“Ve
a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio; la cual, no teniendo
capitán, ni gobernador, ni señor, prepara en el verano su comida, y recoge en
el tiempo de la siega su mantenimiento. Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir?
¿Cuándo te levantarás de tu sueño? Un poco de sueño, un poco de dormitar, y
cruzar por un poco las manos para reposo; así vendrá tu necesidad como caminante,
y tu pobreza como hombre armado”.
Proverbios 6:6-11
INTRODUCCIÓN
El cuarto hábito que todo líder cristiano
debería cultivar en su vida para ser una persona exitosa en los caminos de Dios
es la proactividad. Pero, ¿qué es la proactividad? La proactividad podría
definirse como la capacidad anticipada de actuar de manera estratégica
para resolver un problema o evitar que estos sucedan a futuro, mejorando así
las condiciones de vida futura. La proactividad es una característica
que si se cultiva puede convertirse en un hábito que ayude a las personas a
tener un mejor nivel de vida y grandes resultados en el área donde se desempeñen.
Los problemas serán una constante en cualquier rol que desempeñemos en la
vida y ante ellos podemos ser reactivos, es decir, esperar que lleguen a
nuestra vida y ser víctima de ellos; o en contraste, podemos ser proactivos, o
sea, anticiparnos, tomando acciones para resolverlos de acuerdo a los recursos
con los cuales contamos y de ser posible, tomar acciones para evitarlos.
Stephen Covey dice en su libro, los Hábitos de las Personas Altamente
Efectivas, las siguientes palabras: “Las
personas reactivas se ven a menudo afectadas por su ambiente físico. Si el
tiempo es bueno, se sienten bien. Si no lo es, afecta a sus actitudes y su
comportamiento. Las personas proactivas llevan consigo su propio clima. El
hecho de que llueva o brille el sol no supone ninguna diferencia para ellas. Su
fuerza impulsiva reside en los valores, y si su valor es hacer un trabajo de
buena calidad, no depende de que haga buen tiempo o no”[1].
Así vemos el gran beneficio de ser proactivo.
En la Biblia vemos un texto que nos describe
muy bien el carácter proactivo a través de comprar al perezoso con la hormiga: Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé
sabio; la cual, no teniendo capitán, ni gobernador, ni señor, prepara en el
verano su comida, y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento. Perezoso,
¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? Un poco de
sueño, un poco de dormitar, y cruzar por un poco las manos para reposo; así
vendrá tu necesidad como caminante, y tu pobreza como hombre armado. La hormiga, sin nadie que la gobierne, de
iniciativa propia, trabaja duro durante el verano preparando su comida ya que
el instinto que Dios le ha dado le dice que el invierno viene y si no lo hace
no tendrá qué comer. Vemos aquí el trabajo anticipado de la hormiga que le
ayudara en el futuro a no morir de hambre. Esto es proactividad. En cambio, el
perezoso no hace nada y cuando viene la pobreza a su vida se ve en grandes
dificultades. Ahora bien, el hábito de la proactividad se complementa con
otras características que le ayudan para tal fin, estas son iniciativa, capacidad
de resolución de problemas y enfoque.
LA PROACTIVIDAD ANTICIPA TODO
Una característica importante de la proactividad es la capacidad de anticipar las cosas. La anticipación es la habilidad de visualizar en el futuro el contexto completo de las cosas, sean buenas o malas, para dar los primeros pasos que nos pongan a la cabeza de la situación. La proactividad nos ayuda a anticiparlo todo y para ello es importante tener iniciativa, un líder sin iniciativa es alguien que ha dejado de ver hacia adelante y que tarde o temprano se estancará, será victima de las circunstancias que le vendrán y no seguirá prosperando. John Maxwell nos dice en la Biblia de Liderazgo: “Una marca característica de un verdadero líder es mostrar iniciativa. Por definición, los lideres no pueden esperar a que alguien mas se mueva, si lo hacen, entonces, en realidad, son seguidores y no líderes. La iniciativa requiere riesgo, fe y previsión”[2]. La iniciativa es una cualidad importantísima en el liderazgo ya que nos ayuda a salir de la zona de comodidad y dar los primeros pasos, aun cuando todo parezca inútil. En el libro de los Hechos de los Apóstoles encontramos un buen ejemplo de esto que hemos estado hablando, se trata del naufragio que la embarcación que llevaba prisionero a Pablo a Roma tuvo y cómo todos habían perdido el ánimo de vivir después de que pasaran muchos días perdidos en medio de la mar y sin ver la luz del sol; sin embargo, un hombre tuvo iniciativa para no dejarse vencer por el problema y así mostro su proactividad: “Como pasaron muchos días sin que aparecieran ni el sol ni las estrellas, y la tempestad seguía arreciando, perdimos al fin toda esperanza de salvarnos. Llevábamos ya mucho tiempo sin comer, así que Pablo se puso en medio de todos y dijo: «Señores, debían haber seguido mi consejo y no haber zarpado de Creta; así se habrían ahorrado este perjuicio y esta pérdida. Pero ahora los exhorto a cobrar ánimo, porque ninguno de ustedes perderá la vida; sólo se perderá el barco. Anoche se me apareció un ángel del Dios a quien pertenezco y a quien sirvo, y me dijo: “No tengas miedo, Pablo. Tienes que comparecer ante el emperador; y Dios te ha concedido la vida de todos los que navegan contigo.” Así que ¡ánimo, señores! Confío en Dios que sucederá tal y como se me dijo”, (Hechos 27:20-26, NVI). La situación parecía perdida, pero Pablo tomó la iniciativa de no dejarse perder en medio de la decepción y desesperación, tuvo fe en Dios que le había llamado a predicar su evangelio y decidió dar el primer paso exhortando a todos los tripulantes que no desmayasen, sino que cobrasen ánimos comiendo y volviendo a sus responsabilidades dentro de la nave ya que su fin aún no había llegado, y fue así como todos cobraron animo siguiendo el consejo del apóstol, por ello, John MacArthur dice: “Esa es una marca vital del verdadero liderazgo. El líder nunca dice: «Puede que haya un problema aquí. Alguien debiera hacer algo al respecto». El líder afirma: «Este es el problema y está la solución»”[3]. Por tanto, una persona proactiva es alguien que tiene iniciativa, que no permanece quieta en su estado de confort, es capaz de ver el panorama completo de la situación, evaluando riesgos y posibles estrategias de tal forma que cuando los problemas vienen da el primer paso buscando resolver la situación en lugar de lamentarse por ella. Hoy en día muchas personas viven quejándose de las circunstancias que los rodean, le echa la culpa a la mala suerte o a la fatalidad, deciden cruzar los brazos ante situaciones difíciles y no hacen nada para salir de su precaria realidad; sin embargo, el proactivo es totalmente diferente.
LA PROACTIVIDAD BUSCA RESOLVER PROBLEMAS EN LUGAR DE SER VICTIMA DE ELLOS.
Los problemas presentan obstáculos en la vida
de las personas que generalmente las aleja de sus objetivos. John Maxwell dice
en su libro Las 21 Cualidades Indispensables de un Líder: “No importa en qué campo esté un líder, enfrentará
problemas. Ellos son inevitables por tres razones. Primero, porque vivimos en
un mundo de complejidad y diversidad creciente. Segundo, porque interactuamos
con personas. Y tercero, porque no podemos controlar todas las situaciones que
enfrentamos”[4].
Los problemas son inevitables y se pueden ver como situaciones sin solución, de
allí que Mark Twain dijo: “Los problemas
adicionales son el resultado de malas soluciones”. Aquellas personas
que son proactivas poseen la capacidad de resolver problemas. Un factor
común en la vida son problemas y la necesidad de las personas para resolverlos
se vuelve clave en el liderazgo. Para poder resolver problemas, un
líder deberá seguir la siguiente guía.
Ver el problema como una oportunidad de mejora.
La forma de como vemos el problema es importante. Para poder ver el problema desde la perspectiva correcta es importante verlo no como un problema sino como una oportunidad de mejora el cual se puede convertir de una debilidad a una fortaleza. Un buen ejemplo de este principio es Ester. Amán había engañado al rey de Media y Persia logrando que se decretara un edicto que tenia como fin la persecución y exterminio de todo el pueblo judío, sin embargo, Ester se encontraba en la corte del rey, al principio sin hacer nada al respecto, sin embargo, su tío Mardoqueo la exhorto a salir de su estado de conformidad y se atreviera a usar su influencia con el rey para cambiar el destino inexorable que le esperaba al pueblo de Dios: “Mardoqueo le contó todo lo que le había sucedido, mencionándole incluso la cantidad exacta de dinero que Amán había prometido pagar al tesoro real por la aniquilación de los judíos. También le dio una copia del texto del edicto promulgado en Susa, el cual ordenaba el exterminio, para que se lo mostrara a Ester, se lo explicara, y la exhortara a que se presentara ante el rey para implorar clemencia e interceder en favor de su pueblo”, (Ester 4:7-8, NVI). Ante esta petición, Ester vio la situación como un problema que le podría conducir a la muerte, pero su tío le anima a no quedarse paralizada ante el problema, porque si no hacia nada, de una u otra forma el mal siempre la alcanzaría: “Cuando Mardoqueo se enteró de lo que había dicho Ester, mandó a decirle: «No te imagines que por estar en la casa del rey serás la única que escape con vida de entre todos los judíos. Si ahora te quedas absolutamente callada, de otra parte vendrán el alivio y la liberación para los judíos, pero tú y la familia de tu padre perecerán. ¡Quién sabe si no has llegado al trono precisamente para un momento como éste!»”, (Ester 4:12-14, NVI). Ante estas palabras la perspectiva de Ester cambio y ya no vio el problema como un problema que terminaría con su vida, sino como una oportunidad para seguir viviendo, y basado en esto, actuó, y de aquí sus palabras que quedaron inmortalizadas en las Escrituras: “Ester le envió a Mardoqueo esta respuesta: «Ve y reúne a todos los judíos que están en Susa, para que ayunen por mí. Durante tres días no coman ni beban, ni de día ni de noche. Yo, por mi parte, ayunaré con mis doncellas al igual que ustedes. Cuando cumpla con esto, me presentaré ante el rey, por más que vaya en contra de la ley. ¡Y si perezco, que perezca!»”, (Ester 4:15-16, NVI). Así es la perspectiva de las personas que resuelven problemas, ven el problema como una oportunidad de mejora, no como una tragedia o un mal con el cual tengan que vivir. Al final, Ester actuó no solo para bien de su vida sino para el de toda su nación: “Al tercer día, Ester se puso sus vestiduras reales y fue a pararse en el patio interior del palacio, frente a la sala del rey. El rey estaba sentado allí en su trono real, frente a la puerta de entrada. Cuando vio a la reina Ester de pie en el patio, se mostró complacido con ella y le extendió el cetro de oro que tenía en la mano. Entonces Ester se acercó y tocó la punta del cetro. El rey le preguntó: —¿Qué te pasa, reina Ester? ¿Cuál es tu petición? ¡Aun cuando fuera la mitad del reino, te lo concedería!”, (Ester 5:1-3, NVI).
Resiliencia.
La resiliencia es la capacidad que una persona tiene para sobreponerse de momento difíciles y críticos, para adaptarse en medio de grandes presiones y encontrar la salida de ellos sin rendirse. Esta característica es importante en los lideres que buscan resolver problemas, porque a veces no es tan fácil resolverlos, es más, puede haber fracasos y las situaciones pueden volverse en ocasiones simplemente mas complicadas, pero es allí donde la persona debe mostrar esa capacidad de soportar las más difíciles situaciones y no dejarse vencer por ellas. Aquí es cuando el líder debe buscar sobreponerse de cualquier situación, adaptándose a ellas y encontrar la forma de continuar abriéndose camino hasta vencer, debe encontrar razones por la cuales seguir adelante y nunca rendirse. Al respecto de esto, en la obra en inglés titulada Walk the Talk nos habla de la importancia de la resiliencia la cual radica en la capacidad de sobreponerse a las presiones que usualmente conducen a la depresión y frustración: “When facing disappointment and frustration… Take a deep breath, slowly count fifteen, and think about you want to affect others. Your responsibility is to lead people out of disappointment, not into in”. Traduciendo estas palabras al español seria: “Al enfrentar la decepción y la frustración… Respire profundamente, cuente lentamente hasta quince y piense como quisiera afectar la vida de los demás. Tu responsabilidad es sacar a las personas de la decepción, no a que se sientan atraídas a ellas”[5]. De acuerdo a esto, el líder debe ser capaz de no dejarse vencer por la depresión y la frustración, debe encontrar razones para seguir adelante esforzándose y buscando las soluciones a los problemas que se le presentan. A esto algunos le llaman la capacidad de resetear el cerebro, otros hablan de reprogramar la mente o de crear un carácter más fuerte.
En la Biblia
encontramos una característica que se asemeja mucho a este concepto de
resiliencia, y es una palabra griega utilizada en el Nuevo Testamento, esta es Hipomoné (ὑπομονή).
Hipomoné generalmente se traduce como paciencia, pero su significado es más
amplio ya que incluye una combinación de atributos que provocan resistencia,
perseverancia y constancia, esto es en sí resiliencia. A lo largo de la Biblia hemos visto como los
justos han tenido que atravesar por situaciones difíciles que los han llevado
al extremo de sus fuerzas y posibilidades, y en medio de ellas, la paciencia
los ha mantenido firmes y constantes en su fe, tal y como Job lo hizo al
atravesar por una prueba difícil en extremo: “Honramos
en gran manera a quienes resisten con firmeza en tiempo de dolor. Por ejemplo,
han oído hablar de Job, un hombre de gran perseverancia. Pueden ver cómo al
final el Señor fue bueno con él, porque el Señor está lleno de ternura y
misericordia”, (Santiago 5:11, NTV). Por tanto, en el liderazgo
cristiano la resiliencia es clave para no rendirse en medio de los problemas y
dificultades, manteniendo siempre nuestra confianza en Dios no habrá obstáculo
que no podamos vencer.
Identifique la causa raíz del problema.
Además de todo esto, un buen líder debe ser capaz de identificar la causa raíz del problema, es decir, las razones que provocan el problema y que, si se resuelven, el problema desaparece o queda en control. Saber identificar la causa raíz de los problemas es clave, porque de lo contrario se estarán llevando acabo varias acciones que no estarán dirigidas a atacar la verdadera causa del problema, y como consecuencia, el problema jamás desaparecerá. En el ámbito de la gerencia existe un principio que nos puede ayudar a identificar la mayor oportunidad de mejora que se tenga en una situación, esta es conocida como la ley de Pareto la cual dice ante un problema debemos listar las causas potenciales de este, ponderarlas y enfocar un 20% de nuestros recursos en las primeras causas de mayor oportunidad para lograr un 80% de resultados. No se trata que debemos atacarlas todas las fuentes, sino las mas representativas, una a la vez y así, una a una, veremos grandes resultados. John Maxwell lo dice así: “Los líderes que se complican con mayor frecuencia son aquellos que se dejan abrumar por el tamaño o volumen de sus problemas y después se ocupan superficialmente en su solución. Si te enfrentas a muchos problemas, asegúrate de resolver realmente lo que quieres resolver en ese momento, antes de pasar al siguiente”[6].
Principio de Pareto |
Establecer una estrategia sólida para corregir el problema y ejecutarla.
En la vida hay tres razones primordiales por
las cuales un problema no se puede resolver. La primera es por no encontrar la
causa raíz, luego por no establecer una estrategia asertiva para resolver el
problema y finalmente, porque esta estrategia nunca se lleva a cabo. Podemos
tener el mejor plan de nuestra vida, pero si no lo llevamos a cabo solo terminara
en buenas intenciones y el problema aun continuara afectando. Es
importante llegar a establecer una estrategia efectiva que nos lleve a
solucionar un problema y para ello no debemos olvidar que esta solución debe
considerar el principio Ganar-Ganar. Ante la solución de un problema
determinado pueden existir cuatro tipos de resultados, Perder-Perder,
todos perdemos; Perder-Ganar, yo pierdo, tú ganas; Ganar-Perder,
yo ganó, tu pierdes; y Ganar-Ganar, es decir, todos ganamos y alcanzamos
el máximo beneficio. Stephen Covey habla de este principio en su libro, Los 7
hábitos de la gente altamente efectiva: “El de
ganar/ganar es una estructura de la mente y el corazón que constantemente
procura el beneficio mutuo en todas las interacciones humanas. Ganar/ganar
significa que los acuerdos o soluciones son mutuamente benéficos, mutuamente
satisfactorios. Con una solución de ganar/ganar todas las partes se sienten
bien por la decisión que se tome, y se comprometen con el plan de acción”[7].
Matriz de interacción de Ganar-Ganar |
Stephen Covey nos
dice que una buena solución debe considerar este elemento de Ganar-Ganar, sin
embargo, ¿cómo encaja este principio Ganar-Ganar en el
liderazgo cristiano? Es importante recordar que los lideres cristianos
no trabajamos para beneficio propio, sino, primeramente, para Dios y en segundo
lugar para el bien de su pueblo. Por tanto, las
soluciones deben estar en armonía con la palabra de Dios y deben buscar el bienestar
espiritual y físico de los miembros del cuerpo de Cristo, no debe beneficiar
solo a un grupo en específico ni mostrar ningún tipo de favoritismo. Este principio lo
vemos en el liderazgo de Nehemías, el cual velaba porque el beneficio alcanzara
a todo el pueblo y no un grupo de ellos: “Los hombres
y las mujeres del pueblo protestaron enérgicamente contra sus hermanos judíos,
pues había quienes decían: «Si contamos a nuestros hijos y a nuestras hijas, ya
somos muchos. Necesitamos conseguir trigo para subsistir.» Otros se quejaban:
«Por conseguir trigo para no morirnos de hambre, hemos hipotecado nuestros
campos, viñedos y casas.» Había también quienes se quejaban: «Tuvimos que
empeñar nuestros campos y viñedos para conseguir dinero prestado y así pagar el
tributo al rey. Y aunque nosotros y nuestros hermanos somos de la misma sangre,
y nuestros hijos y los suyos son iguales, a nosotros nos ha tocado vender a
nuestros hijos e hijas como esclavos. De hecho, hay hijas nuestras sirviendo
como esclavas, y no podemos rescatarlas, puesto que nuestros campos y viñedos
están en poder de otros.» Cuando oí sus palabras de protesta, me enojé
muchísimo. Y después de reflexionar, reprendí a los nobles y gobernantes: —¡Es
inconcebible que sus propios hermanos les exijan el pago de intereses! Convoqué
además una gran asamblea contra ellos, y allí les recriminé: —Hasta donde nos
ha sido posible, hemos rescatado a nuestros hermanos judíos que fueron vendidos
a los paganos. ¡Y ahora son ustedes quienes venden a sus hermanos, después de
que nosotros los hemos rescatado! Todos se quedaron callados, pues no sabían
qué responder. Yo añadí: —Lo que están haciendo ustedes es incorrecto. ¿No
deberían mostrar la debida reverencia a nuestro Dios y evitar así el reproche
de los paganos, nuestros enemigos? Mis hermanos y mis criados, y hasta yo
mismo, les hemos prestado dinero y trigo. Pero ahora, ¡quitémosles esa carga de
encima! Yo les ruego que les devuelvan campos, viñedos, olivares y casas, y
también el uno por ciento de la plata, del trigo, del vino y del aceite que
ustedes les exigen”, (Nehemías 5.1-11, NVI). Nehemías siempre
buscaba soluciones que beneficiaran no solo a un grupo selecto de la población,
sino a todos y hoy en día necesitamos un liderazgo así, que vele por el
cumplimiento de la palabra de Dios y el bienestar de su pueblo.
LA PROACTIVIDAD SE ENFOCA EN SU OBJETIVO PRINCIPAL
Finalmente, la proactividad se enfoca en su
objetivo principal. Una vez el líder se a anticipado y resuelto los problemas
que se le presentan, debe enfocarse en su propósito principal hasta alcanzar el
resultado que desea. Podríamos definir el enfoque como la capacidad de
establecer prioridades y concentrarse en ellas. Un buen ejemplo de este
principio fue la vida del apóstol Pablo quien dijo: “Pero
de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal
que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para
dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios”, (Hechos 20:24).
Pablo estaba totalmente enfocado en su ministerio, su prioridad era predicar el
mensaje del evangelio y ganar a Cristo todas las almas posibles, y basado en
esto, se concentraba día a día en cumplirlo, este enfoque llevo al apóstol a
ser exitoso en su ministerio y ser proactivo en este fin, aprovechando
cualquier oportunidad que se le presentara. Por tanto, vemos aquí que el
enfoque consiste prácticamente en dos cosas, establecer prioridades y
concentrarse en ellas, esto es enfoque.
Con respecto a lo primero, establecer prioridades, Stephen Covey lo llama el hábito de establecer lo primero, primero: “La administración efectiva consiste en empezar por lo primero. Mientras que el liderazgo decide qué es «lo primero», la administración le va asignando el primer lugar día tras día, momento a momento. La administración es disciplina, puesta en práctica.”[8]. Un enemigo de todo líder es el activismo, es decir, estar tan ocupada en mil cosas creyendo que esta haciendo bien su trabajo que descuida sus verdaderas prioridades. Quizás un buen ejemplo de esto es lo que le paso a Marta el día que Jesús la visito en su casa: “Mientras iba de camino con sus discípulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía. Marta, por su parte, se sentía abrumada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y le dijo: —Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude! —Marta, Marta —le contestó Jesús—, estás inquieta y preocupada por muchas cosas, pero sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará”, (Lucas 10:38-42, NVI). Marta pensaba que por estar activa con mil cosas en las faenas de la cocina para darle de comer a Jesús y sus discípulos tenia su aprobación, y ¿quién no iba a pensar así? Su tarea era noble, pero no había priorizado lo mas importante, escuchar las enseñanzas de su Maestro, pero María si lo hizo. De igual forma, nosotros podríamos estar ocupados en la iglesia con mil cosas de su obra, pero descuidar lo mas importante, al Señor de la obra. Podríamos vivir ocupados con muchas cosas seculares o sin mayor importancia para el propósito de Dios para nuestras vidas, sin embargo, debemos ser capaces de evaluar nuestra vida y priorizar lo primero, primero, este es el reino de Dios y su justicia: “Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten”, (Mateo 6:33, NTV). La prioridad del líder cristiano debe estar en Dios y su reino, basado en esto y los dones que se le han otorgado, debería elegir el área donde servirá y tomar las decisiones pertinentes para tal fin. Luego, una vez que hemos elegido nuestras prioridades, debemos concentrarnos en ellas. El saber establecer prioridades para luego concentrarse en ellas es clave, si una de ellas falta, el liderazgo proactivo es ineficiente: “Un líder que conoce sus prioridades, pero carece de concentración sabe qué hacer, pero nunca lo termina. Si tiene concentración, pero no prioridades, tiene excelencia sin progreso”[9].
Los cuadrantes de Stephen Covey |
Stephen Covey, en su libro Los Hábitos de la
Gente Altamente Efectiva, propone un cuadrante donde generalmente el líder se
puede enfocar, y dependiendo en cual de ellos se enfoque, así serán sus resultados.
Estos cuadrantes los podríamos resumir de la siguiente manera:
1. Cuadrante I: Urgente e importante. El líder que se haya en este cuadrante es aquel que lamentablemente no ha logrado organizarse con suficiente tiempo para atender sus prioridades y ahora han cobrado urgencia el atenderlas. El resultado de trabajar es este cuadrante es cansancio, estrés y enfocado en resolver situaciones con fechas vencidas en medio de una gran crisis.
2. Cuadrante II: No urgente, pero importante. Este es el cuadrante ideal para trabajar, consiste en saber priorizar lo mas importante y concentrarse en ello con suficiente tiempo, anticipando todo lo posible sin la necesidad de correr. Los resultados de trabajar en este cuadrante es la felicidad.
3. Cuadrante III: Urgente, pero no importante. El líder que cae en este cuadrante se ve inmerso en un gran activismo, muchas actividades urgentes que le surgen pero que no están alineadas con el propósito principal de su ministerio y que son tareas urgentes para otras personas. Ejemplos de esto podría ser reuniones largas sin propósito o imprevistas, cuestiones administrativas burocráticas y en general, cualquier actividad que no esté en armonía con el objetivo principal. El resultado de esto es cansancio, estrés y cero resultados.
4. Cuadrante IV: No urgente y no importante. Aquí el líder esta enfocado en cosas que verdaderamente no contribuyen a la visión de su ministerio, son totalmente triviales u orientadas a solo entretener o mantenerse ocupado sin un propósito. El resultado de esto es el fracaso total.
Por tanto, como lideres cristianos, revisemos
nuestras prioridades y asegurémonos que nuestro enfoque sea el correcto, no sea
que nos hallemos muy ocupados en tareas egoístas que no glorifican a Dios y que
solo buscan nuestro propio beneficio o que estemos trabajando en un área donde
Dios no nos ha llamado y donde no aprovechemos al máximo los dones y talentos
que se nos han otorgado.
LA IMPORTANCIA DE LA PROACTIVIDAD EN EL LIDERAZGO
De acuerdo a todo lo que hemos visto, la proactividad es ese hábito que nos ayuda a anticiparnos al futuro, a planear y trabajar por adelantado, enfocándonos en aquel objetivo y desarrollando nuestras capacidades para tal fin, no acepta ser victimas de las circunstancias, sino moldea su entorno. Quizás un ejemplo más que podríamos considerar de proactividad la encontramos en la vida de José. Cuando José le revelo el significado de sus sueños a faraón este le pregunto que podían hacer ante los sietes años de hambre que venían y José le respondió: “Por todo esto, el faraón debería buscar un hombre competente y sabio, para que se haga cargo de la tierra de Egipto. Además, el faraón debería nombrar inspectores en todo Egipto, para que durante los siete años de abundancia recauden la quinta parte de la cosecha en todo el país. Bajo el control del faraón, esos inspectores deberán juntar el grano de los años buenos que vienen y almacenarlo en las ciudades, para que haya una reserva de alimento. Este alimento almacenado le servirá a Egipto para los siete años de hambre que sufrirá, y así la gente del país no morirá de hambre”, (Génesis 41:33-36, NVI). Si nos damos cuenta, José supo aprovechar la revelación de los sueños de faraón que Dios le había dado. Cualquier persona pudo haber pensado que no había mucho que hacer ante una inminente hambruna que duraría 7 años, pero no José. José le recomendó al faraón: debería buscar un hombre competente y sabio, para que se haga cargo de la tierra de Egipto…nombrar inspectores en todo Egipto, para que durante los siete años de abundancia recauden la quinta parte de la cosecha en todo el país… juntar el grano de los años buenos que vienen y almacenarlo en las ciudades, para que haya una reserva… y así la gente del país no morirá de hambre. Vemos como José se anticipo a actuar, definió un plan inteligente y lo propuso a faraón para que lo echara a andar, y al final, faraón lo designo a él como el gobernador de Egipto e hizo tal y como lo había dicho, durante los 7 años de abundancia trabajo organizando y dirigiendo la recolección de la quinta parte de las cosechas para almacenarlas en graneros y así hizo por 7 años de tal forma que cuando llegaron los 7 años de escases, Egipto tenia suficiente alimento en sus graneros para sostener a todo el reino y así se preservo no solo sus vidas sino la vida de las familia de Jacob y por ende la descendencia de Israel. Toda esta anticipación que José tuvo y el trabajo inteligente es proactividad y hoy en día los lideres cristianos deben desarrollar este hábito.
[1] Stephen Covey. “Los
siete hábitos de la gente altamente efectiva”. Buenos Aires, Paidós, 1ª
edición, 2005. Pág. 44.
[2] John
MacArthur. “Liderazgo”. Nashville, Tennessee, EEUU, Editorial Betania, 2006.
Pág. 20
[3] John
Maxwell.
“La Biblia de Liderazgo de Maxwell”. Edición revisada, Reina Valera 1960,
Editorial Caribe, Nashville, Dallas, Mexico,2004.
[4] Dr.
John Maxwell. “Las 21 cualidades indispensables de un líder”. Ed. Caribe-Betania, EEUU, 1999. pág. 55.
[5] Erick Harvey and Al Lucia. “144 Ways to Walk the Talk”. Second
Edition, Walt the Talk Publisher, EEUU. Page 40.
[7] Stephen
Covey. “Los siete hábitos de la gente altamente efectiva”. Buenos Aires, Paidós, 1ª
edición, 2005. Pág. 130.
[8] Stephen
Covey. “Los siete hábitos de la gente altamente efectiva”. Buenos Aires,
Paidós, 1ª edición, 2005. Pág. 91.
[9] Dr.
John Maxwell. “Las 21 cualidades indispensables de un líder”. Ed.
Caribe-Betania, EEUU, 1999. pág. 30.
Excelente gracias por bendecir a la iglesia con este material
ResponderBorrarGloria a Dios muy buena enseñanza Dios le Bendiga Rica y poderosamente en su palabra 🔥
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