“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no
os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”.
Juan
14:27
INTRODUCCIÓN
Aquí
tenemos la penúltima promesa que Jesús les esta dando a sus discípulos. Desde el
inicio de este capítulo no ha parado de darles grandes promesas a sus discípulos,
y hoy les promete algo que el mundo busca desesperadamente, la paz. La paz era
un anhelo de los judíos ya que ellos habían vivido por años en guerra y
sometidos a diferentes naciones gentiles, sin embargo, esperaban que el Mesías
estableciera la paz en Israel por medio del dominio militar y el
establecimiento de su reino, pero la verdad es que la paz que Jesús traía era
muy diferente a la que ellos esperaban. Hoy en día el mundo vive turbado por
tantas preocupaciones y temores, pero el Señor nos ofrece esa seguridad y
serenidad que tanto necesitamos, su perfecta paz.
No temáis |
LA PAZ DE DIOS
“La
paz os dejo, mi paz os doy…”
Juan
14:27
En
este versículo, la palabra paz se traduce del griego eirene (εἰρήνη),
la cual es una palabra que denota
serenidad, seguridad y tranquilidad. En el Antiguo Testamento la palabra hebrea
que se traduce a nuestro idioma como paz es shalóm (שָׁלוים), la
cual es una palabra mas completa que encierra todos los beneficios de vivir en
paz. Shalóm era una declaración hebrea que expresaba el verdadero deseo de
aquel que lo deseaba de una vida llena de seguridad, prosperidad, salud y satisfacción,
y de esta forma Dios les pidió a los sacerdotes que ellos fueran los que con
sus labios se lo declararan a los israelitas: “Habla
a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel,
diciéndoles: Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro
sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga
en ti paz”, (Números 6:23-26). Estos versículos se conocen como la oración
sacerdotal y en ella podemos ver el deseo de Dios de desearle a su pueblo la
verdadera paz. Si revisamos esta oración veremos que la consecuencia de una
vida en paz es producto de recibir la bendición de Dios, su protección divina,
de hallar gracias a sus ojos y alcanzar su misericordia, en este cosiste la
verdadera paz. Ahora vemos a Cristo, como el verdadero y único Sumo Sacerdote,
proclamando con sus propios labios la paz de Dios: La paz os dejo, mi paz os doy.
El deseo de Cristo es traer la paz al corazón de los hombres, y lo cierto es
que solamente Él puede traerlo porque es a través de su obra salvadora que esto
se produce, por ello el apóstol Pablo nos enseña que uno de los resultados de
la justificación es la paz: “Justificados, pues, por
la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”,
(Romanos 5:1). Cuando Cristo perdona nuestros pecados, su sangre nos limpia de
todos pecados de tal forma que aquella enemistad que existía entre nosotros y
Dios desaparezca, ya que lo que nos separaba eran nuestros pecados, pero ahora
por su gracia hemos sido reconciliados, y si reconciliados, bendecidos por Dios
e incorporados a una nueva vida llena de esperanza y gozo, y en esto consiste
la paz.
EN EL MUNDO JAMÁS SE ENCONTRARÁ LA PAZ
“… yo
no os la doy como el mundo la da…”
Juan
14:27
Hoy
en día la gente busca la paz, pero no la podrá alcanzar, porque solamente
Cristo puede otorgarla. Hot en día la supuesta paz que el mundo ofrece esta
basada en la seguridad militar o el poder de un gobierno, pero estas cosas son frágiles
y no pueden garantizar la verdadera paz, de hecho, el mundo jamás podrá darla
porque el pecado trae angustia y desgracia a la vida del ser humano: “No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos”, (Isaías
57:21). Hoy en día el temor se apodera de muchas personas, viven temerosas de
tantas cosas malas que existen en este mundo dañado por el pecado. Les temen a
las guerras, a la delincuencia, a las enfermedades incurable, a la banca rota,
a una tragedia repentina, a la brujería y demonios, y en general. A cualquier
desgracia que los puede sorprender, sin embargo, nosotros los cristianos vivimos
confiados de que nuestra vida esta escondida en Dios: “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la
tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios”,
(Colosenses 3:2-3).
CRISTO MISMO ES NUESTRA CONFIANZA Y EL FUNDAMENTO DE NUESTRA PAZ
“… No
se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”.
Juan
14:27
Al
final el Señor exhorta a sus discípulos a confiar y no tener miedo: No
se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
Cristo deseaba que sus discípulos aprendieran a confiar en Él, ya que el
fundamento de nuestra verdadera paz descansa en la certeza que tenemos de que
Dios está con nosotros y nada pasara si no es su voluntad. Cuando vivimos en
sus caminos, disfrutando de su amor y benevolencia, la vida cambia drásticamente.
Antes vivíamos preocupados por las amenazas y turbaciones de este mundo,
acusados por nuestra conciencia por el pecado que practicábamos, sin embargo,
cuando venimos a Cristo, Él nos perdona de todos nuestros pecados y su amor
trae una verdadera paz a nuestros corazones: “En el
amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el
temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el
amor”, (1 Juan 4:18). El verdadero amor se encuentra únicamente en
los caminos de Cristo, y este amor nos perfecciona para que andemos en sus
caminos y nos sintamos seguros en su presencia, y en esto consiste la vida de
paz que Dios nos ofrece.
Es Cristo que nos da la verdadera paz. Cuando confiamos en el mundo viene destrucción repentina andamos angustiados desesperados, por eso tanto estrés depresión suicidio. Gracias Señor por dejarnos tu Paz.
ResponderBorrarasi es.
BorrarQuien pa free?
ResponderBorrarQuien pa free gono****
BorrarNo debemos tener miedo ni angustiarnos por nada si estamos conectados con Jesús, porque él siempre nos va a dar de su paz que sobrepasa todo entendimiento, sin importar las circunstancias que estemos pasando, su paz siempre llenará nuestros corazones.
ResponderBorrarALELUUYAA ASI ES MI HNITA🥰🥰👍♥️🙌🙌
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