“Otra vez os digo, que si dos de vosotros se
pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les
será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres
congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.
Mateo 18:19-20
Introducción
Continuamos estudiando este maravilloso
capítulo 18 del evangelio según Mateo, y como ya hemos visto, se están
considerando una serie de temas relacionados con el carácter y las relaciones
que entre los hijos del reino deben existir. Ahora, en esto dos versículos, el
apóstol Mateo nos muestra la eficacia que existe en la comunión de los santos
la cual se ve reflejada en la oración congregacional que se hace y la seguridad
de que nuestro Señor Jesucristo está en medio de su pueblo. Estos dos
versículos fueron palabras pronunciadas por nuestro Señor Jesucristo y son dos
promesas muy conocidas por el pueblo cristiano. Veamos estas promesas.
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La eficacia de la comunión entre hermanos |
La Comunión que se Enfoca en un mismo fin recibe la respuesta en la oración
“Otra
vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca
de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los
cielos”.
Mateo
18:19
Aquí encontramos una de las grandes
promesas que los cristianos tenemos: Otra vez os digo, que si dos de vosotros se
pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les
será hecho por mi Padre que está en los cielos. El texto es sencillo, pero nos da una gran promesa
de recibir cualquier cosa que pidamos en común acuerdo con otros creyentes.
Algunos han llegado a decir que estas palabras dirigidas por nuestro Señor
Jesucristo no fueron una promesa a recibir las peticiones que la iglesia se
pusiera de acuerdo, sino que su énfasis estaba a recalcar la importancia de
mantener la comunión y mutuo acuerdo entre los creyentes de la iglesia. No
obstante, nosotros creemos que es posible recibir a través de la oración las
peticiones que le hagamos de Dios y aquí se nos da una promesa más de cómo
lograrlo. Para poder hacer realidad esta promesa, las peticiones que se hagan
deben reunir las siguientes condiciones: Debe ser algo que todos los creyentes
estén de acuerdo en pedirlo y debe existir comunión entre todos. No cabe duda
que a través de la oración podemos llegar a recibir las peticiones que le
hagamos a nuestro Padre celestial, pero para hacerlo hay ciertas condiciones
que debemos reunir, no se trata de una fórmula mágica, o del genio de una
lámpara mágica, o palabras de un hechizo que nos darán todo lo que pedimos. El
Señor ha prometido escucharnos a través de la oración y darnos las peticiones
de nuestro corazón; pero esta debe realizarse con fe: “Pero pida con fe, no dudando nada; porque el
que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada
de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna
del Señor”, (Santiago 1:6-7). No debemos pedir cosas
egoístas: “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en
vuestros deleites”,
(Santiago 4:3). Debemos pedir de acuerdo a su voluntad: “Y esta
es la confianza que tenemos en él, que si
pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él
nos oye en cualquiera cosa que pidamos”, (1 Juan 5:14-15). Debemos estar en santidad y plena
comunión con Él: “Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el
Señor no me habría escuchado”,
(Salmo 66:18). Y finalmente, debemos ser perseverantes en la oración, tal y
como Jesús lo dice en Lucas al relatar la parábola de la viuda y el juez
injusto (Lucas 18:1-8). Si nos damos cuenta toda oración debe reunir ciertas
características con el fin de recibir del Padre lo que le pedimos, y ahora
agregamos esta nueva: Otra vez os digo, que si dos de vosotros se
pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les
será hecho por mi Padre que está en los cielos. Si lo hacemos dentro de la voluntad de Dios, con fe
y perseverancia, con una conciencia limpia, cualquier cosa que la iglesia pida
en comunión los unos con los otros y en pleno acuerdo, el Señor responderá.
Cristo habita en medio de la comunión de los santos
“Porque
donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de
ellos”.
Mateo
18:20
Aquí encontramos otra de las grandes
promesas que Jesús ha hecho, y esta es: Porque donde están dos o tres congregados en
mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. El Señor ha
prometido habitar en medio de la comunión de su pueblo, y esto constituye una
gran bendición ya que podemos estar seguros que al momento de realizar nuestros
cultos, su presencia allí estará. Muy contrario a las reuniones de otras
religiones, el cristianismo se caracteriza porque Dios habita en medio de su
pueblo, de allí que es importante que la iglesia guarde la perfecta comunión
los unos con os otros. Los rabinos judíos solían decir: “Donde
se sientan dos para ocuparse en el estudio de la ley, la gloria de Dios está
entre ellos”. La palabra que
los judíos usaban para referirse a la gloria de Dios es shekiná, y hace referencia a aquella nube de gloria que los judíos
vieron reposar sobre el tabernáculo de reunión durante su peregrinación en el
desierto: “Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y
la gloria de Jehová llenó el tabernáculo. Y no podía Moisés entrar en el
tabernáculo de reunión, porque la nube estaba sobre él, y la gloria de Jehová
lo llenaba”, (Éxodo 40:34-35).
También esta nube reposo sobre el templo que Salomón construyo en Jerusalén: “Y no
podían los sacerdotes estar allí para ministrar, por causa de la nube; porque
la gloria de Jehová había llenado la casa de Dios”, (2 Crónicas 5:14). Tanto el tabernáculo como el templo
en Jerusalén eran los principales centros de adoración donde los israelitas
acudían en busca de su Dios, y esta nube a la cual llamaban la gloria de Dios
era una evidencia que Él estaba con ellos. Ahora Dios no habita en un
tabernáculo o en un templo, ahora, nosotros os cristianos hemos sido hemos
templo y morada del Espíritu Santo: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo
del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no
sois vuestros?”, (1 Corintios
6:19). Y durante nuestras reuniones el Señor ha prometido estar en medio de
nosotros, por ello debemos gozarnos cada vez que tenemos la oportunidad de
congregarnos, ya que no solamente tenemos comunión con nuestros hermanos y
nuestra alma es edificada a través de la alabanza, la oración y el estudio de
su palabra, sino el Señor Jesús está en medio de nosotros.
Hermosa enseñanza gloria a Dios
ResponderBorrargracias mi Señor por esta enseñanza, ayúdame a ocuparme en llevar una vida conforme a tu Palabra, amén.
ResponderBorrarGracias Dios mío por todo Gracias Mi Señor amén
ResponderBorrarEs hermoso estar en la presencia de nuestro señor quisiera permanecer siempre así porque el señor te envuelve con su amor y tus lágrimas empiezan a caer y sales renovado de ese lugar santísimo
ResponderBorrarGracias a Dios por esta meditacion y estudio
ResponderBorrarMaravillosa enseñanza, que bueno es crecer en la palabra, abre nuestro entendimiento para comprender lo que tú nos hablas, amén Señor...
ResponderBorrarY cuando estamos solos ?
ResponderBorrarhttps://www.subiblia.com/versiculos-biblicos-vencer-soledad/...No estamos solo ...el Espiritu Santo esta con nosotros hasta el fin ...a lo q se refiere la enseñanza es q para q tu oracion sea eficas tienes q estar con un corazon corazon contricto y humillado ...para q tu oracion ...sea veraz ...pero a la vez no quiere decir q Dios no este contigo si no q Él demanda mas de nosotros y quiere q nos limpiemos mas ..para q podamos no tan solo orar para pedir si no tambiem para q vallamos al cielo hay le deje un link para q lea de los versiculos q no estamos solo ...
BorrarExplicación de la palabra es con bastante claridad estoy agradecido al ministerio que publica para los pastores.
ResponderBorrarCintya
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