“Cuando se acercaron a Jerusalén, y vinieron
a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió dos discípulos, diciéndoles: Id
a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y
un pollino con ella; desatadla, y traédmelos. Y si alguien os dijere algo,
decid: El Señor los necesita; y luego los enviará. Todo esto aconteció para que
se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: Decid a la hija de Sion: He
aquí, tu Rey viene a ti, manso, y sentado sobre una asna, sobre un pollino,
hijo de animal de carga. Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les
mandó; y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él
se sentó encima. Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el
camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino. Y la
gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo
de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las
alturas! Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo:
¿Quién es éste? Y la gente decía: Este es Jesús el profeta, de Nazaret de
Galilea”.
Mateo 21:1-11
INTRODUCCIÓN
Hoy en Mateo llegamos a un momento
importante y de gran valor para nosotros los cristianos, es decir, a la entrada
triunfal de Jesús a Jerusalén. Esto es así porque la entrada triunfal determina
el inicio de la última semana de vida de Jesús, ya que el viernes de esa misma
semana seria crucificado y luego el domingo resucitaría de entre los muertos.
Es increíble ver cómo los 4 evangelistas, Mateo, Marcos, Lucas y Juan, le dan
gran importancia a esta última semana en el ministerio de Jesús, considerando
que el ministerio de Jesús duro aproximadamente 3 años y medio y Mateo le
dedica 8 de 28 capítulos, o sea el 28. 57 % a hablar de la última semana de
ministerio, y así Marcos dedica 6 de 16,
o sea el 37.5 %; Lucas 6 de 27, o sea 22.22 %; y Juan 9 de 21, o sea 42.86%. Como vemos los cuatro
evangelios le dedican una buena parte de su registro a hablar acerca de esta
última semana de Jesús y esto es así porque para eso vino Jesús a esta tierra,
a morir por nuestros pecados y hoy ese momento se acercaba cada día.
La Entrada Triunfal en Jerusalén |
EL POLLINO DE ASNA
“Cuando
se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús
envió dos discípulos, diciéndoles: Id a la aldea que está enfrente de vosotros,
y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y
traédmelos. Y si alguien os dijere algo, decid: El Señor los necesita; y luego
los enviará”.
Mateo
21:1-3
Todos los comentaristas bíblicos están de
acuerdo que este día era domingo, y que la entrada triunfal de Jesús en
Jerusalén constituye el inicio de la última semana de vida de Jesús. El primer
versículo de este capítulo 21 nos dice: Cuando se acercaron a Jerusalén, y vinieron
a Betfagé, al monte de los Olivos…
Aquí vemos que Jesús se acercó a una ciudad llamada Betfagé de la cual muy poco
se sabe. Por Marcos y Lucas sabemos que esta ciudad estaba cerca de Betania: “Cuando
se acercaban a Jerusalén, junto a Betfagé y a Betania, frente al monte de los
Olivos, Jesús envió dos de sus discípulos”, (Marcos 11:1), y si esto es así, significa que venía
de Betania, en casa de María, Marta y Lázaro, ya que según Juan, allí paso la
noche del sábado, cuando faltaban solo 6 días para la pascua: “Seis
días antes de la pascua, vino Jesús a Betania, donde estaba Lázaro, el que
había estado muerto, y a quien había resucitado de los muertos”, (Juan 12:1), y luego lo vemos el
siguiente día, es decir el domingo, haciendo su entrada triunfal en Jerusalén: “El
siguiente día, grandes multitudes que habían venido a la fiesta, al oír que
Jesús venía a Jerusalén, tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle, y
clamaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de
Israel!”, (Juan 12:12-13). Por ello es razonable
pensar que Jesús pasó la noche en Betania, luego dirigiéndose a Jerusalén paso
cerca de Betfagé a donde enviaría a sus discípulos a buscar el pollino de asna.
Jesús les dio instrucciones a sus discípulos para que fuesen a buscar un
pollino: Jesús envió dos discípulos, diciéndoles: Id a la aldea
que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino
con ella; desatadla, y traédmelos. Y si alguien os dijere algo, decid: El Señor
los necesita; y luego los enviará.
Tanto Marcos como Lucas nos narran la parte donde ellos van en busca del
pollino: “Fueron, y hallaron el pollino atado afuera a la
puerta, en el recodo del camino, y lo desataron. Y unos de los que estaban allí
les dijeron: ¿Qué hacéis desatando el pollino? Ellos entonces les dijeron como
Jesús había mandado; y los dejaron”, (Marcos 11:4-6). Al estar desatando el pollino los
dueños de él preguntaron a los discípulos porque lo hacían pero ellos les respondieron
tal y como su Maestro les dijo que respondieran: “Ellos dijeron: Porque el Señor lo necesita”, (Lucas 19:34). No se sabe si estos
dueños ya conocían a Jesús y este les había dicho que cuando llegaron unos
hombres queriendo desatar el pollino lo permitieran porque era para Él, como
sea basto que les dijera que el Maestro lo necesitaba para que se les
permitiera llevárselo. Es interesante ver que solo Mateo aclara que los
discípulos desataron tanto a la madre como a la cría: y luego
hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos, pero al final solo sería la cría, es
decir, el pollino de asna que montaría nuestro Señor.
EL CUMPLIMIENTO PROFÉTICO TAN ESPERADO
“Todo
esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo:
Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, manso, y sentado sobre una
asna, sobre un pollino, hijo de animal de carga. Y los discípulos fueron, e
hicieron como Jesús les mandó; y trajeron el asna y el pollino, y pusieron
sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima”.
Mateo
21:4-7
No olvidemos que Mateo se caracteriza por
citar varias profecías del Antiguo Testamento que tienen que ver con la venida
del Mesías, y en esta oportunidad es claro al decir que todo esto estaba
pasando para que se cumpliese una de ellas: Todo esto aconteció para que se cumpliese lo
dicho por el profeta, cuando dijo: Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey
viene a ti, manso, y sentado sobre una asna, sobre un pollino, hijo de animal
de carga. Esta profecía que Mateo dice que se está
cumpliendo se encuentra en el libro de Zacarías: “Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de
júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador,
humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna”, (Zacarías 9:9). Es así como los discípulos
le llevaron la asna y el pollino, y al final Jesús se sentó encima del pollino
de asna: Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les
mandó; y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él
se sentó encima. Un pollino era
un asno joven al cual nunca habían montado. Los judíos conocían muy bien esta
profecía, de hecho estaban conscientes que esta hablaba del Mesías que entraba
a Jerusalén, por eso los habitantes de esta ciudad solían crían pollinos de
asnas, era común encontrar en las casas que estaban a la entrada de Jerusalén
pollinos, ya que año tras año los judíos anhelaban que este día se cumpliera
para que comenzara el reino del Mesías y terminar sus años de sometimiento a
los gobiernos gentiles, y en este caso al romano. Para el momento que Jesús
llego a Jerusalén existía toda una tradición alrededor de esta profecía.
LAS MULTITUDES QUE SEGUÍAN A JESÚS Y SU CÁNTICO
“Y la
multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros
cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino. Y la gente que iba
delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David!
¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!”.
Mateo
21:8-9
Cuando Jesús entro en Jerusalén, lo hizo en
un pollino de asna, como lo solían hacer los reyes que entraban en completa paz
a una ciudad, así Jesús venia como el Príncipe de Paz y ahora estaba entrando a
Jerusalén. A este le seguía una gran multitud: Y la multitud, que era muy numerosa, tendía
sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían
en el camino. ¿Quiénes eran
estas multitudes que seguían a Jesús? Definitivamente no eran los habitantes de
Jerusalén, ya que ellos no lo conocían, tal y como veremos más adelante.
Entonces, ¿quiénes eran? Es lógico pensar que una buena parte de ellos eran
personas que lo habían acompañado desde la región de Galilea. No olvidemos que
gran parte del ministerio de Jesús se realizó en Galilea, aunque Juan en su
evangelio nos brinda algunas referencias del ministerio de Jesús en Judea y
Jerusalén, pero esto tuvo mayor impacto con la gente de Galilea donde gano
mucha popularidad, y lo hemos visto aquí en Mateo, de cómo grandes multitudes
lo seguían a todas partes, y no es difícil creer que parte de esas multitudes
lo habían seguido hasta Jerusalén. Otra parte de estas multitudes posiblemente
eran los judíos que habían venido a celebrar la pascua y que habían presenciado
la resurrección de Lázaro: “Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo:
Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo
dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has
enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que
había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro
envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que habían
venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él”, (Juan 11:42-45). Fue esta multitud la
que tendía sus mantos en el camino y otros cortaban ramas de los árboles y las
tendían en el camino, y Juan nos aclara que eran palmeras las que tendían en el
camino: “El siguiente día, grandes multitudes que habían
venido a la fiesta, al oír que Jesús venía a Jerusalén, tomaron ramas de
palmera y salieron a recibirle, y clamaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en
el nombre del Señor, el Rey de Israel!”, (Juan 12:12-13). Es muy probable que este acto de
arrojar las palmeras al camino fuera un acto que recordara y conmemoraba la
victoria de los Macabeos sobre los sirios. Cuando Antíoco Epífanes, el rey
sirio se levantó en contra de los judíos allá en el año 175 a. C., procuro su
total destrucción, profanando el templo en Jerusalén, sacrificando una cerda en
el altar en honor a su dios Zeus, y lo convirtió en un burdel al introducir en
él prostitutas. Fue aquí cuando Judas Macabeo levanto una ofensiva en contra de
los ejércitos de este rey y logro traer la liberación a su nación, purificando
el templo, tal y como se observa en 2 Macabeos, un libro apócrifo que nos
narrar este épico hecho histórico y fue aquí donde los judíos cortaron ramas de
palmeras para celebrar la gran victoria que Dios les había concebido: “El
templo fue purificado en la misma fecha en que había sido profanado por los
paganos, es decir, el día veinticinco del mes de Quisleu. Y celebraron con
alegría ocho días de fiesta, a la manera de la fiesta de las Enramadas,
recordando que poco tiempo antes la habían celebrado en las montañas y en las
cuevas, donde vivían como animales salvajes.
Por esto, llevando bastones adornados con hojas, ramas frescas de
árboles y hojas de palmera, cantaban himnos a Dios, que había llevado a buen
término la purificación del santuario”, (2 Macabeos 10:5-7). Por tanto, al cortar las ramas
de los árboles y palmeras y arrojarlas por donde Jesús pasaría, estas
multitudes anunciaban sus esperanzas en Jesús como el Mesías que los liberaría
de la opresión romana, así como Judas Macabeo lo hizo en su tiempo de los
sirios, y también declaraban un cantico asociado con la venida del Mesías: ¡Hosanna
al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las
alturas! Aquí se le llama Hijo de David, un título
que se le daba al Mesías y se le da honores con la palabra Hosanna. La palabra
Hosanna una transliteración entre el hebreo, arameo y griego, y literalmente
significa: “¡o sálvame Rey!”, como una expresión de pedir auxilio, parecido
a algunas expresiones que aparecen en el Antiguo Testamento, por ejemplo lo
vemos cuando una mujer llego ante el rey David pidiendo ayuda, aunque solo
actuaba por influencia de Joab: “Entró,
pues, aquella mujer de Tecoa al rey, y postrándose en tierra sobre su rostro,
hizo reverencia, y dijo: ¡Socorro, oh rey!”, (2
Samuel 14:4). O la expresión de socorro que una mujer dirigió al rey de Israel
pidiéndole ayuda para escapar de la muerte al estar sitiados por el ejército
sirio: “Y pasando el rey de Israel por el muro, una
mujer le gritó, y dijo: Salva, rey señor mío”, (2 Reyes 6:26). Sin embargo, estas
expresiones derivan de otras palabras hebreas que son yassa adóm melek
(יָשַׁע אָדוֹן מֶלֶךְ).
Y en el libro de los Salmos estas palabras
son utilizadas nuevamente para expresar un cántico donde se le pide ayuda a
Dios para ser liberados de sus enemigos: “Oh Jehová, sálvanos ahora, te ruego”, (Salmo 118:25). Luego, con el tiempo
comenzó a utilizarse la palabra aramea equivalente yassa, y así se
utilizaba yassi-a-na, y después del cautiverio en babilonia, 70 años
después de este, cuando los judíos comenzaron a regresar a su nación, estos
decidieron volver a celebrar sus fiestas, siendo la primera de las fiestas en
celebrar, la fiesta de los tabernáculos, según se observa en Nehemías: “Y hallaron escrito en la ley que Jehová
había mandado por mano de Moisés, que habitasen los hijos de Israel en
tabernáculos en la fiesta solemne del mes séptimo; y que hiciesen saber, y
pasar pregón por todas sus ciudades y por Jerusalén, diciendo: Salid al monte,
y traed ramas de olivo, de olivo silvestre, de arrayán, de palmeras y de todo
árbol frondoso, para hacer tabernáculos, como está escrito. Salió, pues, el
pueblo, y trajeron ramas e hicieron tabernáculos, cada uno sobre su terrado, en
sus patios, en los patios de la casa de Dios, en la plaza de la puerta de las
Aguas, y en la plaza de la puerta de Efraín. Y toda la congregación que volvió
de la cautividad hizo tabernáculos, y en tabernáculos habitó; porque desde los
días de Josué hijo de Nun hasta aquel día, no habían hecho así los hijos de
Israel. Y hubo alegría muy grande. Y leyó Esdras en el libro de la ley de Dios
cada día, desde el primer día hasta el último; e hicieron la fiesta solemne por
siete días, y el octavo día fue de solemne asamblea, según el rito”, (Nehemías 8:14-18). Se cree que a partir de aquí se
comenzó a cantar el Salmo 118:25 introduciéndole la palabra hosanna que es la equivalente
en griego: “Te rogamos, oh Señor, hosanna (sálvanos
ahora); te rogamos, oh Señor, prospéranos ahora”,
(Salmo 118:25). De tal forma que cuando la gente gritaba: ¡Hosanna
al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las
alturas!, estaba diciendo: ¡Sálvanos
o Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Sálvanos o
Señor en las alturas! En
otras palabras, estaban declarando que Jesús era el Mesías que venía a
liberarlos que la opresión romana y obviamente solo estaban esperando que Jesús
les diera la señal para unirse a la rebelión; pero esto no iba a ocurrir porque
Él venía en son de paz, a morir por nuestros pecados y así liderar la
liberación de nuestra condena eterna por causa de nuestra maldad.
LOS HABITANTES DE JERUSALÉN NO CONOCIERON QUE JESÚS ERA EL MESÍAS
“Cuando
entró él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es éste? Y
la gente decía: Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea”.
Mateo
21:10-11
Es triste ver como por un lado aquellas
multitudes que le seguían no entendían las verdaderas intenciones de Jesús, ya
que esperaban que ese día nuestro Señor los condujera a una guerra civil en
contra de la opresión romana, y por otro lado es triste también ver que cuando
Jesús entro a Jerusalén montado en un pollino de asna, las personas que
habitaban allí no comprendieron que ese Jesús que estaba entrado en su ciudad
era el Mesías que por tantos años habían estado esperando, es más, año tras año
habían conservado la tradición de criar pollinos de asnas con la esperanza de
que el Mesías se presentara ese año y uno de ellos fueran la familia que le
proporcionara el pollino para que se cumpliera la profecía. Cuando Jesús entro
a la ciudad y los habitantes de Jerusalén escucharon el bullicio de la gente se
preguntó diciendo: ¿Quién es éste? A lo que respondieron de manera algo indiferente y
quizás hasta despectivo: Este es Jesús el profeta, de Nazaret de
Galilea. El gentilicio “de Nazaret de Galilea”,
generalmente era usado como una expresión para menoscabar el ministerio de
Jesús, ya que era una aldea despreciable de Israel y nunca se esperara que de
allí saliese algún gran profeta: “Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos
hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a
Jesús, el hijo de José, de Nazaret. Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir
algo de bueno? Le dijo Felipe: Ven y ve”, (Juan 1:45-46). No obstante, aquel Jesús que vieron
sin importancia aquel día era el verdadero Mesías, y aquel día estaba
ocurriendo el cumplimiento de una de las profecías que ellos esperaban con gran
ansia año tras año, pero no supieron reconocer el tiempo de su visitación. Por
ello, allá en Lucas, vemos la gran lamentación que Jesús hizo sobre esta
ciudad: “Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró
sobre ella, diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día,
lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos. Porque vendrán
días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y
por todas partes te estrecharán, y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro
de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo
de tu visitación”,
(Lucas 19:41-44). Los habitantes de Jerusalén no conocieron el tiempo de su
visitación y por eso allá en el año 70 d. C., las fuerzas romanas los
rodearían, el templo seria destruido y muchos de ellos morirían. Pero que tal,
si aquel día lo hubiesen reconocido como su Mesías, posiblemente hubiese
comenzado el tiempo de su paz, pero lamentablemente no fue así. Hoy en día
nosotros los cristianos tenemos mucho que aprender de esta historia, ya que así
como los judíos esperaban año tras año el tiempo de su visitación, el día en
que entrara triunfante su Mesías montado en un pollino de asna, así nosotros
esperamos que nuestro Señor regrese por su iglesia, y así esperamos el rapto de
la iglesia; pero debemos ser cuidadosos en nuestra vida para que este mundo de
maldad no nos engañe y dejemos de esperarlo y Él venga y se lleve a su iglesia
y nosotros nos quedemos, porque no conocimos el tiempo de nuestra visitación.
Aquel día entro triunfante nuestro Señor, montado en un pollino, cumpliendo una
delas profecías del Antiguo Testamento, y así había iniciado la última semana
de vida y ministerio de Jesús en esta tierra, su muerte y resurrección estaba
pronto para ocurrir, y por tanto, nuestra redención estaba por consumirse.
wow hermano que hermoso estudio, Dios le pague
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