La monarquía unificada bajo David (Parte I)


 

“Escogió a su siervo David, al que sacó de los apriscos de las ovejas, y lo quitó de andar arreando los rebaños para que fuera el pastor de Jacob, su pueblo; el pastor de Israel, su herencia. Y David los pastoreó con corazón sincero; con mano experta los dirigió”.

Salmos 78:70-72 (NVI)

 

INTRODUCCIÓN

 

Conocida como la Época de Oro de Israel por el hecho de traer la unificación de las tribus de Israel a través de un solo rey, realmente creemos que esta época de oro comienza con la monarquía de David y la nación llega a su máximo esplendor bajo el reinado de Salomón. Aunque no podemos despreciar el reinado de Saúl, la verdad es que bajo su reinado y sus desaciertos llevo a Israel a dar los primeros pasos para que las tribus buscasen una manera de estar unidos en contra de las invasiones de los filisteos y los pueblos del oriente, por ello, bajo Saúl inicio dicha unificación, pero a su muerte las tribus volvieron a quedar separadas, pero sería con David que esto cambiaria totalmente. El Salmo 78:70-72 expresa muy bien lo que David realmente hizo, siendo un pastorcito de ovejas, el Señor lo eligió para ser su rey, su corazón sincero y gran experiencia y astucia militar condijo a la nación a otro nivel en el cual nunca había llegado.

 

David

Estatua del Rey David por Nicolas Cordier, en la capilla Borghese de la basílica de Santa Maria Maggiore en Roma.

De Jastrow - Fotografía propia, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1329482


¿QUIÉN FUE DAVID?

 

Bíblicamente, David fue el segundo rey de Israel, elegido por el mismo Señor al ser Saúl desechado por su desobediencia, David es un personaje muy importante para el pueblo de Israel y el cristianismo, es considerado un rey justo, valiente guerrero y gran estratega militar, amante de Dios, músico y poeta, David fue un hombre conforme el corazón de Dios de cuya descendencia vendría nuestro Señor Jesucristo: “Luego pidieron rey, y Dios les dio a Saúl hijo de Cis, varón de la tribu de Benjamín, por cuarenta años. Quitado este, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero. De la descendencia de este, y conforme a la promesa, Dios levantó a Jesús por Salvador a Israel”, (Hechos 13:21-23). En esto hay dos cosas que podemos recalcar acerca de David. Lo primero, fue un hombre conforme el corazón de Dios, es decir, un hombre sensible a su presencia, obediente a su palabra y que cuando pecó, reconoció su pecado y procedió al arrepentimiento. Esto lo hace muy diferente al resto de reyes que Israel tuvo, ya que no era perfecto, pero siempre temió al Señor. Lo otro, de su linaje viene nuestro Señor Jesucristo, de hecho, el pacto davídico le fue dado, prometiéndole que uno de sus descendientes se sentaría en el trono de Israel para siempre y dicha promesa se cumplirá cuando Jesús regrese por segunda vez a esta tierra y establezca el milenio: “Y cuando tus días sean cumplidos para irte con tus padres, levantaré descendencia después de ti, a uno de entre tus hijos, y afirmaré su reino. Él me edificará casa, y yo confirmaré su trono eternamente. Yo le seré por padre, y él me será por hijo; y no quitaré de él mi misericordia, como la quité de aquel que fue antes de ti; sino que lo confirmaré en mi casa y en mi reino eternamente, y su trono será firme para siempre. Conforme a todas estas palabras, y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David”, (1 Crónicas 17:11-15). Ahora, no existen otras fuentes literarias a parte de la Biblia que confirmen de manera directa la veracidad histórica de David, sin embargo, de manera indirecta se han encontrado una evidencia arqueológica que confirma el reconocimiento del linaje real de David. Acerca de David, el Diccionario Ilustrado de la Biblia de Wilton M. Nelson nos agrega otros elementos a considerar acerca de David: “Segundo rey de Israel (1000-962 a.C.). Se menciona unas ochocientas veces en el Antiguo Testamento y sesenta en el Nuevo Testamento. No se sabe con certeza el significado de su nombre. Fue el menor de ocho hermanos (1 S 17.12ss) y su padre, Isaí, era nieto de Rut y Booz. Desde muy joven demostró tener valor y ternura como pastor de ovejas”. Un artículo publicado en la web por la World History Encyclopedia, por el Dr. John S. Knox en inglés, titulado “King David”, pero traducido al español por Francisco Soto, nos da más detalles acerca de la vida de David: “Según la tradición bíblica (o el mito, según algunos), David (hacia 1035-970 a.C.) fue el segundo rey del antiguo Reino Unificado de Israel que ayudó a establecer el trono eterno de Dios. Aunque en un inicio fue pastor de ovejas, David llegó a ser conocido por su pasión por Dios, sus conmovedores salmos y habilidades musicales, su valor inspirador y su experiencia en la guerra, su buena apariencia y su relación ilícita con Betsabé, así como por sus conexiones ancestrales con Jesús de Nazaret en el Nuevo Testamento. Nacido alrededor del año 1000 a.C., David era el octavo hijo (y el más joven) de Jesé, de la tribu de Judá. Al igual que el rey Saúl y el rey Salomón, David reinó durante 40 años en uno de los periodos más florecientes y prósperos de la historia de Israel, conocido por muchos como "La Edad de Oro" de Israel”. También podemos incluir el comentario que la Encyclopedia Britannica hace al respecto de David en un articulo publicado en inglés bajo el título, “David, King of Israel”, este segmento lo traducimos así: “David (floreció hacia el año 1000 a.C.) fue el segundo gobernante del reino unido de la antigua Israel y Judá. Fundó la dinastía de Judea y unió a todas las tribus de Israel bajo un solo monarca. Su hijo Salomón expandió el imperio que David construyó. David es una figura importante en el judaísmo, el cristianismo y el islam”. De esta manera podemos entender quién fue David, pero hagamos un estudio rápido de su vida.

 

DAVID, ANTES DE SER REY DE ISRAEL

 

Estudiar la vida de David es enriquecedora, no solo porque conocemos al hombre que unifico de manera efectiva a las 12 tribus de Israel en un solo reino, sino, porque como persona que amaba y temía a Dios, sus primeros inicios, sus victorias y fracasos añade a nuestra fe preciosas lecciones espirituales de las cuales podemos aprender mucho. Vamos a hacer un recorrido en la historia de este gran personaje bíblico.

 

Sus inicios.

  

La primera mención que tenemos de David lo tenemos en el libro de Rut, cuando se nos declara su origen genealógico: “Booz, pues, tomó a Rut, y ella fue su mujer; y se llegó a ella, y Jehová le dio que concibiese y diese a luz un hijo… y lo llamaron Obed. Este es padre de Isaí, padre de David”, (Rut 4:13, 17). Acerca de sus orígenes, el Diccionario de la Biblia de Alfonso Lockward nos dice: “En el libro de Rut se dan los antecedentes de su familia, indicándose que era descendiente de Booz y la moabita. Isaí, padre de David, tuvo nueve hijos, ocho varones y una hembra, siendo David el más pequeño de los varones. Su familia era de cierta importancia en Belén, pues Isaí estaba entre “los ancianos de la ciudad” (1Sa_16:4-5). Tenía rebaños de ovejas, las cuales David apacentaba (1Sa_16:11). En esa actividad David se había distinguido desde joven como “valiente y vigoroso”, habiendo tenido experiencias en las cuales enfrentó leones y osos, y los mataba cuando éstos atacaban al rebaño (1Sa_17:34-36)”. La siguiente mención de David la encontramos cuando Dios le ordena a Samuel que deje de lamentar el hecho de que Saúl había sido desechado por Dios como rey y fuese a ungir a aquel varón que se convertiría en el próximo rey de Israel: “Dijo Jehová a Samuel: ¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndolo yo desechado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite, y ven, te enviaré a Isaí de Belén, porque de sus hijos me he provisto de rey”, (1 Samuel 16:1). Al principio Samuel se dejó llevar por la apariencia externa para creer cuál de todos los hijos de Isaí sería el futuro rey de Israel, pero el Señor lo reprende porque Dios no mira la apariencia sino el corazón de las personas: “Y aconteció que cuando ellos vinieron, él vio a Eliab, y dijo: De cierto delante de Jehová está su ungido. Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón. Entonces llamó Isaí a Abinadab… Hizo luego pasar Isaí a Sama… E hizo pasar Isaí siete hijos suyos delante de Samuel; pero Samuel dijo a Isaí: Jehová no ha elegido a éstos. Entonces dijo Samuel a Isaí: ¿Son estos todos tus hijos? ...”, (1 Samuel 16:6-11). Dios había elegido a su ungido, un hombre que lo amaba y obedecía su palabra, así, aquel improbable pastor de ovejas, menospreciado por su propia familia, fue elegido por el Señor como el futuro rey de Israel: “Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá”, (1 Samuel 16:13).

 

David conoce a Saúl.

 

La primera vez que David conoce a Saúl es cuando este siendo atormentado por un demonio, le llevaron a David, para que le tocase el arpa y solo así aquel trastornado monarca se calmaba: “Y cuando el espíritu malo de parte de Dios venía sobre Saúl, David tomaba el arpa y tocaba con su mano; y Saúl tenía alivio y estaba mejor, y el espíritu malo se apartaba de él”, (1 Samuel 16:23). La palabra hebrea que se traduce como arpa es kinnór (כִּנּוֹר), la cual hace referencia a un instrumento que se rasga con los dedos para sacar melodías y los estudiosos piensas que más que tratarse de un arpa se trataba de una lira, un instrumento musical que se ha demostrado era muy común en esta época, de esto, James Hoffmeir nos comenta algo en su libro, Arqueología de la Biblia: “En 1965 un grupo de arqueólogos egipcios que trabajaban en Gaza descubrieron una sinagoga judía del siglo VI con un mosaico en el suelo que mostraba una figura coronada tocando una lira. En el mosaico aparece el nombre de David escrito en hebreo, lo que no deja lugar a dudas respecto a la identidad del músico. Se han encontrado liras en las tumbas reales de Ur que datan de 2650 a.C. No se trata sólo de instrumentos, sino de verdaderas obras de arte, puesto que están cubiertas de oro y lapislázuli, una piedra semipreciosa. Un panel de marfil decorativo encontrado en Meguido de 1200 a.C. muestra a un rey sentado sobre su trono. Ante él aparece una mujer (posiblemente la reina), y junto a ellos un músico que toca una lira. Esta escena muestra que la realeza del antiguo Oriente Próximo contaba con músicos cortesanos para que los deleitaran con sus canciones, tal y como hizo David con el rey Saúl durante algún tiempo”.

 

David-toca-arpa

David toca el arpa, mosaico de la Sinagoga de Gaza, período bizantino, 324-640 D.C.

Atribución: De צילום:ד"ר אבישי טייכר, CC BY 2.5, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=16918275


David y Goliat.

 

            El capítulo 17 nos narra una historia muy conocida por muchos, la historia de David y Goliat. Fue durante un enfrentamiento entre los israelitas al mando de Saúl y los filisteos que un paladín de estos últimos llamado Goliat desafió al ejército contrario, pero este era un gigante que según la Biblia media 6 codos y un palmo, es decir, casi 3 metros: “Salió entonces del campamento de los filisteos un paladín, el cual se llamaba Goliat, de Gat, y tenía de altura seis codos y un palmo. Y traía un casco de bronce en su cabeza, y llevaba una cota de malla; y era el peso de la cota cinco mil siclos de bronce. Sobre sus piernas traía grebas de bronce, y jabalina de bronce entre sus hombros. La asta de su lanza era como un rodillo de telar, y tenía el hierro de su lanza seiscientos siclos de hierro; e iba su escudero delante de él. Y se paró y dio voces a los escuadrones de Israel, diciéndoles: ¿Para qué os habéis puesto en orden de batalla? ¿No soy yo el filisteo, y vosotros los siervos de Saúl? Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí. Si él pudiere pelear conmigo, y me venciere, nosotros seremos vuestros siervos; y si yo pudiere más que él, y lo venciere, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis. Y añadió el filisteo: Hoy yo he desafiado al campamento de Israel; dadme un hombre que pelee conmigo. Oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo, se turbaron y tuvieron gran miedo”, (1 Samuel 17:4-11). Si continuamos leyendo la historia bíblica vemos cómo David venció a Goliat, este llego al campamento israelita y se dio cuenta del escarnio que Goliat hacía en contra de Israel, por ello decidió enfrentarse en contra de él, aún con sufriendo el menosprecio de sus hermanos y las dudas de Saúl, con una honda la cual cargo con una piedra lisa de rio y lanzándola en contra de Goliat le atinó en la frente y cayendo, David corrió, tomo su espada y le corto la cabeza, de esta manera David gano popularidad en medio de Israel como poderoso guerrero: “Y cuando el filisteo miró y vio a David, le tuvo en poco; porque era muchacho, y rubio, y de hermoso parecer. Y dijo el filisteo a David: ¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus dioses. Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo. Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; más yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado… Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su mano. Entonces corrió David y se puso sobre el filisteo; y tomando la espada de él y sacándola de su vaina, lo acabó de matar, y le cortó con ella la cabeza. Y cuando los filisteos vieron a su paladín muerto, huyeron”, (1 Samuel 17:43-45, 50-51).


David-Goliat

David and Goliath (1888), color lithograph by German artist Osmar Schindler.

By Osmar Schindler (1869-1927) - http://www.schmidt-auktionen.de/, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1148038


Algunos consideran mítica esta historia, consideran imposible que un jovencito bien parecido pudiese vencer a un enorme guerrero con tan solo una honda, la cual pudiese considerarse como un juguete de niño. Sin embargo, no debemos olvidar que el hecho de que David venció al poderoso gigante porque Dios lo respaldo, además, podemos encontrar referencias históricas que confirman que la honda no era un simple juguete de niño, sino, un arma letal. De esto, James Hoffmeir nos comenta en su libro, Arqueología de la Biblia: “… el arma que escogió, la honda, no era sólo un juguete para niños, sino un arma verdaderamente letal. De hecho, en unas pinturas de principios del segundo milenio a.C. halladas en una tumba de Beni Hasan, Egipto, se muestra una batalla con grupos de honderos y arqueros. En los relieves de Laquis de Nínive, que ahora pueden contemplarse en el Museo Británico, se representa a los honderos asirios lanzando piedras contra los defensores judíos de Laquis, episodio ocurrido en el 701 a.C. Estas escenas demuestran que la honda era un arma común en los combates, junto al arco y la flecha. Las piedras que se utilizaban para cargar la honda podían ser de diferentes tamaños, desde el tamaño de una pelota de golf hasta el de una pelota de tenis (5-8 cm de diámetro). Un hondero experto podía lanzar la piedra a 160-240 km/h. David escogió su piedra en un torrente, aunque normalmente las piedras destinadas a la honda solían tallarse para darles una forma redondeada. La honda se hacía con fibra tejida, por lo que se trataba de un arma barata pero efectiva”. G. Ernest Wright en su libro, Arqueología Bíblica, nos describe cómo eran estas hondas: “La honda utilizada en tiempos antiguos consistía en dos largas cuerdas con un ensanchamiento de cuero o de lana cosida a ellas. Poniendo un guijarro en esta pieza de la honda y volteándola sobre la cabeza, la piedra se dispara con tremenda fuerza al soltar uno de los cabos”.

Honderos-asirios
Relieve de Laquis de Nínive que muestra a los asirios usando hondas para lanzar piedras, parecidas a la que pudo haber usado David cuando venció a Goliat


La victoria que David obtuvo sobre Goliat provoco que su fama creciese en Israel a tal punto que los canticos que las doncellas le dirigían lo exaltasen aún más que al mismo Saúl, lo cual provoco los celos del monarca: “Y cantaban las mujeres que danzaban, y decían: Saúl hirió a sus miles, y David a sus diez miles. Y se enojó Saúl en gran manera, y le desagradó este dicho, y dijo: A David dieron diez miles, y a mí miles; no le falta más que el reino. Y desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David”, (1 Samuel 18:7-9).

 

       Las dificultades en la vida de David antes de ser rey.

 

Desde el momento que David ganó más popularidad que Saúl por su hazaña de matar a Goliat, los celos invadieron al rey y desde entonces lo miró con desagrado (1 Samuel 18:9). En este tiempo, David y Jonatán establecieron una gran amistad (1 Samuel 18:1-3) y Saúl comenzó a enviarlo a misiones militares en las cuales gano el respeto como gran guerrero: “Y salía David a dondequiera que Saúl le enviaba, y se portaba prudentemente. Y lo puso Saúl sobre gente de guerra, y era acepto a los ojos de todo el pueblo, y a los ojos de los siervos de Saúl”, (1 Samuel 18:5), sin embargo, todo esto provoco que los celos de Saúl lo llevasen a odiarlo y creer que David podía destronarlo del reino, en cierta ocasión le ofreció a David su hija Mical como esposa a cambio de 100 prepucios de filisteos, ahora, esto lo hacia esperando que David muriese a manos de los filisteos, pero David completó la tarea y en lugar de 100 le trajo 200 prepucios de los filisteos y así Saúl le dio a su hija Mical como esposa. En 1 Samuel vemos cómo Saúl lleno de celos intenta matar a David tratando de clavarle una lanza (1 Samuel 18:10-11, 19:1-7, 18-24), pero este con ayuda de su esposa termina huyendo de Saúl y así inicia una persecución en contra de su vida que lo obliga a esconderse en los desiertos de Israel. Este periodo fue duro para David, en su huida se dirige a Nob en busca del sacerdote Abimelec y con mentiras lo convence de que estaba en una misión secreta y le pide alimentos y armas, sin embargo, comete el error de dejarse ver por uno de los criados de Saúl, Doeg, el edomita, el cual le informa que David se encontraba con el sacerdote Nob lo cual despierta las sospechas del rey de una conspiración, por lo que Saúl se moviliza hasta el lugar, pero al no encontrar a David, en su ira y paranoia decide dar muerte a Nob y a todos los sacerdotes, lo cual provoca un gran dolor en el corazón de David al considerarse culpable de esta masacre (1 Samuel 22:6-23). Luego, huyendo de Saúl, David ingresa a territorio filisteo donde es capturado y llevado delante de Aquis rey de Gat, pero este se finge loco y así logra salvar su vida (1 Samuel 21:10-15).

 

Fue en este tiempo que algunos hombres afligidos por diferentes situaciones se le unieron a David y con el tiempo estos se convertirían en su escuadrón militar personal: “Yéndose luego David de allí, huyó a la cueva de Adulam; y cuando sus hermanos y toda la casa de su padre lo supieron, vinieron allí a él. Y se juntaron con él todos los afligidos, y todo el que estaba endeudado, y todos los que se hallaban en amargura de espíritu, y fue hecho jefe de ellos; y tuvo consigo como cuatrocientos hombres. Y se fue David de allí a Mizpa de Moab, y dijo al rey de Moab: Yo te ruego que mi padre y mi madre estén con vosotros, hasta que sepa lo que Dios hará de mí. Los trajo, pues, a la presencia del rey de Moab, y habitaron con él todo el tiempo que David estuvo en el lugar fuerte”, (1 Samuel 22:1-4). Y así a lo largo de los últimos capítulos de 1 Samuel vemos como David huye de Saúl, perdonándole la vida en dos ocasiones ya que no se atreve levantar su espada en contra del ungido de Jehová y al final, termina habitando en tierra filistea sirviéndoles al rey filisteo de Gat, Aquis, y desde allí ya Saúl no lo persigue: “Y vino a Saúl la nueva de que David había huido a Gat, y no lo buscó más”, (1 Samuel 27:4). Podemos entender como este periodo de duras pruebas le ayudo a David a formar su carácter de futuro rey, llego a consolidar su ejercito personal que para este momento llegaba a 600 hombres y estaba compuesto por todos los afligidos y despreciados de Israel, estos llegaron a convertirse en una fuerza que repelía las invasiones extranjeras, salvando así cuidades que eran invadidas como Kaila (1 Samuel 23:1-14), además, protegía las cosechas y el ganado de las comunidades israelitas ubicadas en lugares remotos de cualquier invasor externo, viviendo así de la generosidad de estas últimas, aunque aquí se nos relata el incidente con Nabal (1 Samuel 25). Durante este tiempo David aprendió a confiar en Dios, a consultarle en todos sus futuros movimientos, y ganar el respeto de todos sus hombres, especialmente de la tribu de Judá; mientras que el reino de Saúl decaía cada vez más. Estando al servicio del rey filisteo de Gat, estaba obligado a pelear a su lado en contra del ejército de Saúl, pero Dios lo impidió generando la desconfianza en medio del campamento filisteo por lo que este y sus hombres fueron obligados a regresarse, así David no participo de este enfrentamiento donde Israel es derrotado y Saúl y sus hijos son muertos. Podemos ver en todo esto la mano de Dios actuando para en que el futuro no se le relacionase a David con la muerte de Saúl. Muerto Saúl, David le consulta a Dios si puede regresar a su tierra, no sin antes haber llorado amargamente la muerte de Saúl y sus hijos, es así como el Señor le permite a David regresar a Judá: “Después de esto aconteció que David consultó a Jehová, diciendo: ¿Subiré a alguna de las ciudades de Judá? Y Jehová le respondió: Sube. David volvió a decir: ¿A dónde subiré? Y él le dijo: A Hebrón”, (2 Samuel 2:1). De esta manera iniciara una nueva etapa en la vida de David, como rey de Israel.

 

 

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