No os sorprendáis del fuego de la prueba (1 Pedro 4:12-19 )


 

Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría. Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado. Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno; pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello. Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios? Y: Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador? De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien”. 

1 Pedro 4:12-19 

 

INTRODUCCIÓN 

 

Con estos versículos llegamos al final del capítulo número 4 de 1 Pedro, hasta este momento hemos leído una seria de instrucciones para aquellos que inician su fe, una carta que presenta la salvación de Dios por medio de Jesucristo, una vida donde hemos renacido a una esperanza gloriosa donde nos espera grandes riquezas espirituales reservadas en los cielos para los que creen. Pedro ha instruido a los cristianos en sus responsabilidades y privilegio y ha tocado el tema del sufrimiento para que aquellos que inician en la nueva fe, todo con el fin de comprender que es parte de la vida cristiana. Ahora, continúa ampliando este tema que ningún cristiano debería ignorar. 



No os sorprendáis del fuego de la prueba


 

NUESTRA ACTITUD HACIA LAS PRUEBAS 

 

“Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría”. 

1 Pedro 4:12-13

 

 

Cuando una persona inicia el evangelio, inicia con gran gozo, generalmente se piensa que, así como Cristo nos ha librado de la condenación eterna y ha otorgado grande herencia espiritual, también nos dará una vida libre de dificultades, pero, a veces las cosas no son tan así. Si bien es cierto, Cristo tiene poder para restaurar nuestra vida y la vida que nos ofrece en esta tierra es mucho mejor que la vida en el pecado, pero eso no significa que no habrá momentos donde tendremos que sufrir por su causa. Las pruebas son parte de la vida cristiana y Pedro nos dice que no debe ser esto motivo de asombro o sorpresa: Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese. La palabra prueba en este texto se traduce del griego peirasmós (πειρασμός), la cual tiene dos connotaciones, una positiva y una negativa, y dependiendo de eso, así se traduce en la Biblia. En su sentido negativo, esta palabra se traduce como tentación, y es usada cuando el diablo seduce a alguien a lo malo para su propia ruina; no obstante, en su sentido positivo, la misma palabra se traduce como prueba, y es usada en relación con Dios cuando envía situaciones difíciles que tienen como propósito hacer crecer la fe y carácter de su elegido. En este sentido, las pruebas son parte de la vida cristiana y necesarias para el crecimiento y madurez espiritual, moldean nuestro carácter y nos preparan para los propósitos de Dios, por ello, los creyentes no debemos pensar en un cristianismo sin pruebas. En lugar de sorprendernos porque las pruebas vienen a nuestra vida Pedro nos dice: ... sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría. La pregunta seria: ¿Cómo gozarnos en medio de nuestras pruebas? Bueno, aquí Pedro nos dice que, así como padecemos por Cristo en esta tierra, así nos gozaremos en su glorioso reino. El saber que nos espera una gloriosa recompensa en el reino de los cielos que nuestra imaginación es incapaz de concebir es motivo de gran alegría la cual a su vez nos consuela en medio de nuestras pruebas, por eso Pablo decía: Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman”, (1 Corintios 2:9). 

 

UNA EVIDENCIA DE NUESTRO AUTÉNTICO CRISTIANISMO 

 

“Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado”. 

1 Pedro 4:14 


 

Generalmente cuando se piensa en evidencias que caracterizan a los auténticos cristianos se habla de la manifestación de dones espirituales, o producir el fruto del Espíritu, o predicar fervorosamente, o en las palabras que encontramos escritas en Marcos: Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; 18 tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”, (Marcos 16:17-18). La verdad es que todas estas pudiesen ser evidencias de que una persona ha sido salvada por Dios y vive un verdadero cristianismo, pero otra evidencia de que somos cristianos es el hecho de que sufrimos en medio de persecuciones y pruebas, de tal forma que estamos seguros de que el Espíritu Santo reposa sobre nosotros. Si una persona se dice cristiana y no ha tenido pruebas, ni persecuciones, deberían evaluarse si realmente se encuentran en la fe. Sabiendo que las pruebas son parte de nuestra vida cristiana, por medio de nuestro sufrimiento el nombre de nuestro Dios es glorificado; mientras que por los impíos es blasfemado, pero llegara un día donde ellos serán castigados y nosotros, los que padecemos por su causa, seremos recompensados. 


 

ES MEJOR PADECER COMO CRISTIANO QUE COMO MALHECHOR 

 

“Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno; pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello”. 

1 Pedro 4:15-16

 

 

Pedro nos invita a padecer como cristianos que como malhechores. En este mundo todos padeceremos de una forma u otra, esto es así por causa del pecado, la maldad del hombre provoca un sin fin de sin sabores, dolores y sufrimientos, el mismo pecado que se practica trae en el futuro nefastas consecuencias y en la eternidad se paga con la condenación eterna. Así que, si en este mundo se sufre, lo mejor es sufrir por la causa de cristo que sufrir la vergüenza y tragedia del pecado. En el mundo y sin Cristo sufrimos la inexorable consecuencia del pecado de la cual nadie puede escapar, pero en Cristo, padecemos y somos consolados por las promesas de vida eterna, además de su Santo Espíritu que nos fortalece y pelea nuestras batallas: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”, (Juan 16:33). Por tanto, no debemos avergonzarnos de nuestra fe, tampoco desesperarnos en medio de nuestras pruebas, porque sabemos que todo esto trae un glorioso peso de vida eterna.  

 

EN MEDIO DE SUS DIFICULTADES, EL JUSTO SE SALVARÁ 

 

“Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios? Y: Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador?” 

1 Pedro 4:17-18 

 

La afirmación de Pedro nos hace pensar en la perfecta justicia de Dios: Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios. La justicia de Dios comienza en su misma casa, la iglesia, una vez salvos por fe, el Señor inicia su proceso de perfeccionamiento en la fe y santidad de su pueblo. La sangre de Cristo nos limpia de todo pecado: ... y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado, (1 Juan 1:7), sin embargo, las pruebas nos ayudan a madurar espiritualmente y nos moldean para perfeccionar nuestro carácter como verdaderos cristianos. Se ha dicho que el propósito de Dios no es nuestra comodidad o incluso felicidad en este mundo, sino, el desarrollo de nuestro carácter y la formación de la imagen de su Hijo Jesucristo en nuestro ser, por ello, las pruebas traen el fuego de la perfección y echa fuera toda impureza, así como el fuego hace que el oro puro salgo y eche a un lado toda impureza, así también lo harán las pruebas en nuestra vida. En este sentido, podemos decir que el Señor purifica a su pueblo, para que nuestra vida refleje las grandes virtudes y la gracia de Dios, y en eso consiste esta purificación, no hablamos de una purificación de pecados, eso lo hace la sangre de Cristo, nos referimos a una purificación que pule y perfecciona nuestra fe y carácter. La casa del Señor, su iglesia, será purificada por el fuego de la prueba y la disciplina, esto pulirá nuestro carácter y perfeccionara nuestra santidad, la obra que Cristo ha iniciado en nosotros, se perfeccionara día a día, hasta el día final que pasemos a su gloria. Ahora, si esto es así, y el juicio ha iniciado por la casa de Dios, dónde quedará el impío: y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios? Por ello Pedro agrega: Y: Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador? Estas palabras han sido difíciles de interpretar para muchos, a simple lectura podría entenderse como que la salvación se completa a través de las pruebas, pero la verdad es que la salvación se alcanza por medio de la fe en Cristo de una vez y para siempre, pero las pruebas ayudan al desarrollo de nuestro carácter para asemejarnos cada día más a Cristo. No decimos que los pecados se limpian por medio del fuego de las pruebas, solo la sangre de Cristo lo hace, pero, entonces q significan las palabras de Pedro cuando dice: Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador? Estas palabras son retomadas por Pedro de uno de los Proverbios, y estudiándolo pudiésemos entender el verdadero significado que el apóstol quería darles a sus palabras en esta carta: Ciertamente el justo será recompensado en la tierra; ¡Cuánto más el impío y el pecador!”, (Proverbios 11:31). En este caso, la afirmación de Proverbios es confirmar la recompensa del justo y el castigo del impío, por ello, la salvación del que cree está asegurada en su fe, pero entonces, qué significa: Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador? Probablemente la oportunidad de entenderlo está en la forma de cómo se traduce y haciendo una paráfrasis del mismo versículo, podríamos traducirlos así: “Y su el justo en medio de sus dificultades (pruebas) será salvo por su fe, ¿dónde quedara el impío que perecerá en sus pecados?”. Por tanto, los cristianos no debemos ver las pruebas como algo extraño a la vida del cristiano, son necesarias y nos ayudan a perfeccionarnos en nuestra santidad. 

 

ENCOMENDAR NUESTRAS ALMAS A DIOS 

 

“De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien”. 

1 Pedro 4:19 

 

Finalmente, Pedro exhorta a los que padecemos según la voluntad de Dios a encomendar nuestras almas a Dios, porque el Señor es fiel y nos dará la fortaleza, sabiduría y la salida de ello. Es importante hacer notar que cuando Pedro habla de pruebas se refiere a dificultades que Dios permite lleguen a la vida de sus hijos con propósitos divinos, no hablamos de problemas en los cuales los cristianos se pudiesen meter por imprudencia o disciplinas, aunque la verdad es que todas estas nos ayudan a perfeccionarnos en nuestro caminar cristiano, 



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