“Criados, estad sujetos con todo respeto a
vuestros amos; no solamente a los buenos y afables, sino también a los
difíciles de soportar. Porque esto merece aprobación, si alguno a causa de la
conciencia delante de Dios, sufre molestias padeciendo injustamente. Pues ¿qué
gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo
bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios.
Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros,
dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se
halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición;
cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga
justamente; quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero,
para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por
cuya herida fuisteis sanados. Porque vosotros erais como ovejas descarriadas,
pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas”.
1 Pedro 2:18-25
INTRODUCCIÓN
En
esta oportunidad finalizaremos con el estudio del capítulo número 2 de 1 Pedro.
Recordemos que, si bien 1 Pedro fue dirigida a creyentes judíos que se
encontraban dispersados en Galacia, Bitinia, el Ponto y regiones cercanas a
estas, por la sencilles de su contenido y los temas que toca se cree que esta
carta fue escrita para discipular a personas recién convertidas al cristianismo.
Hasta el momento el apóstol Pedro ha presentado la realidad espiritual de la
salvación que por fe se ha alcanzado, además de explicar los deberes y
responsabilidades de los cristianos en diferentes aspectos de la vida, ahora, a
partir del versículo 18 iniciara con las instrucciones dirigidas a los esclavos
y a los cónyuges.
Los deberes de los siervos a sus amos
INSTRUCCIONES DIRIGIDAS A LOS CRIADOS
“Criados, estad sujetos con todo respeto a
vuestros amos…”
1 Pedro 2:18
Estos
versículos finales de 1 Pedro 2 van dirigidos a los criados, es decir, a los
esclavos domésticos, de hecho, la palabra griega que en la RV60 se traduce como
criado es esa precisamente, la que se traduce como esclavo domestico:
oikétai (οἰκέται),
por eso, la Nueva Traducción de la Biblia traduce esta palabra como esclavo: “Ustedes, los que son esclavos, deben aceptar la autoridad de
sus amos con todo respeto…”, (1 Pedro 2:18, NTV). Realmente estas
instrucciones que vemos que Pedro da a los esclavos domésticos forman parte de
una sola sección que continuará en el capítulo 3 y terminará en 1 Pedro 3:7;
ahora, si lo leemos nos parecerá extraño y difícil de asociar, porque en 1
Pedro 2:18-25 se les habla a los esclavos acerca de sus responsabilidades hacia
sus amos, y en 1 Pedro 3:1-7 se nos habla de las responsabilidades de los cónyuges.
Por tanto, podemos preguntarnos: ¿Qué relación tienen los esclavos con la
familia? Mucho, al menos en esta época. Recordemos que para esta época la
esclavitud era parte de la vida social, era común que algunas familias tuvieran
uno o más esclavos, al menos las familias que poseían cierta facilidad
económica, como hoy es común que las familias posean al menos un automóvil, así
en aquel entonces era común encontrar esclavos en algunas familias. Había
diferentes tipos de esclavos, los que se dedicaban a las tareas del campo, los
más educados eran destinados a trabajos de literatura o enseñanza, otros eran
enviados a trabajos de canteras que ya eran más pesados, y otros eran
destinados a trabajos de carácter domésticos y a estos es a los que les escribe
Pedro.
Esto
que Pedro hace, asociar a los esclavos domésticos como parte de la familia, no
es extraño de esta época ni exclusivo de esta carta, por ejemplo, Pablo también
lo hizo, comenzando desde las esposas y siguiendo con los esposos les presenta
sus deberes en el Efesios 5: “Las casadas estén
sujetas a sus propios maridos… Maridos, amad a vuestras mujeres…”, (Efesios
5:22, 25), luego, en Efesios 6 sigue con las instrucciones dirigidas a los
hijos y los esclavos domésticos: “Hijos, obedeced en
el Señor a vuestros padres… Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales…”,
(Efesios 6:1, 5). Si nos damos cuenta, las instrucciones van dirigidas al
núcleo que convivía en el seno familiar de aquel entonces, la esposa, el
esposo, los hijos y los criados o esclavos domésticos. Ahora, en esta carta,
Pedro sigue un orden invertido al momento de presentar sus instrucciones,
primero las dirige a los esclavos domésticos, luego, a partir del capítulo 3, a
las esposas y finalmente a los esposos, no presentado consejos para los hijos.
DEBERES DE LOS CRIADOS CRISTIANOS
“Criados, estad sujetos con todo respeto a
vuestros amos; no solamente a los buenos y afables, sino también a los
difíciles de soportar. Porque esto merece aprobación, si alguno a causa de la
conciencia delante de Dios, sufre molestias padeciendo injustamente. Pues ¿qué
gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo
bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios”.
1 Pedro 2:18-20
Los
criados cristianos tenían que estar sujetos con todo respeto a sus amos: Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros
amos; no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de
soportar… En la antigüedad no todos los amos eran malos con sus
esclavos, generalmente un amo no solía maltratar físicamente a su esclavo
porque al final este era parte de su propiedad y las heridas o lesiones
permanentes les bajaba la plus valía, porque al final, los esclavos eran visto
como un objeto de propiedad. Sin embargo, no todos eran tan buenos, algunos
eran difíciles de soportar o altivos, aún con esos, Pedro les decía que tenían
que mantener su respeto en todo momento. Ahora, la pregunta seria: ¿por qué debían
respetar a los amos independientemente de cómo los trataran? La respuesta
es: Porque esto merece
aprobación. La palabra griega que en este texto se traduce como,
“aprobación”, es járis (χάρις), la cual es
la palabra que generalmente se traduce como gracia, por lo que en otras
palabras, los criados deben obedecer a sus amos con todo respeto aun cuando
algunos de estos sean difíciles de soportar, porque esta es la gracia del
evangelio, a diferencia del mundo que responde mal por mal, se esperaba que la
buena conducta y servicio genuino de los criados cristianos avergonzara a los
malos amos y estos cambiante su conducta. Obviamente esto no es fácil, y
probablemente no todos los amos cambiarían su ruda y déspota conducta, por ello
Pedro les exhorta a los criados cristianos a sufrir con paciencia, pues al
final, su sufrimiento sería visto y recompensado por Dios: si alguno a causa de la conciencia delante de
Dios, sufre molestias padeciendo injustamente. Pues ¿qué gloria es, si pecando
sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo
soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios.
Ahora, en nuestra época moderna ya la esclavitud a sido abolida, pero podríamos
aplicarlo a nuestras relaciones laborales, empleado versus jefe, de hecho,
la versión de la Biblia, la Biblia de Nuestro Pueblo, lo parafrasea así: “Los empleados sométanse a sus patrones con todo respeto, no
sólo a los bondadosos y amables, sino también a los de mal genio. Es una gracia
soportar, con el pensamiento puesto en Dios, las penas que se sufren
injustamente. ¿Qué mérito tiene aguantar golpes cuando uno es culpable? Pero
si, haciendo el bien, tienen que aguantar sufrimientos, eso es una gracia de
Dios”, (1 Pedro 2:18-20, BNP).
NUESTRO EJEMPLO SUPREMO DE SUFRIMIENTO
“Pues para esto fuisteis llamados; porque también
Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas;
el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le
maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino
encomendaba la causa al que juzga justamente; quien llevó él mismo nuestros
pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los
pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados. Porque
vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y
Obispo de vuestras almas”.
1 Pedro 2:18-25
Ahora,
considerando una relación empleado-jefe, el apóstol nos da un ejemplo más del
por qué los cristianos podríamos sufrir con paciencia la mala conducta de un
jefe (en este caso porque ya no existe la relación de esclavos y amos): Pues para esto fuisteis llamados; porque también
Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas… contrario
a lo que el mundo enseña, el cristianismo debe caracterizarse no por un espíritu
de venganza, odio y desprecio, antes, debe orar por aquellos que lo aborrecen y
respetar a toda autoridad que por la voluntad de Dios están en sus puestos, y
así como Jesús padeció por nosotros, así nosotros debemos aprender a padecer y
esperar en su misericordia. Pedro nos amplia aún más el ejemplo de Cristo: el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su
boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no
amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente… Aquí
encontramos la manera de cómo debemos soportar a los jefes difíciles, esto
es, no responder palabras ofensivas y encomendar su causa al Dios justo,
quien es el obrará según las obras de cada uno. El Señor será aquel que juzgara
a aquellos que, tomando ventaja de su autoridad, abusan de su poder, por ello
Santiago les decía a los ricos que oprimían a sus jornaleros: “¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os
vendrán. Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de
polilla. Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra
vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado
tesoros para los días postreros. He aquí, clama el jornal de los obreros que
han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por
vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del
Señor de los ejércitos”, (Santiago 5:1-4). Lo segundo que podemos
aprender de todo esto es que, nuestra paciencia y padecimientos serán recompensados
por Dios y traerán en el futuro una recompensa, ya que Jesús soportó con
paciencia para traer frutos de vida eterna para todos nosotros: quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo
sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la
justicia; y por cuya herida fuisteis sanados. Porque vosotros erais como ovejas
descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas.
Prácticamente lo que Pedro está haciendo aquí es citar algunos versículos de
Isaías 53, primero cita Isaías 53:9: “Y se dispuso
con los impíos su sepultura, más con los ricos fue en su muerte; aunque nunca
hizo maldad, ni hubo engaño en su boca”, (Isaías 53:9), luego, cita
versículos anteriores a este: “Ciertamente llevó él
nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por
azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras
rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre
él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos
como ovejas, cada cual se apartó por su camino; más Jehová cargó en él el
pecado de todos nosotros”, (Isaías 53:4-6). Por tanto, Jesús es
nuestro gran ejemplo de cómo padecer por causa de la justicia, de igual manera,
Pedro les pide a los criados cristianos que se sometan con todo respeto a sus
amos, aún a los difíciles de soportar, de tal manera que aquellos que sufren en
su conciencia por las malas acciones de sus amos, recuerden la actitud de
Cristo, que, siendo acusado, no respondió palabra, sino encomendó su causa a su
Padre celestial. De igual manera, nosotros los cristianos debemos obedecer y
respetar a nuestros jefes y a aquellas autoridades que Dios ha puesto,
respetando aún a los difíciles de soportar.
El amor encierra un gran misterio de reconciliación con el ser humano: A- ha-va : significa el que da tiempo y ayuda a su prójimo y estos es el verdadero amor
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