Fauces que nunca se sacian (Proverbios 30:15-16)



“… Tres cosas hay que nunca se sacian; aun la cuarta nunca dice: ¡Basta! El Seol, la matriz estéril, la tierra que no se sacia de aguas, y el fuego que jamás dice: ¡Basta!”.
Proverbios 30:15-16

INTRODUCCIÓN


            Este proverbio habla de cuatro cosas que nunca se sacian, pero hoy queremos referirnos a la primera que menciona: el Seol o infierno. En la Biblia recibe muchos nombres, Hades, infierno, Seol, horno de fuego, las tinieblas de afuera, etc., pero independientemente de cómo le llamemos ese lugar existe y sus fauces recibe cientos de almas cada día y no se sacia jamás. Podemos ver en la Biblia algunos casos donde se nos describe la experiencia de algunas personas que al morir descendieron a este lugar y su terrible experiencia en él.

infierno
Fauces que nunca se sacian

                               I.            LA EXPERIENCIA DEL REY DE BABILONIA EN EL INFIERNO.


“Quebrantó Jehová el báculo de los impíos, el cetro de los señores; el que hería a los pueblos con furor, con llaga permanente, el que se enseñoreaba de las naciones con ira, y las perseguía con crueldad.  Toda la tierra está en reposo y en paz; se cantaron alabanzas. Aun los cipreses se regocijaron a causa de ti, y los cedros del Líbano, diciendo: Desde que tú pereciste, no ha subido cortador contra nosotros. El Seol abajo se espantó de ti; despertó muertos que en tu venida saliesen a recibirte, hizo levantar de sus sillas a todos los príncipes de la tierra, a todos los reyes de las naciones. Todos ellos darán voces, y te dirán: ¿Tú también te debilitaste como nosotros, y llegaste a ser como nosotros? Descendió al Seol tu soberbia, y el sonido de tus arpas; gusanos serán tu cama, y gusanos te cubrirán”.
Isaías 14:5-11

            En Isaías encontramos el primer relato de una persona que descendió al Infierno. En hebreo el nombre que se le daba al lugar donde  iban las almas de los muertos era Seol, y significa exactamente eso, lugar de los muertos. En primer lugar observamos una gran alegría por alguien que en vida fue una persona muy temible y ahora estaba muerto: Quebrantó Jehová el báculo de los impíos, el cetro de los señores; el que hería a los pueblos con furor, con llaga permanente, el que se enseñoreaba de las naciones con ira, y las perseguía con crueldad.  Toda la tierra está en reposo y en paz; se cantaron alabanzas. Aun los cipreses se regocijaron a causa de ti, y los cedros del Líbano, diciendo: Desde que tú pereciste, no ha subido cortador contra nosotros. La mayoría de comentarista está de acuerdo en afirmar que esta persona es Nabucodonosor, el rey de Babilonia, pero de lo que si se está seguro es que era un rey de Babilonia. Este relato nos describe lo horrible que fue para este hombre descender a este terrible lugar y describe las siguientes experiencias:

1.      Un lugar de espantos: El Seol abajo se espantó de ti.
2.      Las otras almas atormentadas en este lugar que él mismo envió allí le salieron a su encuentro para torturarlo: despertó muertos que en tu venida saliesen a recibirte, hizo levantar de sus sillas a todos los príncipes de la tierra, a todos los reyes de las naciones. Todos ellos darán voces.
3.      Es un lugar donde hasta el más fuerte se quebranta y ya no tendrá ningún placer: y te dirán: ¿Tú también te debilitaste como nosotros, y llegaste a ser como nosotros? Descendió al Seol tu soberbia, y el sonido de tus arpas.
4.      Finalmente, es un lugar de juicio y desolación: gusanos serán tu cama, y gusanos te cubrirán.

                            II.            LA EXPERIENCIA DEL RICO EN EL INFIERNO.


“Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno.  Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos”.
Lucas 16:22-29

            En segundo lugar encontramos en Lucas la segunda historia de una persona que descendió al infierno. Jesús cuenta la historia de dos hombres, un pobre mendigo llamado Lázaro, y un opulento rico que vivía en fiestas y vestía de púrpura. Ambos murieron y Lázaro fue llevado por ángeles al seno de Abraham mientras que este último al Hades (en griego significa lugar de los muertos, otro nombre para el infierno). Estando aquí se describen los siguientes tormentos que el rico experimento:

1.      No perdió la conciencia de quien era: Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno.
2.      En el infierno sentía el tormento de las necesidades físicas no satisfechas, como por ejemplo la sed: Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua.
3.      El tormento de una llama: porque estoy atormentado en esta llama.
4.      El tormento de las oportunidades que tuvo de busca a Dios y que despreció: Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado.
5.      El tormento de saber que no hay escapatoria de ese lugar: Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá.
6.      El tormento de saber que sus seres queridos llegaran a ese terrible lugar: Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento.

Todos estos tormentos experimento aquel hombre en el infierno y Abraham le recordó que las Sagradas Escrituras eran el medio que Dios había establecido para advertirle al hombre de este lugar y escape de esta terrible condenación.

                         III.            LAS ALMAS QUE ENFRENTARAN EL JUICIO FINAL EN EL LAGO DE FUEGO.


“Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron  lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego”.
Apocalipsis 20:11-15

            Finalmente, en Apocalipsis encontramos el tercer relato de personas que enfrentan la condenación eterna. Nos referimos a todas las almas que enfrentaran el juicio del Gran Trono Blanco. Aquel día todos los muertos saldrán para ser juzgados conforme a las obras que están escritos en los libros y serán arrojados al lago de fuego y azufre por toda la eternidad. Ese día será terrible para todos aquellos que será juzgado.

                          IV.            LA ÚNICA SALIDA DEL INFIERNO.


“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida”.
Juan 5:24

            La única forma de escapar del infierno es creer en Jesús, solamente así se pasará de condenación a vida eterna.

            CONCLUSIÓN.



            El infierno es real, y en la Biblia podemos encontrar algunos relatos de personas que descendieron a ese lugar y su terrible estado de condenación en ese lugar. Solamente creyendo en Jesucristo podemos escapar de él.



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