Buscando una mejor vida en un lugar equivocado (Rut 1:1-5)


 

“Aconteció en los días que gobernaban los jueces, que hubo hambre en la tierra. Y un varón de Belén de Judá fue a morar en los campos de Moab, él y su mujer, y dos hijos suyos. El nombre de aquel varón era Elimelec, y el de su mujer, Noemí; y los nombres de sus hijos eran Mahlón y Quelión, efrateos de Belén de Judá. Llegaron, pues, a los campos de Moab, y se quedaron allí. Y murió Elimelec, marido de Noemí, y quedó ella con sus dos hijos, los cuales tomaron para sí mujeres moabitas; el nombre de una era Orfa, y el nombre de la otra, Rut; y habitaron allí unos diez años. Y murieron también los dos, Mahlón y Quelión, quedando así la mujer desamparada de sus dos hijos y de su marido”.

Rut 1:1-5

INTRODUCCIÓN

              Después de haber considerado los antecedentes generales de este maravilloso libro del Antiguo Testamento, hoy iniciamos su estudio versículo a versículo y ahora consideraremos los primeros cinco versículos del primer capítulo del libro de Rut. Hoy veremos como una familia buscando su bienestar tomaron una decisión que los llevo a la ruina total lo cual nos enseña la importancia de consultar la voluntad de Dios en todo lo que hacemos ya que a veces nuestras decisiones no son las mejores.

 

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Buscando una mejor vida en un lugar equivocado

EL TIEMPO Y LUGARES EN LOS QUE SE DESARROLLARON LOS EVENTOS

“Aconteció en los días que gobernaban los jueces, que hubo hambre en la tierra. Y un varón de Belén de Judá fue a morar en los campos de Moab, él y su mujer, y dos hijos suyos”.

Rut 1:1-2

              Lo primero que podemos decir es que todos los acontecimientos del libro de Rut se desarrollaron en el tiempo de los jueces de Israel, es decir, entre los años 1380 al 1050 a.C. Los jueces eran hombres que Dios levantaba en ciertos momentos para liberar a su pueblo de la opresión de alguna nación extranjera y conducirlos nuevamente al camino de obediencia a su palabra. Si hay un versículo que describe perfectamente este periodo de los jueces de Israel seria este: “En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía”, (Jueces 21:25). Esta época se caracterizo por su gran apostasía, lo cual a su vez desataba la ira de Dios en la cual permitía que alguna nación extranjera los oprimiera, luego, los israelitas clamaban a Dios arrepentidos, Dios entonces levantaba un juez que los liberaba, luego, mientras el tiempo en el cual el juez vivía, los israelitas eran fieles a Dios, pero al morir el juez, el pueblo se desviaba y volvían a apostatar en contra de Dios y el circulo vicioso se repetía. Así que podemos ver que en este periodo no existía una gran dirección espiritual, sino prevalecía la ignorancia de la palabra de Dios y generalmente las personas hacían lo que mejor les parecía lo cual a veces resultaba en mal para ellos y esto es lo que le va a pasar a esta familia.

            Aquí tenemos a una familia, compuesta de 4 miembros, el padre cuyo nombre es Elimelec, que en hebreo es Elimélec (אֱלִימֶלֶךְ), cuyo significado es “Dios es mi rey”. Luego, tenemos a la madre, cuyo nombre es Noemí, cuyo nombre en hebreo es Noemí (נָעֳמִי), cuyo nombre significa “Placentera o Deleite”. Estos tenían dos hijos cuyos nombres eran Mahlón y Quelión. El nombre de Mahlón proviene del hebreo Majlón (מַחְלוֹן), mientras que el nombre de Quelión se traduce del hebreo Quilión (כִּלְיוֹן), estos son nombres hebreos que suenan a enfermo y languidece respectivamente, lo cual a su vez nos sugieren que eran hombres de salud quebrantada, posiblemente porque tenían una condición física que reflejaba su quebrantada salud. Estos vivían en Belén, cuyo nombre en hebreo es beth lejem (בֵּית לֶחֶם), que literalmente significa, casa de pan, esta era una ciudad de Judá, situada a unos 8 kilómetros al sudoeste de Jerusalén. En un principio a Belén se le conoció como Efrata, cerca del lugar donde sepultaron a Raquel: “Así murió Raquel, y fue sepultada en el camino de Efrata, la cual es Belén”, (Génesis 35.19). Aún tiempo después, durante el reino dividido, Belén seguía siendo conocida como Efrata: “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá…”, (Miqueas 5:2). De allí que a veces se les llama a los habitantes de Belén efrateos.

 

            Una hambruna viene sobre Belén.

De acuerdo al texto, una hambruna viene sobre la tierra de Belén, posiblemente por alguna sequía que escaseó el alimento y agua. No es la primera vez que vemos que las hambrunas venían a las tierras bíblicas, así vemos que Abraham enfrento algunas de ellas: “Hubo entonces hambre en la tierra, y descendió Abram a Egipto para morar allá; porque era grande el hambre en la tierra”, (Génesis 12:10), también José y su familia tuvo que vivir una hambruna en la tierra: “También las siete vacas flacas y feas que subían tras ellas, son siete años; y las siete espigas menudas y marchitas del viento solano, siete años serán de hambre”, (Génesis 41:27). Aún en tiempos del profeta Elías, Israel experimento una terrible sequia por tres años y medio por causa de sus pecados: “Pasados muchos días, vino palabra de Jehová a Elías en el tercer año, diciendo: Vé, muéstrate a Acab, y yo haré llover sobre la faz de la tierra”, (1 Reyes 18:1). Y también vemos que paso en tiempos del profeta Eliseo: “Habló Eliseo a aquella mujer a cuyo hijo él había hecho vivir, diciendo: Levántate, vete tú y toda tu casa a vivir donde puedas; porque Jehová ha llamado el hambre, la cual vendrá sobre la tierra por siete años. Entonces la mujer se levantó, e hizo como el varón de Dios le dijo; y se fue ella con su familia, y vivió en tierra de los filisteos siete años”, (2 Reyes 8:1-2). En algunos casos vemos que las personas emigraban a otros territorios o naciones con el fin de huir de la hambruna, así, Abraham solía huir a Egipto, aunque Dios no siempre estuvo de acuerdo, luego, vemos que José ubicó a su familia en la tierra de Gosén en Egipto, mientras los 7 años de hambruna, también vemos a la mujer sunamita huir a Filistea para escapar de la hambruna cuando escucho lo que Eliseo le dijo. Así que, para este momento, esta familia que vivía en Belén, al enfrentarse con esta hambruna tomaron la decisión de emigrar a otro lugar en donde pudiesen huir de los efectos de escasez.

 

¿Era Moab el mejor lugar para emigrar?

Ya vimos que la costumbre de emigrar de su actual lugar de vivir a otra región era una opción que las personas escogían cuando existían sequias y hambrunas en sus tierras, por lo cual, a esta familia de Belén le pareció acertada la decisión de abandonar su hogar para tal fin, sin embargo, ¿Era Moab el mejor lugar para emigrar? Probablemente no, ya que Moab era una nación que Dios había rechazado por sus muchos pecados. Para comenzar, Moab nació durante el juicio de Sodoma y Gomorra, como consecuencia de un incesto, donde las dos hijas de Lot lo emborracharon para tener relaciones sexuales con él y así quedar embarazadas: “Y las dos hijas de Lot concibieron de su padre. Y dio a luz la mayor un hijo, y llamó su nombre Moab, el cual es padre de los moabitas hasta hoy. La menor también dio a luz un hijo, y llamó su nombre Ben-ammi, el cual es padre de los amonitas hasta hoy”, (Génesis 19:36-38). Esta nación se opuso a Israel durante su peregrinar en el desierto, intentó sobornar a Balaam para que maldijera al pueblo de Israel (Números 22-24), pero fracaso en su intento porque la protección de Dios estaba sobre ellos. Además, indujo a los israelitas a pecar en contra de Dios al seduciéndolos a la fornicación: “Moraba Israel en Sitim; y el pueblo empezó a fornicar con las hijas de Moab, las cuales invitaban al pueblo a los sacrificios de sus dioses; y el pueblo comió, y se inclinó a sus dioses. Así acudió el pueblo a Baal-peor; y el furor de Jehová se encendió contra Israel”, (Números 25:1-3). De esta forma, Dios prohibió la unión con estos pueblos: “No entrará amonita ni moabita en la congregación de Jehová, ni hasta la décima generación de ellos; no entrarán en la congregación de Jehová para siempre”, (Deuteronomio 23:3). Así que, si esta familia hubiera tomado literalmente este mandamiento, Moab no había estado en sus opciones para emigrar.

 

UNA TRAGEDIA VIENE SOBRE ESTA FAMILIA

“Llegaron, pues, a los campos de Moab, y se quedaron allí. Y murió Elimelec, marido de Noemí, y quedó ella con sus dos hijos, los cuales tomaron para sí mujeres moabitas; el nombre de una era Orfa, y el nombre de la otra, Rut; y habitaron allí unos diez años. Y murieron también los dos, Mahlón y Quelión, quedando así la mujer desamparada de sus dos hijos y de su marido”.

Rut 1:3-5

             Como vimos, la familia de Noemí decidió emigrar a Moab huyendo de la hambruna que había azotado a su tierra, no obstante, esto no sale tan bien como ellos esperaban, ya que muere el padre de familia, Elimelec, esposo de Noemí, y esta queda viuda. Esto obliga a Noemí a estar bajo el cuidado de sus dos hijos, los cueles se casaron con dos mujeres moabitas. El nombre de las esposas de Mahlón y Quelión eran Orfa y Rut respectivamente, o al menos eso se cree por el orden en el cual aparecen. Lamentablemente, los dos hijos de Noemí también mueren, quedando las tres viudas solas. Esto representaba una verdadera tragedia para una mujer en estos tiempos, el quedar viuda y sin hijos que perpetuara el nombre de su esposo.

            Si no cuidamos de tomar las mejores decisiones en nuestras vidas, estas pueden llevarnos a grandes fracasos y hasta tragedias, tal y como le paso a esta familia. A veces podemos creer que el camino que tomaremos es el mejor para nuestros propios intereses, pero ¿qué tal si no es así? Por ello es sumamente importante consultar la voluntad de Dios para saber si la decisión que tomaremos es la mejor, pero, cómo hacerlo. Bueno, podemos recomendar lo siguiente:

1.   ¿Qué dice la Biblia al respecto? Este es el mejor parámetro que podemos usar ya que la Biblia nos aconseja de muchas cosas que podemos obedecer con el fin de encontrarnos siempre en la voluntad de Dios: “Hijo mío, no te olvides de mi ley, y tu corazón guarde mis mandamientos; porque largura de días y años de vida y paz te aumentarán. Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón; y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres”, (Proverbios 3:1-4).

2.      Esa decisión afectará mi vida espiritual, me alejará de Dios o comprometerá mi santidad. Si es así podemos estar seguros de que no nos conviene seguir ese camino: “Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica”, (1 Corintios 10:23).

3.      La oración es clave para conocer la voluntad de Dios, orando podemos pedir sabiduría a Dios para tomar la mejor decisión: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”, (Santiago 1:5).

4.      Debemos encomendar a Dios todos nuestros planes, esperando siempre que se haga su voluntad: “¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello”, (Santiago 4:13-15).

Estos son algunos consejos al respecto, tristemente esta familia no consultó a Dios acerca de la decisión que iban a tomar, ni tampoco hicieron caso de la advertencia de Deuteronomio 23:3 y decidieron casarse con moabitas. El resultado de todo fue trágico, porque buscando algo mejor en Moab, encontraron la muerte y el fin de su descendencia, lo cual era bastante malo en este tiempo. Que tal si estos se hubieran quedado en Betel, porque con forme el tiempo paso Noemí se entero de que Dios había visitado nuevamente su tierra: “… porque oyó en el campo de Moab que Jehová había visitado a su pueblo para darles pan”, (Rut 1:6). Es un error pensar que nuestro bien esta en seguir fielmente un plan, o en otra nación, o en algún empleo, o cualquier otro camino que veamos prospero, realmente no es así, porque nuestro verdadero bien se encuentra en Dios, y Dios será el que nos guie y prospere en cualquier camino o plan que implementemos en nuestra vida, pero lejos de Él, nada podemos hacer: “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia”, (Salmos 127:1). Ahora, todos podemos equivocarnos como esta familia lo hizo, pero aun si esto nos pasara, aún hay esperanza, porque de esta tragedia Dios hará algo extraordinario, ya que Noemí reconocerá su error y volverá a su tierra y con ella una mujer, que si no hubiese sido por este mal que ocurrió, nunca hubiese conocido al verdadero Dios, así que como vemos, aun de las peores experiencias en la vida, el Señor puede sacar algo bueno, siempre y cuando reconozcamos nuestros pecados y nos volvamos a Él: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”, (Romanos 8:28).

 

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