“Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba
delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle. Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda,
oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un
tizón arrebatado del incendio? Y Josué
estaba vestido de vestiduras viles, y estaba delante del ángel. Y habló el ángel, y mandó a los que estaban
delante de él, diciendo: Quitadle esas vestiduras viles. Y a él le dijo: Mira
que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala. Después
dijo: Pongan mitra limpia sobre su cabeza. Y pusieron una mitra limpia sobre su
cabeza, y le vistieron las ropas. Y el ángel de Jehová estaba en pie. Y el
ángel de Jehová amonestó a Josué, diciendo: Así dice Jehová de los ejércitos:
Si anduvieres por mis caminos, y si guardares mi ordenanza, también tú
gobernarás mi casa, también guardarás mis atrios, y entre éstos que aquí están
te daré lugar”.
Zacarías 3:1-7
INTRODUCCIÓN
Después
del exilio babilónico los judíos comenzaron a regresar a su nación con el
objetivo de reconstruirla. Vemos hombres como Nehemías y Esdras que jugaron un
papel muy importante en la restauración del pueblo judío y a pesar de la
oposición satánica, los muros de Jerusalén fueron terminados, el culto a Jehová
se restableció y la construcción del Templo inicio. Hoy en nuestros tiempos la
iglesia tiene un reto similar al llevar el mensaje del evangelio a los perdidos
y contribuir al engrandecimiento del reino de Dios, sin embargo, Satanás se
opone constantemente a este progreso y una de sus estrategia es meter la
inmundicia del pecado en la vida del pueblo de Dios.
I.
LA
INTENSIÓN DE SATANÁS DE LLENARNOS DE INMUNDICIA.
“Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba
delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle. Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda,
oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón
arrebatado del incendio? Y Josué estaba
vestido de vestiduras viles, y estaba delante del ángel”.
Aquí
vemos a uno de los personajes responsables de restaurar el culto a Dios entre
los judíos, Josué el sumo sacerdote; pero Satanás había logrado hacerlo caer en
la inmundicia del pecado para evitar que este fuera efectivo en su trabajo.
Sabemos que la intención del diablo es destruirnos y conducirnos a la
condenación eterna, pero mientras vivamos en santidad, él jamás podrá tocarnos
a menos que Dios se lo permita, tal y como lo vemos en Job: “Respondiendo
Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? ¿No le has cercado
alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has
dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra”,
(Job 1:9-10). Por esto mismo, Satanás sabe que lo que tiene que hacer es
contaminar nuestra vida con el pecado para romper nuestra comunión con Dios y
volvernos menos efectivos en el testimonio de su gracia.
Si
hay algo de Satanás sabe hacer es ensuciar todo lo que toca, especialmente al
pueblo de Dios. Por ejemplo, engaño a Eva para que comiera del fruto prohibido
y así logro introducir el pecado a la humanidad (Génesis 3). También, después
de fallar en su intención de maldecir a Israel por medio de Balaam, decidió
quitarles esa protección divina haciéndolos caer en el pecado de la fornicación
al enviarles las mujeres moabitas lo cual provocó la ira de Dios a través de
una gran mortandad (Números 25). En Hechos vemos como lleno el corazón de
Ananías y Safira para que mintieran acerca de la propiedad que vendieron y así
murieron por su mentira (Hechos 5:1-11). Y en Apocalipsis vemos de manera
simbólica a una mujer llamada Jezabel quien bajo el título de profetiza inducia
a la iglesia de Tiatira a fornicar y comer de lo sacrificado de los ídolos. Una
estrategia del diablo es introducir en nuestra vida la inmundicia del pecado
para restar nuestra efectividad en la obra del Señor y hacernos caer en el
futuro.
II.
LOS
PECADOS DE DEL PUEBLO DE DIOS Y EL SUMO SACERDOTE JOSUE.
Pero,
¿Qué pecados fueron aquellos en los cuales participaba Israel en este periodo?
Al Observar los libros de Nehemías, Esdras, Hageo, Zacarías y Malaquías nos
podemos dar cuentas de estos:
1. Una
indiferencia al progreso de la obra de Dios. Podemos ver en Hageo como los
judíos habían dejado abandonada la construcción del Templo y se preocupaban más
por sus casas.
2. Los
sacerdotes no preparaban adecuadamente los sacrificios del Templo, tal y como
lo muestra Malaquías.
3. Ofrendas
inapropiadas por parte del pueblo. Le ofrecían a Dios el siervo cojo o enfermo
tal y como lo muestra Malaquías.
4. El Robo
de diezmos y ofrendas.
5. Malaquías
nos muestra pecados entre el pueblo como adulterio, casamiento con incrédulos,
tratos engañosos y toda clase de impurezas.
6. No
guardaban el sábado para honrar a Dios, sino que lo usaban para comercializar
tal y como lo vemos en Nehemías. Tristemente muchos cristianos han dedicado el
día domingo para hacer sus negocios personales olvidando que es el día que la
iglesia le dedica a Dios.
Cuántos
de estos pecados y más se practican hoy en día en nuestras iglesias a tal punto
que hasta los líderes espirituales se encuentran en esta terrible situación. El
diablo sabe que si nuestra vida está
contaminada por el pecado, nuestra efectividad en la obra de Dios disminuye y
podemos encontrarnos atados y como Josué nuestras vestiduras que un día fueron
blancas hoy son viles y sucias.
III. UNA EXHORTACIÓN DE DIOS A LIMPIARNOS.
“Y habló el ángel, y mandó a los que estaban delante
de él, diciendo: Quitadle esas vestiduras viles. Y a él le dijo: Mira que he
quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala. Después dijo:
Pongan mitra limpia sobre su cabeza. Y pusieron una mitra limpia sobre su
cabeza, y le vistieron las ropas”.
Como
cristianos debemos estar constantemente evaluando nuestra vida y limpiarnos de
toda inmundicia del pecado. En su visión, Zacarías vio como el Señor ordeno
vestir a Josué de vestiduras blancas y quitar de él la culpa, así nosotros
debemos limpiarnos de cualquier pecado. Dios le dio este consejo a la iglesia
de Éfeso el cual debemos retomar de ser necesario: “Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y
arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y
quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido”,
(Apocalipsis 2:5).
IV. NUESTRA RESPONSABILIDAD DE MANTENERNOS LIMPIOS.
“Y el ángel de Jehová amonestó a Josué, diciendo: Así
dice Jehová de los ejércitos: Si anduvieres por mis caminos, y si guardares mi
ordenanza, también tú gobernarás mi casa, también guardarás mis atrios, y entre
éstos que aquí están te daré lugar”.
Dios
nos exhorta a mantenernos limpios de toda inmundicia, ya que de ser así Él
promete usarnos en su bendita obra. En esta vida podemos llegar a adquirir
muchos títulos como abogo, doctor, ingeniero, licenciado, magnate, etc.; pero
ninguno de estos trascenderá en la eternidad como el título de ser hecho siervo
de Dios. El Señor quiere usarnos poderosamente para salvar las almas de los
perdidos, testificar acerca del poder de Dios y experimentarlo en nuestras vida
engrandeciendo cada día el reino de Dios en esta tierra, y el diablo sabe que
una vida consagrada en santidad es una poderosa arma que él no puede resistir y
por eso tratara de desviarnos de este objetivo introduciendo la inmundicia en
nuestra vida.
CONCLUSIÓN.
Como
servidores de Dios nuestra integridad es una de las joyas más preciosas que
tenemos ya que nuestra santidad está directamente relacionada con nuestra
efectividad en el trabajo de la obra de Dios. Esto lo sabe muy bien el diablo y
por eso tratara de ensuciarnos introduciendo la inmundicia en nuestra vida,
pero debemos esforzarnos santificándonos cada día.
Lo que hizo Satanás fue mostrarle su pecado, en este caso no mentía, acusarle para detener la obra de Dios, y Cristo lo que hizo fue reprender a Satanás y limpiarle el pecado a Josué. Ningún mérito hay en Josué, no puede alegar nada en su defensa, sino que por gracia Cristo lo limpia y le pone vestiduras nuevas. Lo mismo pasa en nosotros, cuando condenamos y cuando dejamos que la condenación de Satanás nos afecte, olvidamos que Cristo nos hace limpios y seguimos en la religiosidad y repitiendo el mismo pecado.
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