos, y en seguida recibieron la vista; y le siguieron”.
Mateo 20:29-34
INTRODUCCIÓN
Con este milagro finalizamos el capítulo 20
de esto maravilloso evangelio que el apóstol Mateo nos está narrando. Para este
momento nuestro Señor Jesucristo va rumbo a Jerusalén donde pasara su última
pascua, ya que como lo hemos considerado anteriormente, va rumbo a su muerte
vicaria en la cruz del Calvario. Como hermoso paréntesis encontramos este
episodio que en breves palabras nos enseña mucho en cuanto a la importancia de
la perseverancia en nuestras peticiones delante de Dios y la gran misericordia
de nuestro Señor ya que a pesar de que iba rumbo a la muerte siempre estaba
dispuesto a ayudar a los necesitados que con fe se acercaban a Él. Veamos cómo
se desarrolla esta corta pero hermosa historia bíblica.
Una Petición muy Persistente |
EL ULTIMO MILAGRO DE SANIDAD QUE MATEO REGISTRA
“Al
salir ellos de Jericó, le seguía una gran multitud”.
Mateo
20:29
Si recordamos un poco, Jesús va rumbo a
Jerusalén, ya ha declarado abiertamente lo que le sucederá allí y sabe que esta
será su última pascua en esta tierra. Ahora bien, se nos dice que al salir de
Jericó una gran multitud le seguía. Esta ciudad llamada Jericó estaba ubicada
al sur de donde se había edificado la primera Jericó que aparece en el Antiguo
Testamento. Esta Jericó fue prácticamente reconstruida y embellecida por
Herodes el Grande, luego sus hijos Arquelao termino de darle su toque de
grandeza y estaba localizada a unos 24 kilómetros al noreste de Jerusalén.
Habían edificado en ella un teatro, anfiteatro, villas y baños, era considerada
un pequeño paraíso rodeada de palmeras y su clima era muy agradable. Este
milagro de sanidad que veremos aquí es el último que Mateo presentara y a
través de él nos muestra la enorme misericordia de nuestro Señor, ya que a
pesar que su alma estaba muy turbada por lo que le esperaba en Jerusalén, nunca
dejo de ignorar el sufrimiento humano, aun estando a punto de entrar a su
última semana de vida y después de tres años de servicio a los necesitados y de
presentar el evangelio, Jesús se compadece de los más necesitados y obra a
favor de la fe de aquellos que se acercan a Él.
Ahora
bien, en cuanto a este milagro algunos han objetado su veracidad por algunas
diferencias que se ven al comparar este relato con el que Lucas y Marcos nos
presentan. Si comparamos este relato con el de Marcos 10:46-52 y Lucas 18:35-43
nos daremos cuenta de dos diferencias que algunos críticos señalan. La
primera y más obvia es que Mateo nos presenta dos ciegos, mientras que Lucas y
Marcos solo uno, y este último dice que se llamaba Bartimeo: “Entonces
vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran
multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino
mendigando”, (Marcos 10:46).
¿Por qué Mateo nos dice que eran dos y Lucas y Marcos dicen que era uno? ¿Se
trata de algún error? Definitivamente no, ya que la Biblia es palabra inspirada
por Dios pero a través de hombre que escribieron bajo su limitado conocimiento
humano, su estilo literario y bajo la perspectiva que lograron comprender. En este caso no olvidemos que el propósito
predominante de cada evangelista no es dar en detalle una descripción
biográfica e histórica de la vida de Jesús, sino basado en el propósito que
tenían en mente, en este caso Mateo quiere demostrarnos que Jesús es el Mesías,
estos se limitan en resaltar los acontecimientos, personas y detalles de las
historias que ellos seleccionaron para tal fin. Mateo fue un testigo presencial
de este acontecimiento y él verifico que eran dos ciegos, se limita a darnos
pocos datos, más que los necesarios para resaltar la enorme compasión de Jesús
al sanar a estos ciegos. Lucas por el contrario, no fue un testigo presencial,
fue un gentil que diligentemente investigo a través de los testigos que
interrogo los hechos que estaban relacionados con los acontecimientos de Jesús
que él quería recalcar, y en este caso, los testigos resaltaron más la sanidad
de uno de los ciegos en lugar de dos, quizás porque uno de los ciegos era más
conocido que el otro y por eso la gente hablaba de como uno de ellos recibió la
vista olvidándose del segundo. Esto último podría creerse en el sentido que en
Marcos este ciego se presenta por nombre. Marcos nos dice que se llamaba
Bartimeo, y Bartimeo es un nombre compuesto que literalmente significa hijo de
Timeo. Por tanto, no es difícil creer que eran dos ciegos, pero que en el caso
de Marcos y Lucas estos se limitan a presentar el hecho de la sanidad desde la
perspectiva de uno de ellos, por ser este el más conocido en la comunidad judía
ya que hasta el nombre se nos brinda en Marcos. La segunda cosa que los
críticos señalan es el hecho de que Mateo y Marcos dicen que este milagro
ocurrió a la salida de Jericó (Mateo 20:29; Marcos 10:46); mientras que Lucas
dice que fue a la entrada de Jericó (Lucas 18:35). La aparente discrepancia ha
sido solucionada diciendo que probablemente sucedió entre la salida de la
Jericó antigua y la entrada, a poca distancia, de la Jericó nueva que Herodes
el Grande edificó. Como sea nosotros creemos que toda la palabra de Dios es
inspirada por Dios y posee un mensaje que nos bendice en gran manera.
Antes
de terminar con las críticas que algunos han realizado en cuanto a la veracidad
de esta historia bíblica, queremos también mencionar que algunos han llegado a
afirmar que esta historia que Mateo presenta aquí esta repetida, y que ya la
presento anteriormente allá en el capítulo 9: “Pasando Jesús de allí, le siguieron dos
ciegos, dando voces y diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David! Y
llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que
puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor. Entonces les tocó los ojos,
diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho. Y los ojos de ellos fueron
abiertos. Y Jesús les encargó
rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa. Pero salidos ellos,
divulgaron la fama de él por toda aquella tierra”. (Mateo 9:27-31). Sin embargo, nosotros no creemos
tal cosa, de hecho este milagro forman parte de una gira de milagros que
nuestro Señor realizo en la región de Galilea, y ahora Mateo nos presenta otro
milagro muy diferente donde otros ciegos recibieron la vista.
UNA PETICIÓN MUY PERSISTENTE
“Y dos
ciegos que estaban sentados junto al camino, cuando oyeron que Jesús pasaba,
clamaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros! Y la
gente les reprendió para que callasen; pero ellos clamaban más, diciendo:
¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros! Y deteniéndose Jesús, los
llamó, y les dijo: ¿Qué queréis que os haga? Ellos le dijeron: Señor, que sean
abiertos nuestros ojos”.
Mateo
20:30-33
Aquí encontramos a dos ciegos que estaban
sentados junto al camino. La ceguera era un mal que era muy común en los
tiempos de Jesús, especialmente por las condiciones del desierto, la presencia
de polvo en el aire que los rodeaba y algunas infecciones provocadas por
bacterias que atacaban directamente los ojos. En Marcos y Lucas se nos dice que era uno y que
mendigaba, por lo que podemos deducir que ambos eran personas que se sentaban a
mendigar junto al camino: “Aconteció que acercándose Jesús a Jericó,
un ciego estaba sentado junto al camino mendigando”, (Lucas 18:35). Ahora bien, estos escucharon el
bullicio de la gente y se animaron a preguntar qué estaba pasando: “y al
oír a la multitud que pasaba, preguntó qué era aquello. Y le dijeron que pasaba
Jesús nazareno”, (Lucas
18:36-37). Por ello cuando se enteraron que Jesús era el que pasaba por allí, y
es obvio que habían escuchado su fama, comenzaron a clamar pidiendo
misericordia para sus vidas: Y dos ciegos que estaban sentados junto al
camino, cuando oyeron que Jesús pasaba, clamaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de
David, ten misericordia de nosotros! Aquí vemos el primer intento de estos hombres por
llamar la atención de Cristo, pero no recibieron respuestas, al contrario
fueron reprendidos para que se callasen y no molestaran al Maestro: Y la
gente les reprendió para que callasen. No obstante, estos no hicieron caso sino gritaban
aún más fuerte, con gran insistencia ya que sabían que esta podía ser la única
oportunidad de recibir un favor de Jesús: pero ellos clamaban más, diciendo: ¡Señor,
Hijo de David, ten misericordia de nosotros! Esta constante insistencia nos enseña la importancia
de perseverar en nuestras oraciones, aun cuando parezca que no hay respuesta o
las personas o circunstancias quieran callar nuestro clamor. Aquellos hombres
por su insistencia lograron capturar el interés de Jesús y este los mando a
llamar: Y deteniéndose Jesús, los llamó. En Marcos se nos da un dato adicional
que no queremos dejar pasar: “Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle;
y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama. El
entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús”, (Marcos 10:49-50). Si somos
observadores, este hombre arrojo su capa y se levantó yendo directamente a
Jesús, y ese acto de arrojar su capa es un símbolo de su confianza ya que como
ciego era lo único que tenía para defenderse del clima; pero ahora se estaba
deshaciendo de ella ya que sabía que su vida estaba a punto de cambiar, que
recibiría su vista y no volvería a mendigar. Aquellos hombres fueron llevados
ante Jesús y allí les pregunto lo que deseaban y ellos se lo dijeron: Y
deteniéndose Jesús, los llamó, y les dijo: ¿Qué queréis que os haga? Ellos le
dijeron: Señor, que sean abiertos nuestros ojos.
LA GRAN COMPASIÓN DE JESÚS
“Entonces
Jesús, compadecido, les tocó los ojos, y en seguida recibieron la vista; y le
siguieron”.
Mateo
20:34
A pesar que Jesús se encontraba presionado por
el hecho de que iba rumbo a Jerusalén a morir, esto no impidió que aun en los
últimos días de su vida no mostrara compasión por los más necesitados: Entonces
Jesús, compadecido, les tocó los ojos, y en seguida recibieron la vista; y le
siguieron. Aquellos hombres necesitaba la ayuda de
Dios y Jesús no se los negó, Él nunca estuvo demasiado ocupado o cansado para
ayudar a aquellos que con fe se le acercaban. Al final estos hombres recibieron
su milagro y una vez más nos enseñan que hacer, porque después de todo esto el
texto termina diciendo que le siguieron. Como estos hombres debemos perseverar
en nuestras peticiones creyendo que Jesús tiene el poder para obrar a nuestro
favor y al igual que estos debemos seguir a nuestro Señor en total fidelidad
hasta el día de nuestra muerta.
hola, ese no fue el último milagro de sanidad que mateo registra:
ResponderBorrarMateo 21:14 Los ciegos y los cojos se acercaron a Jesús en el templo y él los sanó.
La gloria sea para Jesus
ResponderBorrarEl ultimo fue el dar su vida para k nosotros la recibieramos y fuéramos salvos de una generación perversa y torcida .con su muerte nos dió vida aleluya gloria a DIOS .EN Y AMEN.
ResponderBorrarDe hecho no, le sanó la oreja al soldado después que Pedro se la corto.
BorrarQue bendición es leer este tipo de estudios bíblicos tan completos, es todo un gusto leerlos, que Dios los bendiga!!
ResponderBorrarQue importante es leer la biblia...los felicito a todos por sus comentarios,tienen razón el último milagro fue morir,perdonar y darnos vida eterna
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