La monarquía unificada bajo Saúl


 

“Entonces todos los ancianos de Israel se juntaron, y vinieron a Ramá para ver a Samuel, y le dijeron: He aquí tú has envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos; por tanto, constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones”.

1 Samuel 8:4-5

 

INTRODUCCIÓN

 

El fin de la época de los jueces de Israel va en rumbo de sus últimos días con la petición de los ancianos de Israel de solicitarle a Samuel un rey, petición que encontramos en 1 Samuel 8:4-5. Como vimos en el estudio pasado, a Samuel no le agrado la idea, pero Dios le ordeno a Samuel que obedeciese la voz de ellos, ya que el Señor sabía que difícilmente Israel iba a funcionar en una teocracia, antes, necesitaban un rey que los organizara y dirigiera como a una sola nación, ya que hasta ese momento las 12 tribus estaban desunidas y reinaba el desorden entre ellas, lo que las hacia vulnerables al ataque de sus enemigos, a parte de la amenaza filistea la cual crecía cada día. Ahora, Israel iniciaría un nuevo episodio en su historia.

 

David-Saúl

David and Saul, oil on canvas by Ernst Josephson, 1878; in the National Museum, Stockholm, Sweden. National museum, Stockholm (Photo: Erik Cornelius), public domain.

https://www.britannica.com/biography/Saul-king-of-Israel

 

LA ÉPOCA DE ORO DE ISRAEL

 

Llamamos el periodo de la monarquía unidad a aquella época de la historia de Israel que se caracteriza por estar unida bajo un solo reinado, su tiempo comprende desde el 1000 al 900 a.C. aproximadamente, es decir, en el siglo X a.C. Algunos la han llamado la época de oro de Israel, ya que fue el periodo donde las 12 tribus de Israel estuvieron unidas bajo un solo monarca y de manera específica, en los tiempos de David y Salomón la nación alcanza su mayor firmeza y esplendor. De esta época, G. Ernest Wright, en su libro Arqueología Bíblica, nos dice: “La época más espectacular y de mayor grandeza que conoció Israel se desarrolla inmediatamente antes y después del año 1000 a. C. Fueron aquéllos los días de unas personalidades espléndidas e interesantes —Saúl, David y Salomón— que dieron ser al Estado de Israel y en breve plazo lo convirtieron en una nación de no pequeña importancia en el mundo contemporáneo. En el curso de dos generaciones, aquellas tribus, unidas apenas entre sí por una alianza religiosa, sin otra fuerza para mantener su independencia que la autoridad espontánea de unos jefes carismáticos, se convirtieron en Estado fuerte y unido. Aquel pueblo, pobre hasta la desesperación, alcanzó de pronto un alto grado de prosperidad material y de riqueza”. Es importante considerar que la única fuente de información histórica que poseemos es el relato de los libros de Samuel, Reyes y Crónicas, a parte de estos, no hay mucho material confiable del que podamos tomar referencia, no obstante, hay evidencia arqueológica, poca en algunos casos, que dan testimonio de este tiempo. La poca evidencia arqueológica puede deberse a la cruel devastación que Israel y Judá sufrieron a manos de los asirios y babilonios, los cuales destruyeron buena parte de las ciudades durante el tiempo en el que cada una de las tribus fueron deportadas, aun así, podemos presentar evidencias arqueológicas de estos tiempos.

 

LA MONARQUÍA DE SAÚL

 

Saúl es conocido como el primer rey que Israel tuvo: “Había un varón de Benjamín, hombre valeroso, el cual se llamaba Cis, hijo de Abiel, hijo de Zeror, hijo de Becorat, hijo de Afía, hijo de un benjamita. Y tenía él un hijo que se llamaba Saúl, joven y hermoso. Entre los hijos de Israel no había otro más hermoso que él; de hombros arriba sobrepasaba a cualquiera del pueblo”, (1 Samuel 9:1-2). Su nombre se traduce del hebreo Shaúl (שָׁאוּל), cuyo nombre significa “deseado”, el cual se estima que fue rey entre los años 1020 al 1000 a.C., aunque otros dan otro rango de posibles fechas (1021–1000 a.C. o 1030-1010 a. C.). De hecho, en 1 Samuel encontramos un texto algo difícil de armonizar en cuanto a la duración del reino de Saúl, por ejemplo, leemos en 1 Samuel 13:1 en la versión RV60: “Había ya reinado Saúl un año; y cuando hubo reinado dos años sobre Israel…”, (1 Samuel 13:1). Pero este mismo texto se traduce diferente en otras versiones modernas, por ejemplo, leamos la Nueva Versión Internacional de la Biblia: “Saúl tenía treinta años cuando comenzó a reinar sobre Israel, y su reinado duró cuarenta y dos años”, (1 Samuel 13:1, NVI). Luego, si leemos la Nueva Traducción Viviente de la Biblia dice: “Saúl tenía treinta años cuando subió al trono, y reinó durante cuarenta y dos años”, (1 Samuel 13:1, NTV). La dificultad de este versículo es que en la parte que la RV60 traduce que Saúl tenía 1 año de reinar, en los Textos Masoréticos no se incluye ningún número y en las versiones tardías de la Septuaginta se incluye el número 30, como si este fuera el número de años de edad que Saúl tenía. El otro problema es que el número 2 que aparece en la RV60, en las versiones hebreas que se tienen, antes del 2 se cree que estaba otro número que es difícil de determinar por estar borroso, pero en Hechos el apóstol Pablo, apoyado por la Septuaginta, afirma que este número era un 4, porque dice que Saúl reinó 42 años: “Luego pidieron rey, y Dios les dio a Saúl hijo de Cis, varón de la tribu de Benjamín, por cuarenta años”, (Hechos 13:21). Así que basado en todo esto algunos estiman el reinado de Saúl entre 40 a 42 años, basado en la evidencia bíblica, aunque otros estiman que fueron menos años y de allí las diferentes propuestas de años que este monarca reino sobre Israel. A parte de la Biblia no tenemos otro registro que afirme su existencia, ni tampoco tenemos un gran detalle de los territorios que comprendieron la extensión de su reino. Durante su reinado libro muchas contiendas contra los filisteos y su vida se caracterizo por un declive moral y espiritual que lo llevo a ser desechado por Dios y termino muriendo en batalla en un enfrentamiento con los filisteos.

 

El inicio del reinado de Saúl en Gilgal.

 

El reinado de Saúl comenzó bien, siendo un hombre humilde que no buscaba el poder ni la gloria, fue elegido por Dios para ser el primer rey de Israel. Al principio se mostró tímido y no se apresuró a reclamar el reino: “Preguntaron, pues, otra vez a Jehová si aún no había venido allí aquel varón. Y respondió Jehová: He aquí que él está escondido entre el bagaje. Entonces corrieron y lo trajeron de allí; y puesto en medio del pueblo, desde los hombros arriba era más alto que todo el pueblo”, (1 Samuel 10:22-23). Durante la ceremonia de unción, un grupo de israelitas lo despreció: “Pero algunos perversos dijeron: ¿Cómo nos ha de salvar éste? Y le tuvieron en poco, y no le trajeron presente; más él disimuló”, (1 Samuel 10:27). Ante todo, Saúl se mantuvo humilde y no hizo caso omiso de los desprecios, aun así, no tomo poder del trono de inmediato, sino hasta después de un tiempo en el cual los amonitas amenazaron a los israelitas ubicados en Jabes Galaad, que estaba al oriente, al otro lado del Jordán, probablemente eran tribus de Gad o de la media tribu de Manasés: “Después subió Nahas amonita, y acampó contra Jabes de Galaad. Y todos los de Jabes dijeron a Nahas: Haz alianza con nosotros, y te serviremos. Y Nahas amonita les respondió: Con esta condición haré alianza con vosotros, que a cada uno de todos vosotros saque el ojo derecho, y ponga esta afrenta sobre todo Israel. Entonces los ancianos de Jabes le dijeron: Danos siete días, para que enviemos mensajeros por todo el territorio de Israel; y si no hay nadie que nos defienda, saldremos a ti. Llegando los mensajeros a Gabaa de Saúl, dijeron estas palabras en oídos del pueblo; y todo el pueblo alzó su voz y lloró. Y he aquí Saúl que venía del campo, tras los bueyes; y dijo Saúl: ¿Qué tiene el pueblo, que llora? Y le contaron las palabras de los hombres de Jabes. Al oír Saúl estas palabras, el Espíritu de Dios vino sobre él con poder; y él se encendió en ira en gran manera. Y tomando un par de bueyes, los cortó en trozos y los envió por todo el territorio de Israel por medio de mensajeros, diciendo: Así se hará con los bueyes del que no saliere en pos de Saúl y en pos de Samuel. Y cayó temor de Jehová sobre el pueblo, y salieron como un solo hombre”, (1 Samuel 11:1-7). Al final, el Espíritu de Dios ungió a Saúl y Dios le dio la victoria: “Aconteció que al día siguiente dispuso Saúl al pueblo en tres compañías, y entraron en medio del campamento a la vigilia de la mañana, e hirieron a los amonitas hasta que el día calentó; y los que quedaron fueron dispersos, de tal manera que no quedaron dos de ellos juntos”, (1 Samuel 11:11). Ante tan grande victoria, Israel celebro y establecieron el reinado de Saúl, e incluso pidieron la muerte de aquellos que habían despreciado a Saúl, pero este, con suma sabiduría pidió que no se derramase sangre israelita: “El pueblo entonces dijo a Samuel: ¿Quiénes son los que decían: ¿Ha de reinar Saúl sobre nosotros? Dadnos esos hombres, y los mataremos. Y Saúl dijo: No morirá hoy ninguno, porque hoy Jehová ha dado salvación en Israel. Mas Samuel dijo al pueblo: Venid, vamos a Gilgal para que renovemos allí el reino”, (1 Samuel 11:12-14). De esta manera el reinado de Saúl inicio y fue establecido en Gilgal.

 

Desaciertos y dificultades del reinado de Saúl.

 

A los 2 años de reinado de Saúl, este formo en Micmas un ejército de 3,000 hombres, al enterarse los filisteos de esto deciden invadir para atacar a Israel, es allí donde ambos ejércitos avanzan a Gilgal para combatir, pero cuando Israel ve el poderío filisteo, desfallecen y huyen: “Entonces los filisteos se juntaron para pelear contra Israel, treinta mil carros, seis mil hombres de a caballo, y pueblo numeroso como la arena que está a la orilla del mar; y subieron y acamparon en Micmas, al oriente de Bet-avén. Cuando los hombres de Israel vieron que estaban en estrecho (porque el pueblo estaba en aprieto), se escondieron en cuevas, en fosos, en peñascos, en rocas y en cisternas. Y algunos de los hebreos pasaron el Jordán a la tierra de Gad y de Galaad; pero Saúl permanecía aún en Gilgal, y todo el pueblo iba tras él temblando”, (1 Samuel 13:5-7). Es aquí donde Saúl comete su primer desacierto, desesperado por la tardanza de Samuel para poder ofrecer el sacrificio y obtener la bendición de Dios antes de la batalla y viendo que el pueblo le desertaba, decidió ofrecer él mismo el sacrificio, cometiendo así un error: “Y él esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había dicho; pero Samuel no venía a Gilgal, y el pueblo se le desertaba. Entonces dijo Saúl: Traedme holocausto y ofrendas de paz. Y ofreció el holocausto. Y cuando él acababa de ofrecer el holocausto, he aquí Samuel que venía; y Saúl salió a recibirle, para saludarle. Entonces Samuel dijo: ¿Qué has hecho? ...”, (1 Samuel 13:8-11). Aquí vemos su falta de carácter y convicciones acerca de Dios, no tuvo la suficiente firmeza para esperar y alentar al pueblo a no desfallecer en su fe, de haber sido diferente, el Señor lo hubiera respaldado y afirmado como rey en Israel: “Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre”, (1 Samuel 13:13). Una desventaja militar de Israel era la carencia de armas para la batalla, durante mucho tiempo los filisteos habían ejercido su control sobre los territorios de Israel a tal punto que no les permitían tener herreros que les trabajasen el hierro: “Y en toda la tierra de Israel no se hallaba herrero; porque los filisteos habían dicho: Para que los hebreos no hagan espada o lanza. Por lo cual todos los de Israel tenían que descender a los filisteos para afilar cada uno la reja de su arado, su azadón, su hacha o su hoz. Y el precio era un pim por las rejas de arado y por los azadones, y la tercera parte de un siclo por afilar las hachas y por componer las aguijadas. Así aconteció que en el día de la batalla no se halló espada ni lanza en mano de ninguno del pueblo que estaba con Saúl y con Jonatán, excepto Saúl y Jonatán su hijo, que las tenían”, (1 Samuel 13:19-22). Ahora, los desaciertos y falta de carácter en Saúl no terminaron aquí, su impulsivo carácter lo hacía jurar apresuradamente, en cierta ocasión juro que nadie probaría alimento hasta que Dios entregara en sus manos a los filisteos, esto hizo que el pueblo desfalleciera de hambre y en la desesperación estos terminaron matando animales y comiendo su carne con su sangre (1 Samuel 14:24-35). Luego, queriendo consultarle a Dios, Dios ya no le responde y piensa que el pueblo había pecado y al echar las suertes se da cuenta de que su hijo Jonatán había comido mil desobedeciendo así su juramento de no probar comida; pero el pueblo interviene impidiendo que lo matara porque Jonatán era el que había traído la victoria a Israel (1 Samuel 14:36-46). De esta manera su credibilidad como buen rey se va viendo comprometida y aunque emprende varias campañas militares en contra de Moab, Amón, Edom, contra los reyes de Soba, los filisteos y Amalec, y Dios le da la victoria, (1 Samuel 14:47-48), su falta de carácter queda totalmente evidenciado cuando desobedece la orden de Dios de exterminar al amalecita, perdonándole la vida al rey y trayéndose lo mejor del ganado, por ello, Dios lo termina desechando: “Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey… Entonces Samuel le dijo: Jehová ha rasgado hoy de ti el reino de Israel, y lo ha dado a un prójimo tuyo mejor que tú”, (1 Samuel 15:22-23, 28).

 

La caída de Saúl y su muerte.

 

Después de aquí vemos la caída de este rey, Dios se aparta de él, es atormentado por un mal espíritu, sus celos en contra de David lo vuelven loco a tal punto que este huye de él, en medio de su paranoilla cree que los sacerdotes de Nob conspiraban contra él ayudando a David a derrocarlo del reino, por lo que termina matando a todos los sacerdotes, cometiendo así un terrible crimen, luego persigue locamente a David con el fin de matarlo, su carácter homicida aflora, en su desesperación de que Dios no le contesta decide consultar a una adivina de Endor, allí tiene la aparición de Samuel quien le anuncia su ruina y final. Finalmente, Saúl es derrotado por los filisteos y muere junto con sus hijos en el monte Gilboa, (1 Samuel 31:1-7). De esta forma llega a su fin el primer rey de Israel.


Filisteos-vencen-Israel

Illustration depicting a Philistine victory over the Israelites (1896)

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UN RECUENTO DE LA VIDA DE SAÚL, DESDE SU UNGIMIENTO COMO REY HASTA SU MUERTE

 

Si consideramos los acontecimientos que rodearon a la vida de Saúl podríamos esbozar el siguiente recorrido basado en lo que el libro 1 Samuel nos relata:

 

1.      Saúl en busca de los asnos perdidos, de Gabaa a Salisa, (1 Samuel 9:1-10).

2.     Saúl conoce a Samuel, Dios le revela a Samuel que Saúl será ungido para ser rey en Israel, (1 Samuel 9:11-27).

3.     Saúl es ungido por Samuel como rey (1 Samuel 10:1).

4.     Saúl es presentado como rey en Mizpa, pero algunos hombres perversos lo menosprecian, (1 Samuel 10:17-27).

5.     De Gabaa a Bezec, donde Saúl reúne un ejercito para ayudar a los de Jabes de Galaad en contra de la amenaza de los amonitas, (1 Samuel 11:1-8).

6.     De Bezec Saúl se dirige a Jabes de Galaad donde derrota a los amonitas, (1 Samuel 11:11).

7.     El pueblo celebra la victoria de Saúl y piden el castigo de los que anteriormente se habían burlado de él, (1 Samuel 10:27), pero Saúl decide perdonarlos para que no se derrame sangre israelí, (1 Samuel 11:12-13).

8.     De Jabes de Galaad a Gilgal, donde el pueblo reconoce a Saúl como rey de Israel, (1 Samuel 11:14-15).

9.     De Gilgal a Micmas, donde Saúl escoge a 3,000 hombres para la batalla, (1 Samuel 13:1-2).

10.  De Micmas a Gigal a planear una campaña militar en contra de los filisteos, (1 Samuel 13:4-14).

11.   Saúl parte con Samuel de Gilgal a Gabaa con 600 hombres, (1 Samuel 13:15-16).

12.  De Gabaa a Micmas a atacar a los filisteos, ambos ejércitos acampan listos para la batalla, (1 Samuel 13:23).

13.  Jonatán y su escudero se incursionan silenciosamente entre las líneas del enemigo y causan gran estrago matando a muchos filisteos, (1 Samuel 14:1-15).

14.  Saúl y sus hombres escuchan la gran turbación que se genera en el campamento filisteo, se dan cuenta que falta Jonatán, deciden invadir el campamento filisteo y se dan cuenta que en medio de la confusión estos se mataron entre ellos mismos y los persiguen hasta Bet-avén, (1 Samuel 14:16-23).

15.  El juramento insensato de Saúl de no comer hasta vengarse de los filisteos impulsa a su ejército que, desesperado por el hambre, matan animales y comen la carne con sangre. Jonatán ignorando el juramento de su padre come miel, (1 Samuel 14:24-35).

16.  Saúl consulta a Dios si debía perseguir a los filisteos, pero Dios no le responde, este lo atribuye a un pecado del pueblo, jura matar a dicho pecador y se da cuenta que Jonatán su hijo había comido miel desobedeciendo su juramento de no comer, intenta matar a su hijo, pero el pueblo se opone porque Jonatán había traído la victoria a Israel, (1 Samuel 14:36-46).

17.  Saúl realiza campañas militares en contra de Moab, Amón, Edom, contra los reyes de Soba, los filisteos y Amalec, y Dios le da la victoria, (1 Samuel 14:47-48).

18.  Saúl desobedece la orden de Dios de exterminar a Amalec y toma botín de su ganado, por ello, Dios lo deshecha como rey de Israel, (1 Samuel 15).

19.  Después de la desobediencia de Saúl, Samuel se separa para siempre de él, (1 Samuel 15:34-35).

20. El Espíritu de Jehová se aparta de Saúl, un demonio lo atormenta y David toca el arpa para él, (1 Samuel 16:14-23).

21.  Israel y los filisteos se juntan en el valle de Ela para combatir, Goliat desafía a los escuadrones de Israel, pero todos se acobardan, pero David le hace frente y lo derrota, David recibe la recompensa de Saúl por su valentía, (1 Samuel 17).

22. Del valle de Ela a Gabaa, Saúl siente celos de David por el cantico que las doncellas le dedican: “… Saúl hirió a sus miles, y David a sus diez miles…”, (1 Samuel 18:6-9).

23. Saúl, influenciado por un mal espíritu, intenta matar a David por primera vez lanzándole una lanza, pero falla en su intento, (1 Samuel 18:10-11).

24. Saúl le tiende una trampa a David, pidiéndole 100 prepucios de los filisteos como dote a cambio de su hija, esperando que este no sobreviviera a la tarea, pero David consigue 200 prepucios de sus enemigos y le da en matrimonio a su hija Mical, (1 Samuel 18:20-29).

25. Saúl procura matar a David nuevamente, pero Jonatán intercede y Saúl desiste de su intención, (1 Samuel 19:1-7).

26. Saúl intenta matar otra vez a David, lanzándole una lanza, este huye, pero Saúl envía mensajeros a buscarlo a su casa, pero con la ayuda de Mical escapa en busca de Samuel en Ramá y de allí se van a Noit, donde se refugian, pero Saúl envía hombres a este lugar para capturarlo, pero estos terminan profetizando porque el Espíritu de Dios vino sobre ellos, por ello, Saúl se decide a ir, pero termina también profetizando, (1 Samuel 19:18-24).

27. Saúl elimina a los sacerdotes de Nob y demás sacerdotes (1 Samuel 22:6-19).

28. Saúl persigue a David en Queilá, en el desierto de Zif, en el desierto de Engadi, (1 Samuel 23:7-29; 24:1-2).

29. David le perdona la vida a Saúl en una cueva (1 Samuel 24;3-22).

30. David le vuelve a perdona la vida a Saúl en la colina de Jaquilá, en el desierto de Zif, (1 Samuel 26).

31.  Saúl consulta a la adivina de Endor, (1 Samuel 28:3-24).

32. Israel es derrotado por los filisteos, Saúl muere en el monte Gilboa, (1 Samuel 31:1-7).


Mapa
Mapa de los reinos de Saúl, David y Salomón

 

EVIDENCIAS ARQUEOLÓGICAS

 

Gabaa

Guibeá en un dibujo de 1880. D. Appleton Nueva York, 1883.

De Lane-Poole, Stanley - Picturesque Palestine, Sinai and Egypt D. Appleton New York 1883, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=8835349


Por el momento no hay textos antiguos que relaten la existencia de Saúl aparte de la Biblia, sin embargo, se tienen otros hallazgos arqueológicos que de alguna manera concuerdan con los relatos de 1 Samuel y uno de esos son los descubrimientos que los arqueólogos han hecho en Gabaa: “Había ya reinado Saúl un año; y cuando hubo reinado dos años sobre Israel, escogió luego a tres mil hombres de Israel, de los cuales estaban con Saúl dos mil en Micmas y en el monte de Bet-el, y mil estaban con Jonatán en Gabaa de Benjamín; y envió al resto del pueblo cada uno a sus tiendas”, (1 Samuel 13:1-2). La palabra hebrea que la RV60 traduce como Gabaa es guibá (גִּבְעָה), la cual otras versiones de la Biblia la traducen como Gueba o Guibeá, y esta era parte del territorio asignado a la tribu de Benjamín donde Saúl levanto una fortaleza militar y se ubicó como una especie de centro de mando durante su reinado. G. Ernest Wright en su libro, Arqueología Bíblica, nos comenta un poco acerca de los descubrimientos arqueológicos de Gabaa: “Las únicas noticias directas que la arqueología nos ha proporcionado sobre la época de Saúl proceden de las excavaciones llevadas a cabo en su capital de Gueba. Allí aparecen los restos de su palacio (¡un notable y romántico descubrimiento!), que, ciertamente, se hallaba en ruinas, sobre las que más tarde se elevaron unas obras de fortificación. La verdad es que no se trataba de gran cosa; más que palacio parece una fortaleza que difícilmente hubieran considerado morada digna y cómoda los monarcas de Egipto, Siria o Mesopotamia. Sin embargo, era, a pesar de todo, la residencia regia de Saúl, muy en consonancia con lo que de este personaje sabemos por los relatos del libro primero de Samuel”.

 


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