Ignorancia Conveniente (Mateo 21:23-27)



“Cuando vino al templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a él mientras enseñaba, y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿y quién te dio esta autoridad? Respondiendo Jesús, les dijo: Yo también os haré una pregunta, y si me la contestáis, también yo os diré con qué autoridad hago estas cosas. El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres? Ellos entonces discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis? Y si decimos, de los hombres, tememos al pueblo; porque todos tienen a Juan por profeta. Y respondiendo a Jesús, dijeron: No sabemos. Y él también les dijo: Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas”.
Mateo 21:23-27

INTRODUCCIÓN


               Continuamos con la narración de la ultima semana de vida de nuestro Señor Jesucristo y como hemos visto, durante el día pasa en el templo, y al anochecer se retira a Betania. Después del acontecimiento de la higuera que se secó, nuestro Señor se dirige nuevamente al templo donde creemos que se dedicaba a enseñarle a todos aquellos que allí se presentaban, es allí donde los principales sacerdotes y ancianos se le acercaron para exigirle que les dijera con qué autoridad hacia todas las cosas; pero nuestro Señor les responderá con otra pregunta que evidenciara su hipocresía religiosa, ya que sabían la respuesta, pero por sus intereses religiosos preferían mantenerse en su error, y esto los conduciría al mismo infierno.


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Ignorancia Conveniente


¿CON QUÉ AUTORIDAD HACES ESTAS COSAS?


“Cuando vino al templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a él mientras enseñaba, y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿y quién te dio esta autoridad?”.
Mateo 21:23

           Después del incidente de la higuera que fue maldecida y esta se secó, nuestro Señor se dirige nuevamente al templo, donde por Lucas sabemos que se dedicaba a predicar y enseñar el mensaje del evangelio a las personas que estaban allí: “Sucedió un día, que enseñando Jesús al pueblo en el templo, y anunciando el evangelio, llegaron los principales sacerdotes y los escribas, con los ancianos, y le hablaron diciendo: Dinos: ¿con qué autoridad haces estas cosas? ¿o quién es el que te ha dado esta autoridad?”, (Lucas 20:1-2). Es aquí donde los principales sacerdotes y ancianos del pueblo se acercaron al Señor para exigirle que les dijera con qué autoridad hacia todas esas cosas. Posiblemente se referían a todas las cosas que había ocurrido desde el domingo, su entrada triunfal, los niños alabando y cantando ¡Hosana al Hijo de David!, o la purificación del templo. A lo mejor era otra trampa que estos perversos hombres le estaban poniendo y esperaban atraparlo con alguna palabra, pero nuestro Señor les respondió de una manera muy creativa.

¿DE DÓNDE ERA EL BAUTISMO DE JUAN, DEL CIELO O DE LOS HOMBRES?


“Respondiendo Jesús, les dijo: Yo también os haré una pregunta, y si me la contestáis, también yo os diré con qué autoridad hago estas cosas. El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres? Ellos entonces discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis? Y si decimos, de los hombres, tememos al pueblo; porque todos tienen a Juan por profeta. Y respondiendo a Jesús, dijeron: No sabemos”.
Mateo 21:24-27

             La verdad es que con esta pregunta nuestro Señor puso en jaque a sus adversarios, ya que en lugar de responderles directamente, les respondió con una contra pregunta, no les estaba diciendo que no les quería responder, solo les dijo que si ellos le contestaban esa pregunta, Él les respondería la de ellos. Por ello Jesús les pregunto: Yo también os haré una pregunta, y si me la contestáis, también yo os diré con qué autoridad hago estas cosas. El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres? Con esta pregunta los puso en un gran estrecho, según leemos en estos versículos: Ellos entonces discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis? Y si decimos, de los hombres, tememos al pueblo; porque todos tienen a Juan por profeta. En estas palabras queda revelado la gran hipocresía de estos hombres, ya que por un lado sabían que si decían que el bautismo de Juan era de los hombres, el pueblo los apedrearían ya que tenían a Juan como profeta, y no tenían forma de desmentir su ministerio ya que hasta ellos sabían que venía de Dios y obviamente no estaban dispuestos a morir por su posición; pero por el otro lado, si decían que provenía del cielo, entonces les dirían por qué no creen en Jesús, ya que Juan el bautista hablo acerca de Él. La verdad es que estos hombres tenían todas las evidencias para creer en Jesús, el testimonio de juan el bautista, un hombre de Dios, los milagros y señales que respaldaban su ministerio eran mas que suficiente para creerle; pero aun con todo se empecinaban de no creer y mejor alegaron ignorancia: Y respondiendo a Jesús, dijeron: No sabemos. Esta no era verdadera ignorancia, era una ignorancia fingida, una ignorancia conveniente, ya que preferían hacerse los ignorantes que reconocer la autoridad de Jesús, y aún más, no estaban dispuestos a morir por su posición, ya que sabían que, si decían que el bautismo de Juan era de los hombres, la gente los apedrearía por blasfemos, por tanto, ya sea por cobardía o por conveniencia se hacían los ignorantes. Cuantas personas son como estos lideres religiosos, tienen una buena comprensión bíblica y saben cual es el camino de Dios, pero por sus propios intereses prefieren hacerse los que no comprenden, pero no saben que esa ignorancia conveniente los lleva al infierno. Jesús tenia sus convicciones firmes y estaba dispuesto a ir a la muerte por ellas, pero estos hombres no eran así.

JESÚS TAMPOCO LES RESPONDE A ESTOS HOMBRES


“Y él también les dijo: Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas”.
Mateo 21:27


                Como estos hombres no quisieron responder de manera sincera a su pregunta, también Jesús no les responde con qué autoridad hacia esas cosas: Y él también les dijo: Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas. De esta forma muy creativa nuestro Señor evadió la pregunta que estos malvados le hacían, no porque tuviera miedo de las consecuencias, ya que estaba dispuesto a morir por ellas, sino porque sabia que su momento aún no había llegado. Nosotros como cristianos debemos estar dispuestos a mantener nuestras convicciones en el evangelio aun en contra de nuestra propia conveniencia, ya que muchas personas hoy en día, finge no conocer al Señor por miedo a las burlas o criticas de sus amigos o familiares, pero esa actitud esta errada y es equivalente a rechazar directamente al Señor. Podemos recordar aquella ocasión cuando Pedro y Juan fueron llevados delante de los principales sacerdotes y ancianos del Sanedrín, y allí los intimidaron para no hablar mas del mensaje del evangelio, pero ellos no pudieron ignorar el mensaje que Dios les había dado, ni mucho menos fingir que no sabían nada: “Cuando los trajeron, los presentaron en el concilio, y el sumo sacerdote les preguntó, diciendo: ¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre. Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres”, (Hechos 5:27-29). A diferencia de aquellos lideres religiosos de los tiempos de Jesús, estos apóstoles estaban dispuestos no solo a mantenerse firmes en su posición doctrinal, sino a morir por ella, ya que el callar o ignorarlo conduce al mismo infierno.



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