Diversidad de dones espirituales (1 Corintios 12:4-11)




“Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere”.
1 Corintios 12:4-11

INTRODUCCIÓN


                En estos versículos el apóstol Pablo sigue profundizando en uno de los temas fundamentales de la fe cristiana, los dones del Espíritu Santo. No olvidemos que este tema surgió como respuestas a las preguntas que los corintios le habían hecho a Pablo a través de una carta, y posiblemente allí no solo expresaban sus dudas, sino más que todo el problema que tenía al ejercerlos sin control durante la realización de sus cultos, dicho uso será regulado en el capítulo 14. El tema predominante en esta sección será la diversidad de dones que opera en la perfecta unidad del cuerpo de Cristo. Nosotros siendo muchos tenemos diferentes dones y habilidades, pero con la ayuda del Espíritu Santo nos complementamos en una perfecta unidad dentro del cuerpo de Cristo.

dones-del-Espíritu
Dones del Espíritu Santo


DIVERSIDAD DE DONES PERO UN MISMO ESPÍRITU


“Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho”.
1 Corintios 12:4-7

                   En estos versículos el apóstol Pablo nos enseña como la trinidad actúa para capacitar a los creyente para ser mejores testigos a través de darles diferentes dones, ministerios y operaciones de servicio. En primer lugar Pablo nos dice que hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Los dones del Espíritu Santo son capacidades extraordinarias que el Espíritu de Dios otorga al creyente por gracia para edificación de la iglesia. Es importante no confundir las habilidades que los seres humanos tenemos con los dones del Espíritu Santo. Existe diferencia entre los dones del Espíritu Santo y las habilidades de los hombres. Un don espiritual es aquel que sólo puede ser ejecutado por una intervención sobrenatural de Dios. Por otro lado una habilidad es una capacidad que también Dios nos ha otorgado, pero no requiere una acción sobrenatural del Espíritu Santo para que opere, tal y como la habilidad de cantar, de tocar algún instrumento musical, o la capacidad de dirigir, habilidad matemática, o de expresión, entre otras. En este texto, la palabra “dones” proviene del griego járisma (χάρισμα) el cual usualmente se translitera a carisma, y se define como aquellas capacitaciones especiales que se reparten de manera gratuita a los creyentes con el fin de que sean para provecho de la iglesia tal y como lo declara Pedro al decir: “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios”, (1 Pedro 4:10). Si nos damos cuenta todos estos dones son repartidos por la tercera persona de la Trinidad divina, el Espíritu Santo, pero a continuación vemos como la segunda persona de la Trinidad actúa para repartirlo en ciertos grupos que lo identifican con un ministerio dentro de la iglesia: hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. En este texto, la palabra ministerio proviene del griego diakonía (διακονία) que literalmente significa servicio, y se generalmente se define como las diferentes formas de servir utilizando los dones que se le han otorgado y se manifiestan en cincos oficios que son el de apóstol, profeta, evangelista, pastor y maestro: “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;  para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo”, (Efesios 4:11-15). Estos ministerios tienen como fin perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación en la fe de los mismos y para instruirlos en doctrina a tal punto que no sean engañados por falsos maestros y se desvíen de la verdadera fe. Lo que vemos en un ministerio es la agrupación de ciertos dones en la vida de un hombre con el fin de ejercer uno de estos oficios. Finalmente, Pablo dice que hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. En este caso la palabra Dios proviene del griego Zeós (θεός) la cual hace referencia a la primera persona de la Trinidad divina, el Padre. La palabra operaciones proviene del griego energema (ἐνέργημα), de donde proviene la raíz de la palabra energía y literalmente significa el poder de hacer algo. Esta palabra se puede traducir como operación, actividad, función o trabajo a realizar, y en general se refiere a todas aquellas funciones o actividades que los cristianos pueden realizar dentro del trabajo de su obra, y estas son dadas por nuestro Padre celestial: “Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno… De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría”, (Romanos 12:3, 6-8). Ningún cristiano puede decir que no existe un área dentro de la iglesia donde pueda servir, ningún nacido de nuevo puede decir que no ha recibido algún don espiritual o de operación, o incluso ministerio, porque como parte del cuerpo de Cristo somos un miembro útil, y es nuestra responsabilidad encontrarlo, y de hecho, por ser hijos de Dios hay señales que Jesús prometió que nos seguirían: “Estas señales acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán en nuevas lenguas; tomarán en sus manos serpientes; y cuando beban algo venenoso, no les hará daño alguno; pondrán las manos sobre los enfermos, y éstos recobrarán la salud”, (Marcos 16:17-18). Por tanto, todos los creyentes en Cristo hemos sido capacitados por la Trinidad divina para trabajar en algún ministerio dentro de la iglesia, para servirle a Dios en alguna área y para ser mejores testigos de su gracia y por eso Pablo dice: Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.

LOS 9 DONES DEL ESPÍRITU SANTO


“Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas”.
1 Corintios 12:8-10

               A continuación, el apóstol Pablo nos enumera los nueve dones del Espíritu Santo, y estos son palabra de ciencia, palabra de sabiduría, don de discernimiento de espíritus, diversidad de lenguas, interpretación de lenguas, profecía, don de fe, sanidades y don de milagros. Estos son repartidos a la iglesia de manera soberana por el Espíritu Santo, como Él lo desea y a quien Él lo desea, de tal forma que cada creyente puede tener al menos un don de estos: “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere”, (1 Corintios 12:11). De acuerdo a su significado etimológico, estos dones constituyen un regalo de Dios hacia la iglesia, de tal forma que en ningún momento se puede ganar por ningún mérito humano ya que, tal y como la salvación, son por gracia y nos convertimos en herederos de todas sus promesas y dadivas desde el momento que nacemos de nuevo. Estos dones han sido dados a los creyentes para el servicio de la iglesia: “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios”,  (1 Pedro 4:10). Esto significa que el uso de estos dones está limitado a la edificación personal y beneficio del Cuerpo de Cristo. Por otro lado se nos pide la administración fiel de estos dones por lo que somos responsables que su uso sea con responsabilidad y lo más efectivo posible. Con respecto a este último punto, no olvidemos que nuestra santidad y consagración a Dios está directamente relacionada con la efectividad al momento de utilizar nuestros dones, y por ello el cuidado espiritual que tengamos de nosotros mismo contribuirá a ese fin. Aparte de todo esto en la Biblia encontramos un versículo que nos sugiere que los dones espirituales una vez dado al creyente como un regalo no se pueden revocar: “Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios”, (Romanos 11:29). Si los consideramos como la salvación, estos dones no deberían perderse, pero posiblemente se puede atenuar su acción en nuestra vida si nuestra consagración es poca y tenemos una vida carnal: “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención”, (Efesios 4:30, RV60). Al considerar este capítulo uno puede darse cuenta que estos corintios abundaban en dones espirituales a tal punto que Pablo tuvo que regular su manifestación durante sus reuniones (1 Corintios 14); sin embargo, a través del estudio de los capítulos anteriores también vemos que estos eran carnales porque había entre ellos celos, contiendas y divisiones, pero a pesar de eso los dones operaban en algunos de ellos. Esto podría ser la razón por la cual algunos cristianos carnales ejercen dones espirituales, y esto aun en la Biblia se observa. Por ejemplo, todos recordamos al rebelde Balaam quien aun en su obstinada desobediencia a la voluntad de Dios y su codicia profetizo a favor de Israel: “Y Jehová puso palabra en la boca de Balaam, y le dijo: Vuelve a Balac, y dile así”, (Números 23:5). También Saúl estando en plena rebeldía con Dios profetizo en ciertas ocasiones: “Y él también se despojó de sus vestidos, y profetizó igualmente delante de Samuel, y estuvo desnudo todo aquel día y toda aquella noche. De aquí se dijo: ¿También Saúl entre los profetas?”, (1 Samuel 19:24). El mismo traidor Judas tuvo manifestaciones del poder del Espíritu Santo sobre él: “Después llamó a los doce, y comenzó a enviarlos de dos en dos; y les dio autoridad sobre los espíritus inmundos… Y echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos, y los sanaban”, (Marcos 6:7,13). Por tanto, un cristiano carnal podría manifestar el don que se le ha otorgado, pero la voluntad de Dios es que nos limpiemos de toda contaminación y no que terminemos como estos hombres. Generalmente, los dones del Espíritu Santo se dividen en tres grupos de tres: Los dones de Revelación, los dones de Palabra y los dones de Poder. El primer grupo de tres son los dones de revelación, los cuales son palabra de ciencia, palabra de sabiduría y don de discernimiento de espíritus: “Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu… a otro, discernimiento de espíritus...”, (1 Corintios 12:8,10). A este grupo de dones se le han llamado los ojos de Dios en la iglesia ya que su operación sobrenatural le permite a la iglesia conocer eventos futuros o situaciones que están ocultas a los ojos del ser humano. El Segundo grupo de tres son los dones de palabra, los cuales son don de profecía, diversidad de géneros de lenguas e interpretación de lenguas: “… a otro, profecía… a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas…”, (1 Corintios 12:10). A este grupo de dones se le han llamado la boca de Dios en la iglesia, porque a través de la intervención sobrenatural del Espíritu Santo el Señor emite su voz con un mensaje directo hacia sus santos con el fin de exhortar, consolar o edificar. Finalmente, el tercer grupo de tres son los dones de poder, los cuales son dones de sanidades, operaciones de milagros y don de fe: “… a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros”, (1 Corintios 12:9-10). A este grupo de dones se le han llamado las manos de Dios en la iglesia, ya que a través de la acción sobrenatural del Espíritu Santo el Señor se realiza señales y portentos dentro de su iglesia. Veamos en detalle cada uno de estos dones y algunos ejemplos de su forma de operar en la Biblia.

Palabra de Sabiduría.


“… A unos Dios les da por el Espíritu palabra de sabiduría…”
1 Corintos 12:8

La palabra Sabiduría proviene del griego sofía (σοφία) y esa es su correcta traducción, sabiduría. Palabra de Sabiduría es aquel don por el cual el Espíritu Santo comunica sobrenaturalmente a la persona que lo posee el conocimiento de hechos que se verificarán en el futuro. La palabra de Sabiduría es una revelación y manifestación espiritual que está a disposición de algunos cristianos a quienes les es otorgado dicho don, la cual opera cuando se presenta una necesidad especial y concreta dentro el Cuerpo de Cristo. Esta es una revelación sobrenatural del Dios Trino en cuanto lo que debemos de hacer o no hacer en determinadas situaciones de nuestra vida. Veamos algunos ejemplos de este don en la Biblia:

                Ejemplo 1:

 “En aquellos días unos profetas descendieron de Jerusalén a Antioquía, y levantándose uno de ellos, llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu, que vendría una gran hambre en toda la tierra habitada; la cual sucedió en tiempo de Claudio. Entonces los discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar socorro a los hermanos en Judea; lo cual en efecto hicieron, enviándolo a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo”.
Hechos 11:27-30

                Este pasaje es la primera mención del don de palabra de Sabiduría en el libro de los Hechos de los Apóstoles. En la iglesia primitiva el profeta  pertenecía a una orden reconocida en la congregación de los santos. Uno de estos profetas era Agabo el cual señalaba, por medio del don de palabra de Sabiduría, que vendría una gran hambre en toda la tierra habitada”. Lucas está interesado en establecer el tiempo exacto de esta hambruna y así va un paso adelante y señala que  sucedió en tiempo de Claudio” (41-54 d.C.). En muchas fuentes adicionales a la Biblia se informa de una sucesión de malas cosechas y hambre extrema por todo el imperio Romano, especialmente en Palestina durante el reinado de Claudio César. Podemos ver la utilidad de este don de revelación para la iglesia, ya que a raíz de ella, los discípulos de Antioquía se organizaron para enviar ayuda a la iglesia de Judea: Entonces los discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar socorro a los hermanos en Judea; lo cual en efecto hicieron, enviándolo a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo.

                Ejemplo 2:

“Llevábamos allí varios días, cuando bajó de Judea un profeta llamado Agabo. Este vino a vernos y, tomando el cinturón de Pablo, se ató con él los pies y manos, y dijo: Así dice el Espíritu Santo, de esta manera atarán los judíos de Jerusalén al dueño de este cinturón, y lo entregarán en manos de gentiles”.
Hechos 21:10-11

                Aquí aparece una vez más Agabo el cual predice el encarcelamiento y sufrimiento de Pablo. El Espíritu Santo no le prohíbe ir a Jerusalén, pero si le advierte el costo que tendrá para él, y así ocurrido de acuerdo al libro de los Hechos de los Apóstoles. Por tanto, este don puede ser utilizado para advertir a los siervos de Dios cosas concernientes al ministerio que se les ha entregado con el fin de animarlos y corroborar su voluntad.

Palabra de Ciencia.


“… a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu”.
1 Corintios 12:8

                El termino conocimiento proviene del griego gnosis (γνῶσις), el cual describe la suma de información precisa concerniente a un tema. Palabra de ciencia  aquel don por el cual el Espíritu Santo comunica milagrosamente al cristiano  que lo posee un conocimiento de sucesos pasados o presentes. De acuerdo al contexto y al tema en estudio, es un don sobrenatural, que revela parte de la ciencia o conocimiento de Dios. El Señor que es Omnisciente, nos revela algo de su conocimiento, y en este sentido el don de Palabra de Ciencia es la habilidad de recibir algo de Dios por medio de revelación sobrenatural, verdades que por otros medios serían imposibles de saber. Veamos algunos ejemplos de este don en la Biblia:

Ejemplo 1:

“Un hombre llamado Ananías también vendió una propiedad y, en complicidad con su esposa Safira, se quedó con parte del dinero y puso el resto a disposición de los apóstoles. –Ananías- le reclamó Pedro-, ¿cómo es posible que Satanás haya llenado tu corazón para que le mintieras al Espíritu Santo y te quedaras con parte del dinero que recibisteis por el terreno? ¿Acaso no era tuyo antes de venderlo? Y una vez vendido, ¿no estaba el dinero en tu poder? ¿Cómo se te ocurrió hacer esto? ¡No has mentido a hombres sino a Dios!”.
Hecho 5:1-3

                Ananías y Safira deseaban tener una reputación como la de Bernabé un discípulo generoso de la iglesia primitiva que había vendido sus propiedades para dárselos a los necesitados de la comunidad cristiana (Hechos 4:36-37), por lo que decidieron también vender un terreno, pero engañar a los apóstoles dándoles solo una parte de la venta como si fuera el precio por el que lo negociaron, todo con tal de ganar popularidad entre los creyentes. Sin embargo, el Espíritu Santo le revelo a Pedro, a través del don de palabra de ciencia las verdaderas intenciones que había en el corazón de Ananías.

Ejemplo 2:

“Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, señor. Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora”.
Hechos 9:10-11

                Este es otro ejemplo del don palabra de ciencia en el cual, el Señor le reveló a través de una visión a Ananías, que en la calle la Derecha, en la casa de un tal Judas estaba un hombre llamado Saulo de Tarso, que oraba. Podemos observar como el Señor le dio todos los detalles para que lo encontrara y orara por él ya que con el tiempo este hombre se convertiría en Pablo, el apóstol de los gentiles.

Ejemplo 3:

“Y mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo el Espíritu: He aquí, tres hombres te buscan. Levántate, pues, y desciende, y no dudes de ir con ellos, porque yo los he enviado”.
Hechos 10:19-20

                En este pasaje el Espíritu Santo le dio a conocer a Pedro que en ese momento habían tres hombres que lo buscaban y que no les temiera sino fuera con ellos ya que sus intenciones no eran malas, y minutos después así ocurrió, aceptando la invitación de estos hombres y yendo con ellos llego a la casa del centurión Cornelio donde le compartió el mensaje del evangelio a él, su familia y amigos, los cuales se convirtieron a Dios iniciando así la primera iglesia gentil.

Discernimiento de Espíritus.


“…a otro, discernimiento de espíritus…”
1 Corintios 12:10


La palabra discernimiento viene del griego diákrisis (διάκρισις) y significa la capacidad de comprender plenamente un acontecimiento o tema particular. El don de discernimiento de espíritus es la capacidad que reciben algunos creyentes para discernir, conocer y diferenciar el comportamiento de ciertos poderes que afirman ser divinos. En este sentido a través de este don se puede discernir si el hecho milagroso está siendo operado por el Espíritu Santo o por algún espíritu malo. El don de discernimiento de espíritus es un recurso divino para ayudarnos a cumplir el mandato de no creer a cualquier espíritu, sino probarlo: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios”, (1 Juan 4:1). Veamos un ejemplo en la Biblia.

Ejemplo 1:

“Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando. Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación. Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora”.
Hechos 16:16-18

                La descripción de Lucas de la muchacha indica que ella tenía un espíritu maligno. Aparentemente los que conocían a la muchacha no la consideraban demente ni fraudulenta. Más que eso, la veían con la capacidad genuina de predecir los acontecimientos ya que tenía espíritu de adivinación. La gente les pagaba por sus servicios de adivinación a sus amos por lo cual ganaban mucho dinero. Fue a través del don de discernimiento de espíritus que Pablo identificó que sus poderes sobrenaturales de adivinación eran procedentes de un espíritu demoníaco, por lo que lo reprendió y lo expulsó en ese mismo momento.

Diversos Géneros de Lenguas.


“… a otro, diversos géneros de lenguas…”
1 Corintios 12:10

La palabra lenguas proviene del griego glossa (γλῶσσα) que quiere decir “otro idioma” y es aquel don por el cual Dios entrega a la Iglesia un mensaje en otro idioma para ser interpretado. Existe diferencia entre el hablar lenguas como evidencia de haber recibido el bautismo del Espíritu Santo y el don de lenguas. En primer lugar, el don de lenguas tiene una interpretación; la evidencia del Bautismo del Espíritu Santo no la tiene. En segundo lugar, el ejercicio del don de lenguas es breve, para dar lugar a la interpretación; la evidencia del bautismo del Espíritu Santo puede prolongarse más de lo que haría el don. Aparte de todo esto el don de lenguas se puede hablar en lenguas humanas o angélicas: “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe”, (1 Corintios 13:1). En la Biblia podemos encontrar algunas razones por las cuales los creyentes debemos buscar estos dones:

1.       El que habla en lenguas habla con Dios y no a los hombres y se edifica a sí mismo: “Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios... El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica...”, (1 Corintios 14:2, 4).
2.       Las lenguas son señal a los incrédulos, para que se den cuenta que Dios está entre los creyentes: “Así que, las lenguas son señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos; pero la profecía, no a los incrédulos, sino a los creyentes”, (1 Corintios 14:22).
3.       Las lenguas son una evidencia de ser un cristiano: “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonio; hablaran nuevas lenguas, tomarán en las manos serpientes, y si bebieran cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos y sanarán”, (Marcos 16:17-18).
4.       Nos da la facultad de orar en el Espíritu: “Porque si yo oro en lenguas, mi espíritu ora, pero mi entendimiento no se beneficia en nada”, (1 Corintios 14:14). También nos ayuda a pedir como conviene: “Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos que pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras”, (Romanos 8:26).

Interpretación  de Lenguas.


“Por esta razón, el que habla en lenguas pida en oración el don de interpretar lo que diga”.
1 Corintios 14:13

La palabra interpretación proviene del griego jermenía (ἑρμηνεία) y significa exactamente eso, interpretación. El don de interpretación de lenguas es el poder de Dios impartido de manera sobrenatural a algunos creyentes para entender y explicar el significado de los diversos géneros de lenguas. Esta interpretación viene de una manera inspirada al corazón del cristiano, siendo la interpretación no literal, sino una explicación del mensaje expuesto en otras lenguas, a tal punto que el mensaje en otras lenguas puede ser más corto que la interpretación.

El don de Profecía.


“Empéñense en seguir el amor y ambicionen los dones espirituales, sobre todo el de profecía. Porque el que habla en lenguas no habla a los demás sino a Dios. En realidad, nadie le entiende lo que dice, pues habla misterios por el Espíritu.  En cambio, el que profetiza habla a los demás para edificarlos, animarlos y consolarlos. El que habla en lenguas se edifica a sí mismo; en cambio, el que profetiza edifica a la iglesia. Yo quisiera que todos ustedes hablaran en lenguas, pero mucho más que profetizarán. El que profetiza aventaja al que habla en lenguas, a menos que éste también interprete, para que la iglesia reciba edificación”.
1 Corintios 14:1-5

La palabra profecía proviene del griego profeteia (προφητεία) que significa la proclamación de la mente y el consejo de Dios. El don de profecía es un mensaje de Dios para la iglesia en el idioma local el cual tiene como finalidad la edificación, exhortación y consolación del cuerpo de Cristo. Veamos en detalle el significado de estos tres elementos del don de profecía: el que profetiza habla a los demás para edificarlos, animarlos y consolarlos.

1.       Edificación, del griego oikodomé (οἰκοδομή), palabra que denota el acto de construir una casa (oikos, hogar, y domeo, construir). Se usa metafóricamente en el sentido de promover el crecimiento espiritual y el desarrollo del carácter del creyente por medio de la profecía.  
2.       Exhortación o animar, el cual se traduce del griego paráklesis (παράκλησις) y se usa en el sentido de amonestar, animar o apremiar a alguien  para que siga un curso de conducta.
3.       Consolación, del griego paramusía (παραμυθία) que literalmente significa llamar al lado de uno. Es la cualidad donada por Dios a algunos creyentes con el propósito de persuadir, despertar y estimular.

Existe una diferencia entre la profecía de las Escrituras y el don de profecía. La profecía de las Sagradas Escrituras es infalible: “Entonces Jesús tomó aparte a los doce y les dijo: Ahora vamos rumbo a Jerusalén, donde se cumplirá todo lo que escribieron los profetas acerca del Hijo del Hombre”, (Lucas 18:31); mientras que el don de profecía se somete a prueba para decidir si realmente viene de Dios o no:Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen”, (1 Corintios 14:29). Así mismo se limita únicamente a exhortar, consolar y edificar: “...El que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación”, (1 Corintios 14:3).

                Finalmente, la Biblia regula el ejercicio de los dones de revelación dentro de la iglesia y esto se hace en el capítulo 14 de 1 Corintios el cual estudiaremos después.

“¿Qué concluimos, hermanos? Que cuando se reúnan, cada uno puede tener un himno, una enseñanza, una revelación, un mensaje en lenguas, o una interpretación. Todo debe hacerse para la edificación de la iglesia. Si se habla en lenguas, que hablen dos –o cuanto mucho tres–, cada uno por turno; y que alguien interprete. Si no hay interprete, que guarden silencio en la iglesia y que cada uno hable para sí mismo y para Dios. En cuanto a los profetas, que hablen dos o tres, y que los demás examinen con cuidado lo dicho. Si alguien que está sentado recibe una revelación, el que esté hablando ceda la palabra. Así todos pueden profetizar por turno, para que todos reciban instrucción y aliento. El don de profecía está bajo el control de los profetas, porque Dios no es un Dios de desorden sino de paz”.
1 Corintios 14:26-33

Aquí se mencionan tres restricciones en cuanto a las lenguas en la iglesia:

1.       Solo dos o tres deben hacerlo en cada reunión.
2.       Deben hacerlo por turno.
3.       Debe haber interpretación. Estas palabras parecen indicar que aquél que hablara en lenguas en la iglesia tenía la responsabilidad de asegurarse de que hubiera alguien presente que pudiera interpretar su mensaje; aunque la misma Biblia enseña que el creyente que habla en lenguas puede también interpretar: “Por esta razón, el que habla en lenguas pida en oración el don de interpretar lo que diga”, (1 Corintios 14:13).

En cuanto al don de profecía, que hablen dos o tres, y por turno, y los mismos profetas deben examinar con cuidado lo que el otro dice, para decidir si es válido el mensaje: En cuanto a los profetas, que hablen dos o tres, y que los demás examinen con cuidado lo dicho. La Biblia nos enseña que ni el don de profecía ni el don de lenguas se produce en medio de un éxtasis emocional incontrolable. Pablo insiste que en que estos dones están bajo el control de los mismos que los usan.

Dones de Sanidades.


Los dones  de Sanidades, del griego iama (ἴαμα), son  aquellos  por los cuales Dios cura un cuerpo enfermo de manera sobrenatural, y sin la intervención de ningún medio. Se cree que se habla en plural como dones de sanidades, ya que existe un don para sanar cada enfermedad y no un don para todas las enfermedades. La operación de estos dones de sanidades son diferentes a la promesa de poner manos sobre los enfermos y estos sanaran: “pondrán sus manos sobre los enfermos, y éstos recobrarán la salud”, (Marcos 16:18), ya que también puede ocurrir una sanidad por la oración de los creyentes o la combinación de la oración con los medicamentos  “¿Está enfermo algunos de ustedes? Haga llamar a los ancianos de la iglesia para que oren por él y lo unjan con aceite (una de las medicinas más conocidas en la antigüedad) en el nombre del Señor. La oración de fe sanará al enfermo... oren los unos por otros, para que sean sanados...”, (Santiago 5:14-15, 16). Veamos algún ejemplo de estos dones en la Biblia:

Ejemplo 1:

“Aconteció que Pedro, visitando a todos, vino también a los santos que habitaban en Lida. Y halló allí a uno que se llamaba Eneas, que  hacía ocho años que estaba en cama, pues era paralítico. Y le dijo Pedro: Eneas, Jesucristo te sana; levántate, y haz tu cama. Y en seguida se levantó”.
Hechos 9:32-34

Las palabras de Pedro diciendo:” Eneas, Jesucristo te sana; levántate, y haz tu cama” denotan que el apóstol sabía a través del Espíritu Santo que este hombre sanaría. Esta señal sirvió para llamar la atención de los habitantes en Lida y Sarón y se convirtieran al Señor.

Ejemplo 2:

“Había en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor llamó en una visión. – ¡Ananía!– Aquí estoy   Señor–. –Anda, ve a la casa de Judas, en la calle llamada Derecha, y pregunta por un tal Saulo de Tarso. Está orando, y ha visto en una visión a un hombre llamado Ananías, que entra y pone las manos sobre él para que recobre la vista. Entonces Ananías respondió: –Señor, he oído hablar mucho de ese hombre y de todo el mal que ha causado a tus santos en Jerusalén... –Ve– insistió el Señor–, porque ese hombre es mi instrumento escogido para dar a conocer mi nombre tanto a las naciones y a sus reyes como al pueblo de Israel. Yo le mostraré cuánto tendrá que padecer por mi nombre. Ananías se fue y, cuando llegó a la casa, le impuso las manos a Saulo y le dijo: Hermana Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo. Al instante cayó de los ojos de Saulo algo como escamas, y recobró la vista...”
Hechos 9:10-13, 15-18

                Este ejemplo muestra como antes de que ocurriera el don de sanidad de la ceguera de Saulo fue precedido por un don de revelación donde el Señor le ordeno a Ananías que le impusiera las manos sin ningún temor.

Ejemplo 3:

“Y cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado. Este oyó hablar a Pablo, el cual, fijando en él sus ojos, y viendo que tenía fe para ser sanado, dijo a gran voz: levántate derecho sobre tus pies. Y él saltó, y anduvo”.
Hechos 14:8-10

                Las palabras: y viendo que tenía fe para ser sanado nos sugieren que Pablo vio a través de un don de revelación que este hombre tenía suficiente fe para ser sanado.

Don de Milagros


La palabra milagro viene del griego dúnamis (δύναμις) que significa poder. Este es aquel don por el cual Dios altera una ley natural para realizar a través del creyente que lo posee una señal o prodigio. Es importante diferenciar entre un milagro que Dios operara a un don de milagros. En el caso de un milagro la señal o portento es realizada sin la intervención de un hombre, como por ejemplo cuando Dios libero a Pedro de la cárcel con la ayuda de un ángel. Un don de milagro opera a través de un hombre que es usado como instrumento por medio del cual fluye el poder del Espíritu Santo para que se realice el milagro. Veamos algunos ejemplos de esto en la Biblia.

Ejemplo 1:

“Había entonces en Jope una discípula llamada Tabita, que traducido quiere decir, Dorcas. Esta abundaba en buenas obras y en limosnas que hacía. Y aconteció que en aquellos días enfermó y murió. Después de lavada, la pusieron en una sala. Y como Lida estaba cerca de Jope, los discípulos, oyendo que Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres, a rogarle: No tardes en venir a nosotros. Levantándose entonces Pedro, fue con ellos, y cuando llegó, le llevaron a la sala, donde le rogaron todas las viudas, llorando y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba con ellas. Entonces, sacando a todos, Pedro se puso de rodillas y oró; y volviéndose al cuerpo, dijo: Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos, y al ver a Pedro, se incorporó”.
Hechos 9:36-40

                En este ejemplo encontramos al apóstol Pedro que se encontraba en Lida pero al enterarse por los discípulos de Jope que Dorcas  una miembro de su comunidad cristiana había muerto decidió ir a ellos con el fin de consolarlos, ya que ella había hecho mucho bien a la iglesia del Señor: Había entonces en Jope una discípula llamada Tabita, que traducido quiere decir, Dorcas. Esta abundaba en buenas obras y en limosnas que hacía. Y aconteció que en aquellos días enfermó y murió. Después de lavada, la pusieron en una sala. Y como Lida estaba cerca de Jope, los discípulos, oyendo que Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres, a rogarle: No tardes en venir a nosotros. Al llegar hasta el lugar donde se encontraba el cuerpo de Dorcas, Pedro oró y en ese momento opero el don de milagros al resucitarla: Pedro se puso de rodillas y oró; y volviéndose al cuerpo, dijo: Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos, y al ver a Pedro, se incorporó.

Ejemplo 2:

“Pero les resistía Elimas, el mago (pues así se traduce su nombre), procurando apartar de la fe al procónsul. Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando en él los ojos, dijo: ¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor? Ahora, pues, he aquí la mano del Señor está contra ti, y serás ciego, y no verás el sol por algún tiempo. E inmediatamente cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien le condujese de la mano”.
Hechos 13:8-11

                Aquí encontramos a Elimas, un mago, que influía negativamente en el procónsul con el fin de que no creyera al mensaje del evangelio que se le había predicado. Ante la oposición de Elimas, Pablo lleno del Espíritu Santo reprendió al enemigo del evangelio diciéndole que el Señor estaba contra él y que quedaría ciego, lo cual ocurrió en el momento operando allí un don de milagros: E inmediatamente cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien le condujese de la mano

Ejemplo 3:

“Un joven llamado Eutico, que estaba sentado en una ventana, comenzó a dormirse mientras Pablo alargaba su discurso. Cuando se quedó profundamente dormido, se cayó desde el tercer piso y lo recogieron muerto. Pablo bajó, se echó sobre el joven y lo abrazó: ¡No se alarmen! –les dijo–. ¡Está vivo!... Al joven se lo llevaron vivo a su casa, para consuelo de todos”.
Hechos 20:9-10, 12

                En este pasaje encontramos el caso de Eutico, el discípulo que se encontraba sentado en una ventana pero al dormirse mientras Pablo predicaba el mensaje del evangelio, cayó y murió debido a los golpes. Al ocurrir este terrible accidente el apóstol Pablo se acercó al joven, se echó sobre él y lo abrazo afirmando: ¡No se alarmen! –les dijo–. ¡Está vivo! Como resultado, Eutico resucito de entre los muertos operando así un don de milagro en medio de ellos: Al joven se lo llevaron vivo a su casa, para consuelo de todos.

Don de Fe.


La palabra fe viene del griego pístis (πίστις) y es una operación sobrenatural que sostiene una confianza en Dios en situaciones que al parecer humano son imposibles de sobrellevar. Existe una diferencia entre el don de fe y la fe común del cristiano. Cuando nos convertimos al Señor se nos otorga una fe suficiente para creer y ser salvos, la cual también nos ayuda a depender de su divina providencia aun en medio de las más difíciles dificultades: “Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve”, (Hebreos 11:1). Sin embargo, cuando hablamos del don de la fe, esta es una fe extraordinaria que ayuda a sobreponerse a situaciones realmente imposibles de vencer por los medios humanos: “Porque hermanos, no queremos que ignoréis acerca de nuestra tribulación que nos sobrevino en Asia; pues fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida. Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos”, (12 Corintios 1:8-9). Jesús hablo del poder de la fe a tal punto que aun podía trasladar montes a la mar: “Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho”, (Marcos 11:22-23). Veamos un ejemplo de este don:

“Y no apareciendo ni el sol ni estrellas por muchos días, y acosados por una tempestad no pequeña, ya habíamos perdido toda esperanza de salvarnos. Entonces Pablo, como hacía ya mucho que no comíamos puesto en pie en medio de ellos, dijo: Habría sido por cierto conveniente, oh varones, haberme oído, y no zarpar de Creta tan sólo para recibir este perjuicio y pérdida. Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave. Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te da concedido todos los que navegan contigo. Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho”.
Hechos 27:20-25

    Aquí vemos la ocasión cuando Pablo sufrió un naufragio cuando era transportado por los soldados romanos a Roma con el fin  de que compadeciera delante del Cesar. Debido a la cantidad de días que habían pasado perdidos en el mar y las condiciones climatológicas presentes la tripulación había perdido la esperanza de vivir, pero Pablo recibió una revelación en la cual Dios le confirmó que vivirían ya que él debía testificar en Roma el evangelio. Si nos damos cuenta la visita del ángel y la promesa de Dios lleno de gran confianza el corazón de Pablo para que no desmallara y fue así que operó en él el don de fe en su persona.

UNA DIVERSIDAD DE DONES PARA PROVECHO DE LA IGLESIA


“Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere”.
1 Corintios 12:11

               En conclusión, uno puede ver como nuestro Dios trino ha repartido diferentes dones espirituales, ministerios y operaciones de servicio para el bien común de todo el cuerpo de Cristo, y en el caso de los dones espirituales han sido repartidos de manera soberana como al Espíritu Santo le ha parecido mejor: Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere. Comprendiendo esto cada uno de nosotros debe buscar la forma de descubrir cuales son aquellos dones y habilidades que Dios nos ha otorgado con el fin de ponerlos al servicio de todos los santos.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario