“Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días,
dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y
vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros
ancianos soñarán sueños; y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en
aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán. Y daré prodigios arriba
en el cielo, y señales abajo en la tierra, sangre y fuego y vapor de humo; el
sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día del
Señor, grande y manifiesto; y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será
salvo”.
Hechos 2:16-21
INTRODUCCIÓN
Hemos comenzado a considerar el
mensaje que Pedro dirigió a los judíos que estaban reunidos en Jerusalén por
causa de la fiesta del pentecostés y como ya vimos, muchos de ellos quedaron
atónitos oyendo a los discípulos que hablaban en sus lenguas maternas
glorificando a Dios y se preguntaban cómo podía ser eso posible si se trataba
de galileos que consideraban ignorantes, pero otros se burlaban creyendo que
estaban ebrios; pero es aquí donde Pedro se levanta y les hace ver que todo lo
que estaba pasando era consecuencia del cumplimiento de una profecía bíblica
que se encuentra en el libro del profeta Joel, en el Antiguo Testamento, y
ahora todos eran testigo de ello. También ya vimos que esta es considerada por
muchos como la primera predicación o el primer sermón que la iglesia dio el
cual posee una gran estructura que el historiador Lucas nos comparte en su
libro de los Hechos de los Apóstoles y que hoy tendremos la oportunidad de ir
estudiando poco a poco. Hoy consideremos entonces este pasaje de Joel que el apóstol
Pedro cita para dar inicio a su gran discurso.
El Cumplimiento de la Profecía de Joel
UNA PROFECÍA QUE TIENE SU CUMPLIMIENTO EN LOS POSTREROS DÍAS
“Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios…”
Hechos 2:16-17
El apóstol Pedro es claro al hacer
notar que lo que estaba pasando allí era el cumplimiento de una de las
profecías de Joel que se encuentran en el Antiguo Testamento que habla acerca
del derramamiento del Espíritu Santo sobre toda carne: “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y
profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños,
y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las
siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. Y daré prodigios en el cielo y
en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo. El sol se convertirá en
tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de
Jehová. Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el
monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el
remanente al cual él habrá llamado”, (Joel 2:28-32). En el primer
versículo hay dos cosas que podemos resaltar. La primera, Pedro recalca que fue
en el día de pentecostés cuando se cumplió la profecía de Joel 2:28-32 que
habla del derramamiento del Espíritu Santo que hoy por hoy es una
promesa para todo aquellos que pertenecen a la iglesia del Señor. Lo segundo es
que si leemos Joel 2:28-32 encontramos que las palabras de Pedro a afirmar
que Dios dijo por medio de Joel que: en los postreros
días, no aparece en el texto original del Antiguo Testamento
¿Por qué Pedro hizo esto es agregarle a la profecía de Joel “en los postreros
días”, si realmente no lo dice? Lo que Pedro hace de “añadir” las palabras “en
los postreros días” era una práctica común de los estudiosos judíos que agregar
una interpretación al texto de las Sagradas Escrituras, a esto se le conocía
con el nombre de tárgum. En este sentido, Pedro interpretó que el tiempo de los
postreros tiempos se estaba cumpliendo justo en ese momento donde se estaba
derramando el Espíritu Santo y así cumpliéndose Joel 2:28-32. Si buscamos las
palabras: “los postreros días” en el Antiguo Testamento tenemos que Isaías lo
menciona referente al gobierno del Mesías que se establecería al fin de los
tiempos: “Acontecerá en lo postrero de los tiempos,
que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y
será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones”,
(Isaías 2:2). También las profecías que Daniel recibió fueron tocantes a los
últimos tiempos que tendrían su cumplimiento con el advenimiento del
anticristo, tal y como las recibe en el capítulo 11 de su libro: “He venido para hacerte saber lo que ha de venir a tu pueblo
en los postreros días; porque la visión es para esos días”, (Daniel
10:14). Por tanto, podemos entender que Pedro estaba interpretando que los
postreros tiempos estaban comenzando con el cumplimiento de la profecía de
Joel, con el derramamiento del Espíritu Santo, y en este sentido, los postreros
tiempos iniciaron con el surgimiento de la iglesia lo cual daría paso al tiempo
de gracia donde la iglesia tendría la misión de continuar con la obra de Cristo
de predicar el evangelio para arrepentimiento y perdón de Pecados, el
surgimiento del anticristo y la segunda venida de Cristo. Por ello, Pablo
enseño que nos encontrábamos en los postreros tiempos donde surgirían falsos
maestros: “También debes saber esto: que en los
postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí
mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los
padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores,
intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos,
infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de
piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita”, (1 Timoteo
3:1-5). También Pedro identifica que estamos en los postreros tiempos que se
caracteriza por la apostasía y falsos maestros: “Sabiendo
primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus
propias concupiscencias”, (2 Pedro 3:3). Además, para el autor de la
carta a los Hebreos, los postreros tiempos se caracterizan porque Dios ha
hablado por medio de su hijo Jesucristo: “Dios,
habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres
por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien
constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo”,
(Hebreos 1:1-2).
EL ESPÍRITU SANTO SE DERRAMA SOBRE TODA CARNE
“… derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y
vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros
ancianos soñarán sueños; y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en
aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.
Hechos 2:17-18
He aquí tenemos el cumplimiento de
una gran profecía, el derramamiento del Espíritu Santo sobre toda carne. Antes,
en el Antiguo Testamento, el Espíritu Santo venia sobre algunos ungidos que
Dios elegía, pero ahora esta promesa no distingue personas dentro de su
iglesia. Dice: y vuestros hijos y vuestras hijas
profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán
sueños; y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré
de mi Espíritu, y profetizarán. Con respecto a esta profecía podemos
decir dos cosas, la primea es que aquí vemos la repartición de dones
espirituales sobre todo los creyentes, unos profetizaran, otros verán
visiones y otros soñaran sueños, muy parecido a lo que Pablo afirma a los
corintios: “Pero a cada uno le es dada la
manifestación del Espíritu para provecho. Porque a éste es dada por el Espíritu
palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a
otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo
Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento
de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de
lenguas”, (1 Corintios 12:7-10). Lo segundo es que aquí en Joel vemos
que el Espiritu se derramara sobre hijos, hijas, jóvenes, ancianos, esclavo,
libres, en general, sobre toda persona sin importar su nacionalidad, estatus
social, sexo o edad.
SEÑALES Y PRODIGIOS EN EL CIELO Y LA TIERRA
“Y daré prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra, sangre
y fuego y vapor de humo; el sol se convertirá en tinieblas, y la luna en
sangre, antes que venga el día del Señor, grande y manifiesto; y todo aquel que
invocare el nombre del Señor, será salvo”.
Hechos 2:19-21
La
segunda parte de la profecía corresponde al final de los últimos tiempos, donde
habrá señales arriba en los cielos y abajo en la tierra hasta que venga el día
del Señor, es decir, la Gran Tribulación: Y daré
prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra, sangre y fuego y
vapor de humo; el sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes
que venga el día del Señor, grande y manifiesto. Nuestro Señor Jesús
hablo acerca de las señales antes del fin del mundo las cuales eran la aparición
de falsos cristos, la apostasía, guerras, pestes y terremotos: “Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque
vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y
oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es
necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará
nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y
terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores”,
(Mateo 24:4-8). Luego, antes de la segunda venida del Señor, se cumplirá la profecía
de Joel donde dice que el sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre: “E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días,
el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán
del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces aparecerá
la señal del Hijo del Hombre en el cielo…”, (Mateo 24:29-30). Y en
el libro de Apocalipsis podemos ver cómo estas señales estarán presentes
durante la Gran Tribulación: “Miré cuando abrió el
sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela
de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; y las estrellas del cielo
cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida
por un fuerte viento. Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se
enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar. Y los reyes de la
tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y
todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y
decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del
rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque
el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?”,
(Apocalipsis 6:12-17).
Por tanto, podemos ver cómo Pedro se
introduce a los acontecimientos que estaban ocurriendo en el día de pentecostés
con este maravilloso pasaje de Joel haciendo referencia que los posteros días habían
comenzado con el cumplimiento de la profecía del derramamiento del Espíritu
Santo sobre la iglesia, el surgimiento de la misma iglesia y que estos tiempos
se extenderían hasta finalizar con el inicio de la Gran Tribulación y la
segunda venida de Cristo.
Aleluya gloria a Dios 🔥
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