“De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama
está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también
vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las
puertas. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto
acontezca”.
Mateo 24:32-34
INTRODUCCIÓN
Continuamos con el estudio del evangelio según Mateo y
hoy hemos llegado a una de las partes de las Escrituras muy interesante y que es
exclusiva de este capítulo 24 que el apóstol Mateo ha registrado para nuestra
bendición. Esta parte de las Escrituras nos presenta lo que algunos escatólogos
llama la Señal de la Higuera y en ella algunos han encontrado un indicio de que
tan cerca está el tiempo del fin. Estos versículos han sido muy estudiados y debatidos
en cuanto a su verdadera interpretación y forman parte del sermón apocalíptico
que Jesús compartió a sus discípulos en el monte de los Olivos durante su
última semana de ministerio.
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No pasará esta generación sin que esto acontezca |
DE LA HIGUERA APRENDED
“De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama
está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también
vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas”.
Mateo 24:32-33
Jesús quiere que sus palabras no pasen desapercibidas o
queden en el olvido y, por ello, el Señor presenta un símil más con el fin de
dejar claro que todo esto realmente acontecerá: De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama
está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también
vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. Si nos damos cuenta el propósito de
estas palabras es crear expectativa en cuando al fin del mundo y sobre todo de su
segunda venida ya que no hay nadie que pueda saber con exactitud el día y la
hora donde ocurrirán estos eventos, pero hay ciertas señales que los fieles
deberían observar con la expectativa que su regreso esta pronto a ocurrir,
ahora bien, esto lo hace a través de usar una figura literaria que la versión
Reina Valera traduce como parábola, la parábola de la higuera. La higuera es
una planta muy popular en Israel, así como los higos que produce y que es un
fruto comestible. La higuera produce dos frutos en el año, la primera cosecha, las
brevas o higos tempranos, maduran entre junio y principios de julio. La segunda
cosecha, los higos tardíos, maduran en agosto. Tomando como comparación la
higuera, Jesús dice que de la higuera debemos aprender, ya que ellos
sabían que el verano estaba próximo cuando veían que las ramas de la higuera
estaban tiernas y de ellas brotaban sus hojas, así nosotros deberíamos saber
que su segunda venida estaría cercana cuando viéramos el cumplimiento de todo
lo que Él ha estado hablando. Por tanto, el propósito de esta parábola
de la higuera era hacer entender a sus discípulos que la observancia de las
señales que Él ha venido hablando darían un anuncio que se segunda venida
estaba pronta a ocurrir y por ello debían estar alertas y a la expectativa de
que esto podría ocurrir tarde o temprano. En otras palabras, la parábola
de la higuera tiene como propósito despertar en los discípulos de Jesús una
actitud de alerta pensando que tarde o temprano su segunda venida los podría
sorprender y, por tanto, deberían vivir estando siempre
preparados para ello.
¿CÓMO DEBEMOS INTERPRETAR ESTA PARÁBOLA?
“De cierto os digo, que no pasará esta generación
hasta que todo esto acontezca”.
Mateo 24:34
Aquí tenemos un versículo que forma parte de este tema
de la parábola de la higuera que ha provocado un gran enfoque de estudio por
interpretarlo y por ende varias posiciones que hasta hoy siguen discutiéndose: De cierto os digo, que no pasará esta
generación hasta que todo esto acontezca. Ante esta afirmación de Jesús se han planteado
varias preguntas que se enlazan con el versículo anterior: ¿Es la
parábola de la higuera una señal más que anuncian el fin del mundo y su segunda
venida? Si esto es así, ¿quién es la higuera?, ¿Israel?,
y si es así y no pasara esta generación sin que todo acontezca, ¿a cuál
generación se refiere?, ¿a la generación de su tiempo u otra que está en el
futuro? Lo cierto es que estas preguntas se han tratado de responder y
han causado mucha controversia entre los estudiosos de las Escritura y los
escatólogos, sin embargo, nosotros presentaremos las opiniones más
representativas y buscar la mejor aplicación para nuestra vida cristiana.
La parábola de la higuera se refiere a la generación que vio la restauración de Israel como nación en 1948.
Jesús les dijo a sus discípulos que de la
parábola de higuera tenían que aprender, ya que, así como la proximidad del verano
se podía medir viendo los primeros brotes de las ramas de la higuera, así ellos
podrían saber que cuando todas estas señales les anunciarían que el fin del
mundo y su segunda venida están cercanos. Ahora bien, algunos teólogos
han llegado a interpretar que, por ser una parábola, la higuera tiene una
interpretación más, afirmando que la higuera es Israel y, por ende, Jesús está
profundizando que cuando la higuera de sus primeras ramas, es decir, Israel
reflorezca, el fin del mundo y su segunda venida estarían cercanos y no pasaría
esa generación que vería el resurgimiento de Israel sin que todo lo que Él ha
dicho se cumpla. Para aquellos que defienden esta posición, la higuera
que dará sus primeras ramas es la nación de Israel, pero, ¿a qué se
refieren cuando dicen que esta reflorecerá como nación? La historia de
Israel como nación soberana ha tenido muchos problemas, todos sabemos que la
nación como sí se separó en dos reinos después de la muerte de Salomón como
consecuencia de sus pecados (1 Reyes 12:1-20), el reino del norte llamado
Israel, cuya capital con el tiempo llego a ser Samaria, tuvo varios reyes de
diferentes dinastías comenzando desde Jeroboam y todos hicieron lo malo ante el
Señor; en cambio, el reino del sur, Judá, cuya capital fue Jerusalén, mantuvo
en el reino el linaje de David comenzando con Roboam. Por los pecados de
Israel, Dios permitió que los Asirios los conquistaran en el año 722 a.C.,
siendo muchos de ellos deportados a las regiones caldeas y los que quedaron
fueron mezclados con otras naciones paganas, perdiéndose así, el linaje puro de
las 10 tribus de Israel y de cuya descendencia surgieron los samaritanos: “En el año nueve de Oseas, el rey de Asiria
tomó Samaria, y llevó a Israel cautivo a Asiria, y los puso en Halah, en Habor
junto al río Gozán, y en las ciudades de los medos. Porque los hijos de Israel
pecaron contra Jehová su Dios, que los sacó de tierra de Egipto, de bajo la
mano de Faraón rey de Egipto, y temieron a dioses ajenos”, (2 Reyes 17:6-7). Aun después de todo
esto, el reino del sur permaneció firme ya que algunos reyes buenos guiaron al
pueblo en los caminos de Dios, pero lamentablemente, no todos hicieron lo
mismo, al final, por sus maldades Jerusalén cayó en manos de los babilonios en
el año 586 a.C., siendo los muros y el Templo totalmente destruidos y los
sobrevivientes deportados a Babilonia: “Por lo cual trajo contra ellos al rey de los caldeos,
que mató a espada a sus jóvenes en la casa de su santuario, sin perdonar joven
ni doncella, anciano ni decrépito; todos los entregó en sus manos. Asimismo,
todos los utensilios de la casa de Dios, grandes y chicos, los tesoros de la
casa de Jehová, y los tesoros de la casa del rey y de sus príncipes, todo lo
llevó a Babilonia. Y quemaron la casa de Dios, y rompieron el muro de
Jerusalén, y consumieron a fuego todos sus palacios, y destruyeron todos sus
objetos deseables. Los que escaparon de la espada fueron llevados cautivos a
Babilonia, y fueron siervos de él y de sus hijos, hasta que vino el reino de
los persas”, (2 Crónicas
36:17-20). Así cayo Israel y Jerusalén por causa de sus pecados.
Pasados los 70 años después de su
cautiverio y bajo un nuevo imperio, el medo-persa, los judíos regresaron a su
nación y comenzaron la reconstrucción de los muros y el templo, y así ocurrió,
de tal forma que en medio de luchas y guerras, los judíos volvieron a
establecerse como nación, solo que la mayor parte del tiempo conquistada,
primero los el imperio persa, luego desataron batallas con las naciones árabes
que los rodeaba, contra el reino de los seleucos, especialmente, contra Antíoco
Epífanes y para el tiempo de Jesús, estuvieron bajo el yugo romano. Finalmente,
los judíos dejaron de una ser nación cuando Roma la destruyo en el año 70 d.C.,
los judíos sobrevivientes fueron obligados a ser esparcidos nuevamente entre
todas las naciones y aquella nación perdió su autonomía y según algunos
estudiosos dejo de llamarse la tierra de Israel para ser conocida como Palestina,
ya que los romanos quedaron cansados de la insistente actitud de los judíos de
rebelarse en contra de su dominio y luchar por su independencia. Sin embargo,
Dios había prometido que los reuniría de todos los confines de la tierra
nuevamente en la tierra que había jurado a Abraham que les daría a sus descendientes:
“Por tanto, profetiza, y diles que así ha
dicho Jehová, el Señor: Yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío; os haré subir
de vuestros sepulcros y os traeré a la tierra de Israel”, (Ezequiel 37:12), y fue así que el
14 de mayo de 1948, se estableció el estado de Israel, después de mil
setecientos años de exilio cumpliendo así dicha profecía. De aquí que
los que defiende esta posición afirman que la higuera, que es Israel,
comenzó a reflorecer como nación en el año de 1948 y a partir de aquí se
comienza a contar esta generación que presencio el resurgimiento de su nación y
así mismo esta generación no pasaría sin que todas estas cosas del fin del
mundo y su segunda venida acontecieran. Ahora bien, hay algo adicional
a esta interpretación y es: ¿Cuánto duran entonces una generación? Basado en la
Biblia afirman que de 70 a 80 años: “Los días de nuestra edad son 70 años. Si en los más
robustos son 80 años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque
pronto pasan y volamos”.
(Salmo 90:10). Entonces, vienen las personas que defiende esta posición
afirmando que hoy más que nunca el tiempo del fin y la segunda venida de Cristo
está más cercana que antes ya que la profecía de la higuera ya se cumplió. El
problema con esta interpretación es que caemos en el error de ponerle una fecha
a su segunda venida cuando el Señor dirá más adelante que el día y la hora de
la venida del Hijo del Hombre nadie la conoce: “Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha
de venir vuestro Señor”,
(Mateo 24:42). Si una generación dura entre 70 a 80 años, e Israel surgió
nuevamente como nación en 1948, entonces, alguien podría pensar que el inicio
de la Gran Tribulación tendría que darse entre los años de 1948 y 2028. Ahora ¿Será
correcta esta posición? Bueno, nosotros solo podemos decir que nadie puede
predecir el tiempo de su venida por lo que nosotros los cristianos debemos
vivir siempre listos sabiendo que el Señor vendrán de repente, cuando nadie se
lo espere.
La parábola de la higuera se refiere a la generación que vio la destrucción del templo en el año 70 d.C.
Otra interpretación que le dan a esta
parábola de la higuera es que se refiere a aquella generación contemporánea
a Jesús que vería el cumplimiento de la destrucción del Templo y de todo Jerusalén.
No olvidemos que al principio de este capítulo Jesús profetizo la destrucción del
Templo: “Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto?
De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea
derribada”, (Mateo 24:2). Como ya lo vimos, esto se
cumplió en el año 70 d.C., cuando el general Tito invadió y sitió la ciudad,
hasta que finalmente fue destruida de tal forma que aquella generación que conoció
a Jesús y que eran muy jóvenes para este momento aun estarían vivos para esta época
y vieron el cumplimiento de esta profecía. Sin embargo, Jesús ha venido
hablando de una serie de señales que anunciaran que la Gran Tribulación y su
segunda venida estaría cercana y posiblemente sea un error pensar que esta la parábola
de la higuera haga referencia a ese hecho en especifico cuando la mayor parte
del contenido de lo que ha venido hablado constituye lo segundo.
Ver la lección de la higuera no como parábola o profecía, sino como metáfora.
Finalmente, otra interpretación que podríamos darle a
estos versículos es verlos como símil y no como parábola. Una parábola
generalmente es una narración simbólica que extrae de un evento de la
naturaleza o evento cotidiano una enseñanza moral. Básicamente hace una comparación
explicita y sugiere que dicha narración tiene un significado mas profundo, así
lo vemos en las parábolas de Mateo 13 donde el Señor presenta una narración de
un evento de la vida cotidiana y dice que el reino de Dios es semejante a ello,
de allí que se deduce que la narración no solo es una comparación con el reino
de Dios, sino podemos extraer otras enseñanzas de carácter espiritual. Sin embargo,
una metáfora es una comparación implícita que no se expresa formalmente como en
el símil o parábola, sino que ayuda a la mente a comprender mejor la lección impartida
a través de una comparación sencilla. Así, cuando Jesús dijo, aprender de la
parábola de la higuera, se podría traducir también como, aprender de la lección
de la higuera para comprender todo lo que les he dicho. Algunas traducciones de
la Biblia nos presentan estos versículos omitiendo la palabra parábola y nos
dan una traducción un tanto más dinámica, es decir, cercana a lo que el autor
realmente quiso decir, veamos la Nueva Traducción Viviente como lo traduce: “Ahora, aprendan una lección de la higuera.
Cuando las ramas echan brotes y comienzan a salir las hojas, ustedes saben que
el verano se acerca. De la misma manera, cuando vean que suceden todas estas
cosas, sabrán que su regreso está muy cerca, a las puertas”, (Mateo 24:32-33, NTV). Por tanto, lo
importante que hay que aprender de la higuera es la lección comparativa que, así
como los primeros brotes y hojas de las ramas anuncian que el verano está
cerca, así las señales que ha presentado anuncian que la Gran Tribulación y su
segunda venida están cerca. Creemos que esta interpretación es la más
conservadora que podríamos apoyar. Ahora bien, y ¿qué entonces del siguiente versículo?:
“De cierto os digo, que no pasará esta
generación hasta que todo esto acontezca”, (Mateo 24:34). La palabra griega que se traduce aquí
como generación es geneá (γενεά), y no solo hace referencia a una generación en específico,
sino también a una edad o periodo de tiempo. De esta forma, la generación
a la que Jesús se refiere podría ser la que lo escuchó y así ciertamente los más
jóvenes pudieron sobrevivir hasta el año 70 d.C., y allí recordar las
palabras de Jesús que no quedaría piedra sobre piedra que no fuere removida. Por
otro lado, esta generación pudiera ser también los discípulos, los cuales
vivieron grandes persecuciones y martirios que encajan perfectamente en la descripción
del tiempo de gran angustia que los seguidores de Cristo atravesaran en el
tiempo del fin. Lo cierto es que los discípulos vivieron muchos
vituperios y persecuciones esperando el regreso de su Señor y desde entonces la
iglesia lo sigue esperando sin importar las persecuciones que le ha tocado
sufrir por causa de su fe. En general, la generación que no pasará podría
referirse a Israel en cualquier momento de la historia y en este sentido, la generación
de Israel jamás pasará sin que estas palabras de Jesús se cumplan. Recordemos
que Israel ha sido una nación que muchos han tratado de destruir, primero los
egipcios, luego las naciones de Asiria y Babilonia destruyeron totalmente su nación
y los dispersaron, pero ellos como nación no dejaron de existir a pesar que no
se encontraban en su tierra, luego 70 años después de su cautiverio regresaron
a su nación y volvieron a comenzar, pero después tuvieron varios enemigos que
trataron de exterminarlos, como lo Antíoco Epífanes que llego a odiarlos tanto
que quiso borrarlos de la historia, también los romanos en el año 70 d.C.
destruyeron la nación y los dispersaron nuevamente, luego los alemanes nazi
exterminaron a millones de ellos, luego en 1948 algunas naciones los apoyaron para
que volviera Israel a constituirse como una nación soberana y desde entonces
los países islámicos han tratado de borrarlos del mapa; pero a pesar de eso
Israel se mantiene firme, siendo un milagro y testimonio de que realmente Dios
existe, y aunque muchos han jurado que la exterminaran, sus planes han sido
fallidos ya que la generación de Israel no pasará hasta que se cumplan
las palabras de Jesús y este regrese por su pueblo a establecer el reino en
esta tierra. Lo que nosotros podemos aprender de estos versículos es
que debemos estar alertas, siempre vigilantes a las señales, esperando cada día
que el Señor venga por nosotros y seamos sacados de este tiempo de angustia que
viene para el mundo entero.
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