“Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo,
así como él es puro. Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley;
pues el pecado es infracción de la ley. Y sabéis que él apareció para quitar
nuestros pecados, y no hay pecado en él. Todo aquel que permanece en él, no
peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido. Hijitos, nadie os
engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo. El que practica el
pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto
apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Todo aquel que es
nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en
él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. En esto se manifiestan los
hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que
no ama a su hermano, no es de Dios”.
1 Juan 3:3-10
INTRODUCCIÓN
Para
el apóstol Juan, el vivir en santidad era un requisito indispensable para todo
creyente, por lo tanto, no concebía cómo una persona a la cual se le hubiesen
perdonado sus pecados pudiese perseverar en la maldad, ya que como Dios es luz
se espera que los creyentes andemos en luz. Ahora, en estos versículos, el apóstol
continuo con el tema de que somos hijos de Dios y nos da algunas razones por
las cuales no debemos perseverar en el pecado.
¿Por qué los hijos de Dios no deben pecar?
EL HIJO DE DIOS NO PECA PORQUE NO SOPORTA SU NUEVA NATURALEZA NO SOPORTA LA IMPUREZA
“Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo,
así como él es puro”.
1 Juan 3:3
El
verdadero hijo de Dios, aquel que ha experimentado una verdadera conversión,
es incapaz de permanecer en el pecado, porque su naturaleza espiritual lo impulsa
a buscar siempre la pureza: Y todo aquel que
tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.
Desde el momento en el cual nos convertimos a Cristo, el Señor nos otorga una
nueva naturaleza que contraria al viejo hombre, no soporta permanecer en el
pecado. El apóstol Pedro nos ofrece un ejemplo algo rudo o grotesco, pero práctico
que nos puede reforzar esta afirmación: “Pero les ha
acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca
lavada a revolcarse en el cieno”, (2 Pedro 2:22). Hablando de aquellos
que en un tiempo conocieron a Dios se vuelven a su pecado, Pedro dice que son
como el perro que vuelve a comerse su propio vomito, o la puerca, la cual,
estando limpia, corre desesperadamente al lodo. Esto es así, porque tanto la
naturaleza del perro como la de la puerca es así y no se puede esperar nada
diferente. Sin embargo, los que hemos sido lavados de nuestros pecados y
andamos con nuestras vestiduras limpias, cómo correríamos de regreso a
ensuciarlas con el pecado, si nuestra misma nueva naturaleza busca la limpieza de
su alma.
EL HIJO DE DIOS NO PECA PORQUE INFRINGE SUS MANDAMIENTOS
“Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado
es infracción de la ley”.
1 Juan 3:4
Otra
de las razones por las cuales el hijo de Dios no debe pecar es porque al
hacerlo infringe la ley de Dios: Todo aquel
que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la
ley. De alguna manera el versículo nos ofrece una buena definición de
lo que es el pecado, y el pecado es eso, es infringir la ley de Dios. Cómo
hijos de Dios estamos obligados a vivir de acuerdos a sus preceptos y
mandamientos, aunque sabemos que nadie se salvará a través de observar la ley, pero,
por otro lado, el verdadero hijo de Dios ama a su Señor y desea vivir de
acuerdo a su voluntad, de acuerdo a su ley morar y pone su esperanza en sus
gloriosas promesas, de allí, el pecado le es aborrecible porque es una infracción
directa a su perfecta ley.
EL HIJO DE DIOS NO PECA PORQUE EL PRECIO DE SU SALVACIÓN ES EL SACRIFICIO DE JESÚS
“Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado
en él”.
1 Juan 3:5
Juan
nos da otra razón por la cual los hijos de Dios no debemos pecar: Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no
hay pecado en él. El hijo de Dios no peca, porque sabe que el
precio de su salvación es el sacrificio de Jesús en la cruz del Calvario
y que por esto vino a esta tierra, para que a través de su sacrificio
expiatorio pudiésemos ser salvos: “Sabiendo que
fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de
vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la
sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación”,
(1 Pedro 1:18-19).
EL HIJO DE DIOS NO PECA PORQUE LE CONOCE
“Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha
visto, ni le ha conocido”.
1 Juan 3:6
Una
razón más por la cual el hijo de Dios no peca es porque le conoce: Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca,
no le ha visto, ni le ha conocido. Cuando tenemos la oportunidad de
conocer a alguien, conocemos las cosas que le gustan y le desagradan, y así es
con Dios. Al establecer una verdadera comunión con el Espíritu Santo, le
conocemos, buscamos la forma de agradarle y nos apartamos del pecado, porque
sabemos que Dios es santo: “Para que andéis
como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena
obra, y creciendo en el conocimiento de Dios”, (Colosenses 1:10).
EL HIJO DE DIOS NO PECA PORQUE ES HIJO DE DIOS Y NO HIJO DEL DIABLO
“Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es
justo. El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el
principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del
diablo. Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la
simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. En
esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que
no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios”.
1 Juan 3:7-10
Con
su tono amoroso, pero firme, el apóstol Juan va a la razón principal por
la cual el cristiano no debe pecar, esta es, porque es hijo de Dios y no hijo
del diablo. El apóstol afirma: Hijitos,
nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo. El que
practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio.
Dios es santo y se espera que nosotros como sus hijos también lo seamos, porque
todo aquel que persevera en el pecado sin mayor remordimiento es del diablo,
porque el diablo peca desde antes del principio de la humanidad. Hay personas
que se regocijan en su maldad, esto definitivamente no han conocido a Dios,
pero los hijos de Dios han conocido a su Señor y han nacido a una nueva vida,
una vida santa y pura, una vida que le agrade a Dios: Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras
del diablo. Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la
simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.
El hombre puede romper las cadenas de su pecado por medio de Jesús y a través de
un verdadero arrepentimiento nacer a una nueva vida y ser una simiente engendrada
por Dios y no por voluntad humana: “Mas a todos los
que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos
hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de
carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”, (Juan 1:12). Por tanto,
el hijo de Dios no peca porque su Padre es Dios y así como Dios es justicia y
santidad, así el hijo de Dios vive en justicia y santidad: En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del
diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de
Dios.
Muy buen estudio, fantástico
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