“¿Qué provecho tiene el
hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? Generación va, y generación
viene; más la tierra siempre permanece. Sale el sol, y se pone el sol, y se
apresura a volver al lugar de donde se levanta. El viento tira hacia el sur, y
rodea al norte; va girando de continuo, y a sus giros vuelve el viento de
nuevo. Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los
ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo. Todas las cosas son fatigosas
más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el
oído de oír. ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido
hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. ¿Hay algo de que
se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han
precedido. No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá
habrá memoria en los que serán después”.
Eclesiastés
1:3-11
INTRODUCCIÓN
Salomón
que es el autor de este libro llamado Eclesiastés reflexiona acerca de todo lo
que ocurre y se nos ofrece en este mundo. Su conclusión es que no hay nada
nuevo debajo del sol, pero ¿será realmente así? ¿No hay nada nuevo que se nos
pueda ofrecer en esta vida? Veamos a la luz de la palabra de Dios si esto es así.
¿Hay algo nuevo debajo del sol? |
I.
EN ESTA VIDA NO HAY NADA
NUEVO QUE EL MUNDO NOS PUEDA OFRECER.
“¿Qué provecho tiene el
hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? Generación va, y generación
viene; más la tierra siempre permanece. Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura
a volver al lugar de donde se levanta. El viento tira hacia el sur, y rodea al
norte; va girando de
continuo, y a sus giros
vuelve el viento de nuevo. Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al
lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo. Todas las
cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el
ojo de ver, ni el oído de oír. ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es
lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol.
¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo?”.
En
estos versículos Salomón nos enseña que no hay nada nuevo en este mundo que no
se haya hecho anteriormente y que todo trabajo es sin provecho de tal forma que
nada es capaz de satisfacer al alma. Esto es así por causa del pecado, es la
consecuencia de una vida sin Dios. Él nos dice:
1.
Que
todo trabajo que se hace debajo del sol es sin provecho o beneficio: ¿Qué provecho tiene
el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol?
2.
Que
la tierra y los tiempos siguen su curso natural y nada nuevo nos ofrecen: Generación va, y
generación viene; más la tierra siempre permanece. Sale el sol, y se pone el
sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta. El viento tira hacia el
sur, y rodea al norte; va girando decontinuo, y a sus giros vuelve el viento de
nuevo. Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los
ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo.
3.
Todo
en esta vida puede llegar a fatigar el alma del hombre, nada es fácil, las
buenas cosas tienen su precio: Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede
expresar.
4.
El
hombre jamás logrará encontrar la plena satisfacción en los deleites de la
carne, su ojo y oído nunca se saciaran con las cosas que aquí se le ofrecen: nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír.
5.
Finalmente,
nada nuevo hay en este mundo y todo está destinado a perecer: ¿Qué es lo que fue?
Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada
hay nuevo debajo del sol. ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es
nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido. No hay memoria de lo que
precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después.
II.
TODO LO QUE HAY EN ESTE
MUNDO PERECERÁ.
“Ya fue en los siglos que
nos han precedido. No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá
habrá memoria en los que serán después”.
Sin
Dios la vida carece de significado y propósito, todo lo que se haga fuera de su
voluntad no traerá ningún provecho, todos nuestros éxitos quedaran olvidados,
todas las riquezas y propiedades que hagamos serán de otros, y aun este mundo
esta destinado a perecer en el olvido: Ya fue en los siglos que nos han precedido. No hay memoria de
lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán
después. Por causa del pecado el alma del hombre es condenado al
infierno y este mundo va rumbo a su final por causa de la maldad y por ello
Pedro nos dice: “El
Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es
paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos
procedan al arrepentimiento. Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche;
en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo
serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas”,
(2 Pedro 3:9-10).
III.
SOLAMENTE CRISTO HACE
NUEVAS TODAS LAS COSAS.
“De modo que, si alguno
está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son
hechas nuevas”.
2 Corintios
5:17
A
pesar de que este mundo no ofrece nada nuevo y solo nos conduce a una vida de
penalidades, sufrimientos y desilusiones, donde nuestro trabajo no tiene
provecho y nuestra alma es condenada a un destino inexorable, la Biblia nos da
una luz de esperanza a través de Cristo: De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las
cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. El mundo nos
ofrece una vida de injusticias, Cristo nos ofrece la vida eterna, este mundo
solo ofrece cosas que ya sucedieron, nada nuevo debajo de sol, Cristo nos
ofrece hacernos nuevas criaturas, este mundo nos ofrece los mismos placeres del
pecado que nos destruye, Cristo nos ofrece una nueva vida con propósito donde
las cosas viejas quedan atrás, este mundo no cambia, esta lleno de sufrimientos
y maldad, está destinado a ser destruido por causa del pecado, pero Cristo nos
ofrece en la eternidad cielos nuevos y tierra nueva: “Pero nosotros esperamos, según sus promesas,
cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia”, (2
Pedro 3:13). Este mundo está destinado a perecer, pero nuestra esperanza radica
en las promesas de la Biblia donde se nos ha prometido una vida al lado de
nuestro Señor y un nuevo lugar para pasar la eternidad que se llama la nueva Jerusalén:
“Vi un cielo
nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y
el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén,
descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su
marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios
con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo
estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos;
y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las
primeras cosas pasaron”, (Apocalipsis 21:1-4).
CONCLUSIÓN.
En Eclesiastés Salomón
nos dice que todo lo que este mundo ofrece no es nada nuevo, las mismas cosas
que le pasaron a las generaciones pasadas son las que le pasaran a las
generaciones presentes y futuras, este mundo solo nos ofrece una vida sin
provecho, el pecado solo nos conduce a los deleites temporales de la carne que
nos conducen a su vez al infierno, nada permanece para siempre y todo es
carente de significado. Sin embargo, Cristo nos ofrece cosas totalmente nuevas,
el ser nueva criatura, una nueva relación con Dios, una nueva vida con propósito
y en la eternidad cielos nuevos y tierra nueva.
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