“Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus
mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda
sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el
que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha
perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en
él, debe andar como él anduvo”.
1 Juan 2:3-6
INTRODUCCIÓN
El
apóstol Juan ha insistido en la importancia de apartarse del pecado y vivir
como hijos de luz, no como lo hacían los paganos de sus tiempos. Los creyentes debían
apartarse de todo pecado y el primer paso era reconociéndolo y confesándoselo a
Jesús, para que pudiesen ser limpios de toda maldad, ahora bien, una vez hecho
esto, esperaba que viviesen de acuerdo a las instrucciones que les había dado, siguiendo
el verdadero evangelio, pero si alguno después de todo esto pecare, abogado tenían
para con el Padre, a Jesucristo. Ahora, el apóstol continuara insistiendo en el
tema de la obediencia a la palabra, ya que se espera que aquellos que son hijos
de Dios, vivan de acuerdo a su palabra.
¿Quién conoce realmente a Dios? |
EL QUE CONOCE A DIOS CONOCE SUS MANDAMIENTOS
“Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos”.
1 Juan 2:3
He
aquí como saber si conocemos a Dios, si guardamos sus mandamientos: Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus
mandamientos. En el tiempo antiguo, los griegos solían tener dos
conceptos opuestos en cuanto a la forma de cómo llega a conocer a la divinidad.
Para algunos, conocer a Dios venia de un proceso totalmente intelectual
que se abrió paso con los grandes filósofos de Grecia, como lo fue Platón. Ellos
creían que el raciocinio podía llevarlos a conocer a Dios y en este sentido establecían
sus razonamientos humanos y siempre estaban dispuestos a discutir en sus
asambleas todas las ideas lógicas que alguien pudiese decir acerca del tema. Lo
vemos así, por ejemplo, cuando Pablo visito Atenas: “Mientras
Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía viendo la ciudad
entregada a la idolatría. Así que discutía en la sinagoga con los judíos y
piadosos, y en la plaza cada día con los que concurrían. Y algunos filósofos de
los epicúreos y de los estoicos disputaban con él; y unos decían: ¿Qué querrá
decir este palabrero? Y otros: Parece que es predicador de nuevos dioses;
porque les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección. Y tomándole,
le trajeron al Areópago, diciendo: ¿Podremos saber qué es esta nueva enseñanza
de que hablas?”, (Hechos 17:16-19). Si había algo que caracterizaba
a algunos griegos era la curiosidad de escuchar nuevas cosas, por eso cuando Pablo
llego a Atenas, algunos de los filósofos de la época discutieron con él acerca
del mensaje del evangelio. Ahora bien, esta claro que las verdades del
evangelio no se llegan a conocer a través de un proceso intelectual, sino por
medio de la ayuda del Espíritu Santo: “Pero
el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque
para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir
espiritualmente”, (1 Corintios 2:14). Por otro lado, estaba la
creencia de otros países paganos que creían que a la divinidad se llegaba a conocer
a través de las emociones y la participación de cultos espiritistas y manifestaciones
misteriosas. Aquí lo primordial era sentir y a veces se hacía uso de algunas
especies de drogas que provocaban alucinaciones y éxtasis en las personas que
participaban de estos cultos. Sin embargo, el verdadero conocimiento de Dios no
esta fundamentado en las emociones, porque las emociones solo son una manifestación
de optimismo pasajero que hace que la gente siga unas ideas mientras estas le
funcionan, pero cuando vienen los problemas, por su falta de convicciones retroceden,
tal y como Jesús lo explico en la parábola del sembrador: “Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y
brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero salido el sol, se
quemó; y porque no tenía raíz, se secó… Y el que fue sembrado en pedregales,
éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; pero no tiene
raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la
persecución por causa de la palabra, luego tropieza”, (Mateo 13:5-6,
20-21). Así que Juan no quería que los creyentes de su tiempo cayesen en estos
dos errores, ni fundamentar su fe en la sabiduría humana, ni en las experiencias
religiosas que caracterizaban a las religiones paganas; sino mas bien, el
conocimiento de Dios debe estar fundamentado en el conocimiento de su revelación
escrita, la Biblia, la cual debe creerse por fe para salvación del alma y la
cual, se confirma en la experiencia personal de la comunión que tenemos con el Espíritu
Santo. Ahora bien, este conocimiento se transmite en buena parte por
conocer los mandamientos de Dios, es decir, su ley moral, la cual refleja su carácter
justo, santo y piadoso, lo cual demanda que aquel que afirme conocerlo
viva de acuerdo a estos mandamientos.
SI NO GUARDAMOS SUS MANDAMIENTOS NO LE CONOCEMOS
“El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él”.
1 Juan 2:4
Aquí
el apóstol Juan establece una forma de cómo identificar a los verdaderos
cristianos y es que estos deben guardar sus mandamientos: El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el
tal es mentiroso, y la verdad no está en él. Cuando el apóstol habla
de vivir de acuerdo a los mandamientos, no se refiere a vivir de acuerdo a la
ley de Moisés, que establecía una serie de ordenanzas ceremoniales, civiles y
morales; sino mas bien, se refiere a vivir de acuerdo a la ley moral de
Dios que se manifiesta en una vida piadosa, santa y justa. Hoy en día
los cristianos debemos tener estas exhortaciones muy presentes, porque es cierto,
la salvación es por fe, sin obras, pero esto no significa que abusaremos de la
gracias para seguir perseverando en el pecado: “¿Qué,
pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En
ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en
él?”, (Romanos 6:1-2). La verdad es que aquel que afirma ser cristiano,
pero no toma en cuenta el vivir de acuerdo a la ley moral de Dios, debería evaluarse
seriamente ya que aun anda en tinieblas y al final es un mentiroso si afirma
que es hijo de Dios.
AMOR Y CONOCIMIENTO CONDUCE A SER PERFECCIONADO EN DIOS
“… pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios
se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que
permanece en él, debe andar como él anduvo”.
1 Juan 2:5-6
Ahora,
es importante que este conocimiento sea complementado en el amor de Dios,
porque solo conocimiento sin amor, puede envanecer y conducir al error de querer
conocer a Dios a través de un proceso intelectual. Por eso Pablo dijo
hablando acerca de lo que se sacrificaba a los ídolos y la carne que se
compraba en el mercado y provenía de esto “… El
conocimiento envanece, pero el amor edifica…”, (1 Corintios 8:1). Sin
embargo, debemos tener cuidado de que el amor se convine con el conocimiento de
su palabra, porque de lo contrario caemos en el error de una religión basada
solo en emociones y creencias sentimentales que desconoce la santidad y justicia
divina. Muchos que solo se enfocan en predicar un evangelio solo de amor,
pero separado del conocimiento verdadero de sus mandamientos, permiten que el
hombre continue en su pecado, porque al final Dios es amor y a nadie
condenará, o que nadie debe juzgar el estilo de vida o ideales de otra persona,
porque eso va en contra del amor. Por eso Juan nos dice que aquel que guarda sus
mandamientos, es porque ama a Dios y en su amor es perfeccionado, siendo así,
afirmado en sus caminos: pero el que guarda su
palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto
sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él
anduvo. Por tanto, es importante que nosotros los cristianos vivamos
de acuerdo a los mandamientos morales de nuestro Dios, tal y como Él es santo y
justo, se espera que vivamos de esta forma, porque de lo contrario, deberíamos preguntarnos
si realmente le conocemos y hemos nacido de nuevo.
Como seres humanos es difícil seguir la palabra de Dios pero solo podemos pedir ayuda y que el espíritu santo more en nosotros y que Dios guie nuestro sendero...
ResponderBorrar- Dios quita toda carga negativa en mi, se mi bastón y guíame!!