“El tiempo que
los hijos de Israel habitaron en Egipto fue cuatrocientos treinta años. Y
pasados los cuatrocientos treinta años, en el mismo día todas las huestes de
Jehová salieron de la tierra de Egipto”.
Éxodo 12:40-41
INTRODUCCIÓN
De acuerdo al libro de Éxodo, Israel salió de Egipto después de 430 años
de esclavitud, esto como consecuencia de la ayuda que recibieron de Dios al
haber enviado a su siervo Moisés para tal fin y haber azotado a la nación con
las 10 plagas: El tiempo que los hijos de Israel habitaron en
Egipto fue cuatrocientos treinta años. Y pasados los cuatrocientos treinta
años, en el mismo día todas las huestes de Jehová salieron de la tierra de
Egipto. En la última oportunidad estudiamos algunos
descubrimientos arqueológicos que de demostraban que el Éxodo pudo haber sido
un hecho histórico y no un mero relato ficticio de la mitología judía, y aunque
no existen registros arqueológicos que directamente den testimonio de la
veracidad histórica de los hechos del Éxodo, existen otros descubrimientos que
de manera indirecta nos confirman que realmente ocurrieron. La vez pasada
iniciamos el estudio del éxodo histórico, y veíamos como este acontecimiento
viene a ser importantísimo y crucial no solo para nuestra fe, sino constituye
los inicios de la nación de Israel, o como lo dice J. Randall
Prince en su libro Biblical Archeology: “Por lo
tanto, no podemos explicar a Israel histórica o teológicamente sin un éxodo”.
Estudiemos la segunda parte de este estudio.
Costa del Mar Rojo en Taba, Egipto. De Romazur - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=13583106 |
EL ÉXODO, CONTROVERSIA PARA UNOS, HECHO HISTÓRICO PARA OTROS
Como lo dijimos anteriormente, las evidencias arqueológicas que hoy tenemos nos hablan de manera indirecta de que el Éxodo pudo haber sido un hecho histórico y no un mero relato mitológico a manera de epopeya judía. Ahora, con todo y esto, siguen siendo evidencias arqueológicas que de manera indirecta confirman que el éxodo realmente ocurrió, hoy por hoy no existen evidencias directas, ni en los registros de los antiguos faraones egipcios, ni en otras fuentes. Es razonable entender que nunca un faraón hubiera ordenado registrar que un Dios extranjero lo había derrotado y que había sido sometido por una nación de esclavos, esto era algo vergonzoso para su dinastía y grandeza, de allí no nos sorprendemos de que no existan registros históricos de tal evento, lo más probable es que después de tan terrible derrota y humillación, los egipcios hayan borrado todo rastro de su historia. De esto que hemos comentado, en su libro Biblical Archeology, J. Randall Prince, nos dice: “El éxodo bíblico es al mismo tiempo el evento más conocido y celebrado de la historia y, sin embargo, el menos atestiguado en el registro arqueológico. Sin embargo, hay que reconocer desde el inicio de tal búsqueda de evidencias que desde el lado egipcio no hay precedentes para el registro de derrotas, especialmente con respecto a los dioses, y desde el lado israelita, como todos los nómadas en el desierto, serían arqueológicamente invisibles… Sin embargo, en la actualidad, el mejor enfoque para esta cuestión es examinar la evidencia indirecta de consecuencia histórica (la existencia de la historia como una historia central y definitoria en la Biblia y la historia de Israel)”. Como hemos dicho anteriormente, los cristianos no pedimos evidencias para confirmar el relato bíblico, nosotros creemos por la fe, pero estas herramientas científicas nos ayudan a entender mejor la Biblia, de allí la razón por la cual las estudiamos.
Cuando buscamos
entender la Biblia acudiendo a la arqueología, geografía o el estudio de las
costumbres bíblicas, debemos hacerlo con precaución, examinando toda evidencia
y no confiando en todo de lo que hoy se encuentra en internet. En internet uno
puede encontrar muchos documentales y artículos que no son confiables, por
ejemplo, solemos encontrar supuestos descubrimientos de huesos o esqueletos de
hombres gigantes que afirman ser evidencia arqueológica de que los gigantes de
la Biblia realmente existen, pero hasta el momento, no hay una fuente
científica que valide esos supuestos artículos como verdaderos. No decimos que
en el futuro no se puedan encontrar algo parecido, pero hasta el momento, no
hay una confirmación arqueológica de dichos descubrimientos. La arqueología
bíblica ha tenido y sigue teniendo muchos representantes que buscan con pasión
desenterrar las evidencias arqueológicas que nos den mayor entendimiento de los
relatos bíblicos, sin embargo, no todos los hallazgos son reconocidos por la
comunidad científica. Uno de los más controversiales arqueólogos bíblicos es Ron
Wyatt (1933-1999), un famoso explorador arqueológico que en sus orígenes fue un
anestesista y adventista, pero, posteriormente, fue expulsado de dicha secta. Ron
Wyatt afirmo haber realizado muchos descubrimientos arqueológicos, de los
cuales Pedro C. Morales comenta algunos de ellos en su libro, la
Arqueología Bíblica: “Desde 1977 hasta su
muerte hizo más de cien expediciones a Medio Oriente, financiadas con euforia y
generosidad por cristianos fundamentalistas… gracias a su celo y trabajos de
investigación, ¡veían la luz pública ante la mirada atónica de todos sus fans!
El arca de piedra usada por Noé, la casa y sepulturas de Noé y su esposa, los
restos de Sodoma y Gomorra, la torre de Babel, el lugar exacto del paso del Mar
Rojo, las ruedas de los carros del faraón hundidas en el fondo del mar, la roca
del monte Horeb golpeada por Moisés, el verdadero Sinaí en Arabia Saudita, el
arca de la alianza y las piedras con los diez mandamientos, etc. La inmensa
mayoría de sus «excavaciones» eran ilegales, no autorizadas”. En la actualidad existe un sitio en internet donde uno puede encontrar
mayor detalle de los descubrimientos arqueológicos que Ron Wyatt afirmó haber
realizado, el sitio se encuentra en inglés, pero la verdad es que sus
afirmaciones han sido criticadas duramente por la comunidad científica y eruditos
en el tema acusándolo de practicar una seudo arqueología y no les dan mucho
valor a sus afirmaciones, incluyendo arqueólogos de la comunidad cristiana.
LA RUTA DEL ÉXODO
“Partieron los hijos de Israel de Ramesés a Sucot, como seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños”.
Éxodo 12:37
Tratar de definir la ruta del éxodo ha sido un tema de discusión entre los estudiosos del tema, de hecho, se han planteado más de una propuesta que a veces podemos observar en nuestros mapas, ¿pero es posible arqueológicamente definir la ruta del éxodo? G. Ernest Wright nos da una respuesta a esta interrogante en su libro Arqueología Bíblica: “¿Podemos seguir este itinerario en un mapa? Antes de que fuera localizada Ramsés, eso resultaba imposible, y numerosos investigadores dudaban de la historicidad del relato sobre la base de que toda esta geografía resultaba errónea. Pero con nuestros actuales conocimientos sobre el delta estas objeciones han sido superadas en su mayor parte”. Con el descubrimiento de Ramesés, los arqueólogos han trazada la posible ruta que los israelitas siguieron hasta su destino, el monte Sinaí. G. Ernest Wright nos sigue explicando la ruta que los israelitas tomaron, esto de acuerdo al relato bíblico y en alineado con los descubrimientos arqueológicos: “De ahí que los israelitas se encaminaran hacia el sudeste, en dirección a Sucot, que distaba unos 50 km., y a partir de aquí siguieran un camino hacia el Sinaí por el que no resultaría tan fácil seguirles: «el camino del desierto por el Mar Rojo». Sucot se hallaba situada en el emplazamiento de la moderna Tell el-Maskhutah, unos 14 km. al este de Pitón y el Wadi Tumilat. Cuando el sitio fue excavado por Naville en 1883, se identificó con Pitón, creyendo haber exhumado varios almacenes. Pero a juzgar por las numerosas inscripciones halladas allí, hoy se cree que este lugar se identifica no con Pitón, sino con Sucot, y que los «almacenes» descubiertos por Naville son en realidad los cimientos de una gran fortaleza de cuya existencia en aquel lugar tenemos noticias”. En el siguiente mapa podemos observar las diferentes rutas que los expertos en el tema han propuesto, desde su salida en Ramesés, pasando por Sucot hasta el mar Rojo y su posterior paso a través de él.
Ahora, su peregrinar desde Egipto hasta la tierra
prometida, Canaán, se puede dividir en las siguientes etapas que se encuentran
registradas en el libro de Éxodo y Números:
1. De Ramesés a Sinaí (Éxodo 12:37-40).
2. De Sinaí a Ezión-geber (Números 11-14).
3. De Ezión-geber a Cades Barnea y regreso (Números 20:1-21:9).
4. De Ezión-geber a Canaán (Números 21:10-20).
En esta oportunidad solamente estudiaremos la ruta
descrita en el numeral 1, la ruta de Ramesés a Sinaí, ya que es la que se
describe en el libro de Éxodo, las otras rutas corresponden al peregrinar de
Israel a través del desierto durante 40 años que se encuentran descritas en el
libro de Números.
De Ramesés al Mar Rojo.
De acuerdo con el texto bíblico, Israel inicio su éxodo desde
Ramesés, a partir de aquí prosigue hasta el Mar Rojo. Veamos los lugares que
visitaron durante su camino:
1. Ramesés: Una ciudad de Gosén, allí se reunió el pueblo para iniciar su salida de Egipto: “Partieron los hijos de Israel de Ramesés a Sucot, como seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños”. (Éxodo 12:37). De esta ciudad, James Hoffmeir en su libro, Arqueología de la Biblia, nos dice: “El único nombre de faraón que se recoge en el libro del Éxodo aparece en relación con la ciudad-almacén que los hebreos ayudaron a construir: Ramesés. Se considera que este nombre hebreo corresponde al antiguo nombre real egipcio Ramesses. Sólo el faraón Ramsés II (1279-1213 a.C.) construyó una ciudad en el delta noreste a la que llamó con su nombre. Pi-Ramesses significa «casa o dominio de Ramsés». Para algunos, la referencia a esta ciudad en Éxodo 1:11 confirma que el período del Éxodo…”.
2. Sucot: Fue aquí donde a Israel se le dieron las leyes sobre la pascua: “Y Jehová dijo a Moisés y a Aarón: Esta es la ordenanza de la pascua…”, (Éxodo 12:43) y también se le dio las leyes referente a los primogénitos: “Conságrame todo primogénito. Cualquiera que abre matriz entre los hijos de Israel, así de los hombres como de los animales, mío es”, (Éxodo 13.2). La palabra Sucot se traduce del hebreo Sukkót (סֻכּוֹת), la cual literalmente significa cabañas. El Diccionario Ilustrado de la Biblia, Wilton M. Nelson nos dice al respecto de este lugar: “Lugar en el valle del Jordán, unos 3 km al norte del río Jacob, donde Jacob construyó casa para sí y cabañas para su ganado al separarse de Esaú (Gn 33.17)”.
3. Etam: Fue aquí donde los hebreos vieron una columna de nube y de fuego que los guiaba a través del desierto: “Y partieron de Sucot y acamparon en Etam, a la entrada del desierto. Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche. Nunca se apartó de delante del pueblo la columna de nube de día, ni de noche la columna de fuego”, (Éxodo 13:20-22). El Nuevo Diccionario de la Biblia, de Alfonso Lockward, nos dice al respecto de este lugar: “Sitio donde los israelitas acamparon por primera vez en el comienzo de su peregrinación por el desierto. “Partieron de Sucot y acamparon en Etam, a la entrada del desierto” (Exo. 13:20). Se desconoce su ubicación exacta”.
4. Pihahirot: Lugar donde los israelitas acamparon, cerca del canal de Suez, donde fueron perseguidos por el Faraón: “Dí a los hijos de Israel que den la vuelta y acampen delante de Pi-hahirot, entre Migdol y el mar hacia Baal-zefón; delante de él acamparéis junto al mar. Porque Faraón dirá de los hijos de Israel: Encerrados están en la tierra, el desierto los ha encerrado”, (Éxodo 14:2-3). La palabra Pihahirot se traduce del hebreo Pi jaKjirót (פִּי הַחִירֹת), la cual, según la Concordancia Bíblica Strong, era “un lugar en la frontera oriental de Egipto”. Su significado no es tan claro hoy en día, aunque se han presentado algunas opiniones al respecto, pero nada concluyente.
5. Mar Rojo: Los israelitas atravesaron el Mar Rojo cerca del canal de Suez, recorriendo en seco una distancia aproximada de 1 a 9 kilómetros: “Y extendió Moisés su mano sobre el mar, e hizo Jehová que el mar se retirase por recio viento oriental toda aquella noche; y volvió el mar en seco, y las aguas quedaron divididas. Entonces los hijos de Israel entraron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas como muro a su derecha y a su izquierda”, (Éxodo 14:21-22). Las palabras, Mar Rojo, se traducen del hebreo, yam suf (סוּף יָם), el cual literalmente significa, Mar de los Juncos o Mar de las Cañas. Ahora, si esto es así, ¿por qué se traduce como Mar Rojo y no Mar de los Juncos? James Hoffmeir en su libro, Arqueología de la Biblia, nos da una respuesta de esto: “Algunos pasajes se refieren a este mar como yam suf (Éx 13,18;15,4.22), mientras que otros simplemente lo llaman «el mar» (Éx 14,2.16.21.23.26.27). La mayoría de las traducciones inglesas, desde la Biblia del rey Jaime, lo han llamado mar Rojo, Esta traducción se debe a que la Biblia de los Setenta tradujo el término hebreo yam suf al griego como mar Rojo. La traducción griega no refleja fielmente el sentido del término hebreo y ha sido engañosa. Por eso, durante muchos años se creyó que el mar que atravesaron los israelitas en su huida era el lado norte del mar Rojo, el golfo de Suez”. Por esta razón, en nuestras Biblia leemos la traducción de yam suf como Mar Rojo y no Mar de los Jucos o Cañas: “Mas hizo Dios que el pueblo rodease por el camino del desierto del Mar Rojo. Y subieron los hijos de Israel de Egipto armados”, (Éxodo 13:18). Sin embargo, algunas versiones de la Biblia que traducen literalmente los hebraísmos y nombres hebreos principales, como la Biblia de Serafín de Ausejo, de 1975, lo traducen como Mar de Juncos: “Por eso Yahvéh hizo que el pueblo diera un rodeo por el camino del desierto hacia el mar de los Juncos. Los hijos de Israel salieron de Egipto bien armados”, (Éxodo 13:18, BSA) Considerando todo esto, ¿significa que los israelitas no cruzaron el Mar Rojo, sino, el Mar de Juncos? La mayoría dice que si, pero si es así, ¿dónde se ubica geográficamente el Mar de los Juncos? G. Ernest Wright nos da una respuesta de esto en su libro Arqueología Bíblica: “Pero si el Mar de las Cañas no es el Mar Rojo, ¿dónde se encuentra aquél?... En un texto que describe las maravillas de Ramsés Tanis se nos dice que cerca de la ciudad había dos masas de agua. Una era «el agua de Horus», que se identifica con el Sijor de dos pasajes del Antiguo Testamento (Is 23,3 y Jr 2,18). La otra «el pantano de los Papiros», nombre que nos recuerda inmediatamente el «Mar de las Cañas» de la Biblia (de hecho, la palabra egipcia coincide con la hebrea sup). Esto significa que se cruzó el mar en un punto no muy alejado de Ramsés. Al construirse el canal de Suez, la topografía del distrito comprendido entre el golfo de Suez y el lago Menzalé, cerca del Mediterráneo, quedó un tanto alterada, desapareciendo al menos uno de los dos lagos, el antiguo lago Bala”. Por tanto, es razonable creer que el mar que cruzaron los hebreos no fue el Mar Rojo, sino, un lago, donde según G. Wright, para esta época había dos masas de agua. James Hoffmeir en su libro, Arqueología de la Biblia, también propone esta teoría: “De hecho, la palabra suf se conoce en egipcio como tjuf, que significa «juncos» o «cañas». Existen además textos egipcios que nombran un área al este del delta llamada pa-tjufy, que significa «lagos pantanosos» o «de juncos». A pesar de que esta región al este del delta está hoy prácticamente desierta, imágenes de satélite han revelado los contornos de dos antiguos lagos. El lago del sur, o lago Ballah, siguió teniendo agua hasta el siglo XIX, cuando la construcción del Canal de Suez drenó sus aguas. Las dimensiones de este antiguo lago eran de aproximadamente 20 km de largo y 15 km de ancho en su máxima extensión”.
6. Migdol y Baal- zefón: Si revisamos Éxodo 14:2-3 leemos que los israelitas acamparon delante de Pi-hahirot, entre Migdol y el Mar Rojo, Baal-zefón: “Dí a los hijos de Israel que den la vuelta y acampen delante de Pi-hahirot, entre Migdol y el mar hacia Baal-zefón; delante de él acamparéis junto al mar. Porque Faraón dirá de los hijos de Israel: Encerrados están en la tierra, el desierto los ha encerrado”, (Éxodo 14:2-3). Hoy en día ha sido difícil ubicar geográficamente ambos lugares. Si buscamos el significado etimológico de Migdol, encontramos que esta palabra se traduce del hebreo Migdol (מִגְדּוֹל), que significa “Torre”. James Hoffmeir en su libro, Arqueología de la Biblia, nos aporta algo más referente a este tema: “La palabra «Migdal» es de origen semítico, y significa «fortaleza» o «torre» en hebreo. Su aparición en el relieve de Seti I resulta chocante, pues la palabra no aparece frecuentemente en textos egipcios. No obstante, es probable que la Migdal de la secuencia de fortalezas de Seti I sea la misma que la Migdal citada en Éxodo 14,2. El reciente descubrimiento de la ciudad fronteriza de Tjaru en Tell Hebua en el noroeste del Sinaí nos ofrece por tanto muchas pistas acerca de la ubicación de Migdal y el mar de Juncos. Además, se ha descubierto la fortaleza que posiblemente estuviera situada entre Tjaru y Migdal”. En cuanto a Baal-zefón, G. Ernest Wright, en su libro Arqueología Bíblica, nos dice que existen mejores pistas que pueden ayudar a ubicar el área geográficamente: “Ha sido localizada, en cambio, Baal Safón. Un documento fenicio publicado durante la Segunda Guerra Mundial menciona el dios «Baal Safón y todos los dioses de Tahpanhes». Este último lugar ha sido localizado como la oderna Tell Defné (la griega Tafne); se trata de la ciudad egipcia a que fue llevado Jeremías después de la caída de Jerusalén y el asesinato de Godolías (Jr 43, 7-9). Baal Safón era un dios cananeo, y el documento aludido prueba que le había sido dedicado un templo en la ciudad. La consignación de este nombre en el Éxodo significa con toda probabilidad una alusión a este santuario y a la ciudad en que se hallaba emplazado, lo que vendría a confirmar la localización del paso del mar por un punto situado muy al norte”. Por tanto, el Mar Rojo o Mar de los Juncos, juntos con todas estas referencias que el libro de Éxodo, nos sugieren que la ubicación de todas estas referencias geográficas estaba situada en la parte norte de Egipto.
Del Mar Rojo al Monte Sinaí.
Después de cruzar el Mar Rojo, o Mar de los Juncos, que es su traducción adecuada, Israel recorrió su camino rumbo al monte Sinaí y durante esta travesía el libro de Éxodo nos relata los diferentes puntos geográficos por los cuales estos pasaron. G. Ernest Wright, en su libro Arqueología Bíblica, nos comenta lo que la arqueología ha descubierto acerca de esta ruta que los hebreos recorrieron: “Finalmente, es posible identificar algunas de las estaciones situadas a lo largo de la ruta con cierta probabilidad y precisamente en dirección hacia las montañas situadas al sur del Sinaí. Así, Elim (Ex 15,27; Nm 33,9) sería el oasis de Wadi Gharandel, a unos 100 km. de Suez; Dofca (Nm 33,12) sería el centro minero egipcio de Serabit el-Khadem, ya que aquel nombre parece significar «fundición»; Rafidín, cerca de la santa montaña (Ex 17,1; Nm 33,14), coincidiría con Wadi Refayid, etc”. Estas son las estaciones por donde Israel paso, rumbo al monte Sinaí.
1. Partiendo del Mar Rojo a través del desierto de Shur: “E hizo Moisés que partiese Israel del Mar Rojo, y salieron al desierto de Shur; y anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua”, (Éxodo 15:22). Esta zona desértica es llamada Shur, la cual es una palabra hebrea, que se traduce literalmente, tal y como se pronuncia en su idioma original: Shur (שׁוּר). J. B. Tidwell, en su libro Geografía Bíblica, nos explica que era un desierto que estaba al otro lado del Mar Rojo: “Shur. Este es claramente un terreno desierto al otro lado del mar Rojo, desde Egipto. En un sentido más restringido parece haber sido el desierto a lo largo de la costa bajo el muro del gran desierto, pero se aplicaba también a todo el territorio entre Egipto y Palestina”.
2. A través del desierto de Shur pasaron de Mara a Elim: “Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara. Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber? Y Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron. Allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó; y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador. Y llegaron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí junto a las aguas”. (Éxodo 15:23-27). La palabra Mara se traduce del hebreo Mará (מָרָה), que significa, amargo, ya que las aguas de allí eran amargas y esto aumento la prueba de los israelitas y comenzaron a quejarse, sin embargo, leemos en el relato bíblico lo que posteriormente paso. La palabra Elim se traduce del hebreo Eilim (אֵילִם), algunos relacionan la palabra con palmeras, ya que fue el lugar donde los israelitas encontraron un oasis en medio del desierto con 12 fuentes de aguas y 70 palmeras. J. B. Tidwell, en su libro Geografía Bíblica, nos aporta un poco más referente al tema: “Mará. Este fue el primer campamento de Israel después de dejar el mar Rojo (Ex. 15:23; Núm. 33:8 sig.). El nombre se deriva del hecho de que las aguas eran amargas y fueron hechas dulces por un árbol que Moisés echó en ellas. El nombre vino a ser simbólico de cualquier experiencia o condición infeliz o amarga como en el caso de Noemí, Rt. 1:20. Elim. Aquí había doce manantiales o fuentes excelentes y setenta palmeras. Fue el segundo campamento de Israel después de cruzar el mar Rojo (Ex. 15:27). El sitio tradicional está como a 101 kms. del Suez, en Vadi Ghurundal”.
3. El desierto de Sin: “Partió luego de Elim toda la congregación de los hijos de Israel, y vino al desierto de Sin, que está entre Elim y Sinaí, a los quince días del segundo mes después que salieron de la tierra de Egipto”, (Éxodo 16:1). Aquí se nos habla de otro desierto, el desierto de Sin, nombre que se traduce del hebreo Sin (סִין). J. B. Tidwell, en su libro Geografía Bíblica, nos vuelve a dar una mejor referencia de este desierto: “Sin. El desierto de Sin es una faja de tierra blanca y yesosa al oeste del Sinaí y que se extiende hasta el golfo de Suez”. Fue durante su travesía a través de este desierto que los hebreos murmuraron porque deseaban comer carne y fue aquí donde Dios les proveyó codornices y el tan preciado maná. G. Ernest Wright, en su libro Arqueología Bíblica, nos comenta algo interesante referente al milagro de la provisión de maná y las codornices: “Numerosos detalles de la peregrinación por el desierto han sido ilustrados por los exploradores que han recorrido la península. Así, resulta que el maná se sigue dando actualmente en las espesuras de tamariscos que hay en los valles del Sinaí central. Un hombre puede recoger más de un kilogramo en la estación alta, que viene a caer en junio. Se trata de una sustancia parecida a la miel, cuyos granos pueden tener desde el tamaño de una cabeza de alfiler hasta el de un guisante. Lo producen dos especies de cochinillas que succionan en gran cantidad la savia de los árboles para proveerse del nitrógeno que necesitan y luego expulsan el sobrante en forma de miel. La rápida evaporación endurece en seguida las gotas y les da consistencia de granos que pueden recogerse fácilmente… En dos ocasiones o en dos versiones del mismo suceso se dice que los israelitas hambrientos se alimentaron con las codornices que por bandadas llegaban desde el mar y cubrían el suelo del campamento (Ex 16,13 y Nm 11,31). Todos los otoños, en septiembre y octubre, grandes bandadas de codornices cruzan el Mediterráneo procedentes de Europa para invernar en Arabia y África. Después de cruzar el mar, caen completamente exhaustas en las orillas del Sinaí y resulta muy fácil cogerlas a mano”.
4. Refidim: “Toda la congregación de los hijos de Israel partió del desierto de Sin por sus jornadas, conforme al mandamiento de Jehová, y acamparon en Refidim; y no había agua para que el pueblo bebiese. Y altercó el pueblo con Moisés, y dijeron: Danos agua para que bebamos. Y Moisés les dijo: ¿Por qué altercáis conmigo? ¿Por qué tentáis a Jehová? … He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la peña en Horeb; y golpearás la peña, y saldrán de ella aguas, y beberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel”, (Éxodo 17:1-2, 6). El el Diccionario de la Biblia de Alfonso Lockward nos dice al respecto: “Uno de los lugares donde acamparon los israelitas en su peregrinar por el desierto. Allí “no había agua para que el pueblo bebiese”, lo cual provocó una murmuración del pueblo, pero Dios ordenó a Moisés que golpeara una roca, de donde salieron aguas. Moisés llamó al sitio Masah y Meriba. Los amalecitas vinieron y atacaron a los israelitas. Durante la batalla Moisés oraba con los brazos en alto, pero se cansó, y fue ayudado por Aarón y Hur (Éxodo 17:1-16). Se desconoce la ubicación”.
Esta fue la ruta que los hebreos siguieron, hasta
finalmente llegar al monte Sinaí, donde el Señor les daría su ley: “En el mes
tercero de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, en el mismo
día llegaron al desierto de Sinaí. Habían salido de Refidim, y llegaron al
desierto de Sinaí, y acamparon en el desierto; y acampó allí Israel delante del
monte”, (Éxodo 16:1). Sin embargo, continuaremos
estudiando este tema en una tercera parte en la próxima oportunidad.
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