Enfrentando la oposición Parte I (Nehemias 4:7-8)


 

“Pero aconteció que oyendo Sanbalat y Tobías, y los árabes, los amonitas y los de Asdod, que los muros de Jerusalén eran reparados, porque ya los portillos comenzaban a ser cerrados, se encolerizaron mucho; y conspiraron todos a una para venir a atacar a Jerusalén y hacerle daño”.

Nehemías 4:7-8

 

INTRODUCCIÓN

 

La última ocasión tuvimos la oportunidad de meditar en la realidad de la oposición que se levanta en contra de aquellos que buscas hacer la voluntad de Dios y servirle en su santa obra, vimos cómo el diablo está detrás de todas estas circunstancias y de cómo usa a algunos hombres como instrumentos de oposición. En este caso, Sambalat, Tobías y todos aquellos que los apoyaban estaban sirviendo como instrumentos de injusticia que el diablo usaba para detener la obra que Nehemías y los judíos estaban haciendo, esto puede provocar que servirle al Señor no sea tan fácil, pero también aprenderemos a vencer esta oposición con la ayuda de Dios.


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Enfrentando la oposición


¿CÓMO ACTÚA LA OPOSICIÓN EN CONTRA DEL REINO DE DIOS?

 

Algunas personas pueden pensar que hacer la obra de Dios o buscar perseverar en sus caminos es fácil, pero la realidad es que no es así. Generalmente vamos a encontrar oposición, situaciones que buscaran intimidarnos o hacernos desistir de nuestro propósito. Si leemos el libro de Nehemías encontraremos que tanto Nehemías como los judíos que lo apoyaban tenían un propósito noble al buscar engrandecer la ciudad que en el pasado había sido visitada por Dios, Jerusalén. Sabemos que por causa de los pecados del pueblo estos fueron deportados a Babilonia y la ciudad y el templo fueron destruidos, pero después de 70 años Dios les permitió volver a su tierra y allí las nuevas generaciones buscaron restaurar la ciudad, el templo y el culto a Jehová, pero eso, aunque estaba en la voluntad de Dios, no fue fácil debido a la oposición de los enemigos del pueblo del Señor que querían ver extinta la gloria del Dios verdadero. Analicemos cómo ha ido evolucionando esta oposición.

 

Una oposición creciente.

 

Es increíble ver cómo la oposición va creciendo cada vez más, ya vimos como la oposición comenzó con críticas y palabras de burla: “Pero cuando lo oyeron Sanbalat horonita, Tobías el siervo amonita, y Gesem el árabe, hicieron escarnio de nosotros, y nos despreciaron, diciendo: ¿Qué es esto que hacéis vosotros? ¿Os rebeláis contra el rey?”, (Nehemías 2:19). Luego, al ver que la obra había dado comienzo decidieron amenazarlos y menospreciar el trabajo que hacían con el fin de desmotivarlos: “Cuando oyó Sanbalat que nosotros edificábamos el muro, se enojó y se enfureció en gran manera, e hizo escarnio de los judíos. Y habló delante de sus hermanos y del ejército de Samaria, y dijo: ¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿Se les permitirá volver a ofrecer sus sacrificios? ¿Acabarán en un día? ¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas? Y estaba junto a él Tobías amonita, el cual dijo: Lo que ellos edifican del muro de piedra, si subiere una zorra lo derribará”, (Nehemías 4:1-3). Al ver que con todo esto no se detenía, las palabras de Sanbalat sugerían a sus colaboradores levantarse en armas y amenazar físicamente a los judíos que reedificaban los muros.

 

Rodeados por sus enemigos.

 

“Pero aconteció que oyendo Sanbalat y Tobías, y los árabes, los amonitas y los de Asdod…”

Nehemías 4:7

 

Ahora, la oposición va creciendo, no solo en odio, sino en número, tanto era así que los enemigos se multiplicaron y prácticamente los rodearon: Pero aconteció que oyendo Sanbalat y Tobías, y los árabes, los amonitas y los de Asdod. En primer lugar, se nos habla de Sanbalat, quien era un gobernante de Samaria, una comunidad que había surgido de la mezcla de israelitas y gentiles durante el tiempo de la deportación del reino de norte por parte de los asirios. Así que desde el norte de Jerusalén los samaritanos dirigidos por Sanbalat se oponían a los judíos. Luego tenemos a Tobías y a los amonitas, los cuales se ubicaban geográficamente al oriente de Jerusalén, del otro lado del rio Jordán, también los árabes estaban unidos en este complot y estos se ubicaban al sur de Jerusalén y, finalmente, se agregan los habitantes de Asdod a este grupo de opositores. Los habitantes de Asdod eran descendientes de los antiguos filisteos que estaban ubicados al occidente de Jerusalén, en la zona costera. Así que podemos ver cómo los judíos estaban totalmente rodeados por sus enemigos, al norte por Samaria, al sur por los árabes, al oriente por los amonitas y al occidente por los de Asdod. Definitivamente debió ser intimidante el considera como un pueblo que intentaba reconstruir sus muros y tener una nueva oportunidad de prosperar en su propia nación recibiese tanta oposición por todos los francos, prácticamente estaban rodeados de enemigos que anhelaban su ruina. Ahora, nosotros los cristianos no debemos olvidar que también Satanás y sus demonios buscan la manera de ver nuestra ruina, como leones que se esconden en las sombras, asechan buscando un punto débil en nuestra vida para atacarnos, por ello, la Biblia nos exhorta a velar y estar alerta, sabiendo que el diablo anda como león rugiendo viendo a quién devora: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”, (1 Pedro 5:8). Nehemías sabía que no se podía confiar ya que el enemigo deseaba su mal, por ello, vivía alerta, no descuidando su retaguardia y confiando en la protección divina del Señor. También nosotros los cristianos, no debemos ignorar las artimañas del enemigo, sino, debemos cuidar nuestra vida espiritual, no permitir que el enemigo entre a nuestras vidas en un descuido espiritual, debemos confiar en Dios y vivir preparado, vestidos siempre con la armadura del cristiano para hacer frente a los ataques de Satanás: “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo”, (Efesios 6:10-11).

 

Una oposición que incluía un odio.

 

“Pero aconteció que oyendo … que los muros de Jerusalén eran reparados, porque ya los portillos comenzaban a ser cerrados, se encolerizaron mucho”.

Nehemías 4:7

 

Otra característica importante que debemos denotar en el caso de la oposición que se presenta al avance de la obra de Dios es que muchas veces esta viene cargada de mucho odio. Una vez más, la palabra hebrea que se traduce aquí como, “encolerizaron”, es kjará (חָרָה), palabra que hace referencia a una persona que se llena de mucha rabia y desprecio por una persona, literalmente, se enciende en colera. ¿Cómo puede un ser humano llenarse de cólera o enojo desmedido solo porque ve que un pueblo o personas buscan reconstruir su vida con Dios? Bueno, el primero que lo hace es Satanás ya que él nos odia y desea ver nuestra ruina buscando la manera de impedir que los buenos propósitos de Dios se cumplan en nuestra vida: “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”, (Juan 10:10). Como cristianos no debemos sorprendernos que de existan personas que nos odien y desee impedir nuestro crecimiento espiritual, de allí que debamos ser cuidadosos y mantenernos alertas, siendo astutos como serpientes, pero sencillos como palomas: “He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas”, (Mateo 10:16). Nehemías era un hombre prudente, no devolvía odio por odio, encomendaba a Dios su causa, pero tampoco se confiaba, en su astucia vivía preparado y organizaba al pueblo para que fuesen capaces de cuidarse a sí mismos, sin detener la obra de la reconstrucción de los muros. De igual manera, nosotros los cristianos necesitamos esta sagacidad y prudencia, no pecar de ignorantes y caer en las artimañas del enemigo, antes, vivir alerta, moviéndonos con prudencia y sabiduría, confiando en Dios y siendo direccionados por su Espíritu Santo.

 

Una oposición que involucraba el deseo de dañarlos físicamente.

 

“… y conspiraron todos a una para venir a atacar a Jerusalén y hacerle daño”.

Nehemías 4:8

 

Finalmente, podemos ver que el odio y palabras de desprecio y burlas se quieren convertir en acciones violentas que conducen al daño físico. Realmente estos hombres respiraban verdaderas amenazas alimentadas con intensiones malignas y diabólicas. Como cristianos también estamos expuestos a personas malvadas que deseen hacernos daño, sin embargo, como Nehemías, nuestra confianza debe estar puesta en Dios, no debemos permitir que nada ni nadie nos aleje del propósito del Señor.

 

NUESTRA ACTITUD ANTE LA OPOSICIÓN

 

La oposición en el reino de Dios es una realidad, de hecho, Jesús lo dijo de esta manera: “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan”, (Mateo 11:12). La Traducción en lenguaje actual de la Biblia (TLA) traduce este versículo de una manera que nos ayuda a comprender mejor la idea centrar de estas palabras: “Desde que Juan el Bautista comenzó a predicar hasta ahora, el reino de Dios avanza a pesar de sus enemigos. Sólo la gente valiente y decidida logra formar parte de él”, (Mateo 11:12, TLA). Es mentira que alguien que se convierte al cristianismo no tendrá problemas si se enfoca en una vida piadosa y de completa devoción a Dios, lo cierto es que tarde o temprano el enemigo tratara de intimidarnos y desanimarnos en nuestro caminar con el Señor, en algunas ocasiones oiremos de cristianos que padecen por el nombre de Cristo, pero es determinante que afirmemos nuestras intenciones y perseveremos en la senda de justicia, siendo sabios, estando llenos del Espíritu Santo, perseverando en oración, sirviéndole en su obra y creciendo constantemente en la fe, recordemos que también el Señor es fiel y como lo hizo con Nehemías, también puede darnos la victoria en nuestra vida, por ello, debemos ser valientes y avanzar con determinación sabiendo que los esforzados en la fe alcanzaran grandes promesas con la ayuda del Espíritu Santo porque Cristo, nuestro Señor y Salvador ha vencido al mundo: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”, (Juan 16:33).

 

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