“Tenía Noemí
un pariente de su marido, hombre rico de la familia de Elimelec, el cual se
llamaba Booz. Y Rut la moabita dijo a Noemí: Te ruego que me dejes ir al campo,
y recogeré espigas en pos de aquel a cuyos ojos hallare gracia. Y ella le
respondió: Ve, hija mía. Fue, pues, y llegando, espigó en el campo en pos de
los segadores; y aconteció que aquella parte del campo era de Booz, el cual era
de la familia de Elimelec.”.
Rut 2:1-3
INTRODUCCIÓN
Hoy estamos iniciando el
capitulo 2 del libro de Rut, un precioso libro que, aunque corto, es una
preciosa joya literaria del Antiguo Testamento que el Espíritu Santo inspiró
para que hoy lo tuviésemos en el canon bíblico. La última vez que estudiamos
este libro veíamos como Noemí había regresado a Belén, trayendo a su nuera,
Rut, la moabita, consigo. Para este momento Noemí había reconocido la situación
de ruina en la que se encontraba, pero como dijimos en el estudio pasado, ella hizo
bien al responsabilizarse de sus acciones pasadas y volverse a Dios para
habitar en medio de su pueblo y ahora, como veremos, comienza a verse un
destello de la misericordia de Dios que viene sobre todos aquellos que buscan
su refugio.
EL PARIENTE CERCANO
“Tenía Noemí
un pariente de su marido, hombre rico de la familia de Elimelec, el cual se
llamaba Booz”.
Rut 2:1
El capítulo 2 del libro
de Rut inicia con un rayo de esperanza, la existencia de un pariente cercano de
Noemí: Tenía Noemí un pariente de su marido, hombre
rico de la familia de Elimelec, el cual se llamaba Booz. La Biblia
nos dice que Noemí tenía un pariente de parte de su marido fallecido que
se llamaba Booz. El nombre Booz se traduce del hebreo Boaz (בֹּעַז), el cual posee un significado muy incierto,
algunos sugieren que su nombre significa alegría o complacencia; y otros opinan
que significa fuerza o agilidad. El texto afirma que Booz era un hombre rico,
donde la palabra que la RV60 traduce como rico proviene del hebreo guibbor (גִּבּוֹר), la cual realmente hace
referencia, en un sentido literal, a un hombre gigante, pero también se aplica
para referirse a un hombre poderoso o de gran vigor. Probablemente el
significado mas acertado es que se refiere a alguien que era muy
influyente en su sociedad y con poder económico, tal y como lo traduce
la Nueva Traducción Viviente de la Biblia: “Había en
Belén un hombre rico y muy influyente llamado Booz que era pariente de
Elimelec, el esposo de Noemí”, (Rut 2:1, NTV). Ahora, se nos dice
que Booz era un pariente cercano de Noemí, ¿pero a que nos referimos cuando
hablamos del pariente cercano? En la ley el Señor había establecido algunos preceptos
referentes a la redención de algunos parientes por parte de su familiar más
cercano, así podía redimirse a una viuda por parte del familiar más cercano del
pariente muerto: “Cuando hermanos habitaren juntos,
y muriere alguno de ellos, y no tuviere hijo, la mujer del muerto no se casará
fuera con hombre extraño; su cuñado se llegará a ella, y la tomará por su
mujer, y hará con ella parentesco. Y el primogénito que ella diere a luz
sucederá en el nombre de su hermano muerto, para que el nombre de este no sea
borrado de Israel”, (Deuteronomio 25:5-6). También podía redimirse
en cuestiones de deudas: “Cuando tu hermano
empobreciere, y vendiere algo de su posesión, entonces su pariente más próximo
vendrá y rescatará lo que su hermano hubiere vendido”, (Levítico 25:25). En este caso Booz era el
pariente cercano de Noemí lo que significaba que podía redimir a Rut y aunque
en este momento aún no se habían conocido, pero la providencia de Dios comienza
a vislumbrarse en el plan divino, aunque invisible para Noemí y Rut, pero el
Señor había comenzado a obrar en medio del silencio.
RUT DECIDE IR A ESPIGAR
“Y Rut la
moabita dijo a Noemí: Te ruego que me dejes ir al campo, y recogeré espigas en
pos de aquel a cuyos ojos hallare gracia. Y ella le respondió: Ve, hija mía”.
Rut 2:2
Para este momento tanto Noemí como Rut se encontraban ya en Belén, sin embargo, ambas eran unas viudas desamparadas. Recordemos como era la sociedad en esta época, para comenzar se trataba de una sociedad patriarcal, es decir, la preeminencia y gobierno era solo a través de los hombres, era el sexo masculino el que llevaba el gobierno de su casa, lo que iban a la guerra y los que ejercían posiciones de liderazgo. ¿Pero cuál era el rol de la mujer? Prácticamente la mujer había sido relegada a encargarse del hogar y todas las responsabilidades que se pueden desprender de ello, así como del cuidado de los niños. Lo peor que le podía pasar a una mujer era no tener hijos o quedar viuda sin ningún tipo de parentela que la recibiese, porque no es que ellas pudiesen tener un trabajo como ahora algunas mujeres tienen y se valen por si mismas. En este tiempo eran totalmente dependientes ya sea de su padre o del esposo. Este pensamiento prevaleció en el Medio Oriente antiguo hasta los tiempos de los apóstoles, de hecho, hay un versículo que refleja la costumbre y rol de las mujeres de ese entonces: “Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia”, (1 Timoteo 2:15). Al leer este versículo pudiese uno pensar que Pablo esta diciendo que una condición para que la mujer se salve es que engendre hijos, pero no es así, porque la condicional se encuentra después de las palabras, Pero se salvará engendrando hijos…, las palabras condicionales son: si permaneciere en la fe, amor y santificación… Cuando Pablo menciona las palabras “engendrando hijos”, lo hace para referirse a una de las funciones o trabajos que las mujeres que esta sociedad consideraba como el rol exclusivo de las mujeres, porque así el mundo antiguo concibió la función de la mujer, solo para los quehaceres del hogar y criar hijos. Ahora, ¿es este el deseo de Dios para el sexo femenino? Definitivamente no. Si es cierto que la mujer fue creada para ser la ayuda idónea del hombre y ser una sola carne con él: “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él… Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”, (Génesis 2:18, 24). También, a través del matrimonio Dios estableció el principio de la procreación de hijos: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra”, (Génesis 1:27-28). Además, entendemos que después de la caída, tanto el hombre como la mujer se enfrentaron a las consecuencias de su desobediencia y en el caso de la mujer se le dijo que iba a concebir con dolores sus partos y el hombre trataría de enseñorearse de ella: “Luego le dijo a la mujer: «Haré más agudo el dolor de tu embarazo, y con dolor darás a luz. Y desearás controlar a tu marido, pero él gobernará sobre ti»”, (Genesis 3:16, NTV). Por tener una naturaleza caída, el hombre ha ejercido generalmente un señorío no adecuado sobre la mujer en algunos casos, ahora, Dios no está de acuerdo ni con el machismo ni con el feminismo, recordemos que ambos sexos se complementan en el matrimonio, siendo Cristo la cabaza del hombre y el hombre la cabeza de la mujer, lo cual nos sugiere un principio de autoridad en cada uno: “Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo”, (1 Corintios 11:3). La verdad es que hay mucho que hablar de este tema y no quisiéramos extendernos ya que nos saldríamos de la temática que estamos desarrollando, pero en la Biblia podemos ver el valor que Dios le da a la mujer, a través de sus páginas encontramos mujeres que incluso desarrollaron un rol muy importante un tanto diferente al que la sociedad antigua consideraba para ellas, así tenemos a Débora, jueza y profetiza en Israel, o el papel de Rut y Ester en la futura línea genética de la cual vendría Cristo, o las innumerables mujeres que Pablo saluda en su carta a los Romanos, mujeres que trabajaban con él en el ministerio (Romanos 12). Volviendo al tema que nos ocupa, Rut y Noemi eran mujeres viudas y, por tanto, mujeres desposeídas porque no había nadie que pudiera ampararlas. En la ley Dios le pidió a Israel que siempre tuviera compasión de las viudas y huérfanos, porque eran la parte de la sociedad más pobre y necesitada: “A ninguna viuda ni huérfano afligiréis. Porque si tú llegas a afligirles, y ellos clamaren a mí, ciertamente oiré yo su clamor; y mi furor se encenderá, y os mataré a espada, y vuestras mujeres serán viudas, y huérfanos vuestros hijos”, (Éxodo 22:22-24). De hecho, en el Nuevo Testamento encontramos la exhortación a ayudar a los más necesitados de la sociedad y una vez más se mencionan a las viudas y huérfanos: “La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo”, (Santiago 1:27).
Al no
tener ninguna forma de sostén vemos cómo Rut le pide a su suegra que le permita
ir a espigar a algún campo: Y Rut la moabita dijo a
Noemí: Te ruego que me dejes ir al campo, y recogeré espigas en pos de aquel a
cuyos ojos hallare gracia. De este versículo podemos comentar dos
cosas. La primera es la gran disposición de Rut para no quedarse sentada
con los brazos cruzados esperando que de algún lugar venga el auxilio,
definitivamente no lo hizo así, sino que está dispuesta a ir a trabajar para
buscar el sustento. En esto vemos una gran cualidad de esta mujer, su gran
disposición y su enorme preocupación por el bienestar de su suegra. Ahora,
cuando decimos que ira a trabajar no queremos decir “trabajar” en el sentido de
que iría a buscar un empleo del cual obtener algún salario ya que esas tareas
eran exclusivas de los hombres, más bien iría al campo a recoger las espigas
que los obreros botaban detrás de ellos, pero para hacerlo, antes el dueño y
los obreros debían concederle el permiso. De hecho, en la ley el Señor mando
que a los pobres se les permitiese hacer esta tarea como un medio de
subsistencia: “Cuando segareis la mies de vuestra
tierra, no segaréis hasta el último rincón de ella, ni espigarás tu siega; para
el pobre y para el extranjero la dejarás. Yo Jehová vuestro Dios”,
(Levítico 23:22). Lo segundo que podemos comentar es la humildad y sujeción de
esta mujer, porque le pide permiso a su suegra viéndola como su superior.
Definitivamente Rut era una gran mujer, a pesar de que era una extranjera tenia
muchas virtudes y un buen corazón porque allí estaba en una tierra extranjera,
dispuesta a renunciar a una vida normal, todo para cuidar a su suegra. Al
final, su suegra estuvo de acuerdo con su petición: Y
ella le respondió: Ve, hija mía.
SE VISLUMBRA UN RAYO DE ESPERANZA
“Fue, pues, y
llegando, espigó en el campo en pos de los segadores; y aconteció que aquella
parte del campo era de Booz, el cual era de la familia de Elimelec.”.
Rut 2:3
Rut llego a un campo
donde los segadores le permitieron ir detrás de ellos recogiendo las espigas
que caían al suelo mientras que esto segaban la mayor parte. Aquí vemos que se vislumbra
un rayo de esperanza por dos cosas. La primera es el hecho de que los segadores
no le impidieron a Rut realizar esta tarea, ya que en ocasiones solían
ahuyentar a los pobres que querían hacerlo, esto significa que Dios le dio
gracia a Rut para que ellos le permitieran tal cosa. Lo segundo es que aquel
campo donde Rut estaba espigando era de Booz, el cual era pariente de la
familia de Elimelec. ¿Coincidencia? Definitivamente no, ya que Dios había
comenzado a obrar a favor de aquellas dos mujeres viudas y seria Booz el hombre
que redimiría a Rut.
Muchas bendiciones y gracias por los estudios bíblicos estoy estudiando lo del libro de Ruth gracias
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