“Y sabéis a dónde voy, y sabéis el
camino. Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos
saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie
viene al Padre, sino por mí”.
Juan
14:4-6
INTRODUCCIÓN
Al continuar
estudiando este nuevo capítulo del evangelio según Juan llegamos a otra sección
que constituye en sí otras de las más gloriosas revelaciones concernientes a la
persona de nuestro Señor Jesucristo. De alguna manera, el tema predominante de
estos versículos, así como los ya estudiados anteriormente están en función de
la pregunta que Pedro hizo: “Le dijo Simón Pedro:
Señor, ¿a dónde vas? Jesús le respondió: A donde yo voy, no me puedes seguir
ahora; más me seguirás después”, (Juan 13:36),
y después de esto, vemos como el Señor les comienza a responder esta pregunta,
primero, al decirles que tiene que irse a prepararles morada en la casa de su
Padre, por tanto, es de entender que el camino que después tendrían que seguir
los guiaría al mismo cielo y lo único que tenían que seguir es a Cristo y sus
enseñanza, pero aun así estos no entienden y uno de ellos, Tomás, le pide que
les explique aún más.
El Camino, la Verdad y la Vida |
LA PREGUNTA DE TOMÁS
“Y sabéis a dónde voy, y sabéis el
camino. Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos
saber el camino?”.
Juan
14:4-5
Como
consecuencia de su camino a la Cruz, Jesús iba rumbo a la casa de su Padre, y
allí les prepararía lugar a sus discípulos para que moraran con Él, por eso les
dijo: Y
sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.
Sin embargo, los discípulos están confundidos y por mucho que Jesús les
explicara ellos no entendían, sin embargo, Tomás, uno de los discípulos, se
atrevió a preguntar, y con toda la sinceridad le pregunta: Señor,
no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?
Aunque muy pocas veces se habla de Tomás en la Biblia, si hay algo en lo que se
caracteriza es por su sinceridad. Fue sincero al decirle a Jesús que lo
seguiría, aunque eso implicase la muerte, porque en sus palabras se evidenciaba
su miedo: “Dijo entonces Tomás, llamado Dídimo, a
sus condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos con él”,
(Juan 11:16), luego, aquí lo vemos expresando de manera sincera su falta de
comprensión, y más adelante es sincero al decir que a menos que vea al Cristo
resucitado no creería: “Pero Tomás, uno de los doce,
llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. Le dijeron, pues, los
otros discípulos: Al Señor hemos visto. Él les dijo: Si no viere en sus manos
la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere
mi mano en su costado, no creeré. Ocho días después, estaban otra vez sus
discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas
cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás:
Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y
no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor
mío, y Dios mío!”, (Juan 20:24-28). Aunque Jesús ya les había
explicado el camino que tenían que seguir después de su partida, aun no estaba
claro del todo, por ello les dará mayores instrucciones que los guiaría el día
que Él ya no estuviese.
JESÚS EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la
vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.
Juan
14:6
En
respuesta a la pregunta de Tomás, nuestro Señor les declara con gran verdad que
no solo aclarara sus dudas respecto al camino a seguir, sino también a su
gloriosa persona: Yo soy el camino, y la verdad, y la
vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
De esta declaración, podemos sacar dos premisas en cuanto a la persona de
Jesús, la primera es que Jesús es el camino, y la verdad, y la vida, y la
segunda es que sin Jesús es imposible llegar a Dios. Si consideramos la
primera, llegamos al sexto gran “Yo Soy” de este evangelio y a lo largo de esta
evangelio Juan nos presenta lo que se conoce como los siete grandes “Yo Soy” de
los cuales ya se presentaron aquellos donde Él se denomina como el pan de vida
(Juan 6:35), la luz del mundo (Juan 8:12), la puerta de las ovejas (Juan 10:7),
el buen pastor (Juan 10:11) y la resurrección y la vida (Juan 11:25), y ahora
aquí, en Juan 14:6 se nos presenta como el camino, la verdad y la vida y solo
quedara el ultimo “Yo soy” que lo veremos allá en juan 15:1 donde nos dice que
Él es la vid verdadera. Definitivamente este versículo ha sido de gran
bendición para el pueblo cristiano, pero cuando Jesús se los dijo a sus
discípulos que eran judíos impacto profundamente ya que a través de esta
declaración enfatizaba que en su persona existen tres grandes concepciones que
la fe judía buscaba en Dios. Veamos cada una de estas.
En primer lugar, Jesús dijo: Yo
soy el camino… La palabra camino se traduce del
griego jodós (ὁδός),
la cual efectivamente significa camino y más específicamente, una ruta que se
tiene que seguir para llegar a un destino específico, por tanto, Jesús no solo dijo
que Él es el camino, sino y el único camino que conduce a un destino
específico, la vida eterna. Para los judíos era importante definir el camino a
seguir en la vida, especialmente aquel que condujera a Dios. Después que los
israelitas fueron liberados del yugo de esclavitud de Egipto, el Señor a través
de Moisés los exhorto a seguir el camino correcto que los conduciría por la
senda de la vida: “Mirad, pues, que hagáis como
Jehová vuestro Dios os ha mandado; no os apartéis a diestra ni a siniestra.
Andad en todo el camino que Jehová vuestro Dios os ha mandado, para que viváis
y os vaya bien, y tengáis largos días en la tierra que habéis de poseer”,
(Deuteronomio 5:32-33). En el libro de los Salmos se le pide a Dios ayuda para
andar en sus caminos: “Enséñame, oh Jehová, tu
camino, y guíame por senda de rectitud”, (Salmo 27:11), y sus
profetas anunciaron el camino que ellos tenían que seguir, el camino de la
santidad: “Y habrá allí calzada y camino, y será
llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él, sino que él mismo estará
con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se
extraviará”, (Isaías 35:8). Y de igual forma, este camino que los
conducía a vivir para Dios en completa obediencia a sus mandamientos y santidad
era una senda que los conducía a la prosperidad: “Mas
la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que
el día es perfecto”, (Proverbios 4:18). Por tanto, con estas
palabras Jesús les estaba diciendo que este camino que los conducía al Padre
era Él, y es este camino el cual se anuncia en el mensaje del evangelio, así
vemos como Apolos fue instruido en este camino: “Llegó
entonces a Éfeso un judío llamado Apolos, natural de Alejandría, varón
elocuente, poderoso en las Escrituras. Este había sido instruido en el camino
del Señor; y siendo de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba diligentemente lo
concerniente al Señor, aunque solamente conocía el bautismo de Juan. Y comenzó
a hablar con denuedo en la sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila y Aquila,
le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios”,
(Hechos 18:24-26). Aun los paganos reconocían que el mensaje que predicaba
Pablo y sus compañeros era el que mostraba el camino de salvación: “Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al
encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran
ganancia a sus amos, adivinando. Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba
voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os
anuncian el camino de salvación”, (Hechos 16:16-17). Y de igual
forma a los cristianos del primer siglo se les llamo como el epíteto, “los del
Camino”, ya que ellos anunciaban a Cristo como el camino al Padre, así se les
llamo en aquella ocasión cuando Saulo de Tarso los persiguió: “y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de
que, si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a
Jerusalén”, (Hechos 9:2). También vemos como al referirse a este
epíteto, “el Camino”, los antiguos paganos lo relacionaban con los cristianos, ya
que ellos predicaban el camino a Dios a través de Jesús: “Y enviando a Macedonia a dos de los que le ayudaban, Timoteo
y Erasto, él se quedó por algún tiempo en Asia. Hubo por aquel tiempo un
disturbio no pequeño acerca del Camino. Porque un platero llamado Demetrio, que
hacía de plata”, (Hechos 19:22-24). Y mientras Pablo estuvo en sus
prisiones, un funcionario romano inquirió en las creencias cristianas de Pablo,
y a estas se les llaman con las palabras, “acerca de este Camino: “Entonces Félix, oídas estas cosas, estando bien informado de
este Camino, les aplazó, diciendo: Cuando descendiere el tribuno Lisias,
acabaré de conocer de vuestro asunto”, (Hechos 24:22). Por eso hoy
en día los cristianos anunciamos que el único camino a Dios es Jesús.
Además de todo esto, Jesús también
dijo: Yo
soy … la verdad. La verdad es otro concepto
teológico muy relevante en la cultura judía. En este texto, la palabra verdad
se traduce del griego alézeia (ἀλήθεια), la
cual se puede traducir como una declaración veraz y autentica. La palabra verdad
en la Biblia hace referencia a la veracidad de los preceptos de la revelación
divina los cuales se manifiestan en la conducta y moral de la persona que los
vive, y en este sentido, Jesús es la personificación del cumplimiento de la
palabra de Dios y esta palabra es veraz y santa, por ello en la Biblia se le
llama el Verbo de Dios: “En el principio era el
Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”, (Juan 1:1),
esta palabra Verbo se traduce del griego lógos (λόγος),
que literalmente significa palabra, y por ello decimos que Jesús es la
personificación de la palabra de Dios ya que en Él no solo se cumplieron todas
las profecías concernientes al Mesías, sino que vivió de acuerdo a lo dicho por
la ley, los profetas y los otros escritos. Hoy vivimos en un mundo donde se nos
dice que la verdad absoluta no existe, y que todas las religiones y
pensamientos filosóficos pueden considerarse como otras verdades opcionales;
pero lo cierto es que solo existe una sola verdad y esta es Cristo. La verdad
está íntimamente relacionada con el camino a Dios, ya que es a través de su
iluminación que podemos comprender y seguir la senda de justicia y por eso el
salmista decía: “Muéstrame, oh, Jehová, tus caminos;
enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame, porque tú eres el
Dios de mi salvación; en ti he esperado todo el día”, (Salmos 25:4-5).
En el Nuevo Testamento la verdad es anunciada en el mensaje del evangelio la
cual se resume en presentar la ruina del hombre por causa del pecado y su
estado de condenación eterna, así como el camino de salvación a través de creer
en Jesús, aquel que cree en esta verdad y se convierte de corazón tiene vida
eterna: “En él también vosotros, habiendo oído la
palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él,
fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa”, (Efesios
1:13). De esta forma, en el mundo solo existe una sola verdad absoluta, y esta
es Cristo, es decir, la verdad anunciada acerca de su persona en la palabra de
Dios y todo aquel que no cree en ella no está en la verdad, sino se ha desviado
hacia el error de la mentira, por ello el apóstol Pablo amonesto a los
cristianos de la región de Galacia, los cuales se habían desviado del verdadero
mensaje del evangelio: “¡Oh gálatas insensatos!
¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos
Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado? “,
(Gálatas 3:1); pero en otras cartas vemos como los apóstoles se regocijaban con
aquellos que perseveraba en la verdad, así lo vemos con la señora elegida y sus hijos a la cual Juan
le escribe: “El anciano a la señora elegida y a sus
hijos, a quienes yo amo en la verdad; y no sólo yo, sino también todos los que
han conocido la verdad, a causa de la verdad que permanece en nosotros, y
estará para siempre con nosotros: Sea con vosotros gracia, misericordia y paz,
de Dios Padre y del Señor Jesucristo, Hijo del Padre, en verdad y en amor.
Mucho me regocijé porque he hallado a algunos de tus hijos andando en la
verdad, conforme al mandamiento que recibimos del Padre”, (2 Juan
1-4). O con un creyente llamado Gayo: “Pues mucho me
regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo
andas en la verdad. No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan
en la verdad”, (3 Juan 3-4). De esta forma podemos ver como en Cristo
nosotros encontramos la verdad y podemos vivir en ella, y esto nos lleva a la
tercera aseveración acerca de la persona de Jesús que esta en este “Yo Soy”.
También Jesús dijo: Yo
soy … la vida. La vida para la teología judía era
un precioso don que encontraba su máxima realización en los caminos de Dios. Para
encontrar la verdadera felicidad en la vida la Biblia nos enseña que esta se
encuentra en conocer a Dios, seguir sus caminos y guardar su palabra, y si consideramos
esto veremos que la vida está íntimamente relacionada con el camino y la
verdad. Es Dios quien le muestra al hombre el camino que conduce a la vida: “Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay
plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre”, (Salmo
16:11). La verdadera vida se encuentra en conocer a Dios ya que en su presencia
hay plenitud de gozo y delicias a su diestra. También esta vida plena se
encuentra en conocer su palabra, ya que es verdad, y vivir por ella: “Camino a la vida es guardar la instrucción; pero quien
desecha la reprensión, yerra”, (Proverbios 10:17). Por ello, todo
esto que el hombre busca en la filosofía, en los placeres del mundo o en la religión,
el camino correcto, la verdad absoluta y la vida, jamás la encontrara sino solo
en Cristo, por que Él es el único camino, en el encontramos la verdad absoluta
y la plenitud de vida. Ninguna religión del mundo puede ofrecernos esto, es más,
ni siquiera los grandes líderes religiosos de todos los tiempos han llegado a
aseverar tal verdad, por ejemplo, Buda, el fundador del budismo, antes de morir dijo a
sus discípulos: “Busquen la verdad”, Confucio el gran maestro del Confucionismo
dijo: “déjenme decirles que yo no soy el camino”, y Mahoma, el fundador del
Islam, dijo que no sabia el propósito de la vida; pero Jesús dijo: Yo
soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Con sus ultimas palabra, Jesús
afirma que no hay otro camino a Dios, solamente Él, y así es, Él es el único camino
que el hombre tiene para encontrar la vida eterna.
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