“Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en
parábolas, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo
fiesta de bodas a su hijo; y envió a sus siervos a llamar a los convidados a
las bodas; más éstos no quisieron venir. Volvió a enviar otros siervos, diciendo:
Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales
engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas. Mas
ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios; y
otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron. Al oírlo el rey, se
enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su
ciudad. Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas;
más los que fueron convidados no eran dignos. Id, pues, a las salidas de los
caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis. Y saliendo los siervos por los
caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las
bodas fueron llenas de convidados”.
Mateo 22:1-10
INTRODUCCIÓN
El capitulo 22 del evangelio según Mateo
comienza con la tercera parábola que habla de la rebeldía de Israel que querer
aceptar el llamado del Mesías para seguirlo, y esta es la parábola del banquete
de la boda. Es importante no confundir esta parábola con la parábola del Gran
Banquete que aparece en Lucas 14:15-24. Con esta parábola el Señor Jesús llega
al clímax de su enseñanza. Su enseñanza esta dirigida a mostrar como los
líderes judíos habían rechazado el llamamiento del Mesías a seguirlo, así, la
primera de las parábolas, la de los dos hijos, nos muestra que aquellos que afirmaban
obedecer a Dios, son los primeros que no hacen conforme a su palabra ya que se
niegan a seguir al Mesías. Luego tenemos la parábola de los labradores malvados
de la viña, y en esta se muestra como Dios les otorgo a estos dirigentes judíos
su viña esperando obtener frutos, y cuando decidió pedir los frutos, estos se
negaron, y habiendo enviado a sus siervos los profetas, a unos golpearon y a
otros mataron, y cuando finalmente envió a su propio Hijo, lo mataron. Por ello
Dios los mato y dio su viña a otros, que es su iglesia amada. Si nos damos
cuenta, la segunda parábola da mayores detalles en cuanto al rechazo que sufrió
el Mesías, y ahora en esta, la del banquete de la boda, podemos hallar mayores
detalles en cuanto a las consecuencias de rechazar el llamamiento que Jesús
hace a seguirlo. También es importante hacer notar que algunos consideran esta parábola
del banquete de bodas como una sola que va del versículo 1 al 14; pero otros
por el contrario ven dos parábolas aquí. La primera, la del banquete de bodas
que va del versículo 1 al 10, y la otra, la que algunos llaman la de las
vestiduras para boda, del 11 al 14. Nosotros en lo personal la tomaremos como
una sola y no entraremos en discusión con aquellos que afirman decir que son
dos parábolas, pero para efectos de estudio, consideraremos la primera parte de
esta parábola que se encuentra en los primeros 10 versículos del capitulo 22.
La Parábola del banquete de la boda |
EL BANQUETE DE LA BODA
“Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en
parábolas, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo
fiesta de bodas a su hijo; y envió a sus siervos a llamar a los convidados a
las bodas; más éstos no quisieron venir”.
Mateo 22:1-3
Los primeros tres versículos de esta
parábola nos indica la semejanza que hay en la invitación que Dios les hace a
los hombres a entrar a su reino y la invitación de un rey al banquete de la boda
de su hijo. De acuerdo a la tradición del Medio Oriente, la invitación a la
celebración del banquete de la boda se hacia con mucha anticipación, pero no se
especificaba la fecha, así que cada invitado tenia que vivir a la expectativa
de la invitación definitiva para acudir al banquete. Esta invitación sin fecha
exacta guarda mucha similitud a la esperanza que los cristianos guardamos de su
pronto regreso y de participar en las bodas del Cordero, la invitación esta
hecha, pero nadie sabe el día y la hora en que nuestro Señor regresará: “Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá
el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo,
o a la mañana”, (Marcos 13:35).
Sin embargo, como ocurre en esta parábola, los invitados rechazan la
invitación: y envió a sus
siervos a llamar a los convidados a las bodas; más éstos no quisieron venir. Desde el principio Dios ha estado
invitando a los hombres a seguirle, ofreciéndoles la vida, sus bendiciones y a
participar de su gracia: “A todos
los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y
comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche”, (Isaías 55:1-3). Lamentablemente Israel
rechazo su invitación para gozar de su infinita gracia.
EL RECHAZO A LA INVITACIÓN
“Volvió a enviar otros siervos, diciendo:
Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales
engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas. Mas
ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios; y
otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron”.
Mateo 232:4-6
En estos versículos encontramos la
invitación persistente que Dios hace a la humanidad para venir a Él: Volvió a enviar otros siervos, diciendo:
Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales
engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas. Ya la primera invitación había sido rechazada,
luego, el rey volvió a enviar a otros siervos para insistirles, detallando el
tipo de fiesta que les esperaba, ya que la comida se había preparado con los
mejores animales, los mas engordados; pero ni aun así quisieron ir: Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a
su labranza, y otro a sus negocios; y otros, tomando a los siervos, los
afrentaron y los mataron. Vemos
como los invitados les dieron poca importancia al gran banquete que el rey había
preparado ya que unos decidieron irse a sus labores cotidianas que aceptar tal invitación,
y así unos se fueron a su labranza y otros a sus negocios, e incluso, a otros
les quitaron la vida, y esto es una clara descripción de como ellos mataron a todos
sus profetas. En Lucas aparece una parábola parecida a esta que hoy estamos
considerando, conocida como la parábola del gran banquete y ella vemos como el
hombre desprecia la invitación a una gran cena por darle mayor prioridad a los
compromisos y afanes de este mundo: “Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena,
y convidó a muchos. Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los
convidados: Venid, que ya todo está preparado. Y todos a una comenzaron a
excusarse. El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te
ruego que me excuses. Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a
probarlos; te ruego que me excuses. Y otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto
no puedo ir”, (Lucas 14:16-20).
Como vemos, uno había comprado una hacienda, pero le precisaba mas ir a verla
que atender la invitación. El otro había comprado 5 yuntas de bueyes y deseaba
ir a probarlas, por lo que dio más importancia a sus negocios que a la invitación
que recibió. Luego vemos como un hombre que se acababa de casar le dio mas
importancia a estar a estar con su esposa que atender la invitación, y así hoy
en día las personas rechazan la invitación de Cristo, unos porque están muy
ocupados en sus negocios, otros por sus compromisos familiares, otros porque están
perdidos en los deseos y placeres de este mundo, y así por cualquier afán de
este mundo. el problema con rechazar la invitación de Cristo es doble. Por un
lado, están rechazando un gran don, el don de la vida eterna, por cosas triviales
y efímeras de este mundo. Por otro lado, y como se ilustra en esta parábola, el
rechazo a la invitación traerá el juicio.
LAS CONSECUENCIAS DE RECHAZAR LA INVITACIÓN
“Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus
ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad”.
Mateo 22:7
Aquí vemos cual es la consecuencia de
rechazar la invitación que Dios nos hace: Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos,
destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad. Aquellos que rechazaron la invitación a participar del
gran banquete de bodas fueron destruidos por el ejercito del rey, de igual
forma, aquellos que rechazan al Hijo de Dios serán entregados a la condenación
eterna y, de hecho, hay un día donde Dios desatara todos sus juicios sobre esta
humanidad en el periodo de la Gran Tribulación.
LA INVITACIÓN AUN ES REALIZADA A TODOS AQUELLOS QUE DESEEN ACEPTARLA
“Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la
verdad están preparadas; más los que fueron convidados no eran dignos. Id,
pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis. Y
saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron,
juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados”.
Mateo 22:8-10
A pesar de que los primeros invitados no
aceptaron la invitación a las bodas del hijo del rey, estas no se cancelaron,
sino que el rey decidió ir por los caminos y llamad a tantas personas como
fuera posible: Entonces dijo a sus
siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; más los que fueron convidados
no eran dignos. Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a
cuantos halléis. Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los
que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de
convidados. Vemos aquí la indicación a que tanto
buenos como malos fueron invitados a las bodas, y esto nos hace la referencia a
que dicha invitación era para todo aquel que la aceptara, sin acepción de
personas. Esta parábola ilustra perfectamente lo que ha pasado con la invitación
de Dios hacia Israel de seguir a su Hijo Jesús, ya que estos lo rechazaron, pero
a pesar de que ellos lo hicieron, la invitación se hizo a los gentiles, y en
general, a todo aquel que en Él cree: “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a
todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser
hechos hijos de Dios; 13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de
voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”, (Juan 1:11-13). De igual forma, Dios no hace
acepción de personas, y esta invitación esta hecha para todos aquellos que
quieran aceptarla, sin importar su condición social, raza o sexo: “Porque no hay acepción de personas para con
Dios”, (Romanos 2:11).
Grasias muy bonita explicacion
ResponderBorrarExcelente. Muy claro y preciso.
ResponderBorrarCuales son los profetas que mataron Los del Pueblo de Israel
ResponderBorrarestoy de a cuerdo en todo me ayudo bastante gracias
ResponderBorrarMe pareció una explicación muy buena, pero falto la del hombre que no se puso el traje bodas
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